Perú: en un encuentro con indígenas de la Amazonía, el Papa cuestionó la minería ilegal y el machismo
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Papa Francisco afirma que la minería ilegal genera esclavitud y violencia sexual
El Papa Francisco manifestó hoy, ante las comunidades nativas reunidas en Puerto Maldonado, que existe una devastación de la vida, producida por la minería ilegal, que genera la trata de personas y la violencia contra adolescentes y mujeres.
Durante su discurso refirió que la defensa de la tierra “no tiene otra finalidad que no sea la defensa de la vida”, al recordar el sufrimiento que padecen estos pueblos por el derrame de hidrocarburos que contamina su medio natural.
“La defensa de la tierra no tiene otra finalidad que no sea la defensa de la vida. (…), paralelamente, existe otra devastación de la vida que viene acarreada con esta contaminación ambiental propiciada por la minería ilegal. Me refiero a la trata de personas: la mano esclava o el abuso sexual”, dijo.
El Sumo Pontífice sostuvo que la violencia contra las adolescentes y contra las mujeres «es un clamor que llega al cielo».
“Siempre me angustió la situación de los que son objeto de las diversas formas de trata de personas. Quisiera que se escuchara el grito de Dios, preguntándonos a todos: ¿dónde está tu hermano?, ¿dónde está tu hermano esclavo?, no nos hagamos los distraídos, hay mucha complicidad. ¡La pregunta es para todos!”, expresó.
Interlocutores
Asimismo, señaló que los pueblos nativos deben ser los principales interlocutores en un diálogo intercultural, sobre todo a la hora de avanzar en proyectos que afecten “sus espacios”.
Indicó que resulta imprescindible generar esfuerzos para desarrollar “espacios institucionales” de respeto, reconocimiento y diálogo con estos pueblos, asumiendo y rescatando la cultura, tradiciones, derechos y espiritualidad, que les son propias.
“Un diálogo intercultural donde ustedes sean los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en proyectos que afecten sus espacios. El reconocimiento y el diálogo será el mejor camino para transformar las históricas relaciones marcadas por la exclusión y la discriminación”, aseguró.
En ese sentido, explicó que era justo reconocer que existen “iniciativas esperanzadoras” que surgen de las bases y organizaciones que los representan, que propician la participación de los propios pueblos originarios y comunidades como “guardianes de los bosques y recursos”.
El Santo Padre explicó que si para algunas personas los pueblos nativos son considerados un “obstáculo o estorbo”, con “sus vidas son un grito a la conciencia de un estilo de vida que no logra dimensionar los costes del mismo”.
Esterilizaciones
Por otro lado, solicitó que los Estados implementen políticas de salud interculturales, donde se tengan en cuenta la realidad y cosmovisión de los pueblos, promoviendo profesionales de su propia etnia.
“Para que sepan enfrentar la enfermedad desde su propia cosmovisión y como lo he expresado en el ‘Laudato si’, una vez más, es necesario alzar la voz a la presión que organismos internacionales hacen sobre ciertos países para que promuevan políticas de reproducción ‘esterilizantes’”, agregó.
Según el Santo Padre, estas políticas se dan de una manera “más incisiva” en las poblaciones aborígenes, promoviendo la esterilización de las mujeres “en ocasiones con su desconocimiento”.
Papa Francisco: no se puede «naturalizar» la violencia hacia las mujeres
El Papa Francisco manifestó hoy que Madre de Dios no es una “tierra huérfana, sino que es la tierra de la madre”, además de exhortar a superar los problemas que aquejan a la Amazonía mediante la organización de movimientos y comunidades.
“Lo primero que me gustaría transmitirles es que esta no es una tierra huérfana, es la tierra de la madre. Y si hay madre, hay hijos, hay familia, hay comunidad. Y donde hay madre, familia y comunidad no podrán desaparecer los problemas, pero seguro que se encuentra la fuerza para enfrentarlos de una manera diferente”, dijo el Papa Francisco.
