Sergio Maldonado, hermano del joven argentino desaparecido hace dos meses: «Mi vieja no para de esperar a Santiago»
Por Maby Sosa.
Sergio abraza con fuerza como si fuera que las fuerzas las tiene que dar él. Sonríe con tristeza, con cansancio pero también con esperanza. Acaba de escribir el nombre de su hermano en una silueta oscura ubicada entre tantas otras siluetas que se instalaron en el patio de la ex Esma donde durante el fin de semana se realizó el encuentro Arte Urgente, donde se reunieron militantes por los Derechos Humanos y diferentes colectivos artísticos.
“Ahora ya estoy más relajado, y hace un rato estaba más dolido. Cuando me toca hablar de Santiago, cada día me pega más fuerte porque lo extraño más”, dice a Tiempo, con gesto cálido.
La tarde previa a la marcha del domingo, el hermano mayor de los Maldonado la pasó recibiendo saludos, besos y palabras de solidaridad en el predio de Av. Del Libertador al 8100 donde llegó junto a las Madres y las Abuelas.
“Me siento protegido con ellas. No la tengo a mi abuela al lado porque está en 25 de Mayo, pero las tengo a ellas. Son como abuelas adoptivas y me siento cuidado con ellas. Por más que somos grandes necesitamos esa parte maternal y, en este caso, Abuelas son como eso a mi lado”, resume Sergio.
Para la jornada del domingo en la que se cumplen dos meses de la desaparición de Santiago Maldonado, se realiza una marcha a las 15:30 hs. hacia plaza de Mayo pero además, son alrededor de 200 ciudades las que se movilizarán pidiendo por la aparición con vida del joven.
“Es algo único, me conmueve inmensamente”, expresa Sergio. “Hace un rato me dijeron también que Estela va a encabezar una marcha en París. Estas cosas te motivan más. Hoy (por el sábado) estaba más ansioso, pensando en cómo íbamos a hacer, qué pasaba si llovía o no… Pero llegué acá, ya lloré un poco, me relajé y que mañana tratemos de que el mensaje sea claro y sirva para que aparezca Santiago”, comenta.
La última semana de septiembre, llegó con la noticia del apartamiento del juez Guido Otranto quien vino llevando adelante la causa de Santiago Maldonado. Cuestionado y con muchas irregularidades, Otranto pasó por el caso sin siquiera haberse comunicado con la familia que al mes de que se lo haya visto por última vez a Santiago, lo recusó.
El juez Gustavo Lleral se hizo cargo de la causas y pidió tiempo para ponerse completamente al tanto de todos los detalles del caso. Entre sus primeras acciones estuvo ponerse en contacto con la familia de Santiago.
“Tenemos mejores expectativas que antes. Si bien todavía no estuve personalmente con el juez, sí lo he hecho por teléfono. Me parece más humano que el anterior juez. Además, se puso a trabajar en la causa. Tuvo que dejar un juzgado entonces hay que entender que tiene otros tiempos, no es que va a llegar y enseguida va a resolver el caso y va a aparecer Santiago… Si bien los tiempos son de Santiago, porque es él quien está esperando que lo encontremos, hay que tener un poquito más de paciencia y darle un tiempo al juez”.
Maldonado agregó además que no sucedió lo mismo con el gobierno nacional quien al margen de algunos escuetos contactos telefónicos, no realizó comunicación de ningún tipo.
Un grupo se acerca y le pide una foto. Extienden una bandera roja con la cara de Santiago pintada en blanco. Sergio sonríe una vez más, mira la foto, posa junto a los hombres que lo convocan y después los abraza. Otra vez la sombra de tristeza en la cara.
-Hoy son muchos los lugares que tienen la foto de Santiago o un dibujo de su rostro, ¿qué te pasa a vos cuando te encontrás con ellas?
-Depende el momento en que lo mire… Siento tristeza porque le veo la sonrisa y no puedo evitar emocionarme. Después siento orgullo al ver toda la gente que se moviliza y todo lo que hacen por él aquellas personas que ni lo conocen y salen a ayudarnos. Me renueva un montón. Son sensaciones desencontradas: por momentos de muchísima tristeza y después de otra sensación… No voy a decir alegría porque no lo es. Tampoco sé si es orgullo, no sé qué palabra ponerle porque tendría que estar orgulloso de otras cosas, no de que él haya pasado por esto. No porque haya desaparecido y su cara está en todos lados… Eso habla por ahí de lo mal que está el sistema, porque no tendría que estar pasando eso en esta época.
-¿Cómo están tus papás, tu hermano, tu familia?
-A mis viejos los noté distintos esta semana, a partir del llamado del juez. Se les renovó la esperanza, y tienen otra expectativa. Mi vieja está mucho más creyente, más confiada y no para de esperarlo. Lo veo con las Madres, hace 40 años que están buscando a sus hijos y no pierden las esperanzas de volver a verlos. Este tema me está ligando con un montón de gente que no conocía y ves diferentes desapariciones de personas, que en el fondo es lo mismo, el sufrimiento de las madres es igual en todos los casos. En algunas tienen un cuerpo para llorarlo en otras no lo encuentran, en otras saben quiénes son los responsables, pero en todas guardan un sufrimiento por sus hijos.
De pronto la noche cae en los patios del Ecunhi. Sergio se despide y abraza con fuerza otra vez. Agradece. Con los ojos húmedos de tristeza y esperanza, vuelve a sonreír y junto a Andrea, su compañera, se va soñando con volver a ver muy pronto a Santiago.