Argentina: cinco puntos sobre el impacto de género de la reforma previsional

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.Por María Florencia Alcaraz.

La reforma previsional que el Congreso convirtió en ley -mientras afuera una multitud la repudiaba con contundencia y las fuerzas de seguridad desplegaban toda su violencia- tiene un fuerte impacto en la vida de las trabajadoras. La economista feminista Mercedes D’alessandro fundadora de Ecofeminita, habla de “un impacto de género”. En esta nota, un breve punteo sobre cómo afecta la reforma propuesta por el gobierno nacional a las jubilaciones, pensiones, Asignaciones Universales por Hijo (AUH) y pensiones no contributivas. Un “cambio” que expulsa a las identidades femeninas del sistema previsional y profundiza la feminización de la pobreza.

1- En principio, es necesario observar que la mayoría de lxs jubiladxs son jubiladas. De acuerdo a datos solicitados al Anses por la periodista especializada Luciana Peker en 2014, el 62 por ciento de las jubiladas y pensionadas (sin moratoria) son mujeres y el 38 por ciento de los jubilados son varones.

2- El 86 por ciento de las personas que accedieron a la última moratoria previsional fueron mujeres. Amas de casa, empleadas domésticas, trabajadoras en su mayoría precarizadas que no superaban los 8 a 10 años de aportes. Ahora solo podrían tener acceso a una pensión que es de 80 por ciento de la jubilación mínima y alcanza la cifra $5.700. La mayoría de los jubiladxs en nuestro país cobra la mínima que está en 7.246 pesos. Y la canasta básica supera los 16.000 pesos, señala Mercedes D’alessandro. No hay forma de llegar a fin de mes con $5.700.

“Toda la precarización de la vida se sostiene gracias a un mayor trabajo de cuidados no remunerado que realizan las mujeres”, dijeron hace poco las economistas Corina Rodríguez Enríquez , Patricia Laterra y Flora Partenio en la que hablaban sobre cómo se intersectan precariedad laboral e inserción femenina en el mundo del trabajo. Sin dudas, la reforma previsional profundiza esta precarización y la feminización de la pobreza.

3- El 20 por ciento de las trabajadoras argentinas desarrollan tareas dentro del servicio doméstico que es el área peor paga y más precarizada. El 76 por ciento de estas mujeres no puede hacer aportes por las condiciones de informalidad de esta rama. Al igual que las amas de casa solo podrán acceder a la jubilación mínima de $5.700.

4- Las mujeres administran la Asignación Universal por Hijo: 99 por ciento de las titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUH) son las madres de lxs hijxs beneficiadxs.

5- Más mujeres cobran pensiones no contributivas: 64 por ciento de beneficiarias de pensiones no contributivas (por vejez, por invalidez o para madres de siete hijos) son mujeres y 36 por ciento, varones.

“Cómo nos organizamos económicamente también tiene un rol central para que se perpetúen todas estas violencias, las violencias económicas son cotidianas”, escribían en una nota reciente Patricia Laterra y Flora Paternio frente a la llegada de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a la Argentina y el armado de un foro feminista en el marco de la Cumbre de los Pueblos en la Semana de Acción Global contra el libre Comercio.

El 18 de diciembre, antes de la masiva manifestación, un grupo de mujeres trabajadoras, referentes de los feminismos, secretarias de género de distintos sindicatos se reunieron en la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro para reflexionar y discutir sobre el impacto de género en la reforma. “Con recorte a jubiladxs, AUH y pensiones no contributivas no hay Ni Una Menos” se llamó la convocatoria. Hay una trama invisible que une las formas que toma las violencias machistas cuya expresión más extrema es el femicidio, pero la violencia económica e institucional también es violencia. También profundiza la desigualdad. Sin autonomía económica, no hay Ni Una Menos posible para las mujeres, lesbianas, travestis y trans.

(*) Especialista en cuestiones de género, trabaja en LatFem y es columnista en El Destape.

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