Sebastián Piñera, exmandatario chileno y actual candidato presidencial: “Estoy convencido de que voy a ganar en segunda vuelta”
Por Alejandro Contreras.
Es pasado el mediodía del jueves y el frenesí vuelve a ser la tónica en el comando del candidato de Chile Vamos, Sebastián Piñera. Muy temprano asistió a la grabación de un segmento de la franja electoral y luego se reunió con funcionarios de la administración pública, de forma de ahogar las críticas a su plan de financiamiento que involucra “cortar la grasa” del Estado. En el aeropuerto lo espera un vuelo al sur, donde seguirá con sus actividades a poco más de una semana de la elección presidencial. Pero no para. Entre Enrique Foster Sur 356 y el terminal aéreo, se prepara para responder las inquietudes de Diario Financiero. Pide sólo cinco minutos y se lanza.
El Lexus del abanderado parece una extensión de su oficina. Un bloc de notas, una caja con lápices, los periódicos del día y una versión de bolsillo del Nuevo Testamento con salmos y proverbios, lo acompañan al interior del vehículo. Un marco donde evidencia también el orgullo por su reloj rojo (Toy watch) que lo acompaña desde 2009, incluido su paso por el Palacio de La Moneda, a donde planea volver para poner en marcha un plan de ocho años, que colocaría a Chile dentro del club de los países desarrollados.
Después del debate de Anatel cuenta que llegó a su casa alrededor de las dos y media de la madrugada y el desafío era levantarse a las seis. Su esposa, Cecilia Morel, no lo veía posible. Pero la sorprendió, recuerda, gracias a lo que define como el entusiasmo que le genera sentir el apoyo de la ciudadanía. Una energía que le ayuda a rebatir a sus críticos, en especial –en los últimos días- que dudan del plan para financiar su programa de gobierno, el cual tiene un costo aproximado de US$ 14 mil millones.
– ¿Cree que puede ganar en primera vuelta?
– Creo que es muy difícil, pero estoy convencido de que sí voy a ganar en segunda vuelta. De todas maneras, la primera vuelta es muy importante, porque la diferencia que le saquemos al candidato Guillier, que probablemente será el segundo, será decisiva.
– ¿Ha definido sus equipos que lo acompañarían en un segundo gobierno?
– Obviamente que hemos estado pensando en eso, pero hay una regla de oro: un candidato no habla de gabinetes ni cargos, mientras no esté como presidente electo.
– Pero ya lo tiene más o menos listo.
– Lo he pensado y analizado, pero las definiciones las vamos a hacer públicas después haber ganado la elección presidencial.
– Usted ha dicho que aprendió varias lecciones de su gobierno, ¿pero en qué se refleja ese aprendizaje?
– No hay mejor escuela para ser Presidente que haber sido Presidente y, por tanto, mis cuatro años en La Moneda me significaron un formidable proceso de aprendizaje. Y aprendí muchas cosas. Por ejemplo, cada vez creo más en la necesidad de unir a los chilenos tras una causa, porque cada vez que nos hemos dividido hemos cosechado nuestros peores dolores y derrotas. Unidos recuperamos la democracia y reconstruimos nuestro país después del 27F. Unidos rescatamos sanos y salvos a nuestros 33 mineros.
He aprendido que la unidad es fundamental y, por eso, quiero hacer un gobierno de unidad. Quiero reemplazar la perversa lógica de la retroexcavadora por la sana cultura de los acuerdos.
– ¿Qué podría significar un gobierno de unidad en la práctica?
– Que vamos a buscar diálogos y acuerdos, no solamente en nuestra coalición, sino que también con la futura oposición, para que todos aportemos a una causa común, que es hacer de Chile un mejor país para nacer, para crecer, para trabajar, para envejecer.
– ¿Va a buscar ministros en la actual Nueva Mayoría?
– Hay una regla de oro que comentaba hace un rato.
– Pero, ¿qué tan amplio sería su gobierno?
– Lo más amplio posible, no vamos a hacer un gobierno sectario. Entendemos que un gobierno tiene que buscar la unidad y gobernar para todos los chilenos.
– En caso de que gane las elecciones, su gobierno deberá lidiar con dos coaliciones en la oposición, la Nueva Mayoría y el Frente Amplio, ¿cómo va a enfrentar eso?
