Miles de periodistas marchan a un mes del asesinato del reportero Javier Valdez
Marchas en cuatro estados piden justicia por el asesinato de Valdez
A un mes del asesinato de Javier Valdez, corresponsal de La Jornada en Sinaloa, miles de periodistas, activistas, amigos y familiares del comunicador marcharon ayer en las ciudades de Culiacán, Mazatlán, Los Mochis y Guamúchil, además de Chilpancingo, Guerrero; Tijuana, Baja California, y Morelia, Michoacán, con una demanda central: justicia.
Encabezados por Ismael Bojórquez, director del semanario Riodoce, del cual Valdez Cárdenas era cofundador, alrededor de las 17 horas unas mil personas marcharon desde la catedral hasta palacio de gobierno. Al llegar a las escalinatas de este último sitio, jóvenes escribieron con pintura blanca: ‘‘Justicia Javier Valdez’’.
En el mitin con que concluyó la protesta, los organizadores leyeron un manifiesto con seis peticiones que entregaron a las autoridades, entre ellas replantear las medidas de seguridad en el estado.
Luego de leer el manifiesto, una comisión encabezada por Bojórquez y Griselda Triana, viuda del periodista, fue recibida por el secretario de Gobierno, Gonzalo Gómez Flores. La autoridad se comprometió a que la comisión se reúna este viernes con el procurador General de la República y el fiscal de Justicia del estado para darles a conocer los avances en la investigación. Asimismo, el próximo lunes sostendrán otra reunión donde darán respuesta a las seis peticiones hechas en el manifiesto.
En Mazatlán, cientos de personas entre ciudadanos, universitarios, ex residentes de albergues estudiantiles, docentes, médicos y abogados se concentraron en el Monumento al Pescador y de ahí partieron rumbo al palacio municipal. En ese lugar y en Los Mochis, cabecera municipal de Salvador Alvarado, exigieron justicia para Valdez Cárdenas, de quien dijeron que no porque lo hayan asesinado acallarán su voz, que está más presente que nunca.
Por la mañana, más de una docena de periodistas recorrieron las calles de Guamúchil con carteles con el rostro de Javier Valdez y cartulinas con las leyendas ‘‘Justicia para el bato’’ y ‘‘Ni uno más’’.
Por otra parte, periodistas de Tijuana, Baja California, se plantaron frente a la delegación de la PGR para demandar el esclarecimiento de los asesinatos de periodistas en general.
Se pasó lista a los asesinados en este sexenio y los asistentes respondieron ‘‘¡presente!’’ Los manifestantes portaban pancartas y retratos de los reporteros y fotógrafos asesinados o desaparecidos, entre ellos Miroslava Breach Velducea, corresponsal de La Jornada en Chihuahua, asesinada el 23 de marzo pasado, y de Max Rodríguez, informador de Baja California Sur.
‘‘Periodismo de México y Baja California de luto’’ y ‘‘Están asesinando a la democracia’’, coreaban mientras la protesta avanzaba por calles de la ciudad fronteriza.
En Chilpancingo, Guerrero, medio centenar de periodistas se manifestaron en el zócalo y en la Autopista del Sol, donde se repartieron volantes para demandar el esclarecimiento del asesinato de Javier Valdez. ‘‘Hoy no hay ninguna respuesta del caso’’, decía el texto.
Zacarías Cervantes, vocero de la Asociación de Periodistas del estado de Guerrero, informó que otra exigencia es que ‘‘el gobierno estatal informe acerca del avance de las investigaciones respecto del asalto a siete reporteros por un centenar de hombres armados el pasado 13 de mayo, en Tierra Caliente, en medio de dos retenes militares. Los gobiernos federal y estatal no han dado respuestas a la exigencia del gremio periodístico de que se investiguen y esclarezcan varios casos’’, dijeron.
