Desfiguración presidencial y blindaje oficialista – Expreso, Perú
No es mucho pedir si solicitamos más tino y sensatez a la bancada de los “ppkausas” y, en general, a los predios partidarios del oficialismo frente a tanta evidencia que descalabra moralmente al actual presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski.
Es inadmisible que cada día en lugar de consolidarse la imagen y prestancia del jefe de Estado, mengue su porte e investidura a causa de más detalles de sus relaciones con Odebrecht y particularmente con su operador mafioso Jorge Barata, asentado por años en el Perú.
Desde esta columna editorial estamos obligados a poner las cosas en términos sencillos y limpios, sin ambages ni subterfugios, por lo que debemos señalar que el señor Kuczynski con sus permanentes engaños se convierte hoy en un serio competidor frente a otro ciudadano que también se hizo del fajín presidencial, como es Alejandro Toledo. Entonces, como van las cosas, ya no sabemos quién le ha mentido más a la nación.
Pero al igual que en los peores tiempos del toledismo, ahora salen voces a defender al ciudadano peruano estadounidense Pedro Pablo Kuczynski, prolongando por más tiempo una afrenta a todo el Perú, como nace desde los tratos públicos –en tanto ministro de Estado− o privados –en tanto socio de Gerardo Sepúlveda− para reunirse con altos funcionarios de la constructora brasileña Odebrecht, a quienes les salía todo redondo al obtener concesiones multimillonarias, especialmente en la licitación de la carretera Interoceánica Sur.
Si todo es tan “transparente”, como aseguran algunos zombies del oficialismo, entonces por qué no está en el Perú el ciudadano chileno Sepúlveda para esclarecer aspectos sustantivos de las consultorías de First Capital Inversiones y Westfield Capital, siendo una de ellas la realizada por el hoy presidente Kuczynski en favor del proyecto H2Olmos, vinculado a Odebrecht. Desde los avances en las investigaciones realizadas por la Comisión Pari, hasta lo que viene concretando la Comisión Lava Jato, es fácil reconstruir la estrecha relación de Jorge Barata, Gerardo Sepúlveda y el actual presidente Kuczynski, conexión que se enmarca en el contexto de maniobras corruptas del gobierno de Alejandro Toledo y la constructora Odebrecht.
Lamentablemente, el señor Kuczynski y su socio Sepúlveda trataron muy estrechamente cuando el primero era presidente del Consejo de Ministros, ministro de Economía, presidente de Proinversión e influyente funcionario en las decisiones del SNIP. Por tanto, frente al blindaje oficialista, solo le queda a la oposición fiscalizar en serio, de lo contrario va a ser cómplice de mantener el statu quo de corrupción en el país.