Colombia: inicia nuevo ciclo de diálogos entre el gobierno y el ELN con el foco puesto en la prórroga del cese al fuego
Hoy se instala quinta ronda de diálogos entre Gobierno y Eln
La quinta ronda de diálogos entre el Gobierno y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, Eln, prevista inicialmente para ayer, se instalará hoy, informó el equipo negociador del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos.
“El Equipo Paz Gobierno inició hoy (ayer) trabajos en Quito, Ecuador, y prepara la reanudación de la mesa de diálogos este miércoles”, señaló ese grupo en su cuenta de Twitter, sin explicar las razones del aplazamiento.
Horas antes, el grupo había puesto un mensaje en esa misma red social en el que señalaba que “Hoy (ayer) inicia en Quito, Ecuador, el quinto ciclo de diálogos por la paz entre un renovado Equipo Paz Gobierno y el Eln”.
Incluso puso en línea un vídeo en el que mencionaba entre los seis puntos de la agenda común, la participación de la sociedad en la construcción de la paz para que los ciudadanos contribuyan activamente en la creación de una “visión común de paz”.
Además, el tema de la democracia para la paz, “para que todas las ideas cuenten”, el de las transformaciones para la paz, para superar la pobreza, la exclusión social, la corrupción y otros problemas de la sociedad.
Entre los puntos de la agenda, también menciona el asunto de las víctimas “para el reconocimiento de sus derechos con base en la verdad, la justicia, la reparación, la no repetición y el no olvido”.
Asimismo, figura en agenda el tema del fin del conflicto armado “para erradicar la violencia en la política y propiciar el tránsito del Eln en la política legal”.
La canciller ecuatoriana, María Fernanda Espinosa, había anticipado ayer que las partes analizarían la posibilidad de prolongar el cese al fuego bilateral.
Espinosa puntualizó que “uno de los grandes objetivos” ahora es “sostener y prolongar” el cese al fuego bilateral y dijo que “ventajosamente hay la decisión y la voluntad política de ambas partes” para ello.
Analizan nueva tregua
En declaraciones a medios internacionales, el comandante Pablo Beltrán sostuvo que esperan que “haya calma” y “no haya desgaste” mientras se negocia una nueva tregua.
“Hemos llegado a un estadio importante que es desarrollar las conversaciones en medio del cese bilateral”, analizó. Por eso sostuvo que van a “tratar de que eso se mantenga”, mientras esperan “que no haya un escalamiento de ofensivas”.
Candidatos apoyan prórroga del cese del fuego con el Eln
Al menos siete candidatos presidenciales respaldan una prórroga del cese del fuego y de hostilidades entre la Fuerza Pública y el Eln, que terminó este martes a la medianoche y cuya extensión se abordará este miércoles en la mesa de Quito, Ecuador, donde se inicia el quinto ciclo de diálogos entre el Gobierno y esa guerrilla.
El senador del Polo Iván Cepeda dirigió el martes una carta a 12 aspirantes presidenciales en la que les pidió decir si apoyan o no la prórroga del cese bilateral con el Eln. Al ser consultados por EL TIEMPO sobre este punto, Humberto de la Calle, Marta Lucía Ramírez, Clara López, Frank Pearl y Piedad Córdoba manifestaron su respaldo. Mientras tanto, Gustavo Petro y Rodrigo Londoño, Timochenko, expresaron su apoyo a través de Twitter.
De la Calle señaló que apoya “fuertemente” la prórroga porque es “una manera de ahorrar violencia, riesgo para vidas humanas y daños al medioambiente”. El candidato liberal y exjefe negociador del Gobierno en La Habana añadió que el cese del fuego ayudó a crear confianza en el proceso con las Farc.
Por su lado, Marta Lucía Ramírez, de origen conservador, piensa que mantener el cese bilateral es “positivo”, pero “bajo la condición de que esta negociación se va a hacer sin ningún tipo de reclutamiento ni de secuestro”.
