El genocidio de los indígenas del Uruguay

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El genocidio de los indígenas del Uruguay

Los indígenas del Uruguay son las etnias amerindias que poblaron o frecuentaban el actual territorio uruguayo desde que arribaron los primeros humanos hace unos 13 mil años, hasta la llegada de los conquistadores europeos en el año 1516. También engloba a los descendientes de estos nativos desde esa fecha hasta la actualidad, incluso a los mestizos, así como a miembros de otras etnias amerindias que migraron hacia dicho territorio en los últimos siglos.

Como resultado de siglos de mestizaje, se suponía que para el siglo XXI ya no había miembros no mestizados de las etnias uruguayas en el país, aunque en el año 2010 fueron 134 000 las personas que declararon tener alguna ascendencia indígena, es decir, el porcentaje representaba el 4 % de la población total de la república. El grupo indígena más importante del Uruguay fue el charrúa, pueblo compuesto por varias etnias.

Varios hechos resultaron claves para la disolución del componente indígena de la población uruguaya. El primero de ellos fue que, en la mayoría de los casos, las empresas de exploración y conquista fueron exclusivamente masculinas, siendo muy escasa la presencia de mujeres blancas en los primeros años de la conquista.​ Esto redundó en la rápida aparición de un población mestiza, fruto de la unión de la mujer india con el español. Estos mestizos se incorporaron al desarrollo colonial, y posteriormente al de los primeros años de la nueva república.

Otro factor clave para la veloz desaparición de las etnias originarias del país fue la férrea persecución a las tribus rebeldes efectuada por los conquistadores españoles, y continuada luego por la misma república independiente, las cuales terminaron en generalizadas matanzas, y un lamentable genocidio de indígenas que combatieron por la independencia.

El programa de aniquilación del indígena tuvo su inicio en la matanza del Salsipuedes, el 2 de abril de 1831, buscando resolver el «problema indio», definido como la barbarie que impedía el progreso de la nueva república. Hasta ese día la etnia charrúa contaba con menos de 500 sobrevivientes.

A orillas del arroyo Salsipuedes Grande, el general Fructuoso Rivera, prócer nacional y primer presidente del Uruguay, tendió una planificada trampa a los principales líderes charrúas. Rivera señala que lograron ultimar allí mismo a 40 charrúas y capturar a 300; se mandaron partidas para perseguir y aniquilar al resto de los charrúas, tarea que finalizó Bernabé Rivera en poco más de un año. Los capturados (mayormente niños, mujeres y hombres ancianos) fueron llevados a pie, casi 300 kilómetros hasta Montevideo, donde fueron vendidos como esclavos o encarcelados.​

París y los últimos charrúas

Gracias a una idea del director del colegio Oriental de Montevideo, Francisco De Curel, cuatro de los charrúas capturados en Salsipuedes y trasladados a Montevideo, fueron enviado a París para ser estudiados y exhibidos como una raza rara, a punto de extinguirse. El grupo estaba conformado por Vaimaca Pirú, cacique charrúa que había acompañado a Artigas en las luchas independentistas; el chamán Senaqué; Tacuabé, un joven guerrero y Guyunusa que viajó embarazada y tuvo a su hija en Francia.

Al llegar a París De Curel editó un folleto para anunciar su llegada y presentación al público que decía: “Estos indígenas formaban parte de una quincena de prisioneros conducidos a Montevideo en junio de 1832. El Presidente de la República Oriental del Uruguay me permitió traer cuatro de ellos a Europa, elegidos por ser los que presentaban mayor interés según los informes fisiológicos.”

Fueron examinados por los miembros de la Academia de Ciencias Naturales París y exhibidos al público como espectáculo circense. El primero en morir fue Senaqué. Poco después falleció Vaimaca Pirú. Los médicos franceses diagnosticaron “muerte por melancolía”. Los cuerpos de ambos fueron estudiados y luego conservados en el Museo del Hombre de París.

El 20 de setiembre de 1833 Guyunusa dio a luz a una niña, siendo asistida en el parto por Tacuabé. La sociedad francesa se apiadó de ellos y se logró que la Justicia determinara que fueran retornados a su país natal. Ante esta decisión De Curel los pasó a la clandestinidad, vendió a la pareja y a la niña al dueño de un circo y huyó de París.