Finalmente, un grupo de reporteros de Morelia, Michoacán, marchó por el centro de la ciudad para exigir que se haga justicia a comunicadores que han sido asesinados en diferentes puntos del país, pero especialmente en el caso de Salvador Adame Pardo, director de 4TV, quien fue secuestrado en Nueva Italia el 18 de mayo. En la lectura de un manifiesto, los periodistas de Michoacán señalan que se suman a la voz de sus compañeros de otras partes del país para decir ‘‘No al Silencio’’, ‘‘No a la Impunidad’’ y ‘‘Ya Basta’’ a los asesinatos, desapariciones y agresiones a los periodistas en México.
Viuda de Javier Valdez exige justicia al gobierno de México
Para Griselda Triana, compañera y esposa del periodista y escritor Javier Valdez, el dolor se ha vuelto permanente desde el 15 de mayo pasado cuando fue ejecutado impunemente por dos hombres encapuchados, a medio día, en una de las zonas más transitadas de Culiacán con doce disparos, convirtiéndolo en el sexto periodista asesinado en México este año.
Este 15 de junio se cumplió un mes del crimen y ni la Procuraduría General de Justicia del Estado de Sinaloa ni la Procuraduría General de la República han arrestado a los responsables materiales e intelectuales del homicidio de su esposo. Triana, quien hasta ahora se ha mantenido fuera de los reflectores, alza la voz y exige al gobierno de México justicia.
“Quisiera que el Estado Mexicano tuviera vergüenza y esclareciera los hechos. ¿Quién fue?, ¿Por qué fue? Y sobre todo que detuviera a los autores tanto materiales como intelectuales, que hubiera una sentencia ejemplar porque no es posible que ciudadanos y ciudadanas comprometidos con su trabajo, con lo que hacen, tengan que matarlos de esa manera”, afirma con lágrimas en los ojos en la primera entrevista que concede después de la muerte de Valdez, cofundador y colaborador del periódico Río Doce, cuyo homicidio ha causado indignación en México y la comunidad internacional.
“A Javier no lo pusieron de rodillas para matarlo, a quien tienen de rodillas es al gobierno mexicano, el narco, la narco política, al gobierno mexicano es al que tienen de rodillas porque lo tienen comiendo de su mano”, señaló con voz serena pero enérgica.
Hasta ahora la información que le ha dado la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión, cuyo titular es Ricardo Sánchez, ha sido a cuenta gotas, sin ningún avance claro. El 13 de junio pasado, a dos días de que se cumpliera un mes del homicidio de Valdez la PGR ofreció una recompensa de 9 millones de pesos a quien de informes sobre los homicidas de los seis periodistas ejecutados en 2017: Cecilio Pineda, Ignacio Miranda, Javier Valdez, Maximino Rodríguez y Miroslava Breach. Esto pese a que la Policía Federal anunció la semana pasada el arresto de los asesinos confesos, según la autoridad, de Rodríguez muerto en Baja California Sur en abril.
Tras treinta años de compartir su vida con Valdez doce tiros de una pistola calibre 38 y otra 9 mm, según la reconstrucción hecha por las autoridades, se lo arrebataron. El primero fue por la espalda en el costado derecho, luego en una pierna, luego en el brazo cuando el periodista aún con vida intentó proteger su cara, otro le dio en la cabeza, el resto en distintas partes del cuerpo, y un disparo final en la nuca, el tiro de gracia.
Griselda tenía apenas 18 años cuando conoció a Javier, y desde entonces quedó su vida unida a la de él en todos los sentidos. No sólo era su esposa, era su compañera. Comenzaron compartiendo la pasión por el periodismo en Culiacán, tierra violenta donde los narcos se dan el lujo de tener una capilla para su santo Malverde. Luego se convirtió en su esposa y le dió dos hijos: Tania y Francisco Javier.
“…en algún momento de nuestras vidas iniciamos juntos en este negocio del periodismo y compartes no nada más un techo sino muchas otras cosas, una convicción, el hecho de haber compartido nuestro oficio en nuestros inicios, el optó por quedarse en los medios de comunicación, yo me fui a un área de comunicación de una institución educativa pero finalmente seguíamos compartiendo muchas cosas en común y eso de alguna manera me hizo entender el valor que tenía para Javier estar donde estaba”.
