Pastor Alape, líder guerrillero de las Farc en Colombia: “El país apoya el proceso de paz”
Por Katalina Vásquez Guzmán
Al finalizar este mes de mayo, habrá culminado el plazo para implementar la primera fase del Acuerdo de Paz entre gobierno y Farc. De acuerdo al cronograma de dejación de armas y reincorporación, el DÍA 180 las Naciones Unidas habrán terminado de reunir las armas de la guerrilla más antigua del continente que decidió, en La Habana, Cuba, claudicar su lucha armada para convertirse en partido político.
Pero ni siquiera los contenedores de ONU han llegado a las 26 Zonas de Paz, donde la construcción de los campamentos que debieron entregarse el DÍA D + 1, 1º de diciembre pasado, no se culmina en ninguno de los puntos. Las armas reunidas son mil hasta la fecha, mientras el gobierno incumplió el nuevo plazo que pactó en Cartagena con los delegados de FARC de entregar el 100% de los campamentos para finales del mes de abril.
Entre pequeños barrios que se quedaron detenidos por la falta de materiales o por diversas complicaciones logísticas, unos siete mil guerrilleros y guerrilleras esperan también las ofertas de educación y su reincorporación a la vida civil. Cursos de panadería y comunicación han empezado en algunos casos pero el grueso de la oferta educativa no llega todavía. El censo de los ex combatientes que debió empezarse el año pasado tras la firma de la paz y está a cargo de la universidad pública más grande de Colombia, Universidad Nacional, apenas inicia esta semana. Y las leyes que se tramitan en el Congreso, como aquella para la participación política de las FARC, ya fueron aprobadas, pero la Ley de Amnistía lista desde 2016 no camina al ritmo esperado.
Al mismo tiempo, desde algunas zonas de paz las mismas Farc denuncian que los paramilitares se están acercando con disparos, como ocurrió en Policarpa Nariño la semana anterior. Y las balas alcanzan a los líderes sociales –campesinos, indígenas, mujeres– que literalmente están poniendo el pecho por la paz. Ante este panorama convulsionado, la sociedad civil realiza congresos y asambleas para exigir la pronta e integral implementación del Acuerdo de Paz, a la par con las garantías de seguridad para los defensores de derechos humanos. Y las Naciones Unidas decidieron que su Consejo de Seguridad, presidido por Uruguay, sesionará en Colombia por primera vez en la región latinoamericana.
Este 4 de mayo, el Consejo de Seguridad se reunió con líderes sociales, gobierno y guerrilla para escuchar de primera mano los avances y complejidades de la implementación para luego visitar una zona de paz y enviar un mensaje de acompañamiento y respaldo continuo a la paz de Colombia, destacando que con el Acuerdo con Farc América Latina sería la única región sin conflictos bélicos en el mundo entero en la actualidad.
En la capital de este país PáginaI12 conversó con el líder fariano Pastor Alape sobre cómo ven las Farc las diversas complicaciones de la implementación y en donde subrayan fortalezas.
–¿En qué punto de la implementación estamos y cómo se siente con lo logrado y lo que falta?
–Estamos a 27 días de llegada la meta del d 180. Más que mi sentimiento, quiero recoger el pálpito del país que se expresó en apoyo a la paz tras un NO en las urnas, y que sigue exigiendo el cumplimiento del Acuerdo.
–¿Cómo va la implementación?
–Según estudios solo ha alcanzado en un 12,73 por ciento. La iniciativa unidos por la paz ha realizado análisis y según todo esto la implementación es un fracaso con base en las fechas que se establecieron para implementar los asuntos pactados hasta el D+180. Las amnistías van al uno por ciento. Y llegará el día D+180 y no tendremos listos los campamentos. También hoy se puedo palpar una preocupación que se está extendiendo sobre todo en las regiones porque se han dado hechos violentos, asesinatos y percusión a líderes sociales.
–¿Qué destaca de la implementación?
–Que este acuerdo ya no le pertenece al gobierno. La solidificación de la paz es una aspiración de la Nación y hemos insistido en abrir más espacios de participación a la sociedad civil y en especial de las regiones. Son las regiones las que han vivido con más rigor la guerra; la fuerza política de las regiones tiene mucha incidencia en esta construcción de paz. Y se tienen que abrir las posibilidades para que éstas incidan más. También quiero resaltar el apoyo del país a la paz, el proceso tiene que ser de ellos.
–¿Cómo sortearán las complejidades en los campamentos y la dejación de armas?
–Es necesario extender el tiempo de estadía en esas zonas. No están asegurados los espacios físicos, no se han establecidos aún los proyectos, en el tema de reincorporación estamos aún muy atrasados. No me atrevo a dar una fecha. Tendríamos que iniciar una serie de acciones que no se van a lograr en estos 27 días, pero sabemos que nuestro compromiso sigue siendo el de la paz. No queremos un fracaso como el de otros procesos. El fenómeno de Centroamérica es el espejo. Esperamos que en Colombia podamos construir un territorio de paz para el continente.