Represión en la Patagonia: la autopsia confirma que al joven mapuche lo mataron por la espalda

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Autopsia confirmó que al manifestante mapuche lo mataron por la espalda

La autopsia realizada al cuerpo de Rafael Nahuel (20), quien murió baleado el sábado en un operativo de desalojo de Prefectura en Villa Mascardi, estableció que el joven recibió un balazo ascendente en un glúteo, que alcanzó a afectar órganos vitales, y que el disparo provino de una pistola calibre 9 mm.

El estudio fue realizado el domingo por médicos forenses de la Policía de Río Negro, que no informaron el resultado y anticiparon que recién lo harán oficialmente el «miércoles o jueves», en forma completa con otras pericias.

La conclusión preliminar informada por fuentes de la investigación indica que se trató de una bala de 9 milímetros, un calibre usado por todas las fuerzas de seguridad, y que el proyectil ingresó por el glúteo.

El juez federal subrogante de Bariloche Gustavo Villanueva, a cargo de todos los procedimientos desde el desalojo de la comunidad mapuche del jueves, ordenó el mismo sábado el secuestro de las armas de todos los efectivos que participaron del operativo, e hizo lo propio con teléfonos celulares y todos sus dispositivos móviles de comunicación.

El desalojo se produjo el jueves a la mañana y en el lugar que había ocupado la comunidad mapuche había quedado una custodia de un grupo especial de Prefectura, que el sábado en un patrullaje participó del incidente en el que fue baleado Nahuel.

A Nahuel lo bajaron herido de la montaña Lautaro Alejandro Gonzáles y Fausto Horacio Jones Huala, los dos mapuches luego detenidos. El joven murió antes de que pudiera ser atendido en el hospital y, desde ese momento hasta hoy, ningún perito ni investigador pudo llegar al sitio del hecho.

El estado de los heridos

Las dos personas heridas durante el episodio en el que murió de un balazo el joven Rafael Nahuel presentan impactos de bala con orificio de ingreso y salida del proyectil, publicó este lunes el diario Río Negro.

Los heridos son una mujer de unos 20 años identificada como Johana Colhuan y un hombre de más de 30 años cuya identidad se desconoce presentan heridas de bala con orificio de ingreso y salida del proyectil.

El médico y concejal, Ramón Chiocconi fue uno de los integrantes de la comitiva que este domingo llegó hasta el lugar donde se encuentran ocultos en la montaña, en Villa Mascardi, las dos personas heridas el sábado en el operativo del grupo Albatros.

La mujer tiene la lesión en el hombro y el hombre en un brazo a la altura del codo, se informó. “Las lesiones son de bala, no son superficiales pero no comprometen ningún órgano ni son riesgosas para su vida”, precisó Chiocconi en diálogo con el diario Río Negro.

El médico indicó que la situación más compleja “fue lo grave del sangrado en un primer momento pero ahora las heridas están bien, en proceso de recuperación”.

Consultado por cómo se encontraban los jóvenes heridos, Chiocconi indicó que “estaban bien de ánimo pero por otro lado conmovidos por el asesinato de Rafa”.

El lugar al que accedió el médico junto a otros referentes de la comitiva que se conformó este domingo en una instancia de mediación con el juez Gustavo Villanueva, está “no muy lejos de la ruta”, precisó y remarcó la buena predisposición del juez federal y de la fiscal, Silvia Little que fueron hasta el lugar aunque no llegaron al sitio donde se encontraban los heridos. Además, Chiocconi confirmó que los dos heridos no están solos en la montaña.

“Era un grupo de unas cuantas personas, había hombres, mujeres y chicos”, detalló y agregó que lo que pudo ver en el lugar es que “tenían lo mínimo para la subsistencia, había encendido un fuego con una especie de parrillita y una pava para el mate y se veían bolsas con comida, no mucho más”.

Crónica


Testigo mapuche: «Salieron a cazarnos»

Desde la Lof Lafken Winkul Mapu, un integrante de la comunidad, herido de bala, describió cómo fue la represión del grupo Albatros de Prefectura, y el asesinato del joven mapuche de 22 años.

“La represión empezó el jueves, cuando ingresaron al territorio, de madrugada. Empezaron a agarrar a las lamienes (mujeres) y a los niños. A nosotros nos persiguieron por todo el monte. Eran los del grupo especial Albatros, de Prefectura. Salieron a cazarnos. Nosotros nos defendimos con piedras y palos, nada más. Y ellos nos tiraban con municiones de plomo, sin medir consecuencias.

