Rector de la universidad católica de Perú: «Hay que replantearse qué es lo que se debe enseñar y qué no»

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Marcial Rubio: “La Ley Universitaria se dio en 2014 contra las universidades ‘garaje’. ¿Han cerrado alguna de ellas?”

El rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) señala que las universidades públicas deben ser el espinazo de la educación peruana, recalcando que deberían recibir al menos el doble del presupuesto que actualmente les da el Estado. Refiere que en la Católica no se convierte a nadie en marxista leninista, que se le da una educación humanística.

¿Cómo recibe la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) su primer centenario?

Siendo un centro de ebullición constante. De un lado las necesidades de la sociedad crecen y se diversifican en materia de formación de seres humanos profesionales y académicos. Y de otro lado, el conocimiento crece muy rápidamente. UNESCO dice que cada tres años se duplica en ciertas áreas del conocimiento. Y eso obliga a que la universidad, que está formando chicos, generalmente de entre 17 y 25 años, que van a trabajar hasta los 80 o 90, se pregunte ¿qué se enseña? Hay que replantearse qué es lo que se debe enseñar y qué no. Todo eso va a los fundamentos de cada disciplina y la metodología de aprender, que también evoluciona.

La PUCP ha apostado por carreras innovadoras, como la Escuela de Teatro, que hoy es facultad. ¿Qué se viene?

 

La formación del ser humano se fundamenta en las ciencias, las letras, las ciencias sociales contemporáneas y el arte. Por eso la Facultad de Artes Escénicas que tiene danza, teatro y música –que ya lo enseñábamos antes, pero de manera menos organizada– tiene la finalidad de servir mejor al Perú con gente que practique las artes pero con nivel profesional y postgraduado. Ahora tenemos la carrera de Moda, que busca dar mayor valor agregado que dé más riqueza. Estamos entrando a Gastronomía el próximo año, que también es una de las riquezas del Perú. Y mantenemos el nivel en Física, Química, Matemáticas, Historia, Filosofía, Literatura y las demás disciplinas que conocemos. Pero la idea es hacer una mixtura de las cosas viejas, que fundamentan el conocimiento, y de las nuevas, que son la frontera de lo que hay que saber para trabajar.

No todos pueden ir a la universidad, pero hay pocos institutos técnicos de calidad. ¿Hay que fortalecerlos?

La educación técnica tiene un nivel que no es el deseable. En Perú hay 142 universidades porque no hay buenos institutos técnicos. Si fueran de calidad mucha gente estudiaría en ellos, que son los que permiten salir a trabajar. No hacen mucha ciencia, pero capacitan, inclusive, mejor. Yo soy abogado, pero sé por los ingenieros que si en Perú se formara un buen soldador sabría más que los ingenieros mecánicos que ahora sueldan. Probablemente ese especialista tenga que actualizarse cada cierto tiempo, pero es un sistema de educación continua.

Así se incrementaría la población con estudios…

En Perú hay profesiones de mando medio que son indispensables y no existen especialistas, entonces, llega gente del extranjero a cubrirlas.

Ustedes ya tienen el licenciamiento de SUNEDU. ¿Tuvieron muchos problemas?

El licenciamiento que ha planteado la SUNEDU tiene requisitos de alta calidad que exige a la universidad. Nosotros tenemos una tradición de trabajar con seriedad, tener laboratorios, profesores de tiempo completo, instalaciones más o menos adecuadas, y entonces, hemos pasado bastante bien, pero ha sido un esfuerzo grande que nos exigió un trabajo de complementación de algunas inversiones y un expediente de 4,600 fojas. Lo presentamos en febrero del año pasado y recibimos el licenciamiento meses después, en julio.

Las exigencias para el licenciamiento son más complicadas para las universidades públicas. En San Marcos, por ejemplo, han tenido problemas.