El 22 de julio de 1834 Guyunusa falleció de tisis pulmonar en Hôtel-Dieu de Lyon y la niña logró escapar en brazos de Tacuabé, perdiéndose el rastro de ambos. En la ciudad de Lyon existe una calle a la que llaman “Camino del indio”. La leyenda dice que por allí pasó un indio huyendo con un bebé en brazos.  Los restos de Senaqué desaparecieron, los de Guyunusa fueron depositados en un osario común y no han sido encontrados. En 2002 los restos de Vaimaca Pirú fueron repatriados al Uruguay.

 
 
 

Un poco de historia

El poblamiento humano del actual territorio del Uruguay se inicia con los vestigios comprobados más antiguos de seres humanos, los que poseen una antigüedad de 13 000 años AP. El tramo comprendido entre 13 000 – 9500 años AP es denominado: «periodo Paleoindio»; el comprendido entre 8500 – 4000 años AP es denominado: «periodo Arcaico».

El Hombre del Catalanense, o Industria Catalanense, es la denominación de una cultura que existió en el territorio uruguayo hace 13 000 años AP, varios milenios antes que los charrúas, siendo la ocupación humana más antigua del Uruguay. Es obra de un primitivo grupo de cazadores-recolectores descubierto por el arqueólogo Antonio Taddei y el profesor Jorge Chebataroff en 1955 en las márgenes del arroyo Catalán Chico, en su curso alto próximo a sus nacientes en la Cuchilla de Belén, y en las laderas de los cerros circundantes, en el departamento de Artigas.

Se colectaron 20 000 piezas líticas en 18 yacimientos principales. Se trata de los primeros grupos de cazadores-recolectores que arribaron a lo que hoy es Uruguay durante el final del Pleistoceno y comienzos del Holoceno, una época que se corresponde con el final del último periodo glacial.

El sitio arqueológico Pay Paso 1 es el cual reporta las mayores antigüedades. Sus pobladores creaban puntas de proyectil y puntas de lanza, las que han logrado llegar hasta nuestros días, y cazaban gliptodontes y caballos primitivos.​ Mediante el estudio del polen acompañante se pudo reconstruir el primitivo ecosistema. Hace más de 13 000 años el clima era riguroso, muy seco, y frío, y presentaba un biotopo dominado por gramíneas.

Hace 12 300-12 500 comienza a producirse un cambio climático, identificado por la aparición de una herbácea, Amarathus, la cual iniciará el reemplazo de las gramíneas. Hace 11 000 años, a favor del cambio climático que aumentaba las lluvias y la temperatura, arriban desde el norte especies arbóreas de linaje subtropical semihúmedo (hoy extintas en el Uruguay) como el yacaratiá, el urunday, y especies del género Jacaranda. Hace 10 900 – 10 100 años, aparecen nuevas especies de helechos, totoras, enredaderas, y plantas acuáticas, acompañando al aumento de las precipitaciones. Frente a los cambios del clima, de la flora y de la fauna, los primitivos grupos culturales lograron adaptarse y sobrevivir, siendo luego sucedidos por otras culturas.5​

A partir de estos trabajos, otros especialistas identificaron yacimientos similares, en zonas bien distantes como el Valle Edén en Tacuarembó, la sierra de la Aurora en Rivera, la sierra de Aceguá en Cerro Largo, y la sierra de la Ballena en Maldonado.

Una industria posterior y más evolucionada que la Catalanense es la denominada Cuareimense, identificada por Bormida en 1964, en cuatro sitios de la cuenca del río Cuareim: Carape, Guaviyú, Artigas y Perao, con fechados de 7000 años AP.6​ Sus responsables son grupos que basaban su economía en una paleo-agricultura, es decir, una proto-agricultores.

Etnias que habitaban en el Uruguay al momento de la conquista

Al llegar los conquistadores europeos al Río de la Plata, los grupos étnicos que habitaban en el territorio que actualmente comprende el Uruguay eran principalmente de la macro-etnia charrúa.

Charrúas: Eran una etnia que vivía en la ribera norte del Río de la Plata. Eran los aborígenes que encontraron los primeros exploradores europeos en la región. La presión de la colonización europea los hizo ir migrando hacia el norte, alejándose de las costas. Durante el periodo colonial fueron fusionándose con otros pueblos aborígenes que componían la macro-etnia charrúa, con los cuales mantenía un parentesco directo, generando así una sola unidad cultural.9​

Eran del grupo pámpido. Estructuralmente altos, de cabeza grande, mentón y pómulos gruesos y sobresalientes, y nariz estrecha y larga. A diferencia de los guaraníes, no mantenían costumbres antropófagas. Hablaban mayormente las extintas lenguas charrúas o charruanas, las que eran utilizadas por varias etnias de la cuenca del Plata.10​11​

Guenoas: Eran un pueblo aborigen con un parentesco directo con otros que componían la macro-etnia charrúa. Este pueblo se distribuía al norte del río Arapey (en los actuales departamentos de Tacuarembó, Treinta y Tres y Cerro Largo, extendiéndose también por el estado brasileño de Río Grande del Sur. Uno de sus lugares sagrados se hallaba en el cerro Ibití, sobre el río Arapey, y uno de sus cementerios se sitúa en el cerro Yauguá, sobre el río Negro. Como otros pueblos de su macro-etnia, se fusionaron con los charrúas, combatiendo junto a ellos a los colonizadores europeos y criollos, y sufriendo el mismo destino de extinción por aniquilación.

