El reclamo de indemnización del Caribe a Europa por la esclavitud colonial

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Caricom: Un 2013 lleno de reclamos por justicia – Por Damy Vales

La Comunidad del Caribe (Caricom) dio en 2013 un gran paso como bloque regional al iniciar el reclamo formal de compensaciones económicas y morales a Europa por la esclavitud y la explotación a la que fue sometida el área.

Luego de décadas de discusiones y propuestas, las naciones caribeñas cerraron filas para demandar a las antiguas metrópolis por la esclavitud, el genocidio de los pueblos autóctonos y el colonialismo.

Durante la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrada entre el 24 de septiembre y el 1 de octubre de este año, los 15 países miembros del ente oficializaron la demanda de reparaciones económicas a Europa por el comercio de esclavos durante la época colonial.

Previamente, en la XXXIV cumbre de la Caricom, celebrada del 3 al 6 de julio último en Trinidad y Tobago, se dio luz verde a la formación de un grupo regional para iniciar las reclamaciones a las exmetrópolis, supervisado por los primeros ministros y presidentes de la región.

Esa nueva institución, dirigida por el académico barbadense Hilary Beckles, tendrá la tarea de coordinar las comisiones nacionales de cada Estado.

También se encargará de velar por el proceso jurídico contra Reino Unido, Holanda, Francia, España y Portugal en demanda de una compensación económica y de inversiones en planes de desarrollo para paliar la pobreza heredada de los tiempos de la esclavitud.

En ese sentido, la firma inglesa de abogados Leigh Day & Co estará encargada de asesorar a la Comisión de Reparaciones y de representar legalmente a los países del Caricom para negociar un acuerdo sobre “el impacto de la esclavitud en las sociedades del Caribe en la actualidad”.

El abogado Martyn Day, de Leigh Day & Co, considera que de no lograrse un acuerdo a través del diálogo con los países europeos involucrados, el bloque consignará su demanda ante la Corte Internacional de Justicia, y según líderes del área, no se trata de una venganza sino de reparar una falta histórica.

De acuerdo con el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, el legado de la esclavitud incluye la pobreza endémica y la falta de desarrollo que caracterizan a la mayor parte de la zona.

Pese a no haber datos oficiales, historiadores y abogados involucrados en este tema estiman que más de 12 millones de africanos fueron arrancados de su continente y trasladados al hemisferio occidental para trabajar como esclavos.

No obstante, muchos de ellos no alcanzaron a ver su destino pues murieron en la travesía, debido a las malas condiciones higiénicas, de alimentación y al hacinamiento en las bodegas de los barcos.

Aunque las naciones caribeñas no presentaron una reclamación monetaria concreta, la prensa regional parte de la compensación otorgada por Gran Bretaña a los propietarios de las plantaciones caribeñas tras la emancipación de los esclavos en 1834.

Según Armand Zunder, presidente del Comité Nacional de Reparaciones de Suriname, sólo Holanda obtuvo durante la ocupación de esa nación unos 125 mil millones de euros.

La mayoría de las naciones caribeñas fueron colonias británicas, como Granada, Trinidad y Tobago, Jamaica, y Dominica, aunque otras estuvieron bajo control de Francia, España y Holanda.

A 40 años de que Eric Eustace Williams, Lincoln Forbes Burnham y Errol Walton Barrow, junto a Michael Norman Manley fundaran la Comunidad del Caribe y Mercado Común, bajo el Tratado de Chaguaramas, aún vive ese legado.

Y son precisamente esas reclamaciones dirigidas por líderes actuales, las que hacen renacer el legado de sagaces visionarios que en julio de 1973, decidieron crear una agrupación capaz de defender la soberanía del Caribe.

Por ello, la Caricom llevó a cabo también durante este año, otro reclamo de justicia relacionado con un fallo del Tribunal Constitucional de República Dominicana que afecta a miles de descendientes de haitianos.

La presidenta pro témpore del ente regional y primera ministra de Trinidad y Tobago ha promovido varias acciones para presionar a la Corte dominicana a que revierta la sentencia del 23 de septiembre último, que hace apátridas a los hijos de inmigrantes indocumentados y en tránsito.

