Venezuela y la Unión Europea – Por Leopoldo Puchi

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Leopoldo Puchi*

Las recientes decisiones de la Unión Europea sobre Venezuela contrastan con lo que fue, por lo general, el comportamiento de los países que la integran con relación a Latinoamérica. Podría decirse que Europa siempre abordó los procesos de esta región desde un ángulo distinto al de los sectores radicales más influyentes en Washington.

Pero el mundo ha cambiado y Europa está dando pasos en otra dirección. Así lo indican las medidas que han sido tomadas sobre Venezuela. Una actuación que se realiza en contraposición al articulado de la legislación internacional vigente que regula las relaciones entre Estados y las intervenciones, y sin la aprobación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Por el momento, se han aprobado prohibiciones relativas a la dotación de las fuerzas armadas y a telecomunicaciones. En principio, pudiera pensarse que son medidas que no tienen mayor impacto y que no dañan a la población. Sin embargo, se lesiona la capacidad de la nación para proveerse de los medios de defensa de su integridad territorial respecto a vecinos con los que tiene diferendos fronterizos, como Colombia. Este es el único efecto concreto y práctico de la sanción. Y al peligrar un país, su ciudadanía es objetivamente afectada, no solo su Gobierno. No es fácil comprender la razón por la que la UE se involucra, de hecho, en un litigio fronterizo entre países suramericanos.

Al mismo tiempo, se avizoran otras medidas que afectarían más directamente a la población. Se menciona un bloqueo de las transacciones financieras, lo que impediría la compra y venta de mercancías. La consecuencia sería el incremento de las carencias de los venezolanos. Eso se sabe y se está consciente de ello en Bruselas. Pero una ecuación insólita parece justificarla: al aumentarse las privaciones de la gente, se apuesta a una implosión social que presionaría hacia un golpe militar que conduciría a un cambio de gobierno.

De adoptar esas sanciones, la UE se habría asumido un comportamiento político en la que poco importaría afectar la vida de la población para alcanzar el fin. Obviamente un giro gigante en relación a la conducta o la imagen que transmitía Europa hace pocos años atrás.

(*) Sociólogo y analista político venezolano.


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