Sostuvo que es doloroso constatar cómo hay “algunos” que quieren apagar esta certeza y volver a Madre de Dios una “tierra anónima, sin hijos, una tierra infecunda”, un lugar fácil de comercializar y explotar.
“Por eso nos hace bien repetir en nuestras casas, comunidades, en lo hondo del corazón de cada uno: ¡esta no es una tierra huérfana!, ¡tiene madre!”, afirmó el Sumo Pontífice.
“Esta buena noticia se va transmitiendo de generación en generación gracias al esfuerzo de tantos que comparten este regalo de sabernos hijos de Dios y nos ayuda a reconocer al otro como hermano”, agregó.
Cultura del descarte
El Papa Francisco recordó que en varias ocasiones se ha referido a la cultura del descarte, que no se conforma solamente con excluir, sino que avanzó silenciando, ignorando y desechando todo lo que no le sirve a sus intereses, y que pareciera que el consumismo alienante de algunos no logra dimensionar el sufrimiento asfixiante de otros.
“Es una cultura anónima, sin lazos, sin rostros, una cultura sin madre que lo único que quiere es consumir. Los bosques, ríos y quebradas son utilizados hasta el último recurso y luego dejados baldíos e inservibles. Las personas son también tratadas con esta lógica, son usadas hasta el cansancio y después dejadas como inservibles”, dijo.
“Pensando en estas cosas, permítanme detenerme en un tema doloroso. Nos hemos acostumbrado a utilizar el término ‘trata de personas’, pero en realidad deberíamos hablar de esclavitud, esclavitud para el trabajo, esclavitud sexual, esclavitud para el lucro”, añadió.
Violencia contra las mujeres
El Sumo Pontífice señaló que duele constatar cómo en esta tierra, que está bajo el amparo de la Madre de Dios, tantas mujeres son tan desvaloradas, menospreciadas y expuestas a un sinfín de violencias.
“No se puede ‘naturalizar’ la violencia hacia las mujeres, sosteniendo una cultura machista que no asume el rol protagónico de la mujer dentro de nuestras comunidades. No nos es lícito mirar para otro lado y dejar que tantas mujeres, especialmente adolescentes, sean ‘pisoteadas’ en su dignidad”, indicó.
El Papa Francisco señaló que varias personas han emigrado hacia la Amazonía buscando techo, tierra y trabajo, además de un futuro mejor para sus familias, abandonando sus vidas humildes, pero dignas.
“Muchas de ellas, por la promesa de que determinados trabajos pondrían fin a situaciones precarias, se basaron en el brillo prometedor de la extracción, de la extracción del oro. Pero el oro se puede convertir en un falso dios que exige sacrificios humanos”, explicó.
“Los falsos dioses, los ídolos de la avaricia, del dinero, del poder, lo corrompen todo. Corrompen la persona y las instituciones, también destruyen el bosque. Jesús decía que hay demonios que, para expulsarlos, exigen mucha oración. Este es uno de ellos”, afirmó.
Organización
El Sumo Pontífice animó a los pueblos de la Amazonía a que se sigan organizando en movimientos y comunidades de todo tipo para ayudar a superar estas situaciones, y también a que, desde la fe, se organicen como comunidades eclesiales de vida en torno a la persona de Jesús.
“Desde la oración sincera y el encuentro esperanzado con Cristo podremos lograr la conversión que nos haga descubrir la vida verdadera. Jesús nos prometió vida verdadera, vida auténtica, eterna. No ficticia como las falsas promesas deslumbrantes que, prometiendo vida, nos llevan a la muerte”, sostuvo.
“Tengo esperanza en ustedes, en el corazón de tantas personas que quieren una vida bendecida. Han venido a buscarla aquí, a una de las explosiones de vida más exuberantes del planeta. Amen esta tierra, comprométanse y cuídenla. No la usen como un simple objeto, sino como un verdadero tesoro para disfrutar, hacer crecer y transmitirlo a sus hijos”, concluyó.