Entrevista a Reinaldo Iturriza, exministro de Comunas y candidato a la Constituyente en Venezuela: “Tenemos que seguir construyendo pero corrigiendo nuestros errores”
Por Nadia Luna – Nodal
Reinaldo Iturriza es candidato a la Asamblea Nacional Constituyente por el Chavismo Bravío, la Plataforma Popular Constituyente que nuclea a unas 20 organizaciones sociales. Fue ministro del Poder Popular en dos áreas: para la Cultura (2014-2016) y para las Comunas y Movimientos Sociales (2013-2014).
A dos días de las elecciones a la ANC, conversó con Nodal sobre las expectativas, críticas y desafíos que se pone en juego a partir de este domingo: “la mayoría del país, incluyendo a gran parte del antichavismo, no está de acuerdo con la salida violenta”.
El Gobierno ha apostado a la realización de elecciones a la ANC como salida a un conflicto que lleva meses de violencia en las calles. ¿En qué consiste el nuevo modelo económico y social que buscan discutir e implementar a partir de estas elecciones?
Esta Constituyente se trata más de defender la República que de discutir y crear un nuevo modelo económico y social. La primera Constituyente durante la Revolución Bolivariana se propuso refundar la República, crear nuevas instituciones. En este caso, se trata de una revolución asediada. Estamos siendo sometidos como sociedad al ataque sistemático contra la economía nacional por parte de lo que acá llamamos los poderes fácticos, como la oligarquía y la burguesía comercial importadora, que tiene su correlato político en uno de los partidos que está encabezando manifestaciones extremadamente violentas en las calles. Están reducidas a un porcentaje pequeño del territorio nacional pero son muy violentas, han quemado personas solo por ser sospechosas de ser chavistas.
Por supuesto que está en discusión el modelo, pero ante todo planteamos su defensa y profundización. El horizonte programático de la Revolución Bolivariana ya está plasmado y, en algunos casos, bastante desarrollado en el Programa de la Patria (2013-2019), que es la propuesta que el Comandante Chávez presentó al país en las elecciones del 2012. Después, hay desafíos muy coyunturales, como sucede con la disminución de los precios de las materias primas a escala global. En el caso venezolano, el petróleo. Uno de los principales desafíos de la Revolución Bolivariana siempre fue superar este modelo económico dependiente. Se han dado pasos muy importantes en la recuperación de la soberanía nacional que han posibilitado la reapropiación de la renta y su distribución para el pueblo venezolano. Hay que seguir avanzando hacia una economía productiva no tan dependiente. Ese va a ser uno de los temas centrales a discutir en la Constituyente.
Usted es candidato por el sector de los trabajadores. ¿Cuál es la situación que está atravesando este sector a partir de la crisis económica y qué políticas considera que deberían implementarse para mejorar su situación?
Lo que estamos experimentando desde hace cinco años es la abierta rebelión de las fuerzas económicas que controlan el mercado, que han logrado imponer una disminución progresiva de la capacidad del Estado para regular la economía. Esto ha tenido un impacto muy grande en la clase trabajadora venezolana. Más allá de los cambios que puedan hacerse a nivel constitucional, la ANC es un suprapoder que no solo tiene la potestad de modificar la Constitución (modificaciones que luego tienen que someterse a referéndum: el pueblo tiene que aprobarlas), sino que puede dictar leyes. Una de las expectativas que tenemos es que la ANC pueda crear condiciones para que la situación del país retorne a la normalidad, en el marco de la Constitución y la democracia. La mayoría del país, incluyendo a gran parte del antichavismo, no está de acuerdo con la salida violenta. La ANC ha sido convocada por el presidente de la República ante una situación límite y las medidas que se tomen desde ese espacio tienen que contribuir a detener el proceso de deterioro de las condiciones materiales de la población. A escasos días de celebrarse la ANC, los precios han vuelto a subir de manera abrupta. Esto lo hemos soportado durante ya casi cinco años y a veces resulta insostenible.
Más allá de las diferencias ideológicas, ¿cuáles cree que son las expectativas de la población ante estas elecciones?