Clara López sostiene que “puede negociarse el mejoramiento de las condiciones de verificación y demás aspectos del cese vigente”, pero que “no es de recibo ninguna suspensión o aplazamiento de esa medida de desescalamiento del conflicto, que redunda en las condiciones para conseguir la paz”.
También Frank Pearl plantea la conveniencia de prorrogar el cese bilateral “siempre y cuando el Eln tenga disposición y capacidad de cerrar un acuerdo en condiciones que sean aceptables para los colombianos”.
Y Piedad Córdoba afirma que el cese bilateral “es importante” para que el proceso de paz gane “legitimidad y credibilidad”.
Ya Gustavo Petro le había pedido al presidente Juan Manuel Santos que se extienda el cese bilateral “con el fin de acercar a Colombia al final de la guerra”.
Quienes sí se apartan del respaldo a una prórroga del cese bilateral del fuego y de hostilidades con el Eln son Alejandro Ordóñez y Juan Carlos Pinzón. “Si el Eln realmente quiere paz: pues que deje de matar, de secuestrar, de extorsionar y que entregue las armas”, anotó Ordóñez al ser consultado sobre el tema.
Por su lado, Pinzón aseguró que “al hablar de cese bilateral estamos hablando de un Estado que renuncia a actuar. Entonces el Eln asesina y secuestra y no pasa nada, no se les puede perseguir por el cese. Eso no está bien”.
Los candidatos Iván Duque, Germán Vargas y Sergio Fajardo, contactados por este diario para conocer su posición sobre la extensión de la tregua, no contestaron. Al respaldo mayoritario a una prórroga del cese bilateral se unió el país anfitrión de los diálogos, Ecuador.
La canciller de ese país, María Fernanda Espinosa, tras recibir a la nueva delegación del Gobierno colombiano, resaltó que “el objetivo” de la nueva ronda de diálogos es “prolongar y evaluar el cese del fuego”. Agregó que su país tiene gran expectativa.
Finalmente La Paz Querida, conformada por varias personalidades, exhortó al Gobierno y al Eln a mantener la tregua para que las elecciones venideras se den con tranquilidad.
5 ajustes urgentes en el proceso
1. Parar el secuestro
En contravía con lo que espera el país, el Eln mantiene el secuestro de civiles como una de sus principales fuentes de ingresos
Según informes de la Fuerza Pública, hoy hay al menos cuatro personas plagiadas por esa guerrilla. El año pasado, los ‘elenos’ perpetraron once, varios de ellos cuando ya habían iniciado las negociaciones formales con el Gobierno en Quito, lo cual sería una clara violación al anuncio del cese de fuegos y hostilidades.
Entre los secuestrados aparece un familiar del asesinado gobernador emberá Aulio Isarama, en Chocó, de quien el Eln no ha dado ninguna noticia en más de tres meses. Norte de Santander y Chocó son los departamentos con más casos.
2. Desescalamiento real del conflicto
En medio de la negociación, el Eln no ha parado su máquina de guerra en departamentos como Chocó y Nariño, donde incluso ha cometido masacres. “Ese grupo no puede seguir escudándose en luchas territoriales para generar conflicto y afectar a la población civil, que en muchas ocasiones tiene que desplazarse”, cuestiona Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para Análisis del conflicto, Cerac. La Fiscalía ordenó la captura de tres jefes del Eln en Chocó por reclutamiento de menores y desplazamiento de comunidades indígenas incluso. Los analistas sostienen que es insostenible que el Eln pretenda que el Estado no lo golpee entre tanto avanza territorialmente hacia zonas donde no hacía presencia.
3. Una verificación más contundente
El Eln violó en al menos 37 ocasiones el cese de fuegos. El caso más evidente fue el ya mencionado del gobernador Isarama, que precisamente venía denunciando la escalada violenta del frente de guerra noroccidental contra comunidades indígenas y afro del Chocó. Habiendo acordado la existencia de un Mecanismo de Monitoreo y Verificación de Naciones Unidas, que es acompañado por la Iglesia católica, ese grupo no solo cometió el crimen de Isarama sino que mintió sobre las circunstancias, al presentarlo como producto de un accidente a pesar de que el líder indígena fue asesinado por la espalda. Los analistas señalan que a diferencia de lo que ocurrió con las Farc, el Eln no parece interesado en respetar la verificación, lo cual repercute en la salud del proceso de Quito.
