Aurelio Alonso: “Existe el peligro de asumir a Fidel como un dogma” – Por Pedro Brieger

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Aurelio Alonso: “Existe el peligro de asumir a Fidel como un dogma”

Por Pedro Brieger

La revolución cubana de 1959 no sólo cambió las estructuras sociales y económicas del país, también produjo una verdadera revolución en el pensamiento político y en las Ciencias Sociales. Jóvenes historiadores, sociólogos y políticos comenzaron a debatir abiertamente sobre el curso que debía tomar una revolución que en 1961 se definió como “socialista”.

Aurelio Alonso fue parte de ese proceso de debate y participó del consejo de redacción de la revista Pensamiento Crítico que –como su nombre lo indica- era crítica respecto de los manuales del marxismo tradicional e irreverente ante la revolución misma que sus mentores defendían. Era una revista “hereje” dentro de una revolución que ellos mismos definían como “una herejía” (*) Con el correr de los años Alonso se convirtió en uno de los intelectuales más respetado en Cuba y en el extranjero y actualemente se desempeña como subdirector de la conocida revista Casa de las Américas.

Aurelio Alonso siempre se interesó sobre los procesos de cambio en otras latitudes y tuvimos la oportunidad de compartir experiencias de debate en un seminario internacional en Beirut, capital del Líbano, en el año 2006. Esta vez el diálogo con NODAL fue en su departamento en La Habana, repleto de pequeños objetos decorativos de sus viajes por el mundo. Vale la pena resaltar que Aurelio Alonso no ha perdido su pensamiento crítico y hereje como queda reflejado en este diálogo.

-¿Fidel Castro fue la figura que cambió la historia de esta pequeña isla llamada Cuba. ¿Qué significó Fidel Castro para Cuba?

Fidel no cabe en un espacio chiquito o realmente sí cabe. Indiscutiblemente Fidel Castro es el político más importante de la segunda mitad del siglo veinte, y posiblemente de todo el siglo. ¿Por qué? Porque dirige la revolución de un país pequeño aunque una isla no tan pequeña.
Siempre se dice “Cuba es una isla pequeña” pero como isla no es tan pequeña en extensión aunque es la tercera parte de todo el Caribe en población. Pero es un país pequeño con diez millones de habitantes y muy pocos recursos naturales sin petróleo hasta ahora, y sin agua, que eso es más difícil de resolver. Cuba es un país muy débil, muy cercano a Estados Unidos y sometido a una historia colonial muy fuerte. Además, la colonización española fue la más extensa de América Latina. España mantuvo la dependencia económica, política y de todos los géneros porque era su última colonia y se convirtió un poco en la azucarera de Europa y del mundo desarrollado consumidor de azúcar. Era España la que tenía un producto para vender en Europa, no era Cuba, y por eso se aferró muy fuertemente a Cuba, como país dependiente. A Cuba y a Puerto Rico que era lo que le quedaba en las Antillas. Después viene un proceso de colonización de Estados Unidos y Cuba se convirtió en un protectorado de Estados Unidos que realiza la primera experiencia en una intervención militar para apoderarse de un país e instala una república sometida a una cláusula, la “enmienda Platt”. Esta, de comienzos del siglo veinte la hace dependiente y la mantiene dependiente incluso cuando se eliminó la enmienda en 1934. Entonces Cuba ya era demasiado dependiente de Estados Unidos. Un país que parecía condenado a esa dependencia geopolítica y económica se convierte en un proceso revolucionario que podía parecer, inicialmente, que era un proceso local contra una dictadura local. Cuba se convirtió en un país que cambia las estructuras económicas, la filosofía y una visión humanista que evoluciona hacia una visión socialista -no tan soviética al principio- porque la aspiración de Cuba no era ser parte del mundo del Este. Era simplemente abrir sus puertas y no quedar condenada a la dependencia de un solo país, abrir sus puertas al mundo. Las relaciones con Moscú se fortalecen porque la agresión norteamericana se incrementa, crece y rápidamente se hace muy recalcitrante. Por eso Estados Unidos no puede admitir el nivel de cambio que enuncia Cuba. Si hubiera habido una política más inteligente de Estados Unidos, quizás si John Kennedy no hubiera sido asesinado… En fin, de todos modos no hay que hablar de eso porque las opciones de la historia que no se dieron son sólo una abstracción como decía Pierre Mendez France. La historia se hace con las opciones que en realidad tienen lugar. Cuba se vio asediada y resistiendo con una visión internacional de integración que la motiva hacia América Latina y se desarrolla así una visión socialista pero con la mirada de que tenía que ser un socialismo que se integrara a América Latina. Es así que Cuba ayuda y favorece las revoluciones en la región, incluso después de la muerte del Che Guevara. Pero lo importante es que el cambio revolucionario cubano no queda en una dimensión local. Alcanza una dimensión latinoamericana y tercermundista, es decir, una dimensión que tiene que ver con un compromiso con los pobres de la tierra. Por eso Cuba va a África a combatir sin ningún interés de establecer colonias en África. Hubiera sido absurdo para nosotros ir con un interés colonial. Entonces posiblemente Fidel no hubiera sido Fidel.

