Marihuana legal en Uruguay: en el primer día de venta se agotó el cannabis en las farmacias de Montevideo

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Montevideo agotó y el interior vendió «re bién»

Tres horas antes de que terminasen su turno de atención al público, las cuatro farmacias que venden marihuana en Montevideo se quedaron sin stock. Sus propietarios ya hicieron sus pedidos al Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca), aunque las empresas distribuidoras (y cultivadoras) tienen, según el contrato, hasta un máximo de 15 días para entregarla.

La capital y el interior han corrido por carriles separados en este proceso de comercialización de cannabis a través de las farmacias. Hasta el domingo se habían registrado 3.198 adquirentes en Montevideo, el 60% del total del país. Esa relación de oferta y demanda hizo que la mercadería escaseara al cabo de unas horas, en especial en el punto de venta de Malvín donde sus dueños solo habían comprado medio kilo.

En los restantes diez departamentos que cuentan con al menos una farmacia, «el ritmo de ventas general fue muy bueno y es esperable que mañana (por hoy) se agote en algunos lugares como Flores o Artigas», dijo una fuente de Presidencia.

En Canelones, que con 631 era hasta la apertura de las ventas el segundo departamento con más adquirentes, las dos farmacias «estuvieron llenas todo el día», resumieron sus farmacéuticos. Lo mismo le sucedió en Lavalleja, con la diferencia de que este fue el único comercio que no recibió la mercadería en fecha y, por tanto, su «lleno» fue de consultas fallidas.

En Colonia, donde se pidieron «50 bolsitas», vendieron unas 15. Fue a comprar un mercedario que viajó 100 kilómetros. La farmacéutica de Las Flores, en Maldonado, fue más arriesgada y encargó los dos kilos (400 paquetes). Al cierre de ayer había vendido la mitad. Y en Paysandú también «se liquidó cerca de la mitad» y hasta se le vendió a unos montevideanos que estaban de paseo.

En la farmacia de Flores, según su dueño, «no paró de sonar el teléfono con consultas de horarios, muchos eran de otros departamentos». El éxito de la primera jornada, contó el comerciante, es que «se pudo atraer a varios clientes a que compren otros productos». En Artigas fue difícil comunicarse con el dueño porque «siempre estaban atendiendo gente».

En Tacuarembó hubo poca venta y menos aún en Salto.

Faltó el salto

Cuatro personas habían acudido hasta primeras horas de la tarde a adquirir cannabis en la única farmacia autorizada del departamento norteño, en el centro termal de Daymán.

El propietario del negocio, Horacio Albisu, dijo que se presentaron problemas informáticos sobre la media mañana que demoraron la atención de los primeros compradores y lo consideró aún como un tema «tabú» para la sociedad.

Albisu aceptó el desafío de inscribir su farmacia a esta experiencia, únicamente para brindar un servicio en medio de un centro turístico. «Comenzamos de acuerdo a lo previsto y es gente que ha venido de la ciudad y no sabemos cuál será la demanda ni el número de clientes», acotó pero fue enfático al señalar que al menor inconveniente que se le pueda plantear en perjuicio de su negocio, «no me complico y largo porque lo asumí con la finalidad de ser útil a controlar este tipo de cosas».

Los problemas operativos, explicó, se originaron con las huellas dactilares, las que el sistema demoró en reconocer y llevó en uno de los casos una espera que superó los 15 minutos, cuando en el resto el promedio fue de tres.

Uno de esos primeros compradores llegó hasta Albisu Termal en bicicleta desde la ciudad y recorrió unos 15 kilómetros porque vive en el extremo norte. El frío no fue un impedimento para que el joven que estaba registrado acudiera en procura de cannabis legal.

Otro llegó en su auto de alta gama y, a diferencia del cliente anterior, se mostró poco nervioso. «Aquí se ven las dos caras de la sociedad, uno que llega a comprar cannabis en bicicleta como asustado recorriendo treinta kilómetros con cero grado y el otro en un auto que vale treinta mil dólares y no le importa un carajo que lo reconozcan», resumió el guardia del lugar. Eso sí: «no hubo un solo incidente».

El País


Y un día hubo cannabis legal – Por Tomer Urwicz

La sensación es la de estar en una fila para comprar las entradas para la final del campeonato de fútbol en el único lugar que las vende. No hay revendedores ni quien ofrece garrapiñada, pero cada tanto surge el grito de «Uruguay nomá». El primer día de venta legal de marihuana en las farmacias de Uruguay llegó más de tres años y medio después de zanjadas las discusiones parlamentarias, pero sin homogeneizar las distintas visiones dentro de la sociedad.

Algunos se alegran de no tener que lidiar con el narcotráfico para acceder al cannabis, otros recuerdan sus primeros porros, los más perseguidos se tapan la cara al salir de las farmacias cuando ven las cámaras de la televisión dando vueltas; uno que otro, refugiado en la comodidad de su auto, grita «vayan a laburar» y recibe la contestación: «Uruguay nomá».

