Diez ciudades latinoamericanas que se destacan por la agricultura urbana

1.875

Diez ciudades latinoamericanas que se destacan por la agricultura urbana

BBC Mundo

En el centro o en la periferia, 10 ciudades latinoamericanas y del Caribe cultivan plantas y crían animales para alimentación. Y esto, según la Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas (FAO, por sus siglas en inglés), supone una buena noticia.

En un informe que acaba de difundir, la FAO observa un crecimiento de las prácticas urbanas de agricultura. El trabajo se basa en los resultados de una encuesta llevada a cabo en 23 países y en los datos de 110 ciudades y municipios.

«Se estima que más de 800 millones de personas están involucradas en agricultura urbana y periurbana», dijo Makiko Taguchi, agrónoma de FAO. Taguchi explicó que en los países industrializados, el cultivo en las ciudades se practica casi como un «hobby». En los países en vías de desarrollo, en cambio, la agricultura urbana surge de la necesidad.

Estas son, de norte a sur, las ciudades «verdes» destacadas por la FAO que incluyen o fomentan la agricultura doméstica y urbana como una forma sostenible de garantizar la seguridad alimentaria.

La Habana

Forzados por el llamado período especial, la crisis económica posterior a la caída de la Unión Soviétiva que condujo al racionamiento de alimentos y a crecientes índices de malnutrición, los habitantes de La Habana iniciaron la siembra de productos alimentarios en cualquier espacio disponible, dice la FAO en su informe.

Pronto la agricultura urbana pasó a ser una prioridad nacional. crían cabras.

En la actualidad, La Habana es la reina de las ciudades «verdes»: 90.000 residentes practican la producción de alimentos, ya sea cultivando huertos caseros o trabajando en los huertos y las granjas pecuarias comerciales de la ciudad.

La agricultura urbana y periurbana suministró en 2013 alrededor de 6.700 toneladas de alimentos para casi 300.000 personas en escuelas, centros de salud pública y hospitales.

Según la investigación de la FAO, «La Habana ha agregado una palabra nueva —organopónicos, un sistema de cultivo ecológico— al vocabulario de la agricultura urbana y se ha convertido en pionera en la transición global hacia una agricultura sostenible que produce ‘más con menos'».

Ciudad de México

El área metropolitana de la Ciudad de México conforma una de las aglomeraciones urbanas más grandes del mundo.

La mayor parte de la agricultura del Distrito Federal de México puede calificarse como periurbana e incluso suburbana. Pero aunque incipiente, la producción urbana de alimentos está aumentando. El gobierno del Distrito Federal está promoviendo la agricultura sostenible en las zonas rurales y la producción de alimentos en la propia ciudad.

Como ejemplo, se menciona el Huerto Romita, un espacio comunitario situado en el corazón de la ciudad para la producción de hortalizas orgánicas. También menciona el informe diversas iniciativas públicas y privadas para crear «azoteas verdes».

Entre ellas, un programa de la Secretaría de Medio Ambiente ha ayudado a instalar camas de plantas suculentas en más de 12.300m2 de azoteas, en escuelas, hospitales y museos.

Antigua y Barbuda

Aunque este país formado por dos islas, Antigua y Barbuda, se clasifica como de «ingreso alto no perteneciente a la OCDE», un estudio de 2007 reveló que el 28% de la población del país vivía en condiciones de indigencia o pobreza o se encontraba en riesgo de caer en ella.

Siete años más tarde, el programa nacional de horticultura doméstica produce 280 toneladas de hortalizas anualmente y se considera un factor clave para alcanzar el objetivo Hambre Cero en el país caribeño.

Gracias a este programa, el 10% de la población consume alimentos producidos en casa. La meta es cultivar 1.800 toneladas anuales de hortalizas en los patios de los ciudadanos.

Tegucigalpa

Honduras está entre los países más pobres del mundo y tiene una de las tasas más elevadas de pobreza urbana de la región de América Latina y el Caribe.

En la capital Tegucigalpa, con 1,2 millones de habitantes, casi la mitad del área urbana consiste en asentamientos informales.

En 2009, se seleccionaron cuatro de estos asentamientos para un proyecto pionero para crear huertos familiares en los patios.

El impacto del proyecto, dice el informe, ha permitido mejorar la nutrición familiar a las comunidades.