Habrá universidades que no podrán cumplir sus requisitos. San Marcos es un emblema del Perú, es una hermana mayor, pero no tiene los recursos que necesita para poder trabajar. La calidad la tiene y creo que es un milagro de la gente que trabaja en San Marcos con el presupuesto que le dan. Usted mira las universidades equivalentes de Colombia, Chile, Argentina y Costa Rica, todas tienen un presupuesto de 500 millones de dólares para arriba. San Marcos tiene 130, y es la universidad pública que más dinero tiene en Perú. La universidad pública está asfixiada.

Por ello mismo, ¿cree que se debe flexibilizar los plazos para que cumplan con adecuarse a la nueva Ley Universitaria?

Las leyes no cambian nada. Lo que cambia es una política que estructure a la universidad pública y la coloque como el espinazo de la educación peruana, para lo cual deben estar financiadas adecuadamente. El rector de San Marcos ha dicho que necesita arriba de mil millones de soles y yo le creo porque sé lo que es administrar una universidad. Lo primero es darle a San Marcos los 700 millones de soles que le falta y a las otras universidades públicas, proporcionalmente lo mismo, y establecer a partir de allí una exigencia para evitar que el dinero se tire por la ventana. Si no se duplican los recursos de las universidades públicas no comenzaremos el cambio.

¿Qué efecto ha tenido la nueva Ley Universitaria para mejorar la calidad educativa?

El Poder Ejecutivo y el Legislativo explicaron que la Ley Universitaria N°30220, que se dio en 2014, iba contra las universidades ‘garaje’, las universidades «de segundo piso», las universidades «chifa». ¿Usted se ha enterado de que han cerrado alguna de ellas? No. Entonces, hay algo que está equivocado en la política universitaria en general y eso es lo que hay que corregir para que el sistema comience a caminar.

¿Qué investigaciones hace la PUCP?

Nosotros tenemos arriba de cien grupos de investigación que involucran un igual número de profesores investigadores a tiempo completo, además hay profesores llamados no investigadores que también tienen proyectos además de clases y otras actividades. De tal manera, que en la universidad hay un trabajo constante de investigación. El año 2009 establecimos un vicerrectorado de investigación, antes teníamos una dirección que hizo muchas cosas buenas, pero se necesitaba tener el máximo rango, y creo que en estos seis o siete años hemos dado un vuelco muy grande haciendo investigación comprobada en ranking internacionales.

¿Cómo se aplica estas investigaciones a la sociedad? Por ejemplo, estudiantes de la PUCP trabajaron en una casa adecuada para zonas altoandinas que reduzca enfermedades y muertes por las heladas. ¿El Estado las ha tomado en cuenta?

Se han construido unos cuantos cientos de ‘casas calientes’. Si el Estado quisiera podría hacer 50 mil, cien mil. Yo pienso que debería hacerlo, pero no lo hace. Tendrá sus razones pero es un error. La tecnología está. Nosotros trabajamos en muchas otras tecnologías, como el proyecto de Ingeniería Biomédica, que se ha montado sobre años de investigación hecha independientemente por profesores de electrónica de la Católica y por médicos de Cayetano que se han juntado para hacer cosas de Bioingeniería muy interesantes que inclusive están patentadas. Hay una incubadora para bebés que funciona tan bien como cualquiera del mercado, está hecha con productos nacionales, es mucho más barata y está a disposición, pero a nadie le interesa aplicar la patente.

¿Son muy caras las ‘casas calientes’?

Tienen la particularidad de que usa el fogón y unos aditamentos de energía solar en una casa que está hecha de adobe, del material de la zona. No necesita conexión eléctrica, es muy barata de mantener. Los ingenieros civiles han trabajado acá sobre estructuras de adobe para fortalecerlas y evitar que se caiga con los sismos. Nuestros especialistas han sido invitados a China para presentar las tecnologías pero dicen que nadie es profeta en su tierra.

¿Cómo está el problema con el Arzobispado?