En la Constituyente, no solo hay expectativa en las medidas que se puedan tomar en el campo económico, sino que hay un anhelo por la normalidad democrática. El 16 de julio se celebró un simulacro como se hace cada vez que hay una elección en Venezuela, para que la gente del pueblo se familiarice con el método de votación. La gente hizo largas colas hasta altas horas de la noche. Aprovechamos para escuchar las opiniones de la gente y salimos convencidos del profundo anhelo que tiene el pueblo venezolano por que cese la violencia. Se están enfrentando dos modelos de país. Las fuerzas antichavistas están permanentemente atizando el odio de clase, el desprecio por lo popular. La violencia política en Venezuela proveniente del antichavismo no es novedosa pero a pesar de todo lo que ya hemos experimentado, la violencia que estamos viviendo ahora no tiene precedentes. Ha habido linchamientos, funcionarios de la Guardia Nacional a los que desnudan y golpean, y lo más atroz es la quema de personas. Todo esto hace que el chavismo se movilice. El chavismo es un sujeto político muy irreverente y crítico, está muy habituado a interpelar a su Gobierno. Pero entre una fuerza que critica los vicios y miserias de un Gobierno, que por supuesto las tiene, y una fuerza política que quema personas en la calle, hay un falso dilema. La opción nunca puede ser una manera de «hacer política» tan atroz.
¿Qué autocríticas se plantean desde el chavismo respecto a las políticas del proceso revolucionario?
El abanico de críticas es amplio pero en estos últimos cinco años ha habido una cierta tendencia a la inercia, a la poca iniciativa. A veces de parte de gente que tiene ya mucho tiempo, diciendo que nos conformemos con hacer un Gobierno más o menos popular, que la Revolución ya llegó bastante lejos. Pero mucha gente dentro del chavismo cree que esto es una revolución, no simplemente un Gobierno. Cuestiona fuertemente a la gente que se acomoda, que se aburguesa, que ostenta privilegios, que no cree en la fuerza popular. El chavismo es inconcebible sin esa experiencia del pueblo recobrando conciencia sobre su propia fuerza. El chavismo es la politización de las clases populares. En estos cinco años, ha habido una tendencia a asumir posturas más conservadoras, más cercanas a la claudicación, como negociar con la oligarquía. El pueblo ha demostrado que quiere luchar y no está dispuesto a dejarse derrotar. Desde la Plataforma Popular Constituyente hemos visto a la ANC como un espacio donde estas discusiones tienen que darse. Si hace falta renovar una parte importante del liderazgo, hagámoslo, pero no podemos defraudar a las mayorías populares. Para esa mayoría, el antichavismo no representa una alternativa. Tenemos que seguir construyendo pero corrigiendo nuestros errores.
¿Cuál es la estrategia a seguir luego de las elecciones en caso de que la oposición no acepte su legitimidad?
Es muy probable que eso sea lo que suceda. Como lo expresó el presidente en su discurso de cierre de campaña, tenemos que continuar llamando al diálogo político. Queremos una democracia donde el que piense diferente tenga su espacio. Creemos en el conflicto como el motor de la política y en la gestión democrática del conflicto. El problema es que desde el inicio de la Revolución estamos lidiando con una fuerza que no está dispuesta a reconocer la legitimidad de su adversario político. Nos toca la ardua tarea de seguir construyendo revolución. Una revolución se hace convenciendo, decía el comandante Chávez. Tenemos que seguir intentando convencer a la mayoría del pueblo venezolano de que puede tener las diferencias que sea con la Revolución Bolivariana pero tenemos que resolver los problemas entre todos y todas. No podemos permitir que las élites sigan haciendo y dejando de hacer a su antojo. Si no reconocen la legitimidad de la constituyente habrá que seguir creando las condiciones para que prevalezca el diálogo. El chavismo tiene años conteniendo la violencia. No es que no incurra en excesos o que las fuerzas de seguridad no cometan violaciones de derechos humanos: hay miserias de los dos lados, no es un maniqueísmo de buenos contra malos. Pero ante todo es un gobierno legítimo. Nicolás Maduro está allí porque lo eligió la mayoría del pueblo venezolano.