Pese a ese operativo seguimos resistiendo dentro del territorio. Estuvimos escapando durante toda la noche. Nos seguían con drones, con linternas. Los Albatros estaban con la cara pintada, camuflados, y arrastrándose por el suelo.

Ayer pudimos descansar un poco, y comer algo. A las cuatro de la tarde, cuando estábamos reunidos, escuchamos un grito: «¡Quietos, al piso!», aparecieron de la nada y nos tiraron a matar. No dijeron quiénes eran.

Nosotros respondimos con piedras, pero enseguida nos dimos cuenta que estaban tirando con plomo. Ahí hirieron al primer peñi (hermano). Él gritó: «¡Me dieron, me dieron! Nos dimos cuenta que estaban tirando con munición 9 milímetros. Nos agachamos, y las balas rebotaban por todos lados. Otra lamién (mujer) fue herida en el hombro, la bala le pasó de lado a lado.

En un momento sentimos un grito, cayó el peñi (hermano) Rafael al piso, y gritaba: «¡Ahhh, no puedo respirar, no puedo respirar!». Y cuando lo arrastramos para ver lo que tenía, se le había cerrado el pecho. El tiro le había entrado por ahí (se señala la zona de la cadera), y le había salido por acá (las costillas). Pero en verdad no le terminó de salir, quedó encajado en la espalda, tenía como hinchado, como sobresalido, y estuvo agonizando un tiempo.

Le hicimos reanimación. Ya se había puesto pálido, estaba frío. Y mientras lo bajábamos desde arriba del cerro, se nos murió.

Cuando llegamos a la base nos quisieron seguir reprimiendo. Nos apuntaban con sus fusiles, y la Policía Federal estaba con pistolas en la mano, como si fuéramos terroristas. Nosotros veníamos con las manos levantadas, pidiendo por favor que nos dejen sacar el cuerpo, porque el peñi (hermano) se nos murió a la mitad del camino, en nuestros brazos.

Bajamos al peñi y dejamos el cuerpo, porque nosotros no nos queríamos entregar. Ellos nos apuntaban con fusiles y pistolas. Nos dijeron «déjenlo ahí y vengan», como una forma de señuelo para cazarnos. Ahí lo dejamos, y lo tuvieron como hasta las 12 de la noche, tirado, como a un perro.

Lo que le pasó a Rafael Nahuel es una tristeza; se nos fue un peñi (hermano) que tenía 22 años. Mataron a un jovencito. Fue el grupo Albatros el que empezó a los balazos. No hubo un enfrentamiento. Y ahora quieren tapar la realidad de lo que pasó. Ellos vinieron a cazar mapuches. Quieren hacer lo mismo que en la Pu Lof, es decir, lavarse las manos. Pero en este caso no van a poder hacerlo, porque nosotros estamos todos baleados, y ellos no tienen ni un solo herido.

Nosotros teníamos piedras y palos. ¿Qué podíamos hacer con eso? ¡Una bala mata!

No es verdad que haya habido diálogos de negociación ni nada por el estilo. Acá vino la fiscal el miércoles, se rió de nosotros, y dijo que si no desalojábamos pacíficamente, iba a reprimir y mandar a todos los efectivos que fueran necesarios. Estaban los niños jugando frente a ella, pero no le importó. El jueves por la madrugada, a eso de las 5, empezó el desalojo. A las mujeres que se quedaron allá arriba les pegaron, y a los nenes les tiraron gas pimienta en los ojos.

Pedimos que se acerque toda la gente mapuche. Esto es urgente. El apoyo tiene que ser rápido, porque no tenemos seguridad de que vengan a reprimirnos de vuelta.

Ayer no dejaban pasar a nadie. Recién hoy, como a las 10 de la mañana, liberaron los accesos. Nosotros no tenemos celular ni cámaras, ni ningún medio, y queremos comunicarle a la gente de Bariloche, a la gente consciente, que nos venga a brindar apoyo. Hoy perdimos al peñi (hermano) Rafael, y podrían haber sido más los asesinados.

Los días en la lof lafken winkul mapu

“Este es un territorio recuperado, un territorio mapuche. Nosotros queremos vivir tranquilos acá, que nos dejen trabajar la tierra, con nuestro ser mapuche, nuestros animales y nuestra gente.

Este territorio era de nuestros ancestros, ES de nuestros ancestros, y SERÁ de nuestros ancestros.

Hace una semana que no comemos nada. Estamos a pura agua, porque cuando entraron se llevaron toda la comida que teníamos. También se robaron tres motosierras que compramos con esfuerzo de lucha y trabajo.