Como resultado, hay abundantes cosechas de rábano, cilantro, lechuga y pepino y grandes ahorros en los gastos alimentarios de las familias.

Managua

Nicaragua ha demostrado el compromiso más firme con la agricultura urbana y periurbana entre los países centroamericanos, dice el texto de la FAO.

Un programa del gobierno pretende establecer 250.000 huertos domésticos en las ciudades de todo el país.

El plan es crear huertos familiares y bancos comunitarios de semillas, brindar a los productores urbanos pobres capacitación, acceso a insumos y asistencia, y desarrollar tecnologías de riego para superar la escasez estacional de agua.

Las bases de este programa se iniciaron en 2010 en dos de las áreas más pobres y más densamente pobladas de Managua.

Allí, los participantes aprendieron buenas prácticas hortícolas en centros de capacitación, que luego aplicaron en sus patios, como el enriquecimiento del suelo con fertilizantes obtenidos con la fermentación anaeróbica de desechos domésticos.

Muchas familias duplicaron el consumo de hortalizas gracias a la producción sostenida.

Quito

En la capital ecuatoriana se acordó en el año 2000 la primera declaración que llama a las ciudades de la región a «comprometerse decididamente con la agricultura urbana».

Aunque la producción de alimentos estaba extendida entonces en Quito gracias a las sucesivas oleadas de migrantes indígenas andinos, no estaba contemplada por las autoridades municipales.

En barrios de la ciudad y en asentamientos de laderas y barrancos, muchos de los nuevos habitantes de la ciudad recurrían a la agricultura a pequeña escala para alimentar a sus familias.

Pero tras 14 años y gracias a un proyecto de agricultura urbana participativo en toda la ciudad, Quito es una de las capitales más verdes de la región: según el último recuento tiene 140 huertos comunitarios, 800 huertos familiares y 128 huertos escolares.

El proyecto piloto se inició en el barrio El Panecillo, una colina en pleno centro de la ciudad, según recoge la investigación de la FAO.

Ahora, el programa municipal proporciona a los vecinos de 32 parroquias de la ciudad semillas y plántulas, insumos, materiales y formación.

Lima

De acuerdo al informe, la capital de Perú se enfrenta a varios desafíos.

El río Rímac es la base de suministro de agua para sus 9,6 millones de habitantes y se usa para irrigar gran parte de sus 12.500 hectáreas de tierras agrícolas periurbanas.

Pero también es el principal destino de eliminación de residuos. Además, con una población que aumenta en casi 200.000 personas por año, hay más demanda de alimentos y más presión de la expansión urbana sobre las tierras productivas.

Un proyecto propone reducir la presión sobre los recursos hídricos y aumentar la producción de alimentos depurando y reutilizando 300 millones de aguas residuales al año para irrigar zonas verdes y áreas agrícolas.

En 2013, el gobierno peruano inauguró la mayor planta de tratamiento de aguas de América del Sur, con capacidad para tratar el 75% de los efluentes generados en el área municipal y está construyendo otra planta para aunmentar la cobertura al 100 %, resalta la FAO.

Reutilizando la mitad de sus aguas residuales, Lima podría regar 28.000 hectáreas de parques y áreas verdes y cerca de 10.800 hectáreas de terrenos agrícolas, según un estudio de la Comisión Europea.

Además, el gobierno de Lima Metropolitana puso en marcha un programa para promocionar la agricultura urbana en los 43 distritos de la ciudad.

El Alto

A principios de los años 2000, más del 70% de la población de esta ciudad boliviana vivía en situación de pobreza y alrededor del 40% de los niños menores de 5 años estaban malnutridos debido a un consumo extremamente bajo de proteínas animales, frutas y verduras.

La FAO y el gobierno municipal de El Alto desarrollaron un proyecto para promover la producción de verduras durante todo el año en huertos familiares.

Este plan de agricultura urbana ha tenido un impacto duradero y positivo en los barrios más pobres de la ciudad de 890.000 habitantes, asegura el organismo.

En un año, dice el informe, un típico invernadero de adobe de El Alto produce seis cosechas de acelga y rabanito y casi una tonelada de tomates.

Los horticultores ahorran U$60 al mes en la compra de comida y tienen una ganancia de U$15 por la venta de excedentes.

