La juventud: una fortaleza en la unidad centroamericana – Por Celeste Desireé González

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Los jóvenes como actores y agentes de cambio han comprendido que una Centroamérica mejor es posible, y han rasgado las vestiduras del miedo para atreverse a soñar, conquistando cada vez más mayores espacios desde donde su voz se hace escuchar transformando realidades en oportunidades que florecen sin dar marcha atrás.

La construcción de una Centroamérica consolidada en paz, con una cultura de desarrollo más humana y sostenible requiere de las ideas, esfuerzos y aportes de la juventud, como arquitecta de un destino común presente y futuro, en la vida de todos los habitantes de la región y de las próximas generaciones.

Nuestra región se encuentra conformada por un 35 % de población joven, traduciéndose en unos 20.2 millones de centroamericanos, en donde reside un enorme potencial humano, capaz de entregar una contribución sustantiva al desarrollo de nuestras naciones.

El Sistema de la Integración Centroamericana es consciente de privilegiar y apoyar estos liderazgos de una juventud que emergen con una visión social inclusiva y transversal, que no se limita ante fronteras y que es capaz de sentir como propias las injusticias y preocupaciones de los demás, que lucha por un único objetivo residido en el bien común poblacional.

Por tal razón, se encuentra lealmente encaminado con un compromiso de formación de una unidad denominada SICA-Joven, en coordinación con el Foro Centroamericano de Juventudes, con el cual tiene antecedentes de trabajo enfocado a fortalecer el protagonismo y la participación de los jóvenes a nivel comunitario, y el cual aspira a convertirse en un consejo ministerial.

Es fundamental que la juventud se involucre y piense cada vez más en las acciones que puede emprender para transformar su entorno, así como también el legado que recibirán y merecen nuestras futuras generaciones, en honor a la patria en paz que una vez nos heredaron nuestros antecesores y que hoy nos corresponde evolucionar en una sucesión que haga justicia a todos los constructos que podamos edificar hoy.

Es menester reflexionar en estos días cercanos al Día de la Integración Centroamericana, que se celebró el pasado 14 de octubre, sobre los desafíos que hoy enfrenta nuestra región, además de la importancia del trabajo unificado para responder a los mismos, entender que la juventud representa una fuerza dinámica significativa, pero que necesita abrir sus puertas auditivas para escuchar a la experiencia, y no delegar al tiempo lo que hoy tenga dificultad o desconozca cómo hacer. A nuestra tierra le urge un diálogo intergeneracional como factor estratégico que rompa con las realidades diarias y se permita soñar e implementar las ideas complementarias fundadas en la razón, la experiencia y la novedad que permitan el desarrollo de nuestros países y de toda la región.

(*) Secretaria general del SICA.

La Estrella de Panamá

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