Nos rompieron dos casas que habíamos hecho. Destrozaron la siembra, se llevaron nuestra ropa, la comida, rompieron y se llevaron todo, y nos contaminaron el territorio.

Existe documentación que a nosotros nos avala -hasta legalmente- sobre que estos territorios son ancestralmente mapuches. Es una lucha de más de 500 años. Parques Nacionales y el Estado argentino, en la época de la matanza, venían a asesinarnos, se llevaban a los niños de chiquitos a Buenos Aires o a otros países.

A los peñi (hermanos) de esta zona se los llevaron al Museo de La Plata, y ahí los exhibían. A nuestros abuelos los vinieron a matar, como a nosotros nos vinieron a matar ahora.

Nosotros vamos a seguir acá pacíficamente, como siempre estuvimos. Queremos que nos devuelvan un pedazo de tierra, para poder trabajarla. Ahora se metieron de esta forma, a matarnos, como nos mataron desde hace 200 años, en los barrios pobres, a los hermanos que trabajan en los campos. Y de eso no se sabe nada, no es noticia.

Parece que hay que morir para que la gente se dé cuenta que la nuestra es una lucha digna. Nos dicen que somos terroristas, porque nos encapuchamos. Pero en verdad, nos encapuchamos por seguridad: tenemos cuatro peñi detenidos, dos que bajaron a pedir que no nos disparen más, y otros dos que fueron quienes llevaron el cuerpo.

Nos tienen aislados, y por eso le pedimos a los medios que se acerquen a mostrar cómo nos tienen aquí. Para no decir las mismas mentiras que dice la Justicia.

Acá hubo heridos de bala, y somos nosotros los únicos heridos. El muerto es nuestro”.

Tiempo Argentino


El Gobierno y la represión tras la muerte de Nahuel: «Fue legal frente a una acción violenta»

Los ministros de Seguridad, Patricia Bullrich, y de Justicia, Germán Garavano, se refirieron a la represión en Villa Mascardi que terminó con la muerte de Rafael Nahuel. En ese sentido, insistieron con la versión según la que se trató de un cruce entre cuatro prefectos contra un grupo numeroso y fuertemente armado. “RAM es un nombre genérico de grupos que actúan violetamente”, afirmaron.

Según Bullrich se trató de “una acción legal legitima totalmente enmarcada en la ley frente a una acción violenta, inaceptable para la democracia de un pueblo que quiere vivir en paz”. Sin embargo reconoció que “se ha establecido a través del obispo de Bariloche un diálogo, queremos separar bien en claro estamos abiertos al diálogo con todo grupo pacifico que pueda tener una protesta una reivindicación”.

“El juez necesitará elementos probatorios, nosotros no”, agregó y aseguró que “esto se realizó en el marco de una banda judicial, la prefectura estaba en ese marco”. “Le damos a la versión que nos da Prefectura el carácter de verdad”, dijo Bullrich.

Es decir que la fuerza “fue a enfrentarse con un grupo violento, el juez podrá buscar pruebas pero se están perdiendo bastantes días porque desde entonces no se pudo entrar más”.

Además consideró que “RAM es un nombre genérico de grupos que actúan violetamente, pero lo queremos separar de la comunidad mapuche”. “Es como un nombre, pero puede haber otro que se llame de otra manera”, argumentó y reveló: “Ya lo hemos empezado a hablar con el gobierno chileno para tener una acción conjunta, no queremos poner un nombre, uno pone en el RAM a todo grupo que no respete la ley”.

También aseguro que en el lugar “había armas de grueso calibre, una de las cuales corto de cuajo a un árbol de unos 20 centímetros” aunque también declaró que “todas las armas que se utilizaron contra prefectura están ahí, ahí o se las llevaron”.

InfoNews


Piden interpelar a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich

El asesinato del joven Rafael Nahuel de la comunidad mapuche de Bariloche en medio de la represión de Prefectura generó el rechazo de un sector de los diputados de la oposición que le apuntaron a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por la política represiva del Gobierno nacional contra las comunidades indígenas en la Patagonia. Diputados del FpV-PJ y del Movimiento Evita impulsarán la interpelación y el juicio político a Bullrich, solicitarán informes a Ejecutivo y reclamaron que la comisión de Derechos Humanos de la Cámara baja convoque a las víctimas y testigo de la represión en Villa Mascardi, para que en paralelo a la investigación judicial “la voz del pueblo mapuche sea escuchada” y no solo se conozca la versión del Gobierno. Victoria Donda (Libres del Sur) repudió los dichos del Bullrich y desde el FIT promoverán el rechazo de sus declaraciones, además de insistir en la renuncia de la ministra.

