Ricardo Rosselló, gobernador de Puerto Rico: «El pueblo rechaza el sistema colonial»

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Por Gloria Ruiz Kuilan.

El manejo del tema energético -particularmente, la fallida meta de que el 95 por ciento de la isla tuviera luz a mediados de diciembre- y de la respuesta ante los desafíos de la devastación que provocó el huracán María son los errores que reconoce el gobernador Ricardo Rosselló al evaluar su primer año al mando del país.

A solo días de que comience el 2018, el primer ejecutivo no descartó cambios en su gabinete y dio la bienvenida a un posible reto a su liderato en el seno del Partido Nuevo Progresista (PNP).

En una entrevista con El Nuevo Día de poco más de 30 minutos para analizar su desempeño en el primer año en la gobernación, Rosselló adelantó que, en 2018, se propone transformar el sistema energético, el plan de salud del gobierno, la educación y el aparato gubernamental.

¿Cómo define este primer año?

—Muchos retos, pero muchas oportunidades también y, si pudiera dar otra palabra más (para definirlo, sería) de trabajo incansable.

Su gobierno se ha visto más como uno reactivo en vez de proactivo, ¿cómo reacciona?

—Al contrario. Yo creo que denota lo opuesto y me explico. La Junta de Supervisión Fiscal (JSF) estaba aquí antes de que nosotros llegáramos (al poder). Nosotros -proactivamente- hicimos un plan basado en nuestra política pública, o sea, que eso es una acción proactiva ante el escenario que nos íbamos a encontrar. Segundo, el huracán. Nos preparamos meses antes. Establecimos lo que eran los distintos grupos de trabajo para poder sostener vidas y, ante el escenario histórico de dos huracanes categoría 4 que pasaron por Puerto Rico en un periodo de dos semanas, pues, obviamente uno tiene que tomar acción inmediatamente. Nos habíamos preparado lo más que se podía preparar ante un escenario como este.

Tras el huracán María, ¿se altera el Plan para Puerto Rico?

— Hay algunos cambios. Hay una oportunidad de acelerar mucho los procesos que se establecían en el Plan para Puerto Rico. Ya sobre el 40% de las medidas programáticas que se habían propuesto están encaminadas y seguimos con ese compromiso. Pero hay unas áreas que presentan una oportunidad que se habían establecido en un Puerto Rico diferente y que creo que ahora nos compete evaluar esto de manera holística. Un área clara de cómo cambia sería la modernización de energía eléctrica. Ahí, el 2018 va a ser el año de la transformación de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE). Lo que tenemos ahora mismo no funciona. Ahora podemos ser más audaces en esos objetivos. Por ejemplo, en el contexto de poder subir lo que era nuestra proyección de (energía) renovables, de ver cómo podemos hacer microrredes a través de todo Puerto Rico y, por último, lo que yo creo que es el principio rector de nuestra filosofía en energía, que es democratizar el acceso a energía eléctrica.

¿Qué planes tiene para el 2018?

— Lo que yo veo de cara al 2018 es una oportunidad de transformar y de transición. Va a ser el año donde comenzamos la transformación de energía en Puerto Rico y una reforma educativa de envergadura para nuestra gente a principios de año. Vamos a estar trabajando con el concepto de counties (condados) en Puerto Rico para poder darle una autonomía a lo que se va a estar llevando a cabo en parte de la gestión gubernamental. Esto no va a estar separado de la consolidación de agencias, que también se va a estar llevando a cabo. Vamos a traer grandes colaboradores para que vengan a Puerto Rico a establecerse. Además de una reforma contributiva comprensiva ya quizás para la segunda parte del año. Es importante ir trabajando los cambios hacia el modelo de salud. Por último, vivienda como un componente principal de lo que va a ser la reconstrucción con un código robusto de vivienda.

Este primer año, su relación con la JSF estuvo matizada por pugnas públicas y desencuentros. ¿Cómo cree que será este año?

—Hemos tenido diferencias, (pero) la verdad es que, en la gran mayoría de las áreas, hemos podido trabajar en conjunto. Claro que va a haber discusiones en una dirección u otra, pero creo que esa fue una demostración de que se pudo llegar a acuerdos. Mi expectativa es tener una comunicación abierta con la junta, donde todos reconozcamos cuál es nuestro rol. Anticipo que ahora vamos a tener otra nueva discusión sobre lo que será el plan fiscal versión 2.0 y mi expectativa es que podamos llegar a un entendimiento al igual que la vez pasada.

En menos de un año de gobernación, la Legislatura fue por encima de un veto suyo para dar paso al Programa Escuela Libre de Drogas y Armas. ¿Se esfumó la unidad?