– Cuando uno está en Cuba y conversa con la gente descubre que muchos usan la expresión “Fidel es mi padre”, “Fidel es el padre”. ¿Cómo analiza esa figura?

Hay un filón afectivo en la relación entre Fidel y el pueblo. Tampoco quiere decir que todo el mundo lo ve así, es decir, hay muchas personas que no lo ven así. Hay que tomar en cuenta que el 70% de la población cubana nació después de la victoria de la revolución, aunque eso no quiere decir que todo el mundo esté a favor, muchos incluso se han ido de la isla. Hay una relación realmente afectiva entre Fidel y el pueblo, una sintonía que ha prevalecido incluso en las situaciones más críticas. Recuerdo en 1994 hubo unos fuertes disturbios en La Habana en medio del efecto más brutal de la caída de la economía cubana durante lo que llamamos el “período especial” despuès de la desaparición de la Unión Soviética. Cuando a Fidel le informaron que había disturbios la población estaba en las calles gritando “abajo Fidel”, “muera Fidel”, “abajo la revolución”. Fidel dijo “nos montamos en un Jepp y vamos para allá”, y se presentó ahí, a preguntarle a la gente que pasaba y a advertirle a la escolta que “pase lo que pase aquí nadie puede sacar un arma”. Fidel enfrentó a la gente y dijo “bueno, yo vengo aquí porque me han dicho que hay disturbios, que hay oposición, que hay una situación, ¿qué es lo que pasa?” y la gente empezó a dialogar con él. Y los mismos que estaban gritando “abajo Fidel’” , “abajo la revolución”, acabaron gritando “qué viva Fidel!”.

Fidel les explicó las causas de la contracción económica y la necesidad de resistir esta contracción económica, la búsqueda de soluciones por la vía del turismo, por la vía de los servicios médicos que ya estaban encausándose, explicándole a la población que era necesario resistir, que no podíamos volver a estar a expensas de los Estados Unidos; que no podíamos permitir una economía donde las poblaciones más humildes fueran humilladas, no tuvieran derechos, se perdiera la gratuidad de la educación, se perdiera la seguridad de la salud, se cayera la esperanza de vida, la baja tasa de mortalidad infantil. En fin, que había que impedir eso, que la lucha era por detener todo eso.

Esto lo doy como un ejemplo, de cómo en las situaciones que se vivieron de mayor tensión, Fidel tenía un nivel de comunicación con la población.

No porque les prometiera nada, esto es muy interesante. Fidel nunca le ha prometido nada a la población, ni desde el triunfo de la revolución. Fidel siempre dijo: “con la victoria no es que todos los problemas estén resueltos. Ahora todo va a ser más duro”.

Esa fue una constante de algunos de sus primeros discursos cuando empezó a verse una reacción de rechazo desde Estados Unidos y en eso siempre ha sido franco con la población. Nunca ha ocultado la dureza de las situaciones. Y están los primeros discursos públiocos del año 1990 después de que cayera el muro de Berlín cuando se vislumbraba una desarticulación del sistema soviético. Primero se produce la desarticulación del sistema
socialista europeo y después el sistema soviético mismo se desarma a partir de aquel golpe fallido de 1991. Fue el campanazo de que el sistema se derrumbaba, un sistema que -mi juicio- fue insuficientemente estudiado desde nuestra parte; ha sido más estudiado desde el enemigo del socialismo que desde el socialismo.

Yo creo que lo que derrumba el sistema es una crisis política y social más que económica. Los indicadores de crisis que se pueden caracterizar como de crisis económica para la Unión Soviética no eran tales que no pudieran resolverse sin cambios políticos en el sistema, pero la cultura socialista había fallado. No había una democracia, es decir, el socialismo ha fallado
en crear una democracia.

-La revolución cubana pudo sobrevivir sin la Unión Soviética y ahora todos se preguntan cómo sigue sin Fidel aunque las expresiones más comunes que se escuchan en la calle son del estilo “pa´lante”, para adelante.

Fidel hace 10 años que no dirigía Cuba. La asunción de Raúl Castro no fue una asunción de apariencia. Fidel estaba inhabilitado físicamente, y si no hubiera hecho reposo, si no se hubiera distanciado de las decisiones políticas, incluso de salirse de la cabeza de las  instituciones después del 2006 no hubiera durado10 años más. Hasta pidió que lo quitaran de la candidatura al Comité Central para que no fueran a cometer el pecado de ponerlo y dejó todos los cargos. Empezó a hacer su vida y a escribir sus reflexiones de vez en cuando. Por supuesto se tomaba la libertad de pensar y decir lo que quería y efectivamente eso tuvo que haber influido, pero no estaba en el aparato decisional, aunque no digo que no influyeran sus reflexiones.