“Es inadmisible el estado de violencia que se vive en nuestro país con las fuerzas de seguridad comandadas por la ministra Bullrich. Hoy tenemos que lamentar otra muerte causada por la brutal represión contra integrantes de la comunidad mapuche en Villa Mascardi”, expresaron a través de un comunicado la rionegrina María Emilia Soria y el neuquino Darío Martínez. Los diputados del FpV-PJ además pedirán que la comisión de Derechos Humanos “cite a testigos y familiares de las víctimas de esta violenta represión para que, en paralelo a las investigaciones que lleva adelante la Justicia, los diputados y los medios de comunicación tomen nota de lo que está sucediendo en la Patagonia argentina”.

“Para evitar estigmatizaciones es fundamental que la voz del pueblo mapuche pueda ser escuchada”, afirmó Soria. Ambos legisladores patagónicos también ampliarán los fundamentos al pedido de juicio político contra la ministra de Seguridad –presentado en agosto pasado por la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado– por “mal desempeño y comisión de delitos en el ejercicio de la función pública”.

La bancada del FpV-PJ también repudió el asesinato de Nahuel. “Es lamentable que las fuerzas de seguridad que dirige con escasa pericia la ministra Bullrich, cada vez que son noticia es porque asesinaron a un manifestante o reprimieron a mansalva a ciudadanos que repudian la intolerancia del gobierno nacional, gobierno que siempre prefiere la violencia antes que el diálogo”, dice el comunicado que lleva la firma del jefe de bloque, Héctor Recalde. “La represión sin explicación es un modelo que nos retrotrae a la etapa más oscura de nuestro país”, sumó el diputado y presidente de PJ nacional, José Luis Gioja.

Desde el Movimiento Evita también promovieron el juicio político de Bullrich. “Estamos hablando con todos los bloques opositores, hay un pedido de interpelación que es una medida previa, y creemos que después del caso Santiago Maldonado y ahora con el asesinato de Rafael Nahuel debe haber un proceso de juicio político contra la ministra Bullrich, y además no debe seguir en su cargo, porque ya tiene 2 muertos en la espalda”, sostuvo el jefe del bloque Leonardo Grosso, quien viajó ayer a Bariloche y anunció que hoy al mediodía se movilizarán al Ministerio de Seguridad para reclamar la renuncia de Bullrich.

Victoria Donda salio a repudiar las declaraciones de Bullrich. “Sus palabras resultan extremadamente peligrosas y violatorias de todas las garantías constitucionales vigentes en nuestro país, dado que resulta absurdo y falso sostener que las fuerzas de Seguridad poseen ‘el derecho de disponer de la vida de los ciudadanos’ por el simple hecho de que crean que los mismos estén cometiendo un delito”, sostuvo al presidenta de la comisión de Derechos Humanos de Diputados.

“Es inaceptable que la ministra de Seguridad de la Nación manifieste abiertamente que la cartera que ella conduce no deba investigar ni probar el accionar de sus efectivos a cargo”, insistió Donda y agregó: “Ante hechos como los ocurridos, las instituciones democráticas es cuando más deben controlar e investigar el accionar de las fuerzas de seguridad y nunca justificar su accionar de antemano, puesto que ello genera un peligroso antecedente para el resto de las fuerzas a su cargo”.

“Ni al general (Julio) Roca se le hubiera ocurrido decir las barbaridades que afirmaron Bullrich y (Germán) Garavano en conferencia de prensa hoy”, sostuvo la legisladora porteña electa Myriam Bregman (FIT). “Esas declaraciones solo puede hacerlas alguien que se siente con la suficiente impunidad como para justificar tanto la persecución a los pueblos originarios que reclaman por su legítimo derecho a la tierra como el accionar verdaderamente criminal de las fuerzas represivas, y evidentemente Patricia Bullrich se siente impune: tiene dos asesinatos ya sobre su gestión, el de Santiago Maldonado, tras su desaparición forzada, y ahora el de Nahuel, y sigue afirmando barbaridades”, agregó Bregman que junto a la diputada Nathalia Gonzalez Seligra impulsarán en la Cámara baja el rechazo a los dichos del Bullrich y reclamarán su renuncia.