La ansiedad de los que esperan en el frío crudo del barrio Cordón va en aumento a medida que los primeros atraviesan la puerta y salen a la vereda con unas bolsitas celestes y blancas —o combinadas con azul si es que optaron por un efecto «más sedante». Esos sobres discretos, similares a los de toallitas de bebé o gasas de propóleos, son la imagen made in Uruguay que recorre el mundo.

Para la prensa internacional, el 19 de julio de 2017 marcó un hito y, de prosperar el «experimento» uruguayo, integrará la lista de efemérides del mes. Para Sandra (46), en cambio, significó el fin de una espera de 11.203 días. Ni uno más, ni uno menos; esta uruguaya especialista en instalaciones eléctricas escribió es su diario íntimo la vez que probó su primer porro: 15 de noviembre de 1986.

«Por aquel entonces éramos la generación rebelde del liceo que se animaba a las libertades luego de años de dictadura», recuerda Sandra mientras forma la fila para comprar su primera dosis de cannabis legal en la farmacia Antártida (Cordón). «No sabíamos qué calidad consumíamos y teníamos que recurrir al narcotráfico para acceder al producto».

Más de 30 años después, es el Estado el que le facilita el acceso al cannabis controlado y regulado desde la semilla. «Esto es…», busca la palabra justa y los ojos se le comienzan a humedecer, «un sueño». No se define como militante y tampoco como una consumidora habitué, pero este paso en la legalidad la conmueve porque es una «cuestión de derechos».

Y hablando de derechos, dice, su hijo de 22 años también tiene el derecho a saber que su madre fuma. Por eso promete (o se promete) que al llegar a su casa con los paquetitos blancos y celestes llenos de cogollos tiene «la excusa perfecta» para blanquear el asunto entre familia. A lo mejor en su diario íntimo también marque ese hito.

La palabra «familia» fue una de las más repetidas en las colas de espera de las farmacias: «Que mi familia sabe, pero igual no me saques foto»; que «es para fumar en familia»; y hasta alguno (no más de diez) que fueron a comprar su dosis «en familia» (léase con hijos chicos incluido).

—¿Por qué se tapa la cara si está todo en la legalidad?

—Soy músico en los ómnibus y no sé cómo reaccionará el público si me reconoce; una cosa es la ley y otra la aceptación social (Jorge mientras espera su turno para comprar).

A ocho kilómetros de allí, en línea recta, en las afueras de la farmacia Pitágoras de Malvín comienza a sentirse el olor a hierba húmeda y dulzona. Javier (35) acaba de encender un cigarro de marihuana legal para comprobar in situ su calidad.

Este pintor de Las Piedras viajó media hora en su auto para comprar los diez gramos que tiene permitido en la semana. En su ciudad «no hay ninguna farmacia dispuesta» a vender el producto, por lo que invirtió en un poco de nafta, $ 374 por el gramaje de cannabis y ganó en «una experiencia única» (que incluye fumar con su esposa en la noche).

Su comportamiento este día no se parece en nada al hermetismo de Jorge o al que mantuvo el gobierno al hablar del tema. Javier se expone, disfruta del show, de comparar los cogollos de su autocultivo con estos a los que accedió por la nueva vía regulada.

Su análisis empieza cuando abre el sobre con cierre estilo Ziploc. Tiene un olor «un poco suave, pero natural». Al tacto «está un poco seco», lo que puede ser un indicador de que la flor fue cosechada hace tiempo. De vista el cogollo «está limpito, sin barro, todo puro». De sabor, «es rico». Y sobre el efecto…

Este es otro tema sobre el que no hay consenso. Para los usuarios de consumo menos frecuente, la primera impresión fue que «es un viaje interesante, tranquilo y feliz». Para aquellos más exigentes, «es suave, pero ideal para los horarios de descanso, de paz».

A Sandra no le preocupa el porcentaje de THC, que genera el efecto psicoactivo, porque no busca la perfección. A Nora, que tiene nueve años más y también comenzó a fumar cuando tenía 15, le es decisivo: «Si es berreta sigo comprando de la mafia, eh».

En los pasillos de la farmacias Pitágoras, en Malvín, quienes aguardaban en la fila comentaban que el presidente Tabaré Vázquez ordenó, personalmente, la disminución del efecto psicoactivo.

Jorge, el cantante callejero, no sabe si es así. Lo único que lo inquieta, más que el «efecto», es que la sociedad «deje de castigar tanto a lo que hace el otro». Y que lo dejen cantar la canción «Loco», de Calamaro: «Voy a salir a caminar solito/sentarme en un parque a fumar un porrito».

Así lo vieron en el mundo

The New York Times – Estados Unidos

«El gobierno limita la cantidad que la gente puede comprar cada semana. Y en un esfuerzo para socavar a los narcotraficantes, fijó el precio por debajo de las tarifas del mercado negro, cobrando aproximadamente US$ 13 por 10 gramos».

El País – Madrid, España.