Griselda ha sido tan valiente como Javier Valdez, lo acompañó a sabiendas del peligro que corría por haberse especializado en temas de narcotráfico y abuso de autoridad, pero nunca quiso pedirle que dejara su profesión.
“…yo nunca le hubiera pedido que dejara de escribir, que dejara de hacer lo que hacía. Cuando él y yo comenzamos a trabajar juntos, reporteábamos juntos, yo recuerdo que nos tocó varios operativos, varios hechos policiacos importantes en Culliacán, entonces tu sientes esa adrenalina, sientes esa emoción, sabes que estas haciendo lo que te gusta y sobre todo el compromiso de informar. Entonces yo nunca le hubiera pedido que dejara de escribir, que dejara de hacer lo que estaba haciendo, no le puedes cortar las alas a alguien que asumió el periodismo como parte de su vida. Lo traía tatuado, como decía él.
Asegura que Javier Valdez era un periodista comprometido con cada uno de los casos que investigaba “….cargaba por lo tanto con las tragedias de cada una de sus historias. Le costaba muchísimo desprenderse de cada una de ellas”. Parte de esas historias las publicó en sus libros: “Malayerba”, “Miss Narco”, “Huérfanos del narco”y “Narcoperiodismo”, entre otros. Su trabajo le valió en 2011 el Premio Internacional de la Libertad de Prensa otorgado por el Comité de Protección a Periodistas con sede en Nueva York.
“Me preocupaba me daba mucho miedo”, señala, “porque sabía el riesgo que corría pero también tenía muy claro que esa era su responsabilidad, que alguien tenía que decir y contar las historias de todos y cada uno de sus personajes, que alguien tenía la obligación de no callar, de denunciar, y que si el podía ser la voz de la gente que lo necesitaba lo iba a hacer. Eso yo lo tenía muy claro”.
Su esposo comenzaba a trazar los bosquejos de los que sería su octavo libro: “Narco-ejército”, pero según se lo confirmó su propio editor aún no le había mostrado ningún material. No se sabe a ciencia cierta qué tan avanzada tenía su investigación, la cual según compañeros de Javier debería ser una de las líneas de investigación.
Mientras las fiscalías del gobierno de Sinaloa y PGR se niegan a informar sobre las líneas de investigación del homicidio y aún mantienen como una hipótesis el robo de su auto el cual fue abandonado varias cuadras después, para Griselda Triana no hay la menor duda de que la muerte de su esposo está directamente relacionada con su trabajo.
“Sabíamos que esto (su asesinato) podía ocurrir un día porque lo comentamos en muchas ocasiones pero lo que menos esperas es que realmente suceda ¿No?, que lo mataran por su trabajo”, señala intentando frenar las lágrimas que anegan sus ojos grandes de color marrón.
Ese día Griselda pudo hablar con antes del asesinato, jamás hubiera pensado que sería la última vez. No pudo despedirse. Javier le llamó para preguntarle si había hecho de comer, y que si no, él llevaría un pollo a casa para la familia. Así lo acordaron. Minutos después el periodista Ismael Bojórquez, director y cofundador de Río Doce, y amigo personal de Javier, la llamó a su teléfono móvil.
“Yo estaba en mi trabajo y me llaman del periódico para decirme que habían atacado a Javier a balazos, y yo le respondo a esa persona (Ismael Bojórquez) que no, que no era posible que hacía apenas unos minutos atrás él me había marcado, que habíamos hablado por teléfono y que eso no podía ser”.
Griselda se había quedado helada con la noticia, no podía creerlo. Hasta que finalmente reaccionó.
“Entonces pregunté cómo estaba y esa persona se puso a llorar y yo le colgué el teléfono porque no podía creer que esto estuviera ocurriendo”, recuerda con un nudo en la garganta, “le devolví la llamada a esta persona y la respuesta es la misma, no me saben decir si está muerto e inmediatamente me trasladaron de mi trabajo al lugar de los hechos”.
“Cuando llego sí era él, estaba tirado en medio de la calle, con las cintas amarillas, lleno de gente”, señala llorando.
