Mexico renegocia con EEUU y Canadá el Tratado de Libre Comercio de América del Norte

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México, Estados Unidos y Canadá comenzaron el miércoles a renegociar el acuerdo que hace 23 años abolió sus fronteras aduaneras, crucial para la economía mexicana pero cuyo futuro Donald Trump puso en duda.

La primera ronda para renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se realizará hasta el domingo en Washington, tras meses de incertidumbre luego de que el presidente estadounidense prometiera terminar un pacto que incumbe a casi 500 millones de personas.

«Haremos grandes cambios o nos libraremos del TLCAN para siempre», ha reiterado Trump, que lo considera «un completo desastre para Estados Unidos».

Washington cuestiona el déficit de su balanza comercial con México, que desde la firma del pacto en 1994 pasó de un excedente de 1.300 millones de dólares a un déficit de 64.000 millones. Además, critica la pérdida de empleos de calidad por el cierre de fábricas que se instalaron en México para aprovechar la mano de obra barata.

«Muchos que perdieron trabajos encontraron nuevos, pero ganan un 20% menos, mientras que en México los salarios han caído un 9% desde el TLCAN por lo que los mexicanos no puedan comprar más bienes estadounidenses«, dijo a periodistas el congresista demócrata Tim Ryan.

Un funcionario de la secretaría de Comercio estadounidense aseguró que la meta de esta revisión es beneficiar a los tres países.

«Nuestro punto de partida para la negociación es lograr un acuerdo comercial más equilibrado y recíproco», afirmó bajo anonimato.

Canadá, que pondrá la protección del ambiente en el centro de los debates, ha anunciado que buscará agregar normas sobre los derechos de los pueblos autóctonos y la protección de la fuerza laboral.

«Muchos trabajadores se sienten abandonados por la economía mundial del siglo 21«, afirmó la ministra canadiense de Exteriores, Chrystia Freeland.

Huevo revuelto 

México, en tanto, llega a la mesa con la mira puesta en «preservar y fortalecer» lo alcanzado, dijo el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, que encabeza la delegación negociadora.

El TLCAN es clave para México, que multiplicó por seis su comercio con Estados Unidos, adonde envía el 80% de sus exportaciones, en particular bienes manufacturados y productos agrícolas.

Con su revisión, México «se juega la confirmación de un proceso de crecimiento y consolidación en América del Norte que ha sido muy rentable», enfatizó Guajardo días atrás al Grupo Reforma.

«México y Estados Unidos son como un huevo revuelto: ya no hay cómo separar la clara de la yema», subrayó en un panel Duncan Wood, director del Instituto de México en el centro de análisis Wilson Center, citando a un empresario mexicano que resumió así la interdependencia entre ambas economías.

Sin embargo, el riesgo de que Estados Unidos abandone el TLCAN es real, recordó en la misma conferencia Fred Bergsten, director emérito del Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE).

«El fracaso es una opción. No nos gusta decir eso. No nos gusta pensar eso, pero es verdad (…) Y eso significa que es muy importante para (Canadá y México)… mantener en mente lo costoso que sería para Estados Unidos».

 Regular las disputas 

La revisión del mecanismo de regulación de controversias comerciales, conocido como el «Capítulo 19», que permite arbitrar litigios relativos al dumping, se anuncia como otro tema espinoso.

Favorable a Canadá, en particular con relación al sector de la madera de construcción, es resentido por Estados Unidos, que buscará suprimirlo.

México, en tanto, aprobó el mes pasado una resolución para que sus negociadores resistan cualquier posible eliminación.

«Cuando se negoció el TLCAN, de alguna manera el mecanismo de disputas fue el mejor enfoque que se pudo alcanzar entonces, pero tal vez haya algunas nuevas disposiciones y elementos que podrían agregarse al TLCAN 2.0», opinó Francisco de Rosenzweig, exsubsecretario de Comercio Exterior mexicano.

La revisión del TLCAN, destinada a modernizar un acuerdo firmado antes de la era internet, no tiene fecha límite, pero las partes prevén entre siete y nueve rondas y esperan logros antes de las elecciones generales y parlamentarias en México (julio de 2018) y legislativas en Estados Unidos (noviembre de 2018), que pueden entorpecer los debates.

Luego de la cita en la capital mexicana, la segunda reunión será en México el 5 de septiembre, antes de una tercera en Canadá, cuya fecha aún no fue anunciada.

El Espectador


La renegociación del TLCAN no debe poner en riesgo el terreno ya ganado

México debe participar en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) sin descuidar los ámbitos en los que ha ganado, como el manufacturero, pero también tiene que proteger de manera especial al sector alimentario que no ha sido muy beneficiado con este pacto.

Así lo consideró Jael Pérez Sánchez, presidente del Colegio de Economistas de Aguascalientes, al señalar que en el caso específico del estado, el TLCAN ha contribuido a dinamizar su economía, gracias al repunte que ha tenido la industria manufacturera en los últimos 15 años.

Pérez Sánchez enfatizó que ejemplo de ello, es que en 2003, la entidad apenas representaba .97% del total de la economía nacional, en 2006 incrementó a 1%, y de 2012 a la fecha “pasamos del 1.09% al 1.24, es decir, aumentamos nuestra participación en el tamaño de la economía, nuestra economía a nivel nacional pesa más y todo eso se debe al dinamismo que ha tenido el sector automotriz”.

Lo anterior se debe a que “parte del TLCAN corresponde también a lo que son las manufacturas, y el sector automotriz se vio altísimamente beneficiado, de tal manera que las facilidades para meter autos al mercado de Estados Unidos lo han aprovechado empresas armadoras como Nissan y algunas otras que están aquí en El Bajío, entonces Aguascalientes se vio beneficiado por ese lado”.

