Guillaume Long, excanciller ecuatoriano: «La derecha está usando al presidente Moreno para destruir al expresidente Correa y a su legado»
Entrevista a Guillaume Long, excanciller ecuatoriano
Por Daniel Cholakian, de la redacción de NODAL.
Guillaume Long, fue el último canciller del gobierno de Rafael Correa y es uno de los intelectuales más destacados del movimiento Revolución ciudadana. Desde la asunción del presidente Lenín Moreno fue Representante permanente del Ecuador ante las Naciones Unidas. Hace unas semanas renunció en duros términos a su cargo.“Me rehúso a ser parte del peligroso autoritarismo, disfrazado de falso ecumenismo y espíritu dialogante que hoy coloniza agresivamente a nuestro Ecuador”, escribió Long en su carta de renuncia. Según el ex canciller, Moreno se ha “dedicado exclusivamente a enturbiar la gestión de su predecesor y a desprestigiar a uno de los procesos políticos más interesantes de América Latina”.En diálogo con Nodal, Long explicó cuáles son las objeciones constitucionales y políticas a la consulta popular, porque implica un ataque a la independencia de los organismos de control que resultan de la tercera pregunta, el posible paquetazo económico que vendría luego del 4 de febrero, y analizó la nueva alianza política de derecha que garantizaría gobernabilidad al presidente Lenín Moreno. También comentó el cambio de visión que vive la izquierda latinoamericana en relación con la situación al interior de Alianza País.Desde el correísmo afirman que la consulta viola la constitución de Montecristi ¿Cuáles son esas objeciones constitucionales y cuál es el impacto que el triunfo del Sí en la consulta puede tener en el orden político ecuatoriano?Creo que es importante siempre recalcar que nosotros no nos oponemos a una consulta popular. Nos parece un mecanismo muy importante y legítimo, pero nos parece también, por lo fundamental que es en el ejercicio de la democracia, que se lo debe ejercer de forma absolutamente responsable. Cumpliendo con la Constitución, para que esta consulta no sea hecha de forma demagógica. Debe ser hecha de forma seria, rigurosa, respetuosa de nuestro contrato social y de la Constitución de Montecristi. Pero estamos viendo que este ejercicio de consulta popular se está haciendo de la peor forma posible. Se está manoseando de forma muy burda y descarada a la institucionalidad del estado. Y con ella a las reglas más fundamentales de la democracia ecuatoriana.Esta consulta popular incluye siete preguntas y algunas de ellas tienen la clara intención de reformar la Constitución. Es decir, dentro de esta consulta popular hay preguntas que se llaman de «referéndum constitucional». Para que haya un referéndum constitucional tiene que haber un filtro ejercido por el máximo órgano que dirime en materia constitucional, que es la Corte Constitucional. Eso está claramente establecido en nuestra Constitución. La Constitución establece cuales son los pasos para poder reformarla, y todos los mecanismos pasan por la Corte Constitucional. En el caso de un referéndum constitucional, como es el que impulsa el presidente Lenín Moreno, para evitar que haya preguntas inconstitucionales, la Corte Constitucional revisa las preguntas y dictamina si son constitucionales o si deben ser modificadas. Analiza si hay preguntas que inducen a un voto de una u otra forma, y de corresponder, la Corte las cuestiona y filtra. Esto es importante. Nosotros lo vivimos en el año 2011, cuando hicimos una reforma judicial que requería de revisión constitucional, y por supuesto pasamos por la Corte. De hecho cuestionó algunas de las preguntas planteadas desde el ejecutivo y el ex presidente Correa tuvo que allanarse a estas recomendaciones que exigió la Corte Constitucional.Lo que vemos con muchísima preocupación en este caso, es que el gobierno de Lenín Moreno, sabiendo que la jueza encargada del análisis iba a pronunciarse en contra de algunas preguntas, se saltó la corte constitucional y convocó directamente, vía decreto, a un referéndum. Esto es una barbaridad jurídica, es una barbaridad democrática. Quiere decir que la corte constitucional no ejerció su rol de filtro constitucional. Uno de los temas criticados es que los organismos de control del Estado quedarían en manos del poder ejecutivo ¿cómo analiza ese punto de la consulta?Esto tiene que ver fundamentalmente con la tercera pregunta de la consulta popular. Recordemos que hay siete preguntas y, desde nuestra perspectiva, la pregunta tres es la más problemática y la más inconstitucional. Esta pregunta disuelve básicamente el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, que es uno de los poderes del Estado en el Ecuador. La Constitución de Montecristi establece cinco poderes y este es uno de ellos. Tiene como responsabilidad el nombramiento de todas las autoridades de control, las autoridades de veeduría, de control del Estado, que incluye por supuesto al Fiscal, al Procurador, las cortes como la Corte Constitucional y el Consejo de la Judicatura, que es el órgano judicial que tiene control y veeduría sobre el sistema judicial. Incluye varias instituciones que son autónomas e independientes, responsables del control del Estado. Para cambiar el funcionamiento de este Consejo de Participación Ciudadana, que es el