Ese fallo, de manera retroactiva a 1929, dejaría a unos 200 mil dominicanos de origen haitiano sin ciudadanía.

Entre otros actos de justicia, los gobiernos de Jamaica y de Trinidad y Tobago analizan cuestiones relacionadas con la libre circulación de personas estipulada por el Tratado Revisado de Chaguaramas.

El pasado 19 de noviembre, 13 jamaicanos fueron devueltos a su país al llegar al aeropuerto internacional de Piarco, Puerto España, incidente que generó indignación pública y socavó la confianza por parte de muchas personas hacia Trinidad y Tobago.

También originó cierta preocupación a escala regional.

Esos reclamos del ente a lo largo del 2013, entre otros de alcance internacional por la paz mundial, muestran al mundo una entidad que además de promover la integración económica y cooperación entre sus miembros, sigue trabajando por la justicia.

Asimismo tiene como prioridad que los beneficios de la integración se distribuyan equitativamente.

Para el período 2014-2018, los planes estratégicos del ente se centran en las esferas económica, social y cultural orientadas a satisfacer las necesidades de los países miembros de esa organización.

Con el fin de continuar haciendo justicia, la Caricom proyecta elevar el nivel de vida y trabajo de las naciones de la región, eliminar el desempleo y acelerar, coordinar y sustentar el desarrollo económico, además de fomentar el comercio y las relaciones económicas con terceros países.

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Reparaciones por esclavitud: la lucha del Caribe – Por Diego Sanguinetti (especial para NODAL)

La mundialmente conocida canción de Bob Marley, Redemption Song, no sólo es un espejo de la forma en que el Caribe se introdujo al mundo capitalista – o mejor dicho, cómo el capitalismo introdujo esa zona geográfica a su lógica-, sino que a la vez representa el presente y el futuro de esa región. Con una dinámica vertiginosa los 15 países que integran Caricom ( La Comunidad del Caribe), motorizan un reclamo de justicia reparatoria contra las algunas de las naciones europeas que, a través del sometimiento y esclavitud de los pueblos del Caribe, lograron cuantiosas fortunas siglos atrás. Siguiendo los preceptos de la teoría de la dependencia o el derrotero de las venas abiertas de Galeano, en el Caribe también se comprobó que el progreso de unos, fue el despojo de otros. En otras palabras, las Reparaciones por Esclavitud pretenden reparar la injusticia histórica que significó el crecimiento de Europa a costa del empobrecimiento y la falta de desarrollo de la región caribeña.

Un golpe de Estado pergeñado por los Estados Unidos y Francia clausuró por medio de la violencia el reclamo de Reparación por esclavitud llevado adelante por el ex presidente haitiano Aristide a principios del nuevo milenio contra el Estado francés.

Ese hecho supone uno de los antecedentes necesarios para entender la constitución de la Comisión de Reparaciones Reparaciones de Caricom en 2013. Apenas un año después este bloque regional – el segundo más antiguo del mundo, sólo por detrás de la Unión Europea-, presentó el Programa de Justicia Reparatoria de Caricom ( CRJP por sus siglas en inglés), compuesto por 10 puntos que sentaron las bases tanto simbólicas como materiales de la demanda contra las naciones otrora esclavistas.

El concepto que guía estos 10 puntos es el de la justicia necesariamente reparadora, ya que pretende operar y enmendar sobre los factores que sellaron el sendero histórico del Caribe. Mezclando pedidos de disculpas formales por el genocidio y el esclavismo, recursos financieros para el desarrollo de la región, leyes favorables a las comunidades negras, programas educativos que echen luz a la historia y cultura africana, el CRJP también pretende un resarcimiento económico de peso.