Javier Valdez estaba tendido a mitad de la calle sobre un charco de sangre, con su inseparable sombrero aún sujeto de sus sienes. Ese día él llevaba puesta una camisa y sombrero que ella le había regalado de cumpleaños. Desde que años atrás un doctor le había diagnosticado a Javier el riesgo de sufrir cáncer de piel, los sombreros se habían convertido en una extensión de su cabeza.
La policía municipal había llegado de manera instantánea después del homicidio, pero los forenses tardaron mucho tiempo para recoger el cuerpo.
Tras un mes del asesinato de Javier Valdez su esposa aún está en la espera de que las autoridades hagan justicia “ ojalá porque tanto Javier como otros periodistas a quienes han matado también es lo que merecen (justicia), no merecían morir de la manera que lo han hecho…”
Pero para Griselda en estos días de duelo es difícil creer que el caso se resuelva porque la gente que está en el poder tiene muchos intereses “….en el fondo sabes que lo que sucede en México queda impune, la impunidad es lo que reina en nuestro país, entonces es difícil creer que habrá justicia cuando los hechos y las estadísticas te demuestran lo contrario”.
“Y si de algo sirve la presión internacional ahí no hay que dejar de insistir ¿no?…”. Pidió a la comunidad internacional seguir exigiendo justicia para el asesinato de Javier Valdez y de todos los demás periodistas que han sido ejecutados en México.
“…muchas veces o la mayoría de los casos es más fácil que vengan de afuera y señalen, porque de alguna manera eso avergüenza a las autoridades mexicanas, quiero pensar que les avergüenza pero está visto que no, que tenemos autoridades sin dignidad, tienen la obligación de velar por la seguridad de la población y no lo hacen”.
Griselda Triana pide que no olviden a su esposo “porque no olvidar a Javier y exigir justicia para Javier va a permear a todo el gremio periodístico, se puede convertir en una barrera de protección para el gremio, pero sobre todo que garantice que no se vuelva a repetir un crimen como el de Javier”.
Impunidad y promesas incumplidas prevalecen a un mes de la muerte de Javier Valdez en Sinaloa
Un mes después del asesinato de Javier Valdez en Culiacán, Sinaloa, periodistas del estado reclaman que el crimen sigue impune, y que el gobierno del priista Quirino Ordaz Coppel no ha cumplido con acciones que les prometió, apenas unas horas después del crimen.
“Fueron solo palabras, todo sigue igual, hoy no sabemos quién asesinó a Javier”, reclamaron los periodistas desde la entidad azotada por la violencia del narcotráfico, tema que cubrió Valdez, dejando crónicas que quedaron plasmadas en libros como Malayerba y Huérfanos del narco.
El pasado 16 de mayo, ante una protesta de periodistas que llegó hasta el palacio de gobierno estatal, el gobernador dijo que la indignación por la muerte de Valdez, fundador del semanario Ríodoce, debía servir para encontrar a los responsables “lo más pronto posible”.
Prometió que sería creada una fiscalía especial, para esclarecer el asesinato de Valdez, contando con todos los recursos; además, dijo que respaldaría la integración de una mesa de seguimiento del caso, con un comité ciudadano, y que tendría reuniones frecuentes con el gremio periodístico, para informar de manera transparente sobre los avances en la investigación.
Sin embargo, periodistas de diferentes medios de Sinaloa, consultados por Animal Político, acusaron que ninguno de esos compromisos se ha cumplido, y a un mes del crimen, no hay un un solo detenido.
“La impunidad está reinando, y no vemos que vaya a ser distinto”, dijo vía telefónica Alejandro Sicairos, director de la revista Espejo.
El hecho de que la PGR haya ofrecido una recompensa de 1.5 mdp por información que lleva a identificar a los agresores de Valdez, apuntó Sicairos, muestra que no hay un gran avance en las investigaciones, y parece una medida “desesperada”.
Respecto a los compromisos de Quirino, Sicairos dijo que los periodistas se retiraron de la mesa para dar seguimiento al caso, porque ahí el gobierno estatal no les dio “ningún elemento que les indicara que le estaban entrando en serio con las investigaciones”, y además no les dieron la información requerida.