«A pesar de estar rodeada de tanta cautela, la marihuana legal uruguaya no deja de ser recreativa. Por su suavidad, se considera que es un producto para el uso ocasional, es decir, para aquellos que no fuman todos los días. Los no residentes no tienen acceso».

La Nación – Buenos Aires.

«La marihuana es producida por dos empresas privadas (Iccorp y Simbiosys) y vendida en 16 farmacias, aunque el gobierno cree que se anotarán más en los próximos días. Los que quieren comprar marihuana en farmacias deben anotarse en un registro del Estado».

«Handelsblatt» – Alemania.

«En Uruguay algunas farmacias seleccionadas en todo el país pueden comprar cannabis y el Estado lo organiza. Hasta 40 gramos pueden comprar los uruguayos por mes. En 2013 el país legalizó la producción de marihuana. Cerca del 70% de los compradores son hombres».

(*) Es periodista en El País. Máster en Comunicación y Educación (UAB).

El País


Uruguay exportará cannabis a Canadá en 2018

En el marco de la legislación que despenalizó el consumo y tenencia de marihuana en Uruguay, una empresa firmó acuerdos con dos firmas canadienses para proveer el 10% de su producción a ese país.

La marihuana, que saldrá de una de las dos empresas que producen de forma legal para el Estado, será convertida en productos medicinales, y no se usará para consumo recreativo.

La empresa compradora es International Cannabis Corporation (ICC), que desde noviembre de 2016 cotiza en la bolsa de valores de Toronto, y se firmaron dos acuerdos de exportación, uno para febrero y otro para abril de 2018.

Exportación

Según publicó Teledoce, citando a fuentes del Gobierno, la emprnuesa solicitó los permisos respectivos para la exportación de cannabis y sus derivados, como parte de un plan de negocios presentado desde el momento mismo de licitar para ser proveedora oficial del Estado uruguayo.

Al ser una sustancia ilegal y penalizada en la mayoría de los países del mundo, la exportación desde Uruguay hasta Canadá, dos países en los que fue legalizada, requiere de permisos de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes.

El CEO de ICC, Guillermo Delmonte, aseguró en una entrevista a midasletter.com, medio con el que habló desde Montevideo en marzo de este año, que su empresa tiene interés de establecer negocios en Uruguay. Se enfocarían en exportar la planta y sus derivados a otros países con fines medicinales. Entre los destinos que esperan sumar se encuentran Alemania y Australia.

ICC tiene permiso del Estados uruguayo para producir hasta 2 toneladas de marihuana por año, por lo que la exportación -del 10% de su producción total- sería de 200 kilos, aunque aseguraron en entrevistas a medios canadienses que su capacidad de producción ronda las 40.000 toneladas anuales.

La Red 21


José Mujica: «No es nuestro, es de los jóvenes»

Según Mujica, lo que se busca «es tratar de sacar el mercado» a los narcotraficantes. «Si llevamos 50 años reprimiendo y no hay caso, tenemos que ensayar otros caminos a ver qué pasa. Eso no quiere decir que la adicción a la marihuana sea buena. Pero tampoco puedo condenar a una persona por un pucho», sostuvo el expresidente en declaraciones a Subrayado. También señaló que nunca fumó marihuana en su vida y tampoco lo atrae. Pero aclaró: «Tabaco fumé en cantidad. Los vicios los tengo todos, y es una plaga, y no quisiera que esto se extienda como una plaga tampoco». Todas las adicciones son malas, excepto «la del amor», dijo. «Nosotros mandamos una frase. En realidad, esto lo hizo el Parlamento. Mentira que lo hizo ‘el Pepe’ y esto y lo otro. Abrimos una puerta. Discútanlo. Es de la generación joven. No es nuestro», sostuvo el expresidente. «Como no puedo con el narcotráfico, trato de dejarlo sin negocio y no meto tanta gente en cana. Segundo, lo sacamos de la ilegalidad para pasar a tomarlo como un problema médico, no como un problema clandestino», argumentó.Mujica expresó su esperanza de que el cannabis medicinal se desarrolle y sirva para generar fuentes de trabajo y que lo mismo ocurra con el cáñamo.

Milton Romani, expresidente de la Junta Nacional de Drogas, que tuvo también un rol importante en el diseño del cambio del mercado legal del cannabis en Uruguay, evaluó que el presidente Tabaré Vázquez demostró que «es un hombre de palabra y de ley» porque aplicó la norma más allá de que tenía algunos reparos. «Dijo que iba a cumplir con la venta de cannabis en farmacias y lo está haciendo. A su modo, con sus intensidades, lo cual es correcto», opinó. «La cautela del gobierno fue muy positiva porque no se quiso dar un paso en falso», valoró Romani en declaraciones a Carve. Y agregó que hay 160.000 consumidores ocasionales de cannabis y 20.000 diarios. El ministro del Interior, Eduardo Bonomi dijo que «ya hubo un aumento del consumo legal».

El País

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