El Papa se despide de Colombia con una misa en Cartagena y una visita a barriadas populares
El papa Francisco y Cartagena, la ciudad desigual
El último día de Francisco en Colombia será en Cartagena.
Es la ciudad que muchos buscan desde afuera, de la que disfruta el turismo y en la que se inspiran escritores, pero también es la urbe de los altos niveles de pobreza, de los extensos cordones de marginalidad, de una fuerte desigualdad en la distribución de la riqueza y en la que los pobres, cada vez más pobres, intentan sobrevivir a dinámicas históricas y estructurales de exclusión. Cartagena, en su esencia, es la ciudad de los grandes contrastes, de las paradojas, de las historias que, por su absurdo, son difíciles de creer.
La pobreza en Cartagena está directamente relacionada con la raza. Allá, hablar de negros es hablar de pobres, y a los negros pobres, como si no fuese suficiente con tener que ingeniarse las formas de asegurar sus vidas y las de sus familias, también los discrimina una sociedad que los mira desde la cima de sus portentosos edificios, por encima de los muros y las vallas. Por eso, la visita de Francisco, el máximo jerarca de una iglesia multitudinaria en Colombia y que reunió a millones de personas en su paso por las calles de Bogotá, Villavicencio y Medellín, hará gala de una poderosa simbología y será el portador de un mensaje cuya potencia espera golpear los cimientos de una sociedad que excluye.
Cuando el jesuita Pedro Claver llegó a La Heroica, en 1610, en la ciudad convergían varios factores que aumentaban su complejidad. A sus muelles llegaban, desde África, negros como mercancía, como carbón para aquella caldera que era la esclavitud. Cartagena era uno de los principales puertos negreros, disputado por los más temibles piratas que dejaban estelas en los mares a bordo de sus barcos de madera y cañones. Fue allí en donde Claver, enviado en misión por sus superiores, inició un largo trabajo de evangelización y adoctrinamiento y se declaró el más férreo defensor de los esclavos.
Su trabajo le valió la canonización y su nombre lo lleva una de las iglesias más emblemáticas. Francisco, miembro de la misma orden religiosa, también llegará este domingo a la iglesia San Pedro Claver, como recorriendo los pasos de uno de los hombres más notables de la Compañía de Jesús. Ubicada en el corazón de la ciudad amurallada, alberga las reliquias del santo, y a sus afueras una estatua recuerda al hombre que siempre estuvo del lado de los negros esclavos. En la Cartagena que despedirá al papa Francisco, siglos después, y de otras maneras, se mantiene viva la lucha a la que Pedro Claver se dedicó.
“Hay densas tinieblas que amenazan y destruyen la vida: las tinieblas de la injusticia y de la inequidad social, las tinieblas corruptoras de los intereses personales o grupales, que consumen de manera egoísta y desaforada lo que está destinado para el bienestar de todos”, les decía Francisco a más de un millón de feligreses congregados el miércoles en el parque Simón Bolívar, en Bogotá. Un discurso contundente que dispara sin eufemismos desde que llegó al país y en el que pide no olvidarse de los más pobres.
Para el historiador Javier Ortiz Cassiani, la visita del papa Francisco tendrá, sin duda, una connotación importante porque, más allá de las palabras que ha dicho en todas las intervenciones en Colombia, su orden religiosa tiene a Pedro Claver y su relación con la raza negra como una figura central. “Esa vocación que hay en Cartagena de ocultar la pobreza a los visitantes será matizada porque Francisco en su discurso tiene la idea de mirar la pobreza a la cara (…) la ciudad no puede ser tan maquillada porque la pobreza es parte del mensaje que el papa lleva al mundo”, señala Ortiz Cassiani, autor del libro El incómodo color de la memoria.
Ahora, además de prever que Francisco se referirá al tema, asegura que no vendrá a decir algo nuevo, sino peor: algo que todos saben, que sabe todo el país. “Es simbólico porque llega a una ciudad a decir lo que sus investigadores sociales, sus historiadores, sus filósofos, antropólogos y el periodismo han denunciado siempre: que hay exclusión, hay marginalización y hay un contraste descarado entre los recursos que tienen unos y otros. Pero que eso lo diga el papa es otra cosa”, comenta. La diferencia es que lo diga Francisco y, sobre todo, que se lo diga a la clase privilegiada cartagenera que con mucha seguridad irá a escucharlo a la misa que dará a las 4:30 de la tarde en el muelle del puerto.
Asimismo explica que los fuertes vínculos entre ser negro y ser pobre en Cartagena son los restos de la tradición de un pasado esclavista en el que la piel empezó a jugar un papel importante para definir en qué sitio estaban sus ciudadanos en la sociedad. En esa ciudad, para el historiador Ortiz, la pobreza no sólo está ligada a la clase, sino a una condición étnica y racial, por lo que se hace más fácil la construcción de niveles de jerarquía que crean desprecio hacia esta población.
Sin embargo, los pobres también han aprendido a sobrevivir a las dinámicas de exclusión históricas, al hecho de ser ciudadanos de segunda, a saber que no están en condición de igualdad, que tienen que ser una población objeto de control y que la garantía de tener una calle pavimentada o un abanico para mitigar las fuertes temperaturas cartageneras, que en ocasiones superan los 35°, significa empeñar su voto en una jornada electoral.