Ahora no tendremos más la opinión de Fidel ante los sucesos concretos que la historia nos vaya poniendo por delante, ante los desafíos que nos obliguen a realizarnos en un curso de país de ahora en adelante. Lo otro son referencias, qué dijo en tal ocasión, cómo vio tal cosa, qué conceptos nos dejó, qué problemas conceptualizó, cuáles quedan, cuáles requieren respuestas más actualizadas, etc. Ahora tendrá que ser Raúl Castro, pero ni siquiera por mucho tiempo porque a partir de 2018 no va a ser Raúl. Ya hay una Cuba sin Fidel en una medida casi total porque ha sido durante diez años más una referencia que un factor de conducción directa. En Cuba hay un proceso de reformas, que cada vez va haciéndose más intenso. Yo creo que un proceso de reforma en Cuba que no avance con la prudencia necesaria corre el riesgo de que se la trague un cambio que la ponga muy fácilmente en manos de los Estados Unidos; más que cualquiera de los otros países latinoamericanos porque son apenas noventa millas porque está muy cerca. Noventa millas es una referencia para el bloqueo pero es una referencia para el comercio también, porque para Cuba nada que se pueda comprar o vender a noventa millas es más eficiente comprarlo o venderlo a cinco mil millas. Estados Unidos es el socio comercial de Cuba por definición geográfica, por excelencia. Entonces uno no puede evitar que esté llamado a ser una presencia importante para la economía de este país y una presencia importante cultural que siempre lo ha sido y nunca ha dejado de serlo.

-El concepto de revolución en Cuba siempre ha sido muy importante. ¿Se sigue hablando de revolución?¿Hubo evolución en el pensamiento de Fidel respecto del concepto de lo que es una revolución?

Sí! Claro. Yo creo que el pensamiento de Fidel todavía está muy poco estudiado. Nadie se ha atrevido, no sé por qué, a introducirse a fondo en el pensamiento de Fidel. Pienso, además, que es una de las tareas y de los desafíos de esta época, que es el desafío también de una ciencia social cubana revolucionaria socialista; de un socialismo cubano propio que no se limite a la historiografía. El socialismo cubano está muy cargado en la historiografía y creo que se vislumbran, desde ahora, dos tendencias. La primera es el peligro que se siente siempre de asumir a Fidel como dogma. Simplemente repetir cada pensamiento, a ver la uniformidad de todo. Y la segunda puede tener el exceso de la crítica excesiva pero en realidad tiene que ser una posibilidad. El Che Guevara decía que a los clásicos del marxismo hay que aproximarse con una mezcla de veneración e ireverencia. Entonces también yo creo que sucede así. Creo que el pensamiento revolucionario tiene que ser así, creo que ha fracasaso en muchas ocasiones por no haber sido así. Creo que el pensamiento de Lenín se perdió también porque lo que predominó fue un sistema de reverencia machacada a fuerza de martillo por Stalin y de la que nunca se pudo liberar después el reino soviético porque criticó a Stalin pero la crítica a Stalin se convirtió casi en una crítica de gabinete psicológico. Era un psicoanalista mostrando las crueldades en la personalidad de Stalin, que está ahí, es cierto, pero el más raro problema que nos dejó Stalin como mal no fue eso sino que fue una perversión del sistema socialista. Es decir, el que tenía que haber sido el camino de construir una democracia socialista se frustró y creó un régimen autoritario vertical, cruel.

El peligro de crear un dogma existe, pero es un reto para las nuevas generaciones. La mía, lo que iba a hacer prácticamente lo ha hecho, pero para las nuevas generaciones de sociólogos, politólogos, filósofos, estudiosos cubanos de la ciencias sociales, es una etapa de grandes
desafíos. Yo creo que hay de todo. Hay un pensamiento muy vivo, muy activo, con vicios muy singulares, muy dispuestos a decir sus verdades y a discutirlas y a equivocarse. Hay que estar dispuesto a equivocarse. Quien no está dispuesto a equivocarse está perdido. Si tu desafío, en el pensamiento, va a ser el de querer acertar siempre, estás perdido. Tú vas a buscar el acierto siempre pero no puedes creer que todo lo que hagas, todo lo que tengas como resultado sea el acierto, porque viene del problema de la imposición, de la conversión en dogma, de la estanilización de las decisiones políticas, de todas esas deformaciones de la historia del socialismo; no del socialismo como corriente de pensamiento escrito, sino del socialismo como experimento social.

(*) Ver el estudio de Nestor Kohan sobre la experiencia de la revista Pensamiento Crítico


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