Bitácora de campaña: Petro derrota la adversidad y convoca la esperanza – Por Jorge Rojas R.

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por Jorge Rojas R.*

La de Colombia Humana ha sido una campaña tan extraña como exitosa. Los bancos no nos prestaron plata y nos vimos obligados a trabajar sin recursos. Por eso usted no ve vallas de Petro, ni cuñas en televisión, ni en las grandes cadenas de radio, ni en la gran prensa. Ni siquiera hay afiches del candidato (logramos imprimir mil para todo el país).

La gente arrebata los pocos volantes que se imprimieron para la consulta o se inventa formas de publicidad tan creativas como efectivas, como pintar sus casas o adornar los vehículos, como ocurre en la Costa con humildes vendedores de frutas o helados.

Se cuentan por miles las personas voluntarias y las “bodegas de Petro” se multiplicaron por todo el país. Colombia Humana se propuso consolidar a Petro como candidato presidencial y esa etapa de la campaña termina este domingo con su elección en la consulta.

Con generosidad Petro le propuso a Fajardo, a Humberto de la Calle, a Clara López que se juntaran para escoger una sola candidatura presidencial, un programa común de gobierno y una lista única al Senado. Al final sólo fue posible la consulta con Carlos Caicedo, quien honró la palabra y una lista de la decencia al Senado, y algunas a la Cámara, con gente que renueva la política en Colombia. Así arrancamos a hacer la campaña de la consulta. Durante dos semanas Petro se fue a caminar las calles (“caminar la palabra”, dicen los pueblos indígenas). Queríamos medir si la favorabilidad en las encuestas se parecía a la simpatía de la gente en la calle. Nos asombramos con el resultado. Entonces la campaña decidió convocar manifestaciones en las plazas más emblemáticas de 19 ciudades y municipios del país (Tunja, Popayán, Corinto, Santander de Quilichao, Pasto, Rioacha, Valledupar, Ibagué, Sincelejo, Quibdó, Santa Marta, Medellín, Turbo, Chigorodó, Cartagena, Cali, Bucaramanga, Cúcuta y Barranquilla.

“Es un riesgo, no tenemos como pagar buses y pagar cuñas”, advirtieron algunos. La convocatoria se hizo por redes y la gente llegó en transporte público, a pie, en moto y en bicicleta. Todas las plazas se llenaron y una ola multicolor de Colombia Humana se extendió por todo el país.

Petro hizo un gran esfuerzo físico para responder a semejante desafío, viajando en aerolíneas comerciales, recorriendo a pie las calles, hablando con la gente y tomándose fotos con miles de personas. Entonces, empezaron a decir que era un “fenómeno político” y algunos analistas se asombraron de esta campaña.

De nada ha servido propalar miedo o tergiversar su discurso. Ellos siembran odio y Petro cosecha afectos. Ellos dicen mentiras y Petro hace propuestas. Ellos tienen miedo y nosotros tenemos esperanza. La posibilidad de una Colombia Humana es cierta. Miles de militantes de partidos como Alianza Verde y el Polo se suman al entusiasmo colectivo. Empiezan a llegar personas del liberalismo, del uribismo. Se motivan los jóvenes que acaban de reclamar su cédula y van a votar por primera vez. Llaman a la sede personas que nunca votaron para preguntar cómo y cuando se inscribe la cédula. Se mueven miles de colombianos en el exterior, migrantes y refugiados.

“Sí va a ganar, sí va a ganar, Gustavo Petro va a ganar”, gritan en las plazas y en las reuniones miles de personas. “Hay que cuidar a Petro”, dice una señora en Medellín. Petro está tranquilo. Se ha preparado durante años para este momento. Estudia todos los días, está listo para gobernar.

“Estamos acostumbrados a participar en elecciones presidenciales para ejercer la oposición, esta vez participamos para ser gobierno”, había dicho hace un año. “Ese man va a ser presidente”, gritó un joven en Cartagena. Es cierto, Petro superó la adversidad, está derrotando el miedo y la gente se está llenando de esperanza. Tal vez por eso explota de alegría cuando Petro termina sus discursos en la plaza pública diciendo: “Me llamo Gustavo Petro y quiero ser su presidente…”.

*Periodista, escritor, defensor de derechos humanos, exsecretario de integración social de Bogotá Humana.

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