Por esa misma razón será que el papa llegará hoy al barrio San Francisco, un barrio de negros que escucha, del otro lado de un charco que crean las putrefactas aguas de la ciénaga de la Virgen, las turbinas de los aviones que aterrizan con personajes importantes y miles de turistas a bordo para conocer una cara de la ciudad de la que ellos no hacen parte. Allí está previsto que le dé la bendición a la primera piedra de la obra que levantará Talitha Qum, un proyecto de la Arquidiócesis de Cartagena que logrará que el papa comparta un momento con habitantes de calle y con niñas que han sido expuestas a la explotación y la prostitución.
El argentino Jorge Bergoglio, Francisco, el sucesor de Pedro, llega a Cartagena y podrá ver, desde el helicóptero que lo transportará desde Bocagrande hasta el muelle y desde el muelle hasta el aeropuerto, la miseria que se esparce por la ciudad como si brotara del cerro de La Popa. Por más que muchos la quieran ocultar.
Llega para sostenerle a la clase dirigente cartagenera lo que le dijo a la clase dirigente bogotana, en su propio centro del poder, el pasado miércoles: “Les pido que escuchen a los pobres, a los que sufren. Mírenlos a los ojos y déjense interrogar en todo momento por sus rostros surcados de dolor y sus manos suplicantes. En ellos se aprenden verdaderas lecciones de vida, de humanidad, de dignidad”. Y luego partirá de vuelta hacia Roma.
El Papa Francisco visitará barriadas de Cartagena
El Papa Francisco, que este domingo termina su histórica visita a Colombia, irá en Cartagena a barrios humildes y conocerá programas sociales que dan la pelea contra la explotación sexual y la pobreza.
Estará en el barrio San Francisco, en Cartagena, ubicado en el cordón de pobreza de la ciudad entre el caño de Juan de Angola, la ciénaga de la Virgen y la vía perimetral.
A este sector deprimido de los extramuros de Cartagena, donde confluyen todos los problemas sociales, llegará el santo padre. Allí bendecirá la primera piedra de las casas para los habitantes de la calle de la obra Talitha Qum, también comprometida en la recuperación de jóvenes expuestas a la explotación y a la prostitución.
Es posible, también, que el santo padre visite un comedor comunitario liderado por una líder del sector.
Así será el último día del Papa en Colombia
Este domingo, en la ciudad de Cartagena, llega a su fin la visita de cinco días a Colombia de Francisco, un periplo que se convirtió en una verdadera fiesta y que ha convocado a millones de colombianos. Esta previsto que desde ‘la Heroica’, sobre las siete de la noche, el Papa parta rumbo a Roma a bordo de un Boeing 787 de la aerolínea Avianca.
Pero el último día de Francisco en suelo colombiano comenzará en Bogotá. A las siete y veinte de la mañana, el Sumo Pontífice se despedirá de todo el personal que por cuatro noches lo atendió en la Nunciatura, la sede diplomática del Vaticano que fue su casa durante su paso por Colombia, como también lo fue para sus antecesores Pablo VI en 1968 y Juan Pablo II en 1986.
Seguramente, como ocurrió cada mañana desde el pasado 6 de septiembre, cientos de personas saldrán a las calles para decirle adiós al Papa Francisco, quien siempre mantuvo la ventana del carro abajo en un intento por acercarse un poco más a los fieles que salían a su paso.
Según la agenda, el viaje hacia Cartagena iniciará sobre las ocho y treinta de la mañana, y su arribo a la capital de Bolívar está programado para las diez. Allí, en uno de los hangares del aeropuerto Rafael Núñez, cerca de 300 jóvenes realizarán una coreografía en relación a la dignidad de la persona.
La primera parada de Francisco en Cartagena será en la Plaza San Francisco de Asís, a donde llegará a bordo del papamóvil tras un recorrido de más de tres kilómetros. En este lugar se encontrará con sectores vulnerables, como habitantes de calle y niñas asistidas por la Obra Talitha Qum, comprometida en la recuperación de las jóvenes expuestas a la explotación y a la prostitución.
Sobre las once y treinta de la mañana, el Obispo de Roma hará un nuevo recorrido en el papamóvil hasta el Santuario de San Pedro Claver, uno de los lugares más emblemáticos que visitará durante su paso por Colombia.
Lo primero que hará el Sumo Pontífice a su arribo al santuario es la oración del Ángelus, en el atrio de San Pedro Claver. Este ritual también es llamado la hora del Ave María y se hace en recuerdo a la anunciación y concepción de Jesús.
Posteriormente, el Papa hablará en el recinto con aproximadamente 300 afrodescendientes, en honor a la labor que realizó San Pedro Claver con esta población en Cartagena. Y finalizará su visita al sitio con una reunión privada con los sacerdotes jesuitas.
A la una de la tarde, Francisco tomará su almuerzo y su habitual descanso, y de este modo se preparará para la misa campal en el puerto de Cartagena, la cuarta y última eucaristía de su viaje por Colombia. Si la agenda marcha bien, la ceremonia iniciará sobre las cuatro y treinta de la tarde, bajo el tema “dignidad de la persona y derechos humanos”.
Tras la misa, Francisco será trasladado en helicóptero hasta el aeropuerto Rafael Núñez, donde el presidente Juan Manuel Santos y su esposa, María Clemencia Rodríguez, lo esperan para brindarle una ceremonia de despedida, mientras el avión se prepara para el despegue.
Y, como lo dicta el protocolo, el Papa Francisco será el último que aborde la aeronave que lo llevará de regreso al Vaticano.
De este modo, finalmente, Colombia le dirá adiós a una visita papal que marcó la historia.