Chile: falleció el reconocido escultor mapuche Ildefonso Quilempán
Alcalde de Imperial tras muerte del tallador Ildefonso Quilempán: «Es una pérdida patrimonial»
El alcalde de Nueva Imperial, Manuel Salas, expresó como una “gran pérdida para la región” el fallecimiento ayer del destacado artistas y tallador mapuche, Ildefonso Quilempán Astorga.
Quilempán murió ayer en un accidente de tránsito ocurrido alrededor de las 18:00 horas en la ruta que una la comuna de Carahue con Puerto Domínguez, cona costera de La Araucanía. Según Carabineros, perdió el control del móvil y volcó a un costado de la ruta. Cuatro ocupantes que viajaban junto a él resultaron lesionados.
Sobre el fallecimiento del destacado escultor, Manuel Salas expresó que «vivía en Imperial, allí tiene su casa y allí tiene un bodegón especial para trabjar en sus esculturas. La comuna está llena de sus obras, comenzamos con la avenida O´Higgins, luego se hicieron esos bellos tallados que están en la plaza, luego uno junto al Gimnasio Olímpico y las últimas que nos hizo en el Parque Thiers. También hizo un tallado en homenaje a quienes trabajan en el cochayuyo, a la familia mapuche” dijo compungido el alcalde de Nueva Imperial.
Sobre la actividad del prolífico artista, Manuel Salas narró que “teníamos hartos planes, mi relación con él era buenísima, muy de amigos. Me contaba de los trabajos que estaba haciendo para el sur, con las municipalidades de Osorno, trabajaba hacia el sector costero.
Una gran pérdida para los vecinos imperialinos, se ganó el cariño de nuestra comuna”.
El alcalde imperialino agregó que la muerte de Ildefonso Quilempán “Es una gran pérdida para la región entera, es una pérdida patrimonial, todavía tenía que dar mucho más. Para nosotros era una manera de dar a conocer la cultura mapuche” sentenció.
Soy Temuco
El Escultor de los Gigantes en Madera
El lago Budi es un cuerpo de agua salado en cuyo interior se encuentran muchos islotes y en sus alrededores, hermosos pueblos como lo son Puerto Saavedra y Puerto Domínguez. Sorprende al visitante, cuando arriba a este último lugar, observar gigantescas esculturas talladas en ciprés y que representan a grandes personajes de la historia, fundamentalmente, del pueblo mapuche y de la vida campesina. ¿Su autor? Ildefonso Quilempán, un escultor autodidacta que ha traído de vuelta a decenas de personajes y formas de vida para que las nuevas generaciones no olviden de donde vienen y sigan el ejemplo de estos guardianes de la cultura. He aquí su historia.
“ Yo nací en el campo, en la comunidad Francisco Quilempán en Puerto Domínguez. Mi papá se llamaba Lorenzo y mi mamá Eduvina. Viví como los viejos vivían antes, en una ruca, con fuego en el suelo y comíamos lo que la tierra nos daba. Mis padres sembraban y cosechaban para nosotros que éramos cuatro hijos. Anduve a pata hasta los ocho años, a esa edad conocí los zapatos que compramos en Carahue. Fue una bonita vida, pues conocí como era vivir realmente en contacto con una comunidad y con la tierra”.
Fue un día de febrero, hace unos cuarenta años atrás que Ildefonso llegó a la vida. “Mi mamá a mediodía llevaba el almuerzo a mi papá que estaba trabajando en el campo. De pronto le vinieron los dolores. Mi viejo arreglo rápidamente algunas gavillas de arvejas que tenía a mano y ahí nací yo: En el campo, con mis dos viejos al lado.” Cuenta con nostalgia Ildefonso cuando recuerda ese momento. En aquel entonces, no había sábanas ni pañales, solo tiesas ramas que acariciaban raudas la espalda de este recién nacido que llegaba a alegrar la comunidad Quilempán.
El niño Ildefonso estudió en la escuela del campo, pero sólo hasta séptimo básico. Ya adulto, retomó los estudios y terminó cuarto medio llegando a la Universidad. “Había que ayudar a la familia así que de chiquitito teníamos que trabajar.” Una de las cosas importantes de su vida que recuerda Ildefonso es que cuando tenía como 12 años, su abuelo, Lorenzo Quilempán Catrinao, le regaló una parejita de terneros que posteriormente se transformaron en una yunta de bueyes que fue fundamental en su trabajo de metros ruma, tarea que lo adentró en el conocimiento de la madera y del mundo forestal.
