Brasil: ¿Cuál es el verdadero interés detrás de la equivocada intervención militar en Río? – Por Jeferson Miola

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Desde cualquier ángulo que se quiera examinar, la intervención militar en Río de Janeiro es ese tipo de elección que tiene la enorme oportunidad de coleccionar muchos fracasos y producir cero acierto.

Es una decisión tremendamente equivocada e ineficaz, que no resolverá los problemas de la violencia, inseguridad y del crimen organizado en Río. Y no es, incluso, el Estado brasileño con la peor realidad, que justificara la adopción de esta medida tan grave como peligrosa.

El Atlas de la Violencia del IPEA, revela que la tasa de 30,6 homicidios por cada 100.000 habitantes (2015) puso a Río en la 18ª posición en el país. En situación mucho más crítica que Río, por lo tanto hay otros 17 Estados que, en los papeles, deberían merecer absoluta prioridad de atención antes de Río.

Algunos de ellos con tasas alarmantes, como Sergipe, con 58,1 homicidios por cada 100 mil habitantes; Alagoas, 52,3/100 mil; Ceará, 46,7/100 mil; Goiás, 45,3/100 mil; Pará, 45/100 mil; Río Grande del Norte, 44,9 /100 mil; Pernambuco, con 41,2 / 100 mil, etc.

Por el otro lado, el informe de 2016 del Consejo de Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal de México registra 19 ciudades brasileñas entre las 50 ciudades más violentas en el mundo. La única ciudad del Estado de Río que figura en la lista, sin embargo, es Campos de los Goytacazes, en 19º lugar, con 56,4 homicidios por 100 mil habitantes.

La lista incluye a Natal, Belén, Aracajú, Feria de Santana, Vitória de la Conquista, Salvador, Maceió, Recife, João Pessoa, São Luís, Fortaleza, Teresina, Cuiabá, Goiânia, Macapá, Manaus, Vitória y, en el puesto 49, a Curitiba , l ciudad de los fascistas de la operación Lava Jato, con 34,9 homicidios por cada 100 mil habitantes.

Aparte de estos dos estudios -uno nacional y otro extranjero – también tiene mucha validez la información del presidente del Instituto de Seguridad de Río, Joana Monteiro, que «no ha habido ningún brote de violencia en Río durante el Carnaval» [entrevista con el Estado ] que justificara la intervención. Con datos en las manos, sostuvo que el número de hechos en el período del carnaval de 2018 se equiparó a los de 2017, y es casi la mitad de los sucedidos en los carnavales de 2015 y 2016.

A pesar de eso, Michel Temer y la Rede Globo ven en la situación de Río las «metástasis» que no diagnostican en los demás estados brasileños en condición mucho más crítica.

Si bien por el criterio epidemiológico no habría la menor justificación para la medida, lo que entonces explica la decisión de la camarilla de Temer, que hasta ahora ha recibido aplausos de jueces del Supremo Tribunal Federal, aunque la medida sea inconstitucional, porque es carente de fundamento técnico-social y de consulta previa al Consejo de la República.

El interventor designado, general Walter Souza Braga Neto, antítesis del charlatan ministro de Defensa, respondió con maestría a esta pregunta con sólo pos palabras: «muchos medios», dijo, comentando que la situación en Río no es tan crítica como se ha informado. O, de otra manera: no difiere de la realidad de décadas anteriores.

Más allá de la programación histérico-mediática producida por la Globo, que es verdadera y concreta, ¿cuál es el real interés detrás de esa equivocada y peligrosa decisión, nunca antes adoptada?

Se especula que serviría como coartada para la camarilla no votara [y no fuera derrotada] la reforma de la previsión social, una vez que la Constitución prohíbe cambios constitucionales bajo la vigencia del decreto de intervención federal. Esto, sin embargo, es mera consecuencia; es muy, pero muy poco probable que haya sido el factor determinante para la medida.

Otra hipótesis es de qué la intervención habría sido pensada como carta política para promocionar candidaturas del bloque dominante explorando demagógicamente la agenda de la seguridad. Es posible que sí, pero improbable, porque los riesgos de fracaso suplantan por mucho la expectativa de éxito.

En cuestión de días el escenario quedará despejado, y entonces el enigma podrá ser descifrado. No se puede menospreciar, sin embargo, que la intervención en Río abre una ventana de oportunidad para el endurecimiento autoritario del régimen de excepción, con la adición del componente militar a la dictadura jurídico-mediática que domina el país.

La intervención en Río no caracteriza el cierre del régimen, pero podrá significar, si eso es necesario para interdictar la victoria de Lula o del candidato que él ayude a elegir en la elección de octubre próximo.

Por casualidad, por suerte o por planificación estratégica, la verdad es que la oligarquía golpista puede haber añadido un nuevo ingrediente al menú de opciones para perpetuar el golpe.

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