4. Protocolos más claros entre las partes
Mientras las autoridades señalan a varios frentes del Eln de no haber detenido sus avances estratégicos hacia zonas de donde salieron las Farc, esa guerrilla habla de supuestas operaciones militares en zonas donde están ubicados sus campamentos. Cerac, que le ha hecho seguimiento día a día al cese de fuegos y hostilidades, advierte que la existencia de protocolos claros, que incluso deben ser conocidos por la población civil de las zonas, sería un avance importante para prevenir incidentes. De la misma manera, a pesar de que las violaciones del cese son evidentes (los casos del Chocó y la masacre de Magüí-Payán), no se conoce de ningún pronunciamiento oficial de la cúpula del Eln asumiendo la responsabilidad y los correctivos del caso, lo que mina la confianza en la negociación.
5. Aumentar la confianza
Iniciando el quinto ciclo de negociación, los colombianos –a diferencia de lo que sucedió con el proceso de La Habana– poco conocen de los avances en las conversaciones. Sumado a esto, hay jefes locales, como el caso de alias Uriel en el Chocó, cuyas acciones en el terreno van en contravía con el discurso oficial del Eln en Quito. Los expertos coinciden en afirmar que al proceso, que arrancó con precaria confianza de la opinión pública, le ha faltado contar con una mejor comunicación de los logros y de los correctivos para evitar la repetición de hechos que dificultan el avance del proceso de paz.
¿Qué pide el ELN para mantener cese el fuego? Habla uno de sus negociadores
Por Winston Viracacha.
Se llama Víctor Cubides, pero se le conoce como Aureliano Carbonell. Es uno de los plenipotenciarios del ELN en los diálogos que buscan terminar el conflicto armado con el Gobierno Nacional.
Este sociólogo, que lleva más de 25 años en las filas de esa guerrilla, dice que están convencidos de la necesidad de un cese el fuego bilateral, pero aclara que no será una prórroga. Que tiene que ser uno nuevo, con otras condiciones.
¿Está de acuerdo en que este quinto ciclo (que debió iniciar este lunes) será el rumbo definitivo de lo que va a ser esta negociación de paz?
Este ciclo tiene mucha importancia porque en él se puede abrir de manera más clara el proceso de participación de la sociedad. Ya el año pasado se dieron las audiencias preparatorias, que son una especie de prólogo hacia lo que sería la participación de la sociedad. También vamos a evaluar el cese el fuego que acordamos el 4 de septiembre y que rigió desde el 1 de octubre hasta hoy (lunes). Fueron tres meses, 101 días. Y sobre la base de esa evaluación y sobre cómo continúa el proceso, estamos interesados y en plena disposición de explorar otro cese el fuego bilateral temporal.
¿Están dispuestos a prolongarlo?
Queremos un cese bilateral que corrija las limitantes y los problemas del cese el fuego que termina. Prolongar un cese que ha tenido dificultades (aunque ha traído cosas positivas) no es lo más adecuado.
A su juicio, ¿qué funcionó bien?
De parte de nosotros, puede constatar que no hubo ninguna acción contra la infraestructura, ni hay acusación de privaciones de libertad con objetivos económicos. Se rebajó la intensidad de los enfrentamientos armados. En ese sentido, el balance es positivo, aunque sí se presentaron dificultades. ¿Qué no funcionó? el mayor problema fue lo relativo a las labores humanitarias. El cese tenía como objetivo primordial generar alivios humanitarios que tenían relación con el conflicto. Pero se presentaron situaciones críticas como la de Tumaco: una acción de la Fuerza Pública donde mueren, según la prensa, ocho campesinos. Ese es un hecho grave.
