Rectores argentinos destacaron «el rol central» de la universidad para las políticas sociales

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Rectores y académicos de casi medio centenar de universidades argentinas destacaron en el Vaticano «el rol central» de esas instituciones para las políticas sociales, al tiempo que convocaron a pensar una educación superior «armónicamente relacionada con la sociedad en su conjunto».

«La educación superior es central para el resto de las políticas sociales. No podemos pensar la pobreza, la Justicia, ni ningún tema que tenga que ver con la igualdad si no estamos planteando a fondo la educación suprior. Esa es la gran discusión, así están funcionando los países que funcionan. Dime qué sistema de educación superior tienes y te diré qué chance tienes en un escenario de competitividad futuro», aseveró el integrante del consejo directivo de la facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires Enrique Zuleta Puceiro, al participar en el foro «Desafíos actuales a la Universidad desde Globalización y Laudato Si'», que comenzó este lunes en la universidad Lumsa de la Santa Sede.

El encuentro de dos días, convocado por la Pastoral universitaria de la Conferencia Episcopal Argentina, reúne hasta mañana en el Vaticano a rectores y miembros de casi 40 universidades argentinas, entre ellas la Nacional de Cuyo, la de Rosario, la Argentina de la Empresa y la Católica de Santiago del Estero.

«En Argentina, el prestigio de la universidad pública es de más del 90%. La Universidad es una escuela de gobernanza que tiene mucho para decirle al país», agregó Zuleta Puceiro.

El primer día de debate inició con la participación del cardenal Giuseppe Versaldi, prefecto de la Congregación para la Educación Católica del Vaticano, que en esa línea planteó que «las universidades no pueden no abrirse a las sociedades en las que viven».

«Es necesario un diálogo entre universidad y sociedad, que se relacionen estrechamente con el mundo externo», arengó el purpurado al abrir la jornada a la que también asistieron representantes del ministerio de Educación y Deportes de la Nación, de la secretaría de Culto, de la Coneau y de las Universidades del CEMA y de la Nacional de La Matanza entre otras, además del economista Carlos Leyba en representación de la UBA.

El vicerector de la Universidad Nacional de Córdoba Ramón Yanzi Ferreria pidió «una universidad relacionada con la sociedad en su conjunto, que promueva la cultura de la paz y el respeto por el medio ambiente».

Durante el primer día de debate, el miembro de la Academia Nacional de Educación Alberto Tarquini enmarcó el debate en «un mundo en el que el 80% de la población mundial estará conectada a Internet en pocos años y en el que hay 60 millones de migrantes, mientras que un 63% de la población mundial se reconoce con creencias religiosas».

Tarquini puntualizó luego que «el pensamiento de Francisco se extiende más allá de la Iglesia» y ayuda «a que la universidad enfrente sus desafíos, entre ellos que el 30% de los estudiantes de educación superior en Argentina están en una educación no-universitaria».

El Presidente de la Pastoral universitaria Monseñor Eduardo Taussig planteó por su parte que durante el encuentro de dos días «están presentes más de 50 universidades y más del 80% de la población universitaria argentina está representada».

«Esto nos alegra profundamente y nos desafía. Tienen la enorme responsabilidad de ser como el CEO de una empresa o el capitán de un barco, de llevar a la universidad a buen puerto. Y el mundo interrelacionado de hoy que describe el papa en su encíclica plantea un desafío al mundo universitario: después de haber tenido esa idea de universalidad se ha ido especializando en la modernidad con ciencias que cada vez apuntan más a un foco específico y está el riesgo de perder el foco, la armonía y la interdisciplinariedad que requiere el desafío de la Laudato Si'», agregó Taussig.

Del encuentro participaron también los miembros fundadores del Instituto del Diálogo Interreligioso (IDI) impulsado por el entonces cardenal Jorge Bergoglio en 2001.

En esa línea, el rabino Daniel Goldman, el presbítero Guillermo Marcó y el dirigente musulmán Omar Abbuod destacaron la «necesidad de un diálogo que necesita de un lenguaje común», para el que «hay que conocer quién es el otro, lo que no implica negociar la propia fe» antes de resaltar la «necesidad de una perspectiva humanista, porque el mundo moderno dialogo o se destruye».

Telam

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