que nombra a las autoridades, hay una fase de transición. Esto está señalado en una nota al pie, un anexo que nadie lee. Mientras dure la transición, quien va a nombrar a sus miembros es el presidente de la República. Esto significa que Lenín Moreno va a nombrar, básicamente, a los miembros de este Consejo de Participación y a su vez, este Consejo va a cambiar el fiscal, el procurador, el contralor, y todos los organismos de control. El propósito es dominar a los órganos de control del Estado para poder perseguir a sus enemigos políticos.Lo que hemos vivido en estos últimos meses en los que con rostro amable, con una estética dialogante, con esta modulación de la voz por parte del presidente, que busca marcar una ruptura con el gobierno anterior, fueron los meses de mayor persecución política de los últimos años. Estamos ante un fenómeno de judicialización de la política, y es por ello que nos preocupa muchísimo que el presidente se entrometa y tenga el control absoluto sobre uno de los poderes del Estado. Mucho más sabiendo cuál es el propósito.¿Cómo están actuando los factores tradicionales del poder, partidos de derecha, sectores de las finanzas, agencias extranjeras, medios de comunicación, en relación con la consulta popular?Los factores tradicionales del poder, los partidos de derecha, los sectores de las finanzas, las potencias extranjeras, medios de comunicación, tienen un alineamiento increíble. Pocas veces visto en la historia del Ecuador. Creo que hay que remontarse a la traición al Alfarismo, a inicios del siglo XX, para ver una alineación tan homogénea de todos los poderes fácticos del Ecuador en apoyo al presidente, cuyo rol y propósito es acabar con Correa. Hay una suerte de alianza perversa con niveles de homogeneidad que no habíamos visto en décadas entre la banca, los viejos partidos que habían salido muy debilitados de la década de la revolución ciudadana, el sector financiero, los medios de comunicación, y en general todos quienes perdieron privilegios a lo largo de la revolución ciudadana. Están alineados y apoyando incondicionalmente al presidente Moreno. A nivel mediático, siempre el expresidente Correa tuvo una oposición fuerte por parte de los medios corporativos más grandes, pero había algún tipo de contrapeso con los medios públicos. En este momento, los medios públicos, donde han cambiado a los gerentes, han echado a todos los editorialistas y han puesto editorialistas de derecha, están más agresivos que los medios privados en contra del ex presidente Correa y en contra del legado de la revolución ciudadana. El pluralismo mediático ya no existe. Estamos frente a esta alianza, para mi perversa, entre todos los sectores de poder. Creo que su propósito es desterrar a Correa de la política nacional. Eso está en la pregunta dos del referéndum, escrita en teoría para impedir cualquier reelección, pero obviamente tiene un nombre y apellido: Rafael Correa. Vemos un ataque sistemático muy bien planificado, muy bien orquestado, en contra del legado de Correa. Lo más irónico es que hay un ataque a los éxitos, a los aciertos más importantes del correísmo, sobre todo en el ámbito del desarrollo económico. Hay una alianza absolutamente perversa entre todos los sectores, donde los medios de comunicación juegan un rol preponderante. ¿Cuál es su propósito? Llegar al 4 de febrero, que es el día de la consulta popular, y tener a Correa fuera de la política nacional. Desterrarlo, aniquilarlo, y destruir cualquier ápice de cariño que le puedan tener al ex presidente Correa. Creo que van a fracasar. Ese uno de los propósitos centrales de la consulta y es por eso que las elites están aprovechando al presidente Moreno para, desde adentro, desde Alianza País, cometer este acto de «asesinato político», por llamarlo de alguna manera dramática. Quizá sería mejor hablar de implosión interna, destrucción desde lo interno del legado de Correa, porque ya vieron que desde afuera no lo han podido hacer. Así que han encontrado un caballo de Troya para poder realmente realizar esa tarea.Se habla de un “paquetazo” económico para luego de la consulta popular ¿cree que si triunfa el Sí y Moreno consolida su poder, puede dar un giro neoliberal en su política económica?Hasta ahora el presidente Moreno todavía no ha iniciado su gran obra de desconstrucción de los logros y de las conquistas sociales de la Revolución ciudadana. Hemos visto algunas decisiones preocupantes, como la entrega del dinero electrónico a la banca privada, donde la soberanía monetaria, que incluye el dinero electrónico, está en juego. Están mandados todos los mensajes: se está reuniendo con los banqueros, habla de que quiere un tratado de libre comercio con los Estados Unidos, se rehúsa a negar que va a privatizar la seguridad social. Es decir, hay una serie de indicios que nos dan pistas sobre lo que se viene, pero en general todavía no hay un proceso de profunda reforma estructural neoliberal en el Ecuador.Mi análisis, y el análisis de varios en este momento, es que si el 4 de febrero llega a ganar el sí, será una victoria electoral, pero absolutamente pírrica. En ese momento se acaba la alianza que está detrás de él. Como decía, la derecha está usando al presidente Moreno para destruir al ex presidente Correa y a su legado. Y