Venezuela: la única verdad es la realidad-real, y… ¿ahora qué? – Por Aram Aharonian

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Por Aram Aharonian (*)

Tras las elecciones regionales en Venezuela parece abrirse un nuevo momento con un gobierno consolidado desde lo institucional pero invisibilizado y denostado por la derecha trasnacional, en un país que seguirá afrontando grandes dificultades en lo económico y financiero, y una oposición que deberá rearmar su discurso y su accionar si pretende disputar la elección presidencial de finales de 2018 tras los comicios para alcaldes a realizarse entre diciembre próximo y el  primer trimestre del año próximo. El analista político Leopoldo Puchi asegura que el proceso “abre las puertas a continuar en una vía electoral y democrática” ya que actualmente existe un cierto grado de equilibrio en el terreno electoral. Indicó que estos comicios obligan a trabajar en función del nuevo periodo electoral para escoger al nuevo presidente del país, lo cual, a su juicio, debe celebrarse dentro de un marco de acuerdo entre Gobierno y oposición.

Numeritos

Antes del 15 de octubre, de los 23 estados, 20 gobernadores pertenecían al oficialismo y tres a la oposición. Hoy el oficialismo suma 18 y la derecha cinco (cuatro de ellos del socialdemócrata Acción Democrática), después que el Consejo Nacional Electoral confirmara al oficialista Justo Noguera Pietri como gobernador del Estado Bolívar, con una diferencia del 0.26% de los sufragios.

En esta elección compitieron 226 candidatos de 76 organizaciones políticas. El padrón electoral contó con 18.094.065 votantes para lo cual se habilitaron 13.559 centros de votación con 30.274 mesas electorales. Se registró un incremento en la participación electoral de 7,2% respecto al proceso del 2012 situándose en el 61,14% (índice de abstención de 38,86 %, quizá el más bajo en Latinoamérica para elecciones regionales).

Luego del proceso electoral del 15-O, nueve son los gobernadores que seguirán al frente de sus estados: Apure (Ramón Carrizalez 51,96%); Barinas (Argenis Chávez 53,04%); Cojedes (Margaud Godoy 55,61%); Delta Amacuro (Lizeta Hernández 59,34%); Monagas (Yelitze Santaella 54%); Sucre (Edwin Rojas 59,71%); Trujillo (Henry Rangel Silva 59,88%); Vargas (Jorge Luis García Carneiro 52,88%) y Yaracuy (Julio León Heredia 62%). De las siete candidatas presentadas, cinco se alzaron con gobernaciones.

Zulia es el estado con mayor número de electores y también de las mayores reservas de petróleo y gas del continente y es uno de los estados donde resultó victoriosa la oposición: el candidato de Primero Justicia, Juan Pablo Guanipa, se impuso con el 51,6 % de los votos

Miranda (que incluye los barrios de clase media alta caraqueños) es el segundo estado en número de electores con más de dos millones y fue en los últimos tiempos un bastión de la oposición Tras las derrotas consecutivas de Diosdado Cabello y Elías Jaua como candidatgos a la gobernación de Miranda -ambos ante Henrique Capriles Radonsky-, uno de los datos más interesantes de la elección es la aparición en escena de Héctor Rodríguez, de la nueva generación del PSUV.  Rodríguez –ex ministro de Educación y de Deportes- logró imponerse al candidato de la MUD, Carlos Ocariz, alcalde del municipio Sucre y dirigente de Primero Justicia, con el 52,54 % de los votos frente al 45,92. Actualmente, sobre Capriles pesa una inhabilitación por 15 años por estar involucrado en hechos de corrupción durante su gestión como gobernador durante los años 2011, 2012 y el primer trimestre de 2013.

Estos comicios dejaron en claro que Miranda debe dejar de verse desde el ombligo de la percepción de los estratos A y B de la población y que Primero Justicia –que jugaba de bisagra entre los radicales de la resistencia terrorista y los pragmáticos electoralista- no tenía “la vaca atada”, sino que se estaba resquebrajando internamente (Julio Borges y Ocariz vs Capriles, por ejemplo), mientras AD y Voluntad Popular esperaban recoger la leña del árbol caído.

En Carabobo, en tercer lugar, con 1,5 millones de electores, se impuso el oficialismo con el 51,96 %. El cuarto estado con más electores es Lara, donde triunfó la exministra Carmen Meléndez –almiranta en jefe- sobre uno de los líderes de la oposición Henry Falcón, de pasado chavista, quien fue dos veces gobernador.

