De Rafael a Lenín, por el pueblo y la patria – Por Leonardo Vicuña Izquierdo

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Hoy, 24 de mayo de 2017, concluye el gobierno bolivariano alfarista de la Revolución Ciudadana (RC), presidido por Rafael Correa, tras una década de cambios (2007-2016) en beneficio nacional. Se inicia una segunda etapa histórica, con el gobierno de Lenín Moreno, que busca un acuerdo nacional, en busca de consolidar toda una tarea iniciada hace más de dos años, para terminar de superar la difícil coyuntura provocada, entre otros factores, por la baja del precio del petróleo.

El cambio de gobierno se da el día que Ecuador celebra los 185 años del triunfo bolivariano de la batalla de Pichincha, conducida por el mariscal Sucre, con la que culmina una larga lucha por la construcción del Estado soberano, que aún continúa; no obstante, se han dado importantes reformas y avances, con gran apoyo popular, en el marco de la lucha que libra América Latina, por su segunda y definitiva independencia y por la construcción de la Patria Grande, objetivo supremo del Libertador Simón Bolívar.

Algunos indicadores muestran la exitosa gestión del gobierno de la RC, los innegables logros en todos los órdenes: crecimiento sostenido del PIB (3,9%) entre 2007-2015, superior al de América Latina (2,9%), aumento del ahorro público al 9,7% (promedio 2007-2015) frente al 5,9% del período 2000-2006 de la partidocracia; incremento en 300% de las recaudaciones tributarias y del gasto social por habitante (de $ 141 en 2006 a $ 575 en 2014). El mejoramiento de la vida social se refleja en la redistribución del ingreso; en efecto, aumentó del 31,6% al 37,3% el componente salarios, frente a la reducción del 35,6% al 30,2% de las utilidades, entre 2007 y 2014; reducción del 51,5% al 35% de la pobreza multidimensional, entre 2009 y 2015, que benefició a 1,9 millones de personas; reducción del desempleo desde el 6,3% en 2006 al 3,8% en 2014 (en 2015 aumentó al 4,77%), incremento de 1,5 a 3,2 millones de afiliados al IESS; y crecimiento sostenido de la capacidad adquisitiva de los salarios, lo que por primera vez permitió cubrir el costo de la canasta básica.

Todo aquello en un marco de avances políticos, reflejados en 12 procesos electorales consecutivos, ganados por AP, incluidas 4 consultas populares. La acción política firme del Gobierno devolvió al Estado su soberanía y majestad, liberándolo del secuestro oligárquico del que era víctima, así como con una Constitución aprobada por el pueblo, que institucionalizó el país, reconociendo y ampliando derechos fundamentales. Otro aspecto digno de destacar es la ejecución de una política internacional de paz y solidaridad, integración de beneficio mutuo y oposición plena a toda forma de neocolonialismo, intervencionismo y dominación imperialista.

Ha sido una innegable y contundente etapa histórica de cambios transcendentales, que Lenín Moreno y Jorge Glas continuarán con decisión y firmeza, con organización política renovada, sin claudicar, sin medidas que afecten el carácter nacional y popular del modelo de RC, a despecho de las viejas trincas que, como en Venezuela buscan, con violencia extrema, volver al pasado inicuo, de explotación y privilegios, de sometimiento y saqueo de las riquezas nacionales y los dineros públicos, que siempre practicaron. Para ellas, el mundo es el capital y las ganancias y su táctica el neoliberalismo o capitalismo de rapiña, con plena sumisión y entrega de soberanía.

El pueblo ecuatoriano, junto al reconocimiento por la labor patriótica de Rafael Correa, decidido está a defender las reformas y conquistas ganadas y a fortalecer la unidad de las fuerzas progresistas para avanzar con la RC, con los ajustes que sea menester. Sabe que hay que continuar con las tareas de cambios fundamentales en lo urbano, salud, educación, vivienda y seguridad social y, sobre todo, ejecutar las revoluciones agraria, urbana y laboral, siempre en función de los intereses del pueblo y de la patria.

El Telégrafo

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