Fortunato Mallimaci, sociólogo especialista en religión: “El Papa busca construir credibilidad para la Iglesia desde la periferia”
Entrevista a Fortunato Mallimaci, sociólogo especialista en religión
Por Cecilia Escudero, de la redacción de NODAL
En una nueva visita a América Latina, esta vez con paradas en Chile y Perú, el papa Francisco pone el esfuerzo en mejorar la imagen de una Iglesia acosada por escándalos de abusos sexuales a menores y una sociedad cada vez más laica. Para comprender las implicancias políticas para la región de la visita del Pontífice, NODAL dialogó con Fortunato Mallimaci, especialista argentino en sociología de las religiones. Académico de larga trayectoria, este investigador del Conicet explica por qué el Papa apuesta por la construcción de una patria grande.
-Usted dice que en el Papa es “fuerte la idea de una patria grande” ¿a qué se refiere? ¿a qué apunta Francisco con sus viajes a la región?
Las visitas de los Papas y sus posturas son políticas sociales, culturales y religiosas al mismo tiempo. El catolicismo romano y, en especial, el catolicismo que proviene del Vaticano, no divide planos sino que integra. Por eso, lo hemos llamado catolicismo integral. Luego, depende de cada Papa que se incline más a lo doctrinario, más a lo social, más a la influencia del Vaticano, dependiendo de las circunstancias. En este caso, tenemos un Papa que hace mucha fuerza en lo social. Sigue diciendo que la Iglesia católica tiene que estar presente en lo social. Por eso digo lo de la patria grande, en las visitas de Francisco a la región hay temas que son muy recurrentes. Por ejemplo, visita a los pueblos originarios allí donde son importantes: Colombia, Bolivia, Ecuador, Chile y ahora Perú. Y esos pueblos originarios son parte, son integrantes de nuestra sociedad latinoamericana, en esa diversidad hay que construir.
-¿Qué otros elementos observa?
Al mismo tiempo, tiene en todas las visitas encuentros con los que llama «los movimientos sociales de los desplazados» o de las «periferias». Ahí se encuentra con organizaciones diversas que acompañan los procesos de transformación de América Latina y que, en la mayoría de las veces, son ninguneadas o invisibilizadas por los Estados. Tercero y último, se vincula con el mundo de la cultura, los universitarios. Cada vez que va a alguno de los países de la región se encuentra con ellos, y les hace el planteo sobre la modernidad líquida. Con este concepto tomado de Zygmunt Bauman, él trata de decir “es necesario que ustedes reconstruyan una identidad, que reconstruyan el nosotros y una solidaridad”. Su idea es que la Iglesia católica sea participe de esta construcción. Es decir, que en esa América Latina prime la integración y no la represión.
Y desde ahí construir…
Sí. Me parece importante esta idea de la persona como centro, es un mensaje súper cristiano de larguísima data. Lo que sucede es que hoy, dadas las políticas neoliberales del capital financiero, decir que las personas tienen derecho pasó a ser subversivo, pasó a ser molesto, algo que no tendría que hacerse. Esta es la política vaticana, es la política de Francisco, él quiere que esa Iglesia católica forme parte de esa patria grande desde este sector marginalizado. Por eso, en todos también incluye el tema de la ecología. En el sentido de protección de la tierra, esto le permite ir en contra del consumismo y del individualismo, lo que él considera que son dos grandes principios liberales y capitalistas a ser combatidos. Asimismo, los viajes del Papa tienen el objetivo central de lograr mayor credibilidad de la Iglesia católica. Construir credibilidad ya no desde los centros de poder sino desde las periferias.
-¿Una crisis de credibilidad que, en caso de Chile, se hace más notorio? Se ha remarcado por ejemplo que allí el Papa tiene una de las imágenes positivas más bajas entre los países de la región.
Las identidades religiosas no se transforman con facilidad, las concepciones, los imaginarios sean católicos o evangélicos, islámicos o protestantes. Lo que hay son datos de encuestadores que dicen que el catolicismo cae. Pero hay que ser cuidadosos. Hay campañas de desprestigio hacia el papa Francisco, que muchas veces provienen de parte de los grupos políticos que rechazan la denuncia del Papa contra los modelos neoliberales. O críticas que también provienen de parte de los grupos que no quieren que haya una Iglesia más cercana al mundo de los pobres, y sí quieren una Iglesia que los acompañe en sus negocios y concepciones reaccionarias. Las imágenes de las iglesias católicas se han ido transformando en América Latina dada la recomposición del campo religioso y la presencia muy fuerte del mundo evangélico. Pero, cuidado, esta recomposición no significa que las otras iglesias hayan logrado posturas más progresistas o liberales. Hay alianzas muy fuertes entre iglesias evangélicas, otras iglesias protestantes y grupos católicos en un bloque que quiere manifestarse como defendiendo ciertas verdades e identidades cristianas. Y muchas veces, dada sus concepciones meritocráticas o individualistas, salen en apoyo a los modelos neoliberales. Esas afinidades no hay que perderla de vista.
-En Chile, Francisco pidió perdón por los abusos sexuales a menores por parte de miembros de la Iglesia. Pero más tarde generó polémica al defender a un obispo chileno acusado de encubrir estos crímenes ¿qué lectura hace?
Hay que tener en cuenta que no es que los sacerdotes de otros países de América Latina cometan menos abusos sexuales a niños que en Chile, lo que sucede es que ahí hay una sensibilidad que ha brotado muy fuerte en torno a esto y que se expresa en los medios, en películas, en la cotidaneidad. El Papa podía eludir el tema, aunque no hubiera podido hacerlo. Muchos dentro de la Iglesia quisieran tapar estos delitos, no salir a hablar porque supone una condena. Algo que dio resultado en algún momento, pero hoy es imposible en sociedades mediatizadas y de redes sociales. Como se sabe, en la Iglesia Católica los nombramientos siguen siendo tarea exclusiva del Vaticano. Por tanto, lo que está de fondo es el nombramiento de parte de Francisco del obispo chileno Juan Barros acusado de encubrir abusos. Ahí me parece que hay una tensión interesante a seguir. Pone en tela de juicio un problema más profundo que es cómo se reproduce la autoridad en la Iglesia católica. Y al interior del catolicismo chileno hay una fuerte expresión para que sean las propias comunidades quienes tomen las decisiones y se eviten nombramientos como el de Barros.
-Es la sexta visita del Papa a la región y muchos se pregunta por qué no visita la Argentina, su país natal. ¿Cuál es su opinión?
Francisco está hiper-presente en la política argentina. Cada uno quiere tener su propio Papa. No viene seguramente porque está demasiado presente. Ya sea en los partidos, en los movimientos sociales, en los dirigentes que lo van a visitar. La utilización política de unos y otros hace que en Argentina Francisco sea Bergoglio.