Asimismo, el especialista precisó que la renegociación del TLCAN era indudablemente necesaria, puesto que la economía de México, Canadá y Estados Unidos ha evolucionado; resaltó, además, que este acuerdo entre las tres naciones, ha sido muy benéfico para nuestro país.

Reiteró que se debe proteger al sector alimentario, pues existe una dependencia muy alta con Estados Unidos, además de que hay que cuidar los términos en que se hayan dado las renegociaciones “de todo lo que es el sector manufacturero para que no salgamos afectados, de tal manera que un punto determinado ya no sea rentable tener una industria automotriz en Aguascalientes y en todo El Bajío”.

Al referirse al caso de los productores de leche que pedían salir del TLCAN, el Presidente del Colegio de Economistas de Aguascalientes explicó que se han visto perjudicados porque existe importación de leche en polvo que provoca el abaratamiento del producto, además, el grado de tecnificación del sector primario en Estados Unidos y México es muy diferente, puesto que allá hay un alto nivel y su productividad es mayor, con el mismo costo de producción.

“Es lo que comentaba, se tienen que cuidar sectores estratégicos, proteger algunos sectores, podría ser éste, el sector de la leche, cuidar esa negociación, no es excluir, no es tan sencillo que los productores lecheros no quieren entrarle y los excluimos, no. Lo que se tiene que hacer es cuidar los términos de negociación de determinadas ramas de actividad económica”, finalizó.


TLCAN: el imperio contraataca

Hemos comentado en este espacio que los conflictos que enfrenta el presidente Donald Trump podrían orillar a su gobierno a endurecer la pierna en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), al tratar de anotarse un triunfo a costa de México y Canadá.

Durante su campaña para llegar a la Casa Blanca, Trump convirtió los acuerdos comerciales firmados por Estados Unidos en su caballito de batalla, alegando tramposamente que eran responsables de la pérdida de miles de empleos manufactureros.

Por más que fue refutado por diversos expertos, que le informaron que los cierres de fábricas en zonas como el llamado Rust Belt eran más resultado del cambio tecnológico (robotización) que de la reubicación de plantas en México u otros países, Trump siguió machacando el discurso.

Eso le redituó electoralmente, pues justo en los lugares donde se levantan como fantasmas las antiguas instalaciones industriales, Trump sacó los votos suficientes para hacerse del triunfo en el Colegio Electoral y llevarse la Presidencia.

Durante el periodo de transición, Trump siguió machacando sus lemas de campaña en el rubro comercial, amenazando a empresas para que cancelaran sus planes de reubicación en el extranjero. Eso orilló a Ford, por ejemplo, a desistirse de construir una planta en San Luis Potosí.

Durante enero y febrero, la retórica de Trump aumentó, al punto de que amenazó con sacar a su país del TLCAN, lo cual impactó en la cotización del peso frente al dólar y puso en tensión la economía nacional.

Sin embargo, en los siguientes meses el gobierno de Estados Unidos relajó su posición sobre este tema.

Por ejemplo, al anunciar al Congreso estadunidense las intenciones de renegociar el tratado, el 18 de mayo pasado, el representante comercial Robert Lighthizer bajó sustancialmente el tono contra el TLCAN y afirmó que la idea era adecuar el acuerdo a los tiempos.

“Es de hacer notar que el TLCAN fue negociado hace 25 años y si bien nuestra economía y nuestros negocios han cambiado considerablemente en ese lapso, el TLCAN no lo ha hecho”, escribió.

También contribuyó a la distensión el hecho de que el gobierno mexicano no se enganchara en las bravuconadas de Trump.

Todo parecía listo para que la primera ronda de la renegociación –iniciada el martes en Washington, DC– se desarrollara en un ambiente de objetivos compartidos, haciendo del TLCAN un mejor instrumento para los tres países firmantes.

Sin embargo, unos días antes, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, hizo una declaración que dio lugar a pensar que el ambiente interno de las conversaciones previas a las rondas ya no era tan cordial como se pensaba.

México podría dejar de apoyar a Estados Unidos en materia de migración y seguridad, advirtió Guajardo, si la renegociación del Tratado de Libre Comercio (TLCAN) no lograba concretarse.

Como le relaté ayer, durante la semana previa al inicio de la renegociación en Washington, el clima político en Estados Unidos se complicó para el presidente Trump.

A la investigación en curso sobre la relación de su equipo de campaña con Rusia se agregaron turbulencias en su gabinete, el conflicto con Corea del Norte y, finalmente, el enfrentamiento entre grupos racistas y antirracistas en Virginia, todos los cuales impactaron en la popularidad del mandatario.

Será casualidad –yo lo había anticipado sólo como un escenario posible–, pero en el discurso de ayer de Lighthizer revivieron súbitamente todos los argumentos de campaña de Trump sobre el TLCAN, entre ellos los que lo señalan como generador de un déficit comercial y de la pérdida de miles de empleos.

A diferencia de lo que puso en su carta de mayo pasado, el representante comercial se olvidó de consideraciones técnicas y dijo ayer que a Estados Unidos no le interesaba hacer cambios cosméticos, sino aprovechar la “histórica” ocasión para “arreglar” el tratado, de manera que dejara de “fallar” a los estadunidenses.

¿Qué implica ese cambio? ¿Es la aparición del estilo negociador de Trump de golpear primero y platicar después o son las ganas de recuperar fuerza política sonándose a los hermanos menores?

Diario


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