Para poder aportar al sustento de la familia, también se dedicó a hacer carbón que vendía en Domínguez. Sólo tenía 14 años. Juntó dinero y se compró una motosierra que le sirvió para continuar con su trabajo. Luego cumplió su sueño de juventud: comprar una moto. “Con mi hermana viajamos a Temuco. Fuimos a un negocio donde vendían motos y compré una Yamaha 125 y le pedí al vendedor que me explicara cómo se manejaba una moto. Me explicó más o menos lo principal. Me subí, le dije a mi hermana que se subiera atrás y partimos a Puerto Domínguez”.
“Tuve que apoyar más a mi familia porque a mi viejo lo aseguraron (mataron) en una cantina cuando yo tenía 15 años. Así que le puse más empeño al trabajo y realicé diferentes oficios hasta llegar a las esculturas”.
De campesino a artista
“Como me fue bien en el trabajo de venta de carbón y de metros ruma, me compré un aserradero y empecé a trabajar con más madera. En el campamento que teníamos comencé a hacer asientos con la motosierra y ese fue mi primer acercamiento a las esculturas”.
Cuando Ildefonso Quilempán cumplió 20 años, ya tenía una mueblería y, junto a un amigo, comenzaron a hacer muebles, muchos de los cuales vendían a personas en Santiago. Luego incursionó en la reparación de muebles antiguos y hacer planteros (tipo maceteros). “Una vez vi una negra en una revista. Llevaba un jarro en la cabeza, así que tomé un tronco de castaño como de un metro y comencé a tallarlo hasta lograr reflejar en él a la negra que había visto. Ese fue mi primer trabajo de ese tipo que, posteriormente, me dijeron que se llamaba escultura”. Luego de eso me fue a ver una persona de Suiza que me compró la escultura de la negra y me presentó a otras personas que me empezaron a encargar otras obras. Me empezó a ir bien.”
Sin embargo, la vida tiene reveses y, aveces, complejos. En ese buen momento que estaba viviendo, lldefonso se fue a la cárcel con una condena de dos años y ocho meses. Acto seguido, su pareja lo abandonó. Y ahí, afuera, quedaron sus proyectos de esculturas del lago Budi, su sueño. “Bueno, mis amigos de Puerto Domínguez me dijeron que me esperarían hasta que saliera y ahí empezaríamos con las esculturas y así fue. Pasaron los años, salí en libertad y encaminé mi rumbo”. Luego de ello, Ildefonso terminó las cinco esculturas gigantes que reciben al visitante en el Lago Budi y luego vendrían esculturas en Lonquimay, Purén, San Juan de la Costa, Nueva Imperial, Lebu, entre otras.
Respecto a la escultura de Pelantaro para Parque Eólico Lebu-Toro, Ildefonso manifiesta que “ es una obra genial que me encantó. A mí me hizo cabecearme harto. Es la primera vez que hago una obra de esas características a ese nivel de detalles. Este Pelantaro tiene actitud, forma, movimiento y en la madera no es fácil lograr ello, no es fácil conseguir movimiento en la madera”.
Este escultor me cuenta que la aceptación de este tipo de obras es enorme por parte del pueblo mapuche: “es un trabajo que es muy bien recibido, pues yo trabajo con la historia, busco personajes y los traigo de vuelta a nuestra época”.
Soy un agradecido de la vida y de mi pueblo, Dios me preparó con todas estas experiencias de vida que te he contado para poder llevar mi arte a la gente. Conozco la cultura mapuche, viví la resistencia. Dios me puso en este momento para hacer este trabajo. También me dio un remezón y enmendé el camino. Sé cómo enyugar los bueyes, como montar un caballo y cuántas vueltas tiene la coyunda. Por eso puedo darle una tridimensionalidad a los trabajos que hago con animales o con personajes porque yo viví esa vida”
¿Cuál es tu sueño Ildefonso? Hay varios sueños: uno es hacer, algún día, los 12 guerreros más importantes de mi pueblo. También, me gustaría hacer una obra gigante que represente a mi región, tal vez hacerla en Temuco, pero lo más importante, sería terminar el proyecto que soñamos para Puerto Domínguez. Terminar la totalidad de las esculturas que habíamos soñado y que representan la vida, costumbres y añoranzas de nuestro pueblo que, de alguna forma se reflejan en estas experiencias campesinas y mapuches.
Lebu-Toro