Belo Horizonte

Muchos de los planes ejecutados como parte del Programa Hambre Cero se iniciaron en la década de 1990 en Belo Horizonte, la tercera aglomeración urbana más poblada de Brasil tras Sao Paulo y Río de Janeiro.

Entre ellos se incluyen los proyectos de apoyo a la agricultura doméstica. Según la FAO, estas iniciativas han logrado en los últimos seis años que baje de 50 a 30 millones el número de personas que sufren inseguridad alimentaria en el país.

En Belo Horizonte, el programa de agricultura urbana y periurbana de la Secretaría Municipal Adjunta de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SMASAN), en vigor desde 1998, ha creado 185 huertos de hortalizas y 48 huertos frutícolas.

Hay huertos instalados en escuelas y en centros preescolares, tres huertos totalmente comerciales y huertos no comerciales establecidos en centros de salud y de servicios sociales, residencias de ancianos, centros de acogida y otros servicios públicos, según recoge el estudio de FAO.

Rosario

Con 1,35 millones de habitantes, el área metropolitana de Rosario, junto al río Paraná, es la tercera ciudad de Argentina y una de las más prósperas.

En 2002, y tras la debacle económica de 2001, el gobierno municipal inició un programa de agricultura urbana.

Desde entonces, esta práctica en Rosario ha evolucionado paralelamente a la recuperación económica de Argentina.

Hoy en día, el número de ciudadanos que practican la horticultura es de alrededor de 1.800, de los cuales 250 son productores a tiempo completo organizados en la Red de Huerteras y Huerteros.

La hortalizas que producen son 100% orgánicas y los horticultores cultivan sobre sustratos de compost de alto rendimiento.

Desde 2004, la ciudad celebra anualmente la Semana de la Agricultura Urbana y ha sido reconocida internacionalmente como un ejemplo de la buena integración de la agricultura en el desarrollo urbano.

Según el documento elaborado por los expertos de Naciones Unidas, Rosario es una de las pocas grandes ciudades de América del Sur que han incorporado plenamente la agricultura en su planificación del uso del suelo y en las estrategias de desarrollo urbano.

BBC Mundo


Ciudad verde modelo de Guayana revela ambicioso plan nacional

Desmond Brown, IPS, desde Georgetown

A unos 80 kilómetros del océano Atlántico se encuentra el pueblo de Bartica, donde nace el río Essequibo y considerado la puerta de entrada al interior de Guyana. Esta localidad de unos 15.000 habitantes es el punto de partida para quienes trabajan en la selva extrayendo oro y diamantes.

Un nuevo proyecto permitirá instalar en Bartica un sistema fotovoltaico de 20 kilovatios pico (kWp) en la escuela secundaria, además de una iluminación eficiente y de luminarias públicas con luces LED.

El Ministerio de Presidencia, a través de su oficina de cambio climático y en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), lanzó el proyecto Asociación Cambio Climático Japón-Caribe en Bartica este mes.

La asociación, financiada por el gobierno japonés con 15 millones de dólares, apoya a los países para avanzar en el proceso de mejoramiento de la planificación en materia de seguridad energética para la adaptación al cambio climático.

La directora de la Oficina de Cambio Climático del Ministerio de Presidencia, Janelle Christian, comentó que la asociación se dio en un momento oportuno pues ayuda a promover la idea del presidente Davida Granger de desarrollar a Bartica como una ciudad “verde” modelo.

“El proyecto de asociación y el apoyo del que se ha beneficiado y se sigue beneficiando se enmarca en la Estrategia de Desarrollo de un Estado ‘Verde’. Esta iniciativa piloto, que se implementará en Bartica, es una respuesta directa al pronunciamiento del presidente para que Bartica se convierta en ciudad ‘verde’ modelo”, señaló.

La estrategia ofrece un marco para planes y políticas de desarrollo a escala nacional en materia de acción climática. Christian señaló que la implementación de la asociación es un apoyo al compromiso del gobierno de realizar la transición para que 100 por ciento de la energía utilizada en instituciones públicas provenga de fuentes renovables para 2025.

“Gracias al apoyo económico y también de recursos que hemos podido aprovechar gracias a nuestros socios, las iniciativas ya comienzan a tener efectos”, destacó.