– En nuestro primer gobierno nuestras fuerzas en el Congreso estaban muy lejos de la mayoría y al frente había un bloque, la entonces Concertación, que desde el primer día se reestructuró para hacer una oposición muy dura, negando la sal y el agua.
Yo creo que esta vez va a ser distinto. Primero, creo que vamos a tener muchos más diputados y senadores, vamos a estar más cerca de una mayoría; y, segundo, porque creo que al frente, después de la elección, se va a provocar un Big Bang, no sé su naturaleza ni su destino, y vamos a buscar, en consecuencia, entendimientos con todos los sectores para sacar adelante las grandes reformas que Chile necesita para superar esta situación de estancamiento y frustración.
– ¿Qué significa un Big Bang?
– No sé lo que va a pasar. Esta es la primera vez que la Nueva Mayoría enfrenta la elección presidencial y parlamentaria con dos listas.
En consecuencia, creo que después de la elección -que yo estoy seguro de que vamos a ganar- va a llegar el momento de la verdad en la oposición y se va a reestructurar. ¿Cómo va a ser? Nadie lo sabe. Pero nosotros tenemos la voluntad de establecer diálogos y buscar acuerdos con todos los sectores de la futura oposición.
“No será el gobierno de un partido”
– Respecto de sus partidarios, ¿cuál sería la derecha que estará en su eventual gobierno? ¿Será de un perfil tipo Jacqueline van Rysselberghe o de un Felipe Kast?
– Nunca antes Chile Vamos había estado tan unido, con tanto sentido de la misión y la responsabilidad que tenemos. Yo, como le dije, voy a gobernar con el apoyo de los partidos de Chile Vamos y ojalá de otras fuerzas políticas, pero voy a gobernar para todos los chilenos. No será el gobierno de un partido o de una coalición.
– Carlos Peña decía que si usted gana la elección se transformaría en el principal referente de la derecha en la historia de Chile, ¿siente que es así?
– Creo que nuestro sector ha tenido grandes líderes en la historia, pero yo aspiro a hacer un aporte de liderazgo, de convicción, de valores y principios para tener una centroderecha a la altura de los desafíos del siglo XXI, comprometida con los valores de la libertad, de la democracia, de la justicia, de los derechos humanos, de la solidaridad.
A otros les tocó la principal responsabilidad en hacer la primera transición hacia un país democrático, a nosotros nos va a tocar la enorme responsabilidad de liderar la segunda transición hacia un país desarrollado, sin pobreza, con igualdad de oportunidades y que le garantice a todos una vida en la que puedan desarrollar sus talentos, que puedan vivir la vida con dignidad y puedan buscar la felicidad.
“Tengo conciencia de los problemas de Chile”
– Hay personas y agentes del mercado que han dicho que si usted no es electo presidente habrá un verdadero derrumbe en las bolsas, que no habrá retorno de la inversión ¿qué opina de eso?
– No quiero contribuir a la verdadera campaña del terror que está desarrollando el actual gobierno y la Nueva Mayoría, que -según me dicen- están diseminando la idea de que si llegamos al gobierno se pierden todos los beneficios sociales, la luna deja de brillar… Yo tengo plena conciencia de los problemas que tiene Chile hoy, pero tengo mucha fe en los chilenos.
– ¿Cuándo tendrá listo su fideicomiso ciego?
– Dentro de los plazos que establece la ley.
Las opciones en disputa
– ¿En qué momento decidió volver a ser candidato presidencial?
– Cuando dejamos La Moneda en el año 2014 no estaba en nuestros planes una nueva candidatura presidencial. Me acuerdo que nos reunimos en familia en el mes de marzo pasado con mi mujer, mis cuatro hijos y mis nueve nietos y todos opinaron. La mayoría me decía ¿para qué? Y me recordaban lo duro, lo difícil y descalificatorio que está la política y me recomendaban disfrutar de la vida junto a mi familia y a mis amigos.
Pero esa noche conversando con mi mujer, y conociendo el apoyo que teníamos en las encuestas, llegamos a la conclusión de que no era nuestro carácter, no era nuestro ADN, ni representaba nuestro compromiso con Chile eludir una responsabilidad simplemente por querer tener una vida más cómoda. Esa decisión no nos hubiese permitido dormir tranquilos nunca más.