—No, para nada. No se ha esfumado. A mi juicio, es algo mínimo porque yo hice un veto a esa medida y, cuando lees el veto, apoyo la medida. La preocupación era una cantidad de fondos federales que se veían en juego… pero eso se verá en su momento como un asunto fiscal. Presumo que la JSF emitirá su juicio.

Usted pidió la renuncia inmediata a Héctor O’Neill, pero el hoy exalcalde no abandonó su posición hasta semanas después. Más recientemente, también urgió al representante Ramón Rodríguez Ruiz a renunciar a su escaño, pero el legislador no lo ha hecho. ¿Su liderato en el PNP está lacerado?

—No, para nada, porque yo fui electo no tan solo presidente del partido, sino gobernador de Puerto Rico, con las mismas premisas y condiciones: yo iba a trabajar en un gobierno que fuese justo, transparente y que el que no cumpliera la ley o tuviese algún acto inaceptable de acusaciones sexuales, entre otras, pues nosotros íbamos a darle claridad a esos asuntos.

¿Anticipa un reto interno en el PNP? Se lo pregunto porque ha tenido roces con la comisionada residente Jenniffer González.

—La democracia me puso a mí en la posición en la que estoy. Soy producto de primarias y de elecciones. Todo puede pasar, pero lo que yo puedo decir -y es un poquito rebasando la premisa- es que la comisionada residente y yo, el liderato legislativo y el liderato del PNP estamos alineados. Estamos alineados en lo que queremos hacer en Puerto Rico.

Se le percibió este año como un gobernador populista que gusta de dar noticias positivas y al final trasciende el resultado o el evento negativo que debió anunciar, por ejemplo, con la restauración de la red energética. ¿Cómo reacciona a esto?

—No entiendo la crítica en esa dirección… Yo estoy aquí pa’ trabajar por mi pueblo. Ese es mi rol principal. Estoy aquí para hacerlo dentro de las restricciones que tenemos, pero con un compromiso inquebrantable para innovar.

¿Qué aciertos tuvo este año?

—Hemos tenido muchos y ha sido un esfuerzo en equipo y de mucho trabajo, pero puedo hablar de un sinnúmero de medidas, de aciertos legislativos y estructurales: reforma de permisos, externalizamos la promoción (turística) de Puerto Rico como un DMO (organización para el manejo del destino), Puerto Rico como un destino de inversión con Invest Puerto Rico. Hicimos cambio a las alianzas público privadas que nos permitieron las propuestas no solicitadas que han sido de gran valor… Certificamos el plan fiscal, pasé órdenes ejecutivas el primer día para poder reducir el gasto en el gobierno y hemos comenzado una serie de obras hacia un nuevo gobierno culminando este año con la ley de nuevo gobierno, entre un sinnúmero de otras medidas. Entiendo que nuestra administración ha tenido muchos resultados positivos.

¿Reconoce algún desacierto o error?

—Como lo he dicho, cosas que aprender para mejorar en el futuro: preparación ante una devastación sin precedentes. Segundo, revaluar todos los procesos de contratación bajo la emergencia que fue producto de lo de Whitefish. Tercero, ante un panorama de la situación fiscal como la que estábamos, anticipar que eso iba a ser un reto para poder traer los recursos para restaurar la energía eléctrica acá. Todos esos los reconozco… Mi estimado de llegar al 95% que no se dio. Lo reconozco.

¿Quiere decir que la preparación debió ser mayor?

— Para un evento como este, por supuesto. Hubo unos imprevistos que no se habían (anticipado) dentro de la catástrofe que fue María, que es la más grande dentro de la historia moderna de los Estados Unidos.

El resultado del plebiscito, que no ha logrado la estadidad, ¿lo reconoce como un desacierto?

—Fue un plebiscito a nivel local. Lo que sí impulsa es la necesidad de actuar. Ya son dos plebiscitos en cinco años donde se ha demostrado que el pueblo de Puerto Rico rechaza el sistema colonial y favorece la estadidad. Posterior a María, si algo ha quedado evidenciado es que los puertorriqueños carecemos de representación digna con voto de poder político en Washington.

¿El contrato con Whitefish Energy laceró la credibilidad de Puerto Rico y del gobierno en Washington?

—Vamos a estar trabajando con la evidencia para demostrar que aquí hay credibilidad, que aquí se tiene claridad.

¿Cómo analiza el desempeño de su gabinete? ¿Habrá cambios?

— Sí, los cambios siempre van a estar ocurriendo. Los he ido haciendo paulatinamente. Ciertamente, nuestro gabinete está en constante evaluación. Ellos lo saben.

¿Con quién no está satisfecho?

— Prefiero no hacer eso. Cuando tenga que decirle algo a un jefe de agencia, se lo diré, y así es que lo trabajo. Estoy contento con el trabajo que están haciendo como gobierno, pero, ahora, mi compromiso es redoblar esos esfuerzos.

El Nuevo Día

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