Minuanes: Fue un pueblo aborigen con un parentesco directo con otros que componían la macro-etnia charrúa. Se distribuían en Entre Ríos (Argentina), en Río Grande del Sur (Brasil), desde el río Ibicuí hacia el sur,cubriendo sectores del noroeste uruguayo hasta alcanzar por el sur las costas del río Negro. Como otros pueblos de su macro-etnia, se fusionaron con los charrúas, combatiendo junto a ellos a los colonizadores europeos y criollos, y sufriendo el mismo destino de extinción por aniquilación.

Bohanes: Para algunos estudiosos mantenía un parentesco directo con otros que componían la macro-etnia charrúa, y para otros serían una parcialidad perteneciente al núcleo racial de los yaros. Los bohanes se extendían por la ribera oriental del río Uruguay, desde el río Negro hasta el río Cuareim, especialmente en la zona del Salto Grande. Empleaban como armas hondas, lanzas, dardos y rompecabezas. Después de su fusión con los charrúas utilizaron el arco, la flecha y las boleadoras. Como otros pueblos de la región, se fusionaron con los charrúas, combatiendo junto a ellos a los colonizadores europeos y criollos, y sufriendo el mismo destino de extinción por aniquilación.

Arachanes: Pueblo con un parentesco directo con otros que componían la macro-etnia charrúa.

Chaná-timbúes: Pueblo relacionado con otros que componían la macro-etnia charrúa, y mantenían poblaciones en las riberas del río Paraná, así como también en las costas del Río de la Plata. Construían canoas con las que navegaban y pescaban. eran bastante sedentarios, y culturalmente algo más avanzados que los charrúas.

En 1938, Lucas Roselli exhumó un esqueleto completo, postulado como de un posible Timbú, en la parte culminante de la barranca de Punta Chaparro (33°49’S 58°25’O), departamento de Soriano. Su ajuar funerario estaba compuesto por huesos de un mamífero extinto, material lítico (entre los que se encontró un raspador de cueros), láminas de cobre perforadas y un collar hecho de valvas de moluscos. Sus restos son conservados en el museo municipal profesor Lucas Roselli, de la ciudad de Nueva Palmira.

Yaros: Los yaros, yaróes, yaroses o jaros eran un pueblo aborigen con un parentesco directo con otros que componían la macro-etnia charrúa. Se supone pertenecía al grupo racial láguido de los cáingaing o káingang. Serían los cainaroes mencionados por la expedición de Sebastián Caboto, el que sería el nombre con el que se autodenominaban y que en su idioma significaría cabelludos. También se los conoció como chaná-salvajes. Vivían en la costa oriental del río Uruguay entre los ríos Negro y San Salvador. Ya avanzando el periodo hispánico, fueron mestizados, aculturados, y absorbidos por los charrúas, a quienes acompañaron en sus combates contra los españoles.​

Guayanás: Eran un pueblo aborigen relacionado con otros que componían la macro-etnia charrúa. Vivían en la costa atlántica entre la laguna de los Patos y el este del Uruguay.

Guaraníes: Juan Díaz de Solís, “descubridor” del Río de la Plata, al momento de desembarcar en las costas uruguayas fue ultimado de un flaechazo y consumido, posiblemente por aborígenes guaraníes. Desde las zonas selváticas subtropicales de lo que hoy es el Paraguay, gracias a sus hábitos canoeros fueron aumentando su proyección hacia el sur, logrando crear poblaciones por el río Paraná hasta en el nordeste de la provincia de Buenos Aires, Argentina, y por el río Uruguay, por lo menos hasta el norte del Uruguay.

Habían alcanzado un cierto desarrollo, acondicionaban cueros, hilaban, tejían, cultivaban algunas plantas, y eran diestros navegantes en canoas. Físicamente eran de menor porte que los charrúas y, a diferencia de estos, mantenían costumbres antropófagas.​

Editado por el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico


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