“El proyecto de Bartica no es único, sino que forma parte de un programa nacional que ya tendríamos que haber visto en algunas escuelas con sistema fotovoltaico a través de la Agencia de Energía de Guyana”, indicó.

“Además, bajo el Ministerio de Comunidades, hay y hubo recursos para instalar luminarias LED y sentimos que esos proyectos deben alinearse con los planes nacionales con respecto a nuestros logros y a la implementación de esos compromisos realizados”, añadió Christian.

La representante residente del PNUD, Mikiko Tanaka, dijo que el lanzamiento de la asociación está en línea con la trayectoria de desarrollo “verde de Guyana”. “Los recursos sin duda contribuirán a mejorar la capacidad de este país y de los otros siete beneficiarios para responder a las oportunidades y al riesgo climáticos”, indicó.

La asociación forma parte de una iniciativa regional, lanzada oficialmente en enero de 2016, que incluye a Belice, Dominica, Granada, Jamaica, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Suriname y, ahora también Guyana.

Tanaka explicó que la asociación forma parte de un esfuerzo global para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pues se relaciona con el cambio climático.

“El logro de ese proyecto ayudará a Guyana en la búsqueda de transformarse en un estado ‘verde’, al impulsar una plataforma de esfuerzos colaborativos. El proyecto permite la adaptación y la implementación de tecnologías de mitigación y adaptación, que le dan a Guyana la flexibilidad para identificar, desarrollar e implementar proyectos piloto de demostración que buscan atender las ramificaciones significativas relacionadas con el clima”, explicó.

Mientras, el especialista de programa del PNUD, Patrick Chesney, dijo que la asociación es una respuesta importante que subraya la colaboración entre un país más desarrollado y otros en desarrollo.

“Es una respuesta ambiciosa y debemos juntar esa ambición con nuestra energía, con nuestra pasión y con nuestro conocimiento”, destacó Chesney.

“Guyana es el segundo país más verde de la Tierra, por lo que la iniciativa de crear un estado verde es simplemente montar la arquitectura, los mecanismos y garantizar que todo lo que hacemos es contribuir a hacer y mantener a Guyana verde”, añadió.

Además, el alcalde de Bartica, Gifford Marshall, elogió a las organizaciones por crear la asociación en la comunidad, lo que demuestra el interés del gobierno en el desarrollo de esta ciudad.

“Se trata principalmente de un consejo visionario que fue elegido por las personas para el desarrollo de Bartica, tenemos el compromiso de servir, fuimos elegidos para servir y eso es lo que haremos, y esos proyectos, por supuesto, lograrán grandes transformaciones para el municipio de Bartica”, señaló Marshall.

La gerenta de proyecto, Yoko Ebisawa, dijo que la asociación está diseñada para fortalecer la capacidad de los países del Caribe para invertir en tecnologías de mitigación y adaptación al cambio climático, como priorizaron en sus Acciones Nacionales de Mitigación Apropiada (NAMA, en inglés) y Planes de Adaptación Nacional (NAPs).

Esa tecnología ayudará a reducir la dependencia en la importación de combustibles fósiles, colocando a la región en un camino de desarrollo con bajas emisiones contaminantes, así como mejorará la capacidad regional para responder a las oportunidades y a los riesgos climáticos a largo plazo, a través de enfoques de desarrollo resilientes que van más allá de la respuesta a eventos extremos, explicó.

La asociación reúne a autoridades, expertos y representantes comunitarios para impulsar la innovación política para la difusión e incubación de tecnología climática. De esa forma, la asociación procura asegurar que se hace frente y se superan las barreras que impiden la implementación de tecnologías resilientes al clima de forma participativa y eficiente.

Eso hace que se implementen en el terreno medidas concretas de mitigación y adaptación, de acuerdo con las estrategias de los países a largo plazo.

A partir de, y con apoyo de, NAMA y NAPs, la asociación también apunta a la incubación de tecnología climática para sectores específicos, tanto públicos como privados, y las empresas y grupos comunitarios para que las tecnologías verdes con bajas emisiones contaminantes y resilientes al clima puedan probarse, refinarse, adoptarse y mantenerse como medidas prácticas para mejorar la resiliencia nacional, subnacional y comunitaria.


VOLVER

Más notas sobre el tema