Pero muchos analistas dicen que el hecho de Tumaco con los cultivadores de coca no tiene nada qué ver con ustedes…
Es que el cese no era solo no atacarse entre los hombres del ELN y la Fuerza Pública. El cese tenía que incidir sobre el país, generar situaciones nuevas, no que la Fuerza del Estado actuara de esa manera sobre la población. Esa ha sido una de las tantas razones que ha originado este conflicto en Colombia, la manera como se trata la gente, la protesta social, eso no puede ser un argumento.
Eso de que lo ocurrido en Tumaco no tiene qué ver con el ELN es uno de los argumentos que llevó a la crisis del mecanismo de veeduría y verificación del cese el fuego. El Gobierno empezó a plantear que esas no eran cuestiones a considerar por parte del mecanismo, con lo cual consideramos que el mecanismo quedaba en el vacío.
¿Y hechos como el ocurrido en Maguí Payán, Nariño, donde el ELN mató a catorce personas no violaron el cese el fuego bilateral?
Allá se dio un enfrentamiento entre personal armado. Entre una disidencia de Farc que maltrataba a la población. En ese enfrentamiento hay unidades nuestras y en medio del fuego caen dos civiles, pero el cese el fuego solo se violaba si había frente de ataque a la Fuerza Pública.
¿Cómo entender que reclamen por lo de Tumaco, pero en lo de Maguí Payán digan que no hay violación del cese el fuego?
Pero es que nosotros planteamos que no nos comprometíamos a hacer una cesación del fuego con grupos delincuenciales. Si aparecían paramilitares, los íbamos a enfrentar. Eso quedó claro en los protocolos.
¿Es decir que en los protocolos quedaron excepciones?
No solo eso, sino que nosotros no teníamos ningún acuerdo con paramilitares. Era con el Gobierno y la Fuerza Pública. Y, en ese sentido, contra grupos armados afectando la población no teníamos ningún compromiso. Eso fue lo que pasó en Maguí Payán. Desafortunadamente, en el enfrentamiento cae una persona que no estaba dentro de los combatientes. Hicimos un pronunciamiento público, pero ahí no hubo ninguna violación de cese el fuego.
Usted habla de crear un alivio humanitario para la población. ¿Cómo puede ocurrir eso cuando el ELN está copando las zonas dejadas por las Farc y allí aparecen muertos y dicen que son responsabilidad de ustedes?
Eso está por aclararse. Pero hacer presencia en zonas nuevas es el propósito de cualquier fuerza guerrillera. Ojalá nosotros pudiéramos desplegarnos más en el territorio, a donde la gente quiere que lleguemos porque al salir las Farc quedaron indefensas. Esas zonas empezaron a ser copadas por delincuentes, por grupos paramilitares, el Estado no fue capaz de garantizar nuevas situaciones en esas zonas. Incluso usted ve cómo está respondiendo: llevando más fuerza militar a Tumaco. Así no es, es llevando empleo, créditos, tratar de cambiar la realidad social en esas zonas que son caldo de cultivo de lo que está pasando.
¿Qué alivio le da el ELN a estas comunidades?
Llevamos varias cosas: tratamos de promover la organización de la gente para que ella misma pueda defenderse. Cuando llegamos, tratamos de promover la organización para que la gente reclame, se convierta en un factor de presión que obligue a crear otras soluciones. Donde tenemos más presencia y solidez organizativa se trata de promover proyectos de carácter autogestionario que ayude a aliviar situaciones. Es solo un pequeño alivio. Lo principal es un cambio de política, el resto son paños de agua tibia que no resuelven los problemas centrales.
Algunos analistas consideran que hay tal desconfianza en esta mesa de negociación que dicen que no va a llegar a nada…
En la mesa estamos sentadas dos partes. Y si el Gobierno quiere que avancemos, pero no flexibiliza, nada va a darle continuidad a lo que estamos haciendo. Y si va a tratar este proceso como los acuerdos que hizo con las Farc, que no está cumpliendo, que ha hecho modificaciones, que tiene muchas cosas engavetadas, se vuelve una situación compleja.