Por eso, asumimos el desafío de encabezar a Chile hacia tiempos mejores.
– A una semana de las elecciones, ¿cómo está viendo el escenario de la primera vuelta?
– Yo creo que en la primera y segunda vuelta, Chile va a enfrentar una encrucijada con dos caminos que parten del mismo punto de partida, el Chile de hoy, pero que apuntan a recorrer caminos muy diferentes y llegar a puertos muy distintos: por una parte, está la opción de seguir por el camino equivocado de la Nueva Mayoría, que significa más estancamiento, más frustración, más desempleo y más delincuencia. Por otra parte, está nuestra opción, del cambio positivo, de volver a recorrer los caminos del progreso y del desarrollo, de caminar hacia los “Tiempos Mejores” y transformar a Chile en un país desarrollado y sin pobreza, y estoy seguro que en esa disyuntiva los chilenos -que son muy inteligentes- van a escoger el camino de los “Tiempos Mejores”.
“El verdadero desarrollo es mucho más que crecimiento económico”
– ¿El eje de su gestión, el legado que quiere dejar, es el crecimiento?
– No, la misión nuestra es transformar a Chile en un país desarrollado y sin pobreza, y el verdadero desarrollo es mucho más que crecimiento económico. Un país verdaderamente desarrollado es un país más libre, más unido, solidario, más sustentable y, por tanto, respetuoso del medio ambiente. Y no sólo eso, también es un país que se hace cargo de los problemas de la gente, que crea buenos empleos y con buenos salarios para todos quienes quieran trabajar, que mejora las pensiones, que enfrenta la crisis de salud y le ofrece a los chilenos una atención más oportuna, más digna y de mejor calidad, que entrega educación de calidad, que trata con respeto y protege a la clase media y a los sectores más vulnerables. Un país verdaderamente desarrollado combate la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo con mucha más voluntad. El crecimiento es un instrumento fundamental, pero no es el fin.
– De todas maneras para llegar al desarrollo se necesita crecer.
– Es absolutamente necesario, pero no suficiente para alcanzar el verdadero desarrollo.
– Si no se logra crecer rápidamente durante su eventual gobierno, estaría dispuesto a tomar medidas radicales como cambiar a su ministro de Hacienda por ejemplo.
– Yo estoy convencido de que lo que ha frenado el crecimiento en Chile son las malas políticas de la Nueva Mayoría. La reforma tributaria fue un atentado muy brutal a la inversión, que lleva cuatro años consecutivos cayendo. Durante nuestro gobierno, la inversión crecía 11% al año, y durante este gobierno cae 2% al año. También fue un atentado a la innovación, al emprendimiento, a la productividad. Y vamos a corregir esos problemas para que la economía vuelva a crecer con fuerza y recupere su liderazgo y dinamismo perdido.
– ¿Inmediatamente? ¿Ya el próximo año eso se va a notar si es Presidente?
– Obviamente, será un proceso gradual, pero tiene que empezar a notarse desde el comienzo. El ministro Arenas hablaba de los brotes verdes; el ministro Valdés, de los vientos primaverales, y el ministro Eyzaguirre, de las florcitas. Lo cierto es que este año Chile va a crecer 1,5%, si es que lo logra. En consecuencia, tenemos un país totalmente estancado y, por eso, no crea trabajos, por eso no mejoran los salarios y, por eso, no es capaz de enfrentar los problemas de la salud y la educación. Sé que en épocas electorales los candidatos prometen cualquier cosa, pero, en este caso, es diferente. Yo fui Presidente y nos tocó gobernar en tiempos muy difíciles. Tuvimos que enfrentar el 27F, la crisis subprime, recibimos un país en recesión, con graves déficit fiscales y, sin embargo, cumplimos nuestros compromisos: dijimos que Chile iba a volver a crecer, y lo hizo; que íbamos a crear un millón de empleos, y creamos más de un millón de empleos; que íbamos a reducir la pobreza y la bajamos a casi la mitad. Tenemos credibilidad, porque ya cumplimos lo que prometimos.