si lograran un triunfo electoral sobre el ex presidente Correa, ya no necesitarán a Lenín Moreno. En ese momento Moreno perderá su gobernabilidad. Como él mismo se encargó de acabar con su mayoría legislativa en el parlamento –no hay que olvidar que Alianza País tenía más del 50% de los asambleístas- después del 4 de febrero va a ser muy vulnerable. Tiene un movimiento político muy debilitado, y quedará a merced de los poderes. Si triunfan en la consulta, los poderes ya no le van a pedir la cabeza a Rafael Correa, porque con impedir la reelección se van a sentir satisfechos. Entonces le van a pedir a Moreno una reforma estructural de tinte neoliberal. Eso está claro. Le van pedir privatizaciones, le van a pedir desregulación, le van a pedir mercado sin regulación estatal. Todo el marco tributario que hemos logrado construir en estos diez años peligra. El presidente Moreno está recibiendo a ciertos personajes nefastos de nuestro pasado. Los ministros de finanzas, los economistas, el responsable de la gran crisis del ’99. Aquellos que quebraron el Estado están siendo recibidos con bombos y platillos por el nuevo gobierno. Esa será la única forma que el presidente Moreno se va a mantener en el poder y va a lograr ciertos niveles de gobernabilidad con la derecha. Creo que el pueblo se va a dar cuenta de que ha sido estafado. Cuando se empiecen a restringir sus derechos, cuando llegue el paquetazo, creo que va a empezar a reaccionar. Lastimosamente después de una década de gran estabilidad política, con mucha legitimidad de un gobernante que podía hacer avanzar las cosas, vamos a volver a un período de mucha incertidumbre, que se va a parecer a la década del noventa. Vamos a tener mucha inestabilidad política, con un parlamento fraccionado y un gobierno a la merced de los poderes fácticos, de la derecha oligárquica. Hasta ahora lo han apoyado porque está claro que quieren acabar con Correa, pero para seguir apoyándolo van a pedir reformas antipopulares, que a su vez van a generar inestabilidad. Si no se doblega ante la derecha, no va a tener mayoría legislativa ni apoyo de las élites, entonces va a tener inestabilidad. Y si se doblega, tendrá a un país descontento y un pueblo movilizado en contra de esas medidas. Por donde lo mires creo que lo que ha hecho Lenín Moreno es un error histórico, pasará a la historia como la persona que no tuvo la sabiduría, la madurez, la decencia y la ética para poder gobernar al Ecuador que recibió.El domingo a través de Nodal se conoció un manifiesto de intelectuales y dirigentes sociales de la región que consideran que el resultado de la consulta puede tener efectos en América Latina ¿cómo analiza la proyección de este debate en Ecuador en relación con nuestra región?El manifiesto de los intelectuales me parece un documento muy valioso. Va al grano, entiende claramente cuáles son los peligros para la democracia, comprenden el tema de la ausencia de filtros de constitucionalidad que pone en peligro el instrumento de la consulta para el futuro. Eso lo identifican muy bien. El otro tema que identifican es el de la concentración de poder. La situación en Ecuador ha sido una fuente de mucha confusión en América Latina, y de mucha confusión en la izquierda latinoamericana. En la superficie había ganado la propuesta de gobierno, y no estábamos frente a un fin de ciclo. Era algo que nos llenaba después de algunas derrotas electorales y no electorales, como la ocurrida en Brasil. Ganó Alianza País, ganó la propuesta del gobierno, se obtuvo mayoría en la Asamblea y se ganó un referéndum sobre paraísos fiscales. Tres victorias electorales cosechadas a principios de 2017. De repente vemos esta gran traición, y muchos en la región demoraron en entender que estaba pasando. Creo que con el pasar de los meses esto se aclaró. Más aún con esta consulta popular, con la pregunta que le prohíbe a Correa presentarse nuevamente como candidato; con la pregunta que busca hacerse de todos los mecanismos de control del Estado; y con una tercera pregunta, de la que no hemos hablado hasta ahora, que tiene que ver con la ley de plusvalía. Porque esa pregunta intenta poner fin a una de las leyes más progresistas de la década de Revolución Ciudadana, que es en contra de la especulación de las tierras. Una ley que impedía comprar terrenos a precio de “gallina enferma”, como decimos en Ecuador, para revenderlo a millones de dólares. Era tan fuerte el enojo de las élites contra este “atrevimiento” nuestro, que la gran oligarquía le exigió a Lenín Moreno “aniquilarla” en este referéndum. El hecho de anular esta ley hace que sectores de la izquierda se den cuenta de que esta consulta no está hecha con fines progresistas. Poco a poco la izquierda latinoamericana se va dando cuenta de que este señor es un impostor, que este señor tiene una alianza fuerte con sectores de derecha, y que tiene un papel que cumplir: matar a la Revolución ciudadana y tratar de destruir políticamente al ex presidente Correa. La izquierda latinoamericana comprende que esto no se trata de una pelea entre compadres, que no es un tema de egos. Es un tema de fondo, es un tema ideológico. Estamos viendo como desde adentro destruir un proceso político, y que Lenin Moreno es el peón nefasto en esta estrategia de la derecha.