Nosotros queremos que este proceso avance, pero depende en buena medida del Gobierno y de que las clases dominantes faciliten una nueva realidad para este país. De resto, vamos a seguir en bicicleta estática.
En un mes se cumple un año desde que iniciaron las conversaciones. ¿Cuáles son las tres cosas que se pueden mostrar hasta ahora?
A pesar de las dificultades, de los vacíos, hay situaciones positivas. Hemos identificado dónde están los tacos y cuáles pueden ser las salidas.
Además, está el preámbulo de la participación de la sociedad en las audiencias preparatorias que se realizaron a fines del año pasado.
Está pendiente avanzar hacia un acuerdo humanitario en el Chocó, donde estamos planteando que allá en el terreno, con todos los actores, los sectores de la sociedad hagamos unos diálogos buscando salidas y en este quinto ciclo se pueda avanzar en el desminado que está acordado para unas regiones de Nariño. Pero estos procesos son muy complejos, llevamos un enfrentamiento de más de medio siglo.
Hay quienes piden que haya zonas de concentración para el ELN en un nuevo cese el fuego…
Eso es inviable. Este es un cese el fuego que no es el cese del fin del conflicto. Es distinto al que pactaron el Gobierno y las Farc porque estamos iniciando el proceso y no puede haber una situación en la que la fuerza nuestra se limita, se concentra y la otra tiene todo el territorio. Eso lo discutimos en el primer cese, quedó claro y tampoco será una característica que tendrá el nuevo cese.
Defensoría alerta por incremento de la violencia en Tumaco
Soldado avisado no muere en guerra. Y por eso desde que se anunció la dejación de armas de las Farc, las mirada se centró en los esfuerzos que tenía que hacer el Gobierno para ocupar los territorios que abandonó la guerrilla antes de que le fueran arrebatados por el ELN y las bandas criminales.
Este fin de semana le llegaron refuerzos al vicepresidente Óscar Naranjo, quien se ha convertido en el hombre clave del gobierno en los territorios más difíciles como Tumaco. Fueron traslados más de 2.000 «militares armados, equipados y entrenados para combatir las amenazas en Nariño.
Las fórmulas se agotan. La disputa por el control territorial entre el ELN, las disidencias de las Farc y las Autodefensas Gaitanistas siembran el terror en los municipios de Policarpa, Barbacoas y Roberto Payán. El último episodio que enluta a la zona ocurrió este fin de semana. En Policarpa fueron asesinadas cuatro personas y otras tres fueron llevadas amarradas y hasta ahora se desconoce su paradero.
«En tan solo seis días, entre el 29 de diciembre de 2017 y el 03 de enero de 2018, se registraron 14 homicidios en Tumaco, la mayoría de personas jóvenes», informó la Defensoría del Pueblo a través de un comunicado. De hecho, el pasado dos de enero fueron asesinados dos menores de edad de 13 y 14 años.
Este escenario de confrontación también provoca graves consecuencias humanitarias, como restricciones a la movilidad de los pobladores a determinadas horas de la noche; amenazas contra líderes sociales, autoridades étnicas, defensores de derechos humanos y autoridades locales; reclutamiento y utilización ilícita de niños, niñas y adolescentes; extorsiones; confinamientos de la población, desplazamientos forzados individuales y masivos, siembra de minas antipersonal y artefactos explosivos improvisados.
Según informó la ONU, a mediados de diciembre, más de 200 personas se desplazaron de sus territorios. A la cabecera municipal de Magüí Payán (Nariño) llegaron 138 personas que se suman a 71 que se desplazaron inicialmente tras la masacre del 27 de noviembre en zona rural de ese municipio, indicó la Organización de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA).
Por eso, para la Defensoría «el reforzamiento de la presencia militar y policial es un factor que permitirá fortalecer la seguridad y la investigación de los hechos violentos ocurridos en ese territorio. Sin embargo, la grave problemática humanitaria y social de esa región requiere una respuesta integral del Estado para superar las condiciones de vulnerabilidad de la población que carece del acceso a los derechos a la educación, salud, trabajo, agua potable y saneamiento básico, entre otros», concluyó.