Colombia: una invitación a aprender de la memoria indígena – Por Nelly Peñaranda

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

La exhibición ‘Endulzar la palabra: memorias indígenas para pervivir’, en el Museo Nacional de Colombia, lista los siete mandatos que surgieron en 1991 en el primer congreso zonal en el resguardo de Jambaló, Cauca, y que buscaron dejar claras las posturas de esta comunidad indígena frente a afectaciones económicas, políticas y sociales en su territorio. La frase “por la autonomía de los pueblos indígenas frente a los conflictos que atentan contra nuestro proyecto de vida” recoge una actitud hacia el rescate de los saberes y tradiciones de la cultura ancestral como herramienta para sanar, construir, resistirse a la destrucción y seguir adelante.

La muestra parte de la premisa e invitación hacia la disposición a la escucha, donde la palabra caliente se asemeja a lo negativo y la fría (y dulce) a lo positivo. El visitante puede asistir a narraciones y ejercicios de recuperación de memoria de ocho pueblos nativos del país: awa (Nariño y Putumayo), wiwa (Sierra Nevada de Santa Marta), bari (Norte de Santander) y bora, ocaina, muinane y uitoto mïnïka de La Chorrera (Amazonas).

En video, fotografía, dibujos, audio, infografías y un planteamiento de seis capítulos, recoge cuatro años de investigación del Centro Nacional de Memoria Histórica a través de la cual se contrastan testimonios ilustrados en pancartas que afirman cómo “en el pasado nuestros mayores dieron la vida por nuestra madre Tierra, en el presente la damos nosotros, para que en el futuro nuestros hijos vivan de ella”.

En el 2010, la Organización Nacional Indígena de Colombia nombró los 32 pueblos en riesgo de desaparición física y cultural, lista que –dicen ellos– podría estar llegando a los 64.

La exposición entonces da la posibilidad de entender las situaciones precarias de supervivencia que sufren estas culturas y sociedades específicas que, sin embargo, se niegan a darse por vencidas.

Representa también una oportunidad para aprender de los indígenas en un momento que sigue siendo crucial para el futuro de Colombia.

Que cerca al final del recorrido se encuentre la frase nasa “los muertos no están muertos, ellos van adelante mostrándonos el camino” es demostración de la necesidad de rescate de memoria histórica y disposición a la escucha de todos.

El Tiempo

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