Se conocieron en La Habana los Premios literarios Casa de las América 2018

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Dos autores cubanos alzan el Premio Casa 2018

Dos escritores cubanos merecieron el Premio Casa 2018: Rafael de Águila, por la obra Todas las patas en el aire en el apartado de cuento, y Yanetsy Pino Reina, por Hilando y deshilando la resistencia (pactos no catastróficos entre identidad femenina y poesía), en el género Premio de estudios sobre la mujer, lo cual se dio a conocer este jueves en la Sala Che Guevara, en presencia de Abel Prieto Jiménez, Ministro de Cultura y Roberto Fernández Retamar, presidente de Casa de las Américas.

Un jurado integrado por Marta Aponte Alsina, de Puerto Rico; Rodrigo Hasbún, de Bolivia; Ariel Urquiza, de Argentina, y Daniel Díaz Mantilla, de Cuba, reconoció, en el texto de De Águila, entre otros elementos, que se trata de «un libro del deseo y el desasosiego, cuyos personajes se sitúan entre el desconcierto y la lucidez, entre la desesperación y momentos de una alegría tan precaria como intensa, cuyos relatos presentan capas de miradas y voces en contrapunto que interpelan la realidad desde diversas perspectivas.»

«No puedo dejar de mencionar que en esta sala respiraron los grandes, aquí hablaron los más grandes genios de la literatura latinoamericana del siglo XX. El Premio Casa de las Américas es historia. Es pasado, es presente y será futuro», expresó De Águila visiblemente emocionado al auditorio.

Por su parte, el ensayo de Pino fue distinguido como «una lectura creativa y rigurosa a la poesía cubana de mujeres de fines del siglo XX hasta principios del XXI, entre cuyos aportes propone un modelo propio de investigación a la crítica literaria que se sostiene en dos categorías fundamentales, ‘discurso de resistencia’ y ‘poética de la contramemoria’, que se despliegan desde una perspectiva transdisciplinaria, teniendo en cuenta teorías de género, psicoanálisis, sociología y literatura», según refirió el jurado, integrado por Natalia Cisterna, de Chile; Marta Núñez Sarmiento, de Cuba, y Roxana Pineda, de Cuba.

Pino dedicó este premio «a mi país que hace posibles los sueños sobre todo de las mujeres, y a todas las mujeres del mundo que tras un largo batallar, por lo menos en Cuba podemos tener paz y realización personal. Ojalá que la vida me dé mucho tiempo para seguir batallando a favor de los derechos de la mujer», comentó.

Paraje Luna, de Fernando José Crespi (Argentina) fue la obra triunfadora en Teatro, la cual el jurado conformado por Olga Cosentino, de Argentina; Charo Francés, de España-Ecuador; Diego Sánchez, de Colombia; María Teresa Zúñiga, de Perú, y Alexis Díaz de Villegas, de Cuba, valoró como «un texto original y bien escrito, que transita dentro de una estructura dramática eficaz. Es una pieza de acabada teatralidad, con personajes bien definidos, situaciones resueltas con diálogos dinámicos y de ingeniosa ironía, con una construcción literaria ascendente y con final abierto. ».

Dentro del Ensayo de tema artístico-literario, resultó triunfador Óyeme con los ojos: Cine, mujeres, visiones y voces, de Ana Forcinito (Argentina). Una disertación que al decir del jurado, integrado por Myrna García Calderón, de Puerto Rico; Saúl Sosnowski, de Argentina, y Luciano Castillo, de Cuba, «cruza la mirada y la voz, fundamentándose en una sólida base teórica (feminista, filosófica, cinematográfica) para mostrar, en un contexto histórico, las obras de María Luisa Bemberg, Lucrecia Martel y Albertina Carri.»

En Literatura Brasileña resultó ganadora la obra Erico Veríssimo, escritor do mundo, de Carlos Cortez Minchillo. El jurado -integrado por Cristian Santos Brayner, de Brasil, y Candace Slater, de Estados Unidos- refirió, entre otros elementos, que el texto es «un estudio profundo enfocado en la dimensión cosmopolita de la vida y obra de Érico Veríssimo, articulando, hábilmente, el corpus literario con la trayectoria profesional y política del escritor».

La obra Tracing JaJa (novela), de Anthony Kellman (Barbados), resultó la ganadora en Literatura caribeña en inglés o creol. El jurado, integrado por Elizabeth Nunez, de Trinidad y Tobago, Jacob Ross, de Granada, y Emilio Jorge Rodríguez, de Cuba, valoró, entre otras razones, que se trata de «una intensa obra de narración histórica basada en hechos reales, que revela una de las atrocidades de la historia colonial británica». Se reconocieron dos menciones: Tell My Mother I Gone to Cuba (ensayo), de Sharon Milagro Marshall (Barbados) y Canouan Suite & Other Pieces (poesía), de Philip Nanton (San Vicente y las Granadinas).