“Los conflictos sociales y de la tierra no se pueden resolver a balazos”, advirtió Fernando “Pino” Solanas. “Cuando el Estado no resuelve los conflictos sociales y de la tierra se suceden las tragedias. Se ha instalado una verdadera campaña anti-indígena, orquestada para demonizarlos que llega a niveles de colonialismo y racismo intolerables. Quieren generar un enemigo interno para justificar la represión sin resistencias mediáticas ni políticas sobre sus territorios”, afirmó el senador de Proyecto Sur.

Página 12


Rafael Nahuel fue velado por familiares y amigos en su casa de machimbre del barrio Nahuel Hue

Remera de Boca, bandera mapuche, y unas hojas con dibujitos y mensajes de amor de sus sobrinos sobre el cuerpo. Rafael Nahuel fue velado en su humilde casa de machimbre, del barrio Nahuel Hue.

En torno del cajón gestionado por la Junta Vecinal, familiares y amigos desfilan en una ronda doliente. “Rafita”, vestido con la camiseta del club de sus amores, y una bandera del pueblo mapuche colocada por una parte de la familia.

La noche fue larga. Recién a la una de la madrugada del lunes, la Justicia permitió a la familia llevarse el cuerpo. En la casa de Rafael, esperaban más de 50 personas. Hubo llantos y gritos. Y promesas entredientes de venganza, de los más amigos.

Una cruz plateada en la cabecera del cajón. No hubo ceremonia mapuche, ni enterramiento en la comunidad. Es que Rafael era mapuche pero hace pocas semanas había iniciado el proceso de reconocimiento de esa identidad. Entre los Nahuel hay militantes de la causa de la recuperación territorial, y otros que se mantienen al margen. Existen algunos tironeos sobre el tema. Tironeos que explican la imposibilidad de que Rafael haya pertenecido a la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), tal como aseguró la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich.

“¿De la RAM?, nada que ver”, dice Graciela Nahuel, joven tía de “Rafita”, y la única que quiere hablar durante el velorio. “Nunca anduvo con los mapuches”, agrega, la tía de apellido Nahuel y rasgos de pertenecer al pueblo originario. Sí, pero no. Complejidades que el discurso oficial del Gobierno desconoce cuando homogeneiza su interpretación de la situación en el sur.

Rafa era, según todos coinciden, “laburador; alegre; amiguero; muy hincha de Boca; querible”.

En el proyecto el Semillero aprendía carpintería, “no era líder del grupo”, participaba de las actividades “con mucha vitalidad, haciendo chistes, contento”. Lo dice Cristina Marín, de la Pastoral Penitenciaria, desde la cual trabaja en nexo permanente con el Colectivo Al Margen. “Era muy independiente”, agrega.

En el Semillero “los jóvenes se acercan, se sienten contenido, les prestan la oreja, los asisten con comida, charlas, orientación”.

Hacía algunas semanas había dejado de concurrir al proyecto, compenetrado en el proceso de autoidentificación mapuche.

Ahora, entre llantos, sus amigos lo despiden. Sentados en los bancos que acercó la escuela, en ronda, en el patio de tierra y escombros de la casilla del Nahuel Hue, hablan poco, mascullan enojo.

Rafael se había quedado en el barrio cuando dejó la casa de sus padres. A una cuadra y media levantó una vivienda de tablones. Vivía con un amigo que después de la larga noche junto al cajón, pasado el mediodía vuelve al velatorio y llora.

“En cualquier lugar que se metía hacía amigos”, la tía, orgullosa. “Esto no va a salir nunca a la luz”, la tía, escéptica. Y la sensación que ancestralmente tienen los vecinos del barrio: “La Policía se la pasan matando pobres”. Para los pobres del Alto de Bariloche, la Policía o Gendarmería o Prefectura son lo mismo. Son “la gorra”. Son la representación de lo que hay que temer cuando se juntan en la esquina. Decenas de muertos por violencia institucional en los barrios pobres de Bariloche acreditan esa construcción.

“Como tía lo único que pido es justicia, y que se dejen de decir todas las mentiras de las que hablan. Rafita era bueno; si fuera malo no habría tantas personas acá”, dice y gira para ver el patio de la casa de su sobrino, lleno de amigos y familiares.

Los referentes de las organizaciones en las que Rafael se formó en carpintería y herrería juntan plata para comprar unos chorizos, así familiares y amigos “pueden quedarse y comer algo”. Se quedan, comen, escuchan el responso del Obispo de Bariloche en la misma casa donde vivía Rafael, y en procesión pobre y doliente marchan al cementerio.

Rafita ya forma parte del martirologio de los pobres del Alto de Bariloche.

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