Entrevista a Hugo Yasky, dirigente gremial argentino: “Es necesaria una nueva central que unifique al movimiento sindical y social”

1.186

Por Cecilia Escudero, de la redacción de NODAL

 

Hugo Yasky ​​es uno de los líderes sindicales más importantes y de más amplia trayectoria de la Argentina. Secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), fue uno de los cinco oradores en la masiva movilización de este miércoles contra el ajuste y los despidos del actual gobierno. “Hoy va a pasar a la historia como el día de la unidad de los trabajadores”, arengó ante la multitud. Momentos después de la marcha, que congregó cerca de 400 mil personas, Yasky dialogó con NODAL sobre sus impresiones acerca de una de las demostraciones de fuerza más contundentes de los gremios y de las organizaciones sociales contra Mauricio Macri.

-¿Cómo evalúa la movilización de hoy? ¿Cómo sintetiza los reclamos?

Fue un acto multitudinario, asistieron unas 400 mil personas, fueron parte representantes de movimientos sindicales y sociales. Todos los discursos de los cinco oradores tuvieron en común reafirmar la voluntad de luchar contra la política de la derecha económica que, en nombre de los empresarios que gobiernan en la Casa Rosada junto a Mauricio Macri, está llevando adelante el recetario de ajuste. El mismo que se aplica en casi todos los países de América Latina. Esto incluye despidos de personal del sector público, flexibilización y despidos en el sector privado, aplicación de medidas violatorias de los DDHH, persecución, encarcelamiento de dirigentes sindicales y sociales, pretensión de aplicar un ajuste que en la práctica elimina el derecho a la discusión salarial libre. Una política económica que también implica la eliminación de la paritaria para el sector docente y políticas muy agresivas hacia el sector pasivo, hacia los jubilados, que fueron despojados de un derecho adquirido, que era una movilidad jubilatoria que se garantizaba por ley.

-¿Cuál es el efecto de la marcha en términos de unidad sindical? ¿qué sigue?

La consigna que coreaba la multitud en el acto era la «unidad de los trabajadores». Y eso quedó casi como un mandato. Quienes convocamos somos vertientes de la CGT, el caso del gremio de Camioneros, la corriente sindical federal que agrupa a los bancarios, a los gráficos, y a otros sindicatos de servicios, dos centrales más chicas o la Central de Trabajadores de la Argentina, que también fuimos parte de la convocatoria junto a un amplio espectro de movimientos sociales que representan a las organizaciones barriales de desocupados, de cuentapropistas. Y a partir de esta marcha hoy existe la posibilidad de que esto que fue una unidad en acción, una convocatoria circunstancial para empujar juntos este acto, empiece a cristalizarse como parte de una nueva construcción de un colectivo social en la Argentina, que tome en sus manos la bandera en contra del ajuste y en contra de las políticas de la derecha económica. Esto plantea un enorme desafío porque la expectativa, lo que quedó flotando en el aire, es que en lo inmediato es necesario constituir una nueva central que unifique a movimientos sociales y al movimiento sindical.

Argentina más que cualquier otro país de la región define su política en las calles, en movilizaciones populares ¿coincide? ¿qué articulación existe entre los movimientos gremiales de la región?

En la Argentina, las luchas sociales, ya sea del movimiento sindical -que es fuerte porque tiene una tasa de sindicalización de prácticamente el 40 por ciento del total de los trabajadores- o la existencia de movimientos sociales muy poderosos con un gran poder de movilización, le da a la dinámica social y política de este país una característica muy particular signada por las luchas, por las movilizaciones, por las huelgas. Tanto es así, que la clase dominante argentina tiene como una especie de mandato inclumpido que es tratar de debilitar o de fragmentar el movimiento sindical. Para eso, quieren la reforma laboral. Quieren evitar y dividir a los movimientos sociales y para eso tienen una política de palo y zanahoria. Para los rebeldes palo y para los otros algún tipo de premiación, a veces a los dirigentes, a veces alguna prebenda. Pero el movimiento social crece en magnitud y crece en fuerza. Y empieza a tender vinculaciones con los otros movimientos y otras luchas de América Latina. Gran parte de los que estamos ahí pertenecemos a la Confederación Sindical de las Américas y también estamos ligados a movimientos sociales y territoriales. No es una casualidad que en el acto, en el momento que a mí me tocó hablar, reconocí e hice un homenaje a la lucha de los trabajadores de Brasil, que en el día de ayer lograron que fuera retirada la reforma previsional que pretendía imponer en el Parlamento el desprestigiado presidente Michel Temer. Un verdadero golpista. Ni es casual que hayamos rendido homenaje a Lula, ese líder obrero que fue presidente de Brasil y que hoy la derecha de ese país, utilizando a la Justicia como una herramienta de choque, trata de enjuiciar y encarcelar para proscribirlo electoralmente.

 

 

Más notas sobre el tema