Hemos regularizado completamente la relación con Su Santidad el Papa y el Vaticano, y también con la Conferencia Episcopal Peruana. Queda un conflicto de bienes, de patrimonio, que se está ventilando entre el Arzobispado de Lima y la Universidad por una herencia de hace 73 años. El conflicto es solo patrimonial por quién administra los bienes de la universidad, lo que, por otro lado, ya está resuelto en el estatuto que ha aprobado Su Santidad. Yo creo que esto desaparecerá con el tiempo.

Algunos tildan a la PUCP de caviar, ¿lo es?

(Risas) Si caviar fuera preocuparse por los más necesitados y tratar de construir mayor justicia, a mucha honra. Nosotros en realidad somos una universidad que respeta las ideas de quien postula y entra, porque nosotros no enganchamos a nadie, y tratamos de darle una formación ética, técnica, humanística, artística y de Ciencias Sociales lo más completa posible. Y ello para que esta persona tenga sustento cultural y metodológico en las cosas que haga. No es cierto que aquí convertimos en marxistas leninistas, no convertimos a nadie en nada, lo que queremos es que quien viene tenga un pensamiento sólidamente conformado. De aquí son nueve ministros del presidente Kuczynski, pero del gobierno pasado eran ocho o siete, y un número equivalente en el de Alan García. Nuestra formación es cultural y académica y no de adoctrinar gente.

La separación de poderes no es aislamiento

Usted fue ministro del Gabinete Paniagua tras la renuncia de Fujimori. ¿Hubo conflictos entre Legislativo y Ejecutivo como ahora?

No era exactamente igual, pero había un Congreso con mayoría fujimorista y un presidente que si bien había elegido ese Parlamento en el que Valentín Paniagua tenía dos votos, no había el mismo enfrentamiento de hoy pero hubo que tratar con mucho tacto la relación con el Congreso. Y creo que lo magistral en él fue su criterio político. Trató de no dar pasos en falso, no despertar rabias y tuvo la magnífica idea de tener como presidente del Consejo de Ministros a don Javier Pérez de Cuéllar.

No habrá sido fácil…

El Estado se había derretido como si fuera un barquillo de helado en la playa a las doce del día de un verano de febrero. Sus primeros días fueron con el consejo de ministros del ex presidente Alberto Fujimori, que había mandado su renuncia por fax, y la presidenta del Congreso había sido censurada. Había que reconstruir el Estado, y Valentín Paniagua y Javier Pérez de Cuéllar fueron los artífices de eso, y que los congresistas tuvieron la generosidad para con la patria de colaborar.

En este momento, ¿servirá el diálogo?

Yo invocaría: ¡Viva el Perú! Sobre esa base, las diversas fuerzas políticas deberían ponerse de acuerdo en lo que se tiene que hacer. Habría que buscar que no haya disidencias sino convergencias y sobre esa base discutimos lo demás. Eso no es un secreto. La separación de poderes no es aislamiento, sino colaboración y fiscalización.

Usted es jurista, ¿procede un indulto para Fujimori?

El indulto es una decisión política, por eso la tiene el Presidente de la República, si no la tendría un equipo técnico. Hay que balancear el respeto al ser humano y la necesidad de que las sanciones que pone la sociedad a través del Poder Judicial sean cumplidas. Esta es una cosa política y ética. No hay que dejar morir a la gente en la cárcel pero también hay que cumplir las sanciones cuando han sido aplicadas democráticamente. Este equilibrio hay que buscar y está en manos del presidente definir cuándo en la armonía de estas dos cosas hay que dar un indulto.

Se ha presentado al Congreso una acusación constitucional contra magistrados del Tribunal Constitucional por el caso El Frontón. ¿Procede?

Este también es un juicio político. Lo que debe haber es evaluar la situación. Yo no conozco con detalle los expedientes pero el Congreso debe emitir una decisión fundamentada. Desde mi punto de vista personal, si hubo una matanza de gente rendida o a la que no se le dejó rendirse, eso es un crimen de lesa humanidad, indudablemente.

La República

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