Una de las figuras que encabeza esta disputa es el académico de Barbados, Hilary Beckles, quien es actualmente el presidente de la Comisión para las Reparaciones por Esclavitud de Caricom. El fundamento teórico y político que reviste este reclamo se descubre en los argumentos que este profesor sostiene al referirse a esta demanda. Siguiendo sus ideas(1), en las primeras décadas de independencia los gobiernos de la región se vieron obligados a revertir la situación socioeconómica desfavorable que heredaron de la corona francesa, española, noruega, sueca, portuguesa, danesa, de los Países Bajos y del Reino Unido. En consecuencia, definiendo al esquema internacional actual como uno signado por la dinámica propia de la relación asimétrica entre países poderosos y no poderosos, el intelectual define a la deuda externa como un obstáculo para el desarrollo de los países del Caribe. Financiamiento externo que, imperiosamente, los Estados caribeños debieron contraer para transformar en uno habitable el espacio geográfico recientemente recuperado. Es bajo esta conceptualización que se desprende el carácter reparatorio de la propuesta de Caricom.

En abril de este año se celebró en Nueva York una primera Cumbre Internacional sobre Reparaciones, en el Institute of the Black World -organización estadounidense vinculada a la protección de las comunidades afroamericanas-, siendo Caricom el actor central de dicho evento. El mencionado ritmo vertiginoso que se imprimió a este proceso se revela en los dos primeros pasos dados desde 2013; si aquel año se instauró la Comisión abocada a este tema, apenas un año después se dio a conocer el conjunto de reclamos a través del CRJP . En el mismo sentido, durante 2015 el bloque buscó estrechar vínculos con otras experiencias similares y en el encuentro llevado a cabo en los Estados Unidos, se acordó una primera cita global sobre reparaciones en el Caribe para 2016 y una segunda en 2017 en Europa. De esta manera la tercera arista de la estrategia de Caricom es la de internacionalizar el reclamo a fin de obtener apoyo político por parte de líderes, gobiernos nacionales y de los distintos bloques regionales. Esto responde mayormente a contrarrestar la postura europea hasta aquí conformada por un doble movimiento. Si de forma explícita se niega a asumir su responsabilidad en esta cuestión, implícitamente presiona a los gobiernos del Caribe por vía diplomática enviando cartas y documentos exigiendo a los jefes de Estado desandar la senda recorrida hasta el momento. La administración de Obama por su parte no ha dado señales de apoyar a las naciones otrora víctimas de esclavitud. Ralph Gonsalves, Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas y una de las autoridades políticas que mayor impulso brindaron al reclamo, incluso advirtió que de empantanarse las negociaciones el bloque acudiría a la justicia internacional.

La contratación del estudio de abogados londinense Leigh Day no hace más que reafirmar la impronta que el bloque le asignó a este reclamo. El estudio se anotó diversas victorias judiciales promovidas desde Afganistán, Colombia, Irak, Nigeria, Libia y Perú, entre otros países. Aquello que aúna estas causas es la defensa de minorías sociales o trabajadores sometidos a prácticas ilegales por parte de actores públicos o privados como la petrolera holandesa Shell. Uno de sus últimos logros fue el de conseguir un resarcimiento económico para un grupo de ciudadanos kenianos que denunciaron abusos por parte del gobierno británico durante la revuelta Mau-Mau entre 1952 y 1959.

Así pues, en su propio horizonte político internacional, Caricom pareciera emplazar otro elemento que, junto con otros de larga data como el cambio climático, pretende ser representativo de la región del Caribe. Sin embargo esta querella resulta invisible aún para América del Sur, en donde con la excepción del presidente de Venezuela Nicolás Maduro que ha expresado su apoyo – y la promesa brasileña de instituir un organismo propio de reparaciones-, los gobiernos no han secundado de forma contundente este pedido de justicia. En momentos en que la derecha conquista espacios significativos de poder en Sudamérica, la apropiación de este reclamo como uno de Nuestra América puede contribuir a fortalecer expresiones como la Celac o la Unasur, contrarrestando de esta manera también, el avance de experiencias como la Alianza del Pacífico.

En última instancia, las Reparaciones por Esclavitud guardan un potente mensaje económico, pero por sobre todo político; un triunfo en este terreno puede constituir un dato interesante frente al todopoderoso Acuerdo Transpacífico que cercenará la soberanía de los Estados en favor de las multinacionales. El reclamo de Caricom proyecta un horizonte opuesto y por ello debe alzarse como un reclamo no ya regional sino continental.

*Sanguinetti es Licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

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