Una de los últimos reportajes a Javier Valdez, fundador del semanario mexicano Ríodoce y corresponsal del diario La Jornada, asesinado este lunes en el estado de Sinaloa

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Quien llegue al gobierno deberá negociar con el narco: Javier Valdez Cárdenas

Por Mónica Maristain.

Narcoperiodismo, es un libro amargo y conmovedor, sus páginas aún huelen a sangre seca, a reportero mutilado, pero también a esperanza, a cuaderno de notas e ilusión de mujeres y hombres periodistas que en Tamaulipas, Culiacán, Veracruz, la Ciudad de México, Jalisco… hacen del duro oficio del periodismo, una lucha incansable por crear conciencia en un país devastado.

-¿Quién ordena la ejecución del autor de una nota que nunca debió publicarse? ¿Por qué algunos periodistas trabajan para la delincuencia organizada? ¿Cuánto vale reseñar un muerto, una granada en las oficinas del rotativo?, son las preguntas que movieron a Javier Valdez Cárdenas a construir su libro NarcoPeriodismo: la prensa en medio del crimen y la denuncia.

Nacido en 1967, es desde 1998 es corresponsal del periódico La Jornada, es reportero fundador del semanario Ríodoce y como pocos conocen el ambiente donde la ley se confunde con la muerte o el silencio.

 

Es autor de los libros De azoteas y olvidos, Malayerba -prologado por Carlos Monsiváis- y en Editorial Aguilar ha publicado Miss Narco (finalista del premio Rodolfo Walsh, en la Semana Negra de Gijón, España, en 2010), Los morros del narco, Levantones, Con una granada en la boca y Huérfanos del narco, en el que rescata historias de hijos de desaparecidos y asesinados.

En octubre de 2011, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) le otorgó en Nueva York el Premio Internacional a la Libertad de Prensa 2011: “Por su valiente cobertura del narco y ponerle nombre y rostro a las víctimas” y es uno de los tantos logros obtenidos por una tarea valiente y al mismo tiempo absurda en el sentido de que nada le gustaría más que escribir sobre “pájaros y siestas”.

¿Hasta dónde está metido el periodismo en el narco? Foto: Especial

–Es un tema sobre el que se hablaba a voces, pero nadie había querido traspasar a un libro…

–Es muy diferente. Los otros libros eran la vida de ellos, su dolor…este libro es sobre mí. Siento como si me hubieran hecho una autopsia en vida. Aquí soy deficiente, aquí soy más débil. Hay una frase de Silvio Rodríguez que dice “No cuesta nada mirarse para adentro” y yo creo que sí, que sí cuesta.

–También pasa como lo cuentas en tu libro que coludirse con el narco es eso o la vida, no te dan opción

–Con esa tradición mía de contar lo no contado, encontré algo que no pensaba encontrar. Quise ir a las ruinas del periodismo y no sabía lo que me iba a encontrar, fueron cosas mucho más graves de las pensaba y por momentos sentí que no iba a poder escribir el libro. Es que es muy bueno el libro, me decía alguien hoy, pero te faltó decir que en Guerrero estás con el narco o con el gobierno, que son dos narcos…sí, pues sí…

–Quieres decir con esto que el fenómeno de los periodistas asesinados y desaparecidos es mucho más complejo…

–Sí y son muchos periodismos. Es un verdadero mosaico de periodismo mexicano. Por un lado el noroeste, más controlado, con un solo cartel, pero luego tenemos el noreste con los zetas, golfos, Sinaloa, Beltrán Leiva, Veracruz es el cinco pasos debajo del invierno, son muchos periodismos en el país y con dos ejes: el narcotráfico y la ley organizada, que se convierte en delito porque las personas hacen negocios con los líderes de la zona.

–Hemos crecido con la idea de no criticar a los periodistas, ¿cómo lo hiciste en tu libro NarcoPeriodismo: la prensa en medio del crimen y la denuncia?

–Bueno, una de las cosas que más fallaron fue la falta de autocrítica. En el espejo, ver a periodistas del otro lado. Hace 20 años fui candidato a una institución de periodistas y dije que había corrupción, perdí votos y perdí la contienda. Si queremos cambiar esto, hay que empezar a reconocer. Me gustaría que el libro fuera un punto de partida.

”Valdez Cárdenas descansa de las fatigas semanales escribiendo reportajes de investigación. Emprendió la tarea de contar los destinos rotos de un país que escapa a la razón. Propone un viraje ético para entender los efectos de la criminalidad. No se concentra en quienes perpetran la violencia sino en sus víctimas”, ha dicho Juan Villoro.

–¿Cómo has hecho este libro?

–En este caso, adónde acudes si estás amenazado, ya no puedes acudir al ejército, el gobierno federal y su botón de pánico es un hazmerreir, estamos atrapados en una especie de laberinto multifactorial y que se mueve de acuerdo a las regiones y a las coyunturas. Ahora estamos viviendo en Sinaloa una embestida de los Beltrán Leiva, ya ha habido muchas matanzas; estoy en Culiacán, pero también en Culiacán han venido algunos problemas, en Guadalajara me puedes decir: no hay tanta complicación, pero está el otro terror: los políticos, los empresarios, los medios que no se preocupan por sus reporteros, los gobiernos…

–¿Tienes miedo, Javier?

–He tenido miedo desde el 2008, mi esposa primero me decía “Vámonos de aquí” y luego me decía “Vámonos del país”. Yo no quiero irme, soy sinaloense, soy mexicano…creo que tenemos opción como sociedad. En principio, debemos dejar de elegir a los priístas o a los panistas, tenemos que elegir una variante de izquierda y eso nos puede ayudar. Si el Estado está y se aplican políticas para niños y jóvenes, que dejen de ser la mano de obra barata para el Narco. Todo puede ser un puente y arrojar luz sobre los caminos que podemos tener delante.

Un libro como una autopsia. Foto: Especial

–¿Tú crees que porque gane Andrés Manuel López Obrador el narcotráfico va a dejar de funcionar?

–No. Quien llegue va a tener que negociar con el narco, subrepticiamente, como tú quieras, pero va a tener que negociar con el narco. Sin duda van a estar ahí, es un fenómeno mundial y tiene que haber un Estado activo como el colombiano, para que los políticos dejen de tener relaciones con ellos. En Colombia está el narco, por supuesto, pero no tiene esa cara tan pública y violenta que tuvo tiempos atrás. Los espacios tienen que recuperarse y si quieres puede haber reglas subrepticias entre el narco y el gobierno, pero nunca más un NarcoEstado.

–Javier, ¿sueñas con la legalización de las drogas?

–Sí, por supuesto que sí, espero que sí. Siguen viendo a las drogas como un asunto criminal y lo ideal es ver a las drogas como un asunto de salud.

–¿Cómo está el estilo después de tantos libros? Tal vez sea una pregunta un tanto superficial, pero…

–No, no es superficial. Tengo un lugar donde escribo, le pago a mis hijos para que me atiendan el celular, lleno de libros, de mi música y me envuelvo en ese ambiente, creativo, imaginativo…soy muy meón, me levanto varias veces, hasta que sale el primer párrafo y la máquina comienza a andar.

Sin Embargo

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