Las condiciones en el país siguen siendo de apremio económico y alimenticio, de asfixia financiera internacional. Pero el resultado de las elecciones regionales muestra nuevamente la poderosa maquinaria electoral y de movilización de masas del oficialismo, pese al efecto desencanto que se deriva de la inflación, el desabastecimiento y los sucesivos errores de una burocracia ineficiente, ineficaz y corrupta, según la calificara en octubre de 2013 el presidente Hugo Chávez.

El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus socios han ganado 18 de las 23 gobernaciones. Según muchos analistas, desde los hechos de violencia, terrorismo y desestabilización producidos por la oposición entre abril y julio últimos, ha aflorado nuevamente el soporte afectivo construido por el liderazgo de Chávez en el imaginario popular venezolano.

Y demuestra que las despiadadas campañas de desprestigio y desaliento desarrolladas dentro y fuera del país en los últimos cuatro años, naufragan ante la confrontación de esa realidad-virtual (hoy llamada posverdad, antes apenas mentiras) ante la realidad-real, cotidiana, verificable.

La convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el 1 de mayo último, demostró la posibilidad real que tiene el PSUV de “despertar” las afiliaciones e identificaciones carismáticas construidas en torno a Chávez, señala Juan Romero en 15yUltimo. El presidente Nicolás Maduro se vio precisado a cambiar su discurso político, insistiendo más en un compromiso en la búsqueda de salidas negociadas y el diálogo que en la confrontación permanente, desgastadora e improductiva.

Las elecciones regionales (generalmente con menos afluencia que en las nacionales) le dieron al PSUV unos cinco millones y medio de votos, que representa unos dos millones 650 mil sufragios menos de los alcanzados dos meses y medio atrás, cuando la elección de los constituyentes. Pero también la oposición perdió votos (obtuvo 4.776.214), si se comparan los de estos comicios con los de parlamentarios de 2015 (7,7 millones).

La oposición pagó sus errores, su falta de credibilidad, su ausencia de ideas, políticas incongruentes y de contramarchas permanentes, divisiones internas, dispersión del liderazgo (más entusiasmado éste con viajes al exterior y selfies con gobernantes y parlamentarios de derecha estadounidenses, latinoamericanos y europeos). Pero, a pesar de ello, de las tres gobernaciones que tenía, pasó a contar con cinco.

Escenarios 

En términos absolutos, los números brindan estabilidad al Gobierno, pues en el eje central controla el epicentro (Aragua, Carabobo, Distrito Capital, Miranda y Bolívar), sin menospreciar la pérdida que sufrió en Zulia, Táchira y Mérida, que, en una lógica geopolítica, es por demás peligrosa.  En Zulia y Táchira los gobernadores Francisco Arias Cárdenas y José Vielma Mora, dos militares que acompañaron a Chávez en la asonada del 4 de febrero de 1992- pretendieron repetir en las gobernaciones, pero se encontrar con el rechazo de las bases, mientras la dirigencia del PSUV no atinó a oír los reclamos de un recambio, incluso generacional. Arias y Vielma fueron blanco del voto castigo, por su incapacidad de combatir meses de violencia y el contrabando de extracción hacia Colombia.

Los 2.218 km de la frontera occidental y suroccidental venezolana son limítrofes con Colombia, país clave en la estrategia de desarrollo del Comando Sur estadounidense, con ocho bases militares, personal y equipo de tropas y de transporte norteamericano, y en la estrategia de agresión (incluso militar y paramilitar) contra Venezuela. Colombia, a través de sus Fuerzas Especiales viene realizando, asimismo, ejercicios de entrenamiento de otras fuerzas especiales en todo el continente, dirigidos por Estados Unidos.  Los gobernadores de la oposición ganadores en los estados fronterizos fueron instigadores del terrorismo de calle desatado por cuatro meses (abril a julio) lo que augura un escenario de alta conflictividad y desestabilización. No se debe olvidar que el director de la CIA, Mike Pompeo, dejó en claro que Colombia está dispuesta a colaborar en “la recuperación de la democracia en Venezuela”.  Uno de los escenarios que plantea la geopolítica estadounidense en Latinoamérica es la de favorecer y alentar planes secesionistas (como en el caso de la Media Luna boliviana). Zulia, Táchira y Mérida cuentan con enormes recursos -agua, coltán, petróleo, gas, bioma- y pueden ser cabeza de algún plan separatista alentado por Washington y Bogotá.  Ya Juan Pablo Guanipa y Laidy Gómez (quien apabulló con 63,3% de los votos), electos gobernadores de Zulia y Táchira, han hablado de separatismo y de abrir la frontera con Colombia (quizá para dar entrada a grupos paramilitares y narcotraficantes). áTampoco se puede olvidar que Colombia mantiene históricas demandas sobre el Golfo de Venezuela, zona con petróleo extraíble superior a los 543.000 millones de barriles y reservas de gas superiores a los 192 millones de pies cúbicos.

