El fraude flota sobre Venezuela – La Nación, Argentina
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
Convocadas tardíamente por el autoritario presidente Nicolás Maduro, Venezuela ha realizado sus elecciones regionales para elegir gobernadores. Pese a que las encuestas sugieren que el apoyo de la población a la administración de Maduro es inferior a un 30%, el resultado de las elecciones fue que el gobierno triunfó en 17 de los 23 estados venezolanos.
Pero no hay que engañarse, lo sucedido es fruto del fraude. En efecto, Maduro abusó de las normas que regían la compulsa popular. Según la oposición, impidió que más de un millón de votantes pudieran ejercer su derecho al sufragio en las urnas. Para ello, argumentó que las máquinas electrónicas estaban dañadas, cerró caprichosamente los lugares electorales predeterminados, lo que generó larguísimos retrasos, y desplazó a último momento a unos 700.000 votantes de sus lugares habituales de voto, particularmente en las zonas en las que la oposición era fuerte.
Sumemos las amenazas e intimidaciones físicas y la decisión de anular, sin motivos reales, muchos votos opositores. También chantajeó a los empleados públicos y numerosos votantes del oficialismo aparecieron simultáneamente en distintos centros de votación. Las denuncias sugieren que se falsificaron las actas de recuento y también las auditorías. Todo esto priva de legitimidad el triunfo. Lo más grave es que Venezuela debería realizar sus elecciones presidenciales el año próximo. Maduro sabe cómo evitar las compulsas electorales limpias y seguramente intentará repetir su reciente fraude.
Mientras tanto, la economía venezolana sigue en caída libre. La escasez de alimentos y medicamentos se mantiene. La tasa de inflación es de casi 1000% anual, la seguridad personal sigue siendo crítica, hay riesgo de guerra civil y una administración mafiosa continúa enquistada en el poder. El saqueo de las arcas públicas no se ha detenido, y si Maduro llegó hasta aquí es también por los silencios cómplices de algunos gobiernos de la región y porque engañó a todos, incluido al Vaticano.
Después del pretendido triunfo es difícil suponer que planteará una salida negociada de la profunda crisis. A ello hay que sumar una situación financiera que se deteriora rápidamente a medida que aumenta la necesidad de financiamiento internacional. El panorama es sombrío y parece agravarse cada vez más con el paso del tiempo.