También fueron entregados los ya habituales premios honoríficos que concede la Casa. Con el Premio de Poesía José Lezama Lima se distinguió El zorro y la luna, poemas reunidos (1981-2016), de José Antonio Mazzotti (Perú). El Premio de Narrativa José María Arguedas fue para La madriguera, de Milton Fornaro (Uruguay), y el Ensayo Ezequiel Martínez Estrada recayó en Cartografía de las Letras Hispanoamericanas: ejidos de la memoria, de Saúl Sosnowski (Argentina).
Granma


Sancti Spíritus es noticia en el Premio Casa de las Américas

A la reconocida escritora espirituana Yanetsy Pino Reina no se le ajusta la expresión de Carlos Gardel de “que 20 años no son nada”, porque a la vuelta de dos décadas investigando sobre un complejo tema se ha coronado como la primera cubana en ganar el Premio Literario Casa de las Américas en la categoría de Estudios sobre la Mujer.

Una verdadera noticia y alegrón para la comunidad intelectual cubana por ser un lauro de gran prestigio internacional y avalado por una de las instituciones culturales más importantes de este país.

Tras evaluar varios textos, el jurado integrado por Natalia Cisterna, Marta Núñez y Roxana Pineda, escogió para premiar dicha categoría, instituida desde 1994, precisamente la propuesta con sello yayabero y bajo el título Hilando y deshilando la resistencia (Pactos no catastróficos entre identidad femenina y poesía), ya que la acuciosa investigadora propone a la crítica literaria latinoamericana un concepto que genera un procedimiento de análisis llamado discurso de resistencia.

“En síntesis permite escrudiñar cómo las identidades van a los discursos autorales y desde ahí se denuncian identidades construidas y también preteridas por la tradición”, dice la también primera Doctora en Ciencias Literarias del centro de Cuba.

Este texto tiene como cimientos su tesis de licenciatura en la carrera de Letra en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, y luego encontró una madurez en sus pesquisas para alcanzar los grados científicos como Máster en Estudios Lingüístico-Editoriales Hispánicos y el doctoral.

“He tratado de especializarme en los estudios de género y eso me ha desarrollado una conciencia a favor de los derechos de las mujeres y de la emancipación femenina, porque las investigaciones relacionadas con el género son sobre la vida; el complejo ejercicio que es el existir, pero siempre en relaciones de equidad. Por lo tanto, significa además de difícil, un bregar constante porque las sociedades del siglo XXI son inequitativas”, añadió.

Por ello, Hilando y deshilando… trasciende las fronteras del análisis para proponer una manera de mirar los ejercicios escriturales de las mujeres, sobre todo, en la poesía, que es un universo complejo.

“Asumí ese género literario porque es un acto más de liberación, emotividad, más cercano a la proyección de la identidad y por eso resulta mucho más rico para examinar esas problemáticas relacionadas con el ser femenino y masculino y las relaciones entre ambos”, refiere.

Yanetsy Pino Reina tomó como muestra la poesía cubana escrita por mujeres a lo largo del siglo XX, tanto las voces más longevas como Dulce María Loynaz y Fina García Murruz, así como otras más actuales.

“La selección de esas autoras tuvo un enfoque muy inclusivo, residan o no actualmente en el país, pero todas forman parte de ese gran corpus de poetisas cubanas del período seleccionado”, añadió.

La multipremiada espirituana destacó, además, que a pesar de que es un ejercicio propiamente de análisis para la crítica literaria feminista, destinada a quienes quieran estudiar los textos poéticos mediante un instrumental teórico puede ser aplicado en otras muestras, incluso de la narrativa y de otras regiones del mundo.

Pino Reina no encuentra límites para el ejercicio investigativo y de creación; razón por la cual ya terminó un texto de ensayos que mira más allá del discurso de resistencia en la lírica femenina.

“Analicé cómo la resistencia se instala en la literatura latinoamericana, principalmente en las naciones de habla hispana, sin importar que quienes escriban sean hombres o mujeres. Indago, entonces, en cómo la resistencia forma parte de un discurso propiamente latinoamericano, de nuestras vidas, resultado de un continente, expresión de la resistencia a la conquista; luego a la colonización y ahora a una postcolonialidad que está a todas luces en el siglo XXI”, considera quien aún no se cree el haber obtenido uno de los lauros más importantes existentes en nuestra isla y que a su juicio obtuvo gracias al apoyo incondicional de su familia y amistades.

“Creo que es un premio con el que todo escritor sueña. También ha sido resultado de quienes no han creído en mí porque esos obstáculos me han convertido en una investigadora más preocupada por hacer el bien. Sin dudas, me han convertido un ser humano mucho más profundo y más acabado. La vida toda es mejor cuando sabemos convivir con todas las orillas”, concluyó.

Además de Yanetsy Pino Reina, con anterioridad Gumersindo Pacheco y Mildre Hernández Barrios, en la categoría Literatura para niños y jó­venes, 1994 y 2015, respectivamente, así como Reinaldo García Blanco en Poesía el pasado año habían provocado que Sancti Spíritus hiciera eco en el Premio Literario Casa de las Américas.

Escambray

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