El pasado 22 de mayo, uno de los fundadores de Ríodoce publicó que en febrero Javier Valdez fue presionado por los hijos de Joaquín el Chapo Guzmán para que no fuera publicada una entrevista realizada a un enviado del narcotraficante Dámaso López. Sin embargo, el material sí fue publicado.
Defensores de los derechos humanos confirmaron que Valdez les reportó actos de intimidación, como la compra de 4,500 ejemplares del semanario Ríodoce, tras la publicación de la entrevista.
Animal Político llamó al gobierno de Sinaloa, para preguntar si tienen algún comentario sobre las críticas de periodistas, y respecto a cómo han actuado ante el caso de Javier Valdez, pero indicaron que por el momento no darían declaraciones.
Sin información
Tanto Sicairos como otros periodistas de Sinaloa consultados insistieron en que, contrario a lo que dijo Ordaz Coppel, las autoridades estatales se han negado a darles una versión pública de las carpetas de investigación, en la que participan tanto la Fiscalía estatal como la PGR, argumentando que hay limitaciones para compartirla, por el nuevo sistema de justicia penal y por la delicadeza del tema.
Miriam Ramírez, de Río Doce, señaló que tampoco fue creada la fiscalía especial de la que habló el gobernador, ya que el propio fiscal de Sinaloa dijo que no era atribución del mandatario estatal establecer esa instancia, por que la Fiscalía es autónoma.
De acuerdo con un reporte de Reforma, el fiscal estatal Juan José Ríos Estavillo dijo el 17 de mayo pasado que fueron designados 15 agentes para investigar el homicidio, pero no detalló que haya sido establecida una fiscalía especial.
Solo a partir de lo anunciado por el presidente Enrique Peña Nieto el 17 de mayo pasado, en cuanto a medias de protección a periodistas en el país, el gobierno de Quirino Ordaz informó que en julio estaría operando en la entidad una unidad de investigación y protección de defensores de derechos humanos y periodistas.
Incertidumbre que da miedo
Ramírez, de Río Doce, lamentó que en general el gobierno estatal no haya mostrado voluntad hasta ahora para resolver el caso de Javier Valdez, o tener un acercamiento con el gremio periodístico, para que tenga más seguridad.
“Prometió un acercamiento, una relación, pero no vemos una voluntad… es un mes de impunidad, de incertidumbre que da miedo”, señaló Ramírez, ya que no se ha establecido por qué mataron a Javier Valdez, y quién lo hizo.
Ella narró que hace unos días se acercó al gobernador, para entregarle una carta firmada por 275 periodistas de Sinaloa, en la que reclamaron al gobierno que no se haga sordo ni ciego, y que haga justicia al caso de Javier.
“El gobernador no quiso recibirla. Dijo que ya la había leído. No la quiso agarrar”, lamentó Ramírez, apuntando que ese gesto es una muestra de su actitud ante los periodistas de Sinaloa.
Gustavo Lizárraga, del diario El Debate, coincidió en que “todo sigue igual”, sin que haya mejorado la situación para hacer periodismo en Sinaloa.
“No hay nada de resultados. No hay justicia expedita”, lamentó Marcos Vizcarra, del diario Noroeste, sobre el asesinato de Valdez, que trascendió a nivel internacional, mostrando a México como un país de alto riesgo para los periodistas.
Vizcarra también dijo que de parte de las autoridades no ha habido un esfuerzo adicional para darles más seguridad, o un intento de acercamiento, por lo que los propios periodistas han tenido que trabajar en ello, insistiendo en tener comunicación para saber dónde se encuentran, y si están bien.
Aunque no han tenido respuesta del gobierno, dijo Sicairos, el caso de Javier Valdez no solo ha unido más a los periodistas, sino que también ha generado una respuesta del resto de la sociedad sinaloense, reclamando justicia.
“Javier decía que los periodistas están solos, pero este caso sí ha unido a la sociedad”, mencionó Sicairos.