Hablando de democracia

No hay límites para el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) Luis Almagro, quien en su afán de desestabilizar Venezuela no sólo desconoce la victoria democrática del chavismo sino que directamente llama a respaldar a “la dirigencia opositora en el exilio” sumándose al plan estadounidense de Donald Trump.  Siguiendo el libreto de Washington, los gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú, consideraron urgente una auditoría independiente de todo el proceso electoral, con el acompañamiento de observadores internacionales especializados y reconocidos, con el fin de aclarar la controversia generada sobre los resultados de dichos comicios y conocer el verdadero pronunciamiento del pueblo venezolano. ¿Controversia?

El dirigente de la Mesa de la Unidad (MUD), Jesús “Chuo” Torrealba, consideró que “la oposición no respondió al pueblo como debió”, y explicó que si la oposición tiene con qué mostrar que hubo fraude, entonces esta debió constatarlo con sus actas de cada mesa.  “La declaración de la MUD me preocupa porque no se entiende. No se trata de que crees o no crees en los resultados. Se trata de que la oposición tiene testigos en todas las mesas y tiene copia en cada una de esas actas de mesa. Lo que tiene que decir es ‘aquí tengo las actas, tengo aquí los resultados y no coinciden’”, puntualizó.  Por su parte, Henry Ramos Allup, máximo dirigente de la opositora Acción Democrática, cuestionó las declaraciones de Almagro, sobre la participación de la oposición en las elecciones regionales: “Yo creo que Almagro está completamente equivocado, porque cuando nosotros fuimos a estas elecciones parlamentarias, ¿era que estábamos convalidando al gobierno?.  Se reconocerá lo que deba reconocerse y se impugnará lo que no“. Ramos Allup, calificó los comicios regionales como un fraude sistémico: “son los hechos que rodean el voto. Las máquinas se auditan, ahí no está el fraude. No es que yo voy a darle sí a la máquina y va salir no. El fraude está en que agarras 700 y pico de mil de electores y los cambias horas antes, y hasta en el mismo momento, ellos llegan y no saben dónde votar”.

De acuerdo a dirigentes de la oposición hay que entender por “trampa” las irregularidades en que habría incurrido el CNE previamente al proceso electoral. Por otro lado, “fraude” sería el cambió o manipulación de los resultados una vez ocurridos los comicios.

Angel Oropeza, coordinador de la MUD señaló que es perfectamente posible que los números ofrecidos por el CNE sean fieles a lo ocurrido el 15 de octubre, y esto a pesar de lo que hayan dicho las encuestas y los análisis. Aclaró que aun así habría que cantar trampa, porque, según él, la lista de actividades “irregulares previas al acto es extensísima”. Mientras que el saliente gobernador opositor de Lara, Henri Falcón, dijo “nosotros perdimos, así de sencillo, y eso hay que aceptarlo porque también hay que tener gallardía para reconocer en la verdad la adversidad, no es el momento de hurgar en las culpas, no es ese el momento, de comenzar a buscar qué ocurrió”, señaló

¿Y ahora?

Nicolás Maduro, informó que está listo para suscribir el acuerdo que el gobierno venezolano y actores de la oposición venezolana trabajaron en República Dominicana: “El 95% ya está, se le pueden agregar otros tópicos, como la auditoría del 100% de las actas resultantes de las elecciones regionales. ¿Le quieren agregar la auditoría?, vamos a agregarla, estoy listo.  Somos nosotros los que hemos construido el sistema de auditoría del sistema electoral previa, durante y después de una elección”.

El jefe de Estado invitó a los dirigentes del partido Acción Democrática, Henry Ramos Allup y de Primero Justicia Julio Borges —quien ha dedicado sus esfuerzos a solicitar una intervención extranjera en los asuntos soberanos de Venezuela, y fue uno de los principales impulsores de las acciones de violencia política suscitadas entre abril y julio en diversas ciudades del país— a sostener un encuentro, como parte de los esfuerzos por el diálogo político.  Asimismo, detalló que Ramos Allup y Henrique Capriles, impidieron que la oposición participara en la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). En este sentido Ramos Allup desechó la mesa de diálogo instalada en República Dominicana entre el Gobierno y la oposición ya que a su juicio “este no es el momento para dialogar”.

¿Y entonces?

(*) Periodista uruguayo, magister en Integración, fundador de Telesur, codirector del Observatorio de Comunicación y Democracia y del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE), y presidente de la Fundación para la Integración Latinoamericana (Fila). Autor de Vernos con nuestros propios ojos y La internacional del terror mediático, entre otros textos.

 

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