El III Congreso de editores CELAC-UE concluye con la firma de la Declaración de Bogotá
El III Congreso de editores de medios CELAC-UE, que reunió, durante dos días, en la capital colombiana a los editores, subdirectores y directores de algunos de los medios de comunicación más importantes de uno y otro lado del Atlántico, finalizó este 25 de octubre con la firma de la Declaración de Bogotá.
Dicho documento, firmado por todos los asistentes, resume las grandes conclusiones del encuentro y enumera una lista de medidas y propuestas que los medios deben tener en cuenta en la toma de decisiones.
La declaración, que será entregada tanto a las instituciones comunitarias de la Unión Europea como al gobierno colombiano, con el objetivo que sea de utilidad de cara a la Cumbre CELAC-UE, comienza rindiendo un homenaje a los periodistas muertos en el ejercicio de la profesión, donde se resalta a Javier Arturo Valdez Cárdenas, asesinado en mayo en México, y a Daphne Caruana Galizia, asesinada en Malta, en octubre pasado; y alza una condena unánime a las restricciones a la libertad de expresión en Cuba y Venezuela, países donde los firmantes se comprometen a respaldar y apoyar a los periodistas independientes.
Luego, reconociendo el amplio alcance cultural y económico de los medios en el mundo, el Congreso asumió en sus conclusiones un decálogo que contempla, entre otras cosas, la defensa irrestricta del derecho a la información y la defensa de la verdad en cada información; el compromiso con la democracia, las leyes, el interés general y los Derechos del Hombre; y la reafirmación en la defensa y protección de las fuentes informativas.
Asimismo, los firmantes recomendaron que en el caso de la publicación de imágenes que puedan resultar desagradables o violentas, aparte del requisito de veracidad, se considere el interés público que las justifique y se instó a la transparencia económica de los medios y a su soporte económico en fuentes claras y suficientes de financiación.
Por otro lado, el Congreso insistió en la necesidad de una mayor colaboración y la creación de alianzas entre los medios y los profesionales de uno y otro lado del Atlántico, no solo en términos de formación e intercambio de conocimientos, sino también en términos de producción y de intercambio de productos y servicios, así como de colaboración científica y tecnológica.
En concordancia con ello, se acordó la creación de «un fondo/banco de artículos de documentación, reportajes, opinión, imágenes, etc., que pueda ser compartido libremente por los medios de Europa, Latinoamérica y Caribe».
De igual manera, entre sus consideraciones, los firmantes hicieron un especial énfasis en ver a las nuevas herramientas y plataformas tecnológicas como una oportunidad, pero haciendo un llamado a mantenerse en guardia con respecto a los peligros que pueden llevar aparejadas: las «fake news», la desinformación, la propaganda y la instrumentalización de la información.
Finalmente, el Congreso insistió en reclamar el rol del periodista «como el profesional más adecuado para canalizar la información» y, en consonancia con ello, solicitó no solo el amparo de los gobiernos para el libre ejercicio de su profesión, sino que propuso la necesidad de una nueva normativa supranacional donde «se consideren los derechos legítimos y la libertad de cada cual en el ejercicio de la profesión periodística y en la defensa de su cultura».