Desmalvinización en tiempos de Macri – Por Alicia Castro

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Desde el inicio de la gestión de Macri se ha operado un drástico retroceso en la Cuestión Malvinas. Recordemos que en 1997, en un reportaje de Pagina 12, Mauricio Macri afirmó: «Nunca entendí los temas de soberanía en un país tan grande como el nuestro» y consideró que «las Islas Malvinas serían un fuerte déficit adicional para la Argentina». Como presidente de un club de fútbol sus opiniones no tenían relevancia entonces, pero que un Jefe de Estado no entienda el valor de la soberanía, es inadmisible. Y peligroso.

El martes 13 de Septiembre de 2016 las cancillerías de Argentina y Reino Unido firmaron un Acuerdo que abarca una agenda “omnicomprensiva, multidimensional y multisectorial” en el que se soslaya el reclamo por la soberanía. En el capítulo referido al Atlántico Sur se acuerda «remover todos los obstáculos que limiten el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo pesca, navegación e hidrocarburos.» Este compromiso – que plasma la pretensión británica – supone el desmantelamiento de las Leyes y de todas las medidas administrativas y judiciales que ha tomado la República Argentina para proteger nuestros recursos naturales frente a la explotación ilegal de nuestra pesca e hidrocarburos en las Islas.

El Acuerdo no contempla beneficio alguno para la parte argentina, ni favorece un avance en materia de integración social con los isleños: establece la promoción de vuelos hacia terceros países, admitiendo la negativa a hacer vuelos con origen u destino en Argentina continental.

Como embajadora en el Reino Unido entre 2012 y 2015 mi primera misión fue ofrecer vuelos directos y regulares desde Argentina continental, y no obtuvimos respuesta. Recordemos que mientras un habitante de las islas puede circular libremente por nuestro país, estudiar gratuitamente en nuestras universidades y recibir asistencia en el sistema de salud pública, un ciudadano argentino no podrá establecerse ni comerciar en las islas Malvinas.

El gobierno ha dejado de elevar protestas por la gigantesca base militar instalada en las Islas Malvinas, que tiene más de 1.500 efectivos británicos y un despliegue de armamentos que incluye buques de guerra, aviones de combate, misiles, helicópteros, radares y hasta un submarino nuclear. Un equipo de radares de alta sofisticación asegura el espionaje y control de nuestro continente.

A pesar de que el gobierno proclama que ha avanzado en el diálogo y ha acordado «brindar una coordinación más estrecha ene el área de Seguridad y Defensa» el gobierno del Reino Unido ha aumentado recientemente el presupuesto militar para el equipamiento bélico en las Islas, usando como argumento una hipótesis de conflicto con las Argentina.

Hemos denunciado que entre noviembre y diciembre de 2016 fueron detectados cuatro vuelos militares operados por la Real Fuerza Aérea británica entre la base de Monte Agradable y aeropuertos en Brasil -San Pablo, Rio de Janeiro y Porto Alegre- realizados con aeronaves Airbus A-330 y Hércules C-130 transportando soldados y material bélico. Este hecho viola las Resoluciones adoptadas por el Mercosur y la UNASUR que establecen que los Estados miembro no recibirán en sus aeropuertos o puertos, aeronaves o buques británicos de guerra apostados en el archipiélago bajo disputa. Sin embargo, la Cancillería Argentina no elevó oportunas protestas contra Brasil ni el Reino Unido.

Para responder al rechazo que despertó el Acuerdo del martes 13 la ex canciller Malcorra fue convocada al Senado, donde sostuvo que no se trataba de un Acuerdo sino de una “hoja de ruta” que demandaría, en un futuro cercano, modificar las leyes de hidrocarburos en el Congreso.

A todas luces se trata de un Acuerdo para el Derecho Internacional, y está en principio de ejecución. Estamos ante una diplomacia del secreto y la mentira, que opera con hechos consumados.

Malvinas es una cuestión de Estado, que ha sido defendida hasta ahora por gobiernos y partidarios de distinto signo. Malvinas no es una causa Argentina, es una causa regional, es una causa global.

Toda Latinoamérica rechaza la existencia de un enclave colonial al sur de nuestro continente, la militarización del Atlántico Sur y la expropiación de nuestros recursos naturales.Todos los foros multilaterales se han expresado a favor del diálogo y la negociación para resolver la controversia en forma pacifica y diplomática.

Durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner logramos, además, un creciente consenso dentro de Reino Unido a favor de diálogo.

Durante mi misión como embajadora en Londres, distintos sectores acompañaron nuestro reclamo: los ciudadanos que frente al ajuste y los recortes en el sistema de salud y vivienda no querían ver sus impuestos invertidos en unas islas remotas para evitar una invasión que nunca ocurrirá; organizaciones de ambientalistas que advierten el peligro ecológico de un posible derrame en una explotación petrolera en las islas sin vinculación logística con el continente; los pacifistas que rechazan, con nosotros, la existencia de una base militar con capacidad nuclear en el Atlántico Sur. Conformamos un Grupo Pro Dialogo Malvinas -coordinado con otros grupos en Europa- en el que incluimos a distinguidas personalidades académicas y políticas, entre ellos, Jeremy Corbyn el líder del partido Laborista. Este trabajo de diálogo y paciente articulación de consensos, dentro de las cuatro Naciones del Reino Unido, ha sido completamente abandonado.

Por otra parte, observamos con mucha preocupación el desmantelamiento industrial que se está llevando a cabo en la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Poblar la Patagonia fue una decisión estratégica, y miles de personas llegaron de otras provincias a trabajar y hacer su vida en el Sur. Hoy, permitir el cierre de fábricas y el consiguiente desempleo es otra forma de desmalvinizar.

* Diputada Nacional (1997-2005) / Embajadora en la Republica Bolivariana de Venezuela (2006- 2011) / Embajadora ante el Reino Unido (2012-2015).

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