Monseñor Héctor Epalza, obispo colombiano y referente del paro cívico: «Buenaventura como ciudad se siente agraviada por el Gobierno»
Por Ana María Saavedra
¿Por qué no le han cumplido a Buenaventura? Habla monseñor Héctor Epalza
Monseñor Héctor Epalza se ha convertido en la voz de los bonavenrenses. Y es una voz fuerte, frentera, insistente. Él, que lleva ya 13 años como obispo de esta ciudad, es el líder del Comité del Paro cívico.
Con su pelo blanco y sus 1,60 metros de estatura, este religioso ha aglutinado a diferentes sectores sociales de Buenaventura, desde líderes de izquierda, asociaciones de volqueteros, paleros, pescadores, consejos comunitarios, juntas de acción comunal, iglesias cristianas, sindicatos… En total son 80 agrupaciones que este martes 16 de mayo realizarán un paro cívico.
Y ese día monseñor estará allí, a sus 77 años y pese a sus problemas de salud -sufre una gastritis crónica y glaucoma-, que llama “‘sejuelas’ de la vejez”, apoyará a su pueblo, “marginado y excluido”.
¿Por qué se realiza este paro cívico el próximo martes 16 de mayo?
Buenaventura como ciudad se siente agraviada por el Gobierno. Hace tres años se inició un llamado plan de choque, pero nosotros necesitamos son soluciones estructurales para problemas estructurales. El lema del Comité del Paro Cívico es ‘Para vivir con dignidad y en paz en el territorio’.
Son varios ejes estructurales de nuestras peticiones, como la cobertura en prevención y atención en salud, la educación, el empleo. Necesitamos fortalecer la producción local y medidas que garanticen la generación de empleo y los ingresos requeridos por las familias.
Esta semana los visitaron varios ministros y delegados del Gobierno para mostrarles lo que se ha hecho con el Plan de Choque, ¿no los disuadieron de suspender el paro?
El paro se hará. Nuestro pliego de soluciones estructurales tiene como base fundamental la declaratoria de la emergencia social y económica. Es una ambición muy grande, se lo decía al Secretario General de la presidencia, al doctor Prada, lo que pasó esta semana fue un memorial de agravios en el que la población de Buenaventura expresó sus necesidades y falencias.
Es la realidad dolorosa de toda la Costa Pacífica, sistemáticamente marginada y excluida del Plan de Desarrollo. Lo he dicho, al Gobierno no le interesan si no los puertos, la ciudad poco.
Las soluciones que pedimos en este paro cívico deben ser para la ciudad. Los puertos de Buenaventura le producen al erario Nacional $5,47 billones anuales aproximadamente, ojalá al menos el 10 % de ese dinero se quedara aquí. A Buenaventura la han tratado mal. No estamos pidiendo limosna al pie de estos emporios. Como dice la poetisa Mary Grueso, ‘en Buenaventura el problema es que vemos entrar y salir la riqueza’. No queremos ser espectadores sino partícipes de esa riqueza.
La Iglesia está de parte del pueblo, no porque quiera la revuelta si no que se solucionen las cosas. Queremos la paz pero con justicia social, no con el neoliberalismo que enriquece a unos y maltrata a los empleados portuarios y a la población. Por eso acompañamos el paro cívico. Si la paz quiere ser verdadera tiene que tener como base la justicia social, eso es lo que pretendemos con el paro cívico.
Hace tres años, en 2014, cuando cientos de personas marcharon para exigir no más violencia y soluciones estructurales, se habló de una serie de medidas en cuanto a la seguridad, de la que era una de las ciudades más violentas del país. ¿Han cumplido?
Es verdad que los homicidios han bajado y que se ha hecho un esfuerzo, pero el control en muchos barrios lo tienen las bandas delincuenciales y estas se han puesto de acuerdo para bajar los homicidios pero la extorsión sigue vigente, aunque ha disminuido. A los grandes comerciantes les cobran hasta $5 millones. Y eso encarece los productos para la gente.
El Gobierno ha hecho un gran esfuerzo, pero necesitamos soluciones integrales a la problemática de Buenaventura, no paños de agua tibia y, cositas. Buenaventura no está para plan de choque si no para soluciones integrales, y queremos que eso el Gobierno lo tenga en cuenta.
Pero esta no es la primera vez que hacen ese memorial de agravios. Hace tres años llegaron a unos compromisos. El plan del agua se llamó 24 x 24, en 24 meses, agua en 24 horas, pero la Ministra de Vivienda dijo esta semana que ya tenían listos los recursos para que iniciaran las obras. ¿No deberían es estar ya terminadas?
Lo que pasa es que el Gobierno dice cosas, verdades que luego son mentiras y esos 24 × 24 no los han cumplido. Aquí los candidatos prometen agua para Buenaventura y no lo han cumplido. Solamente ahora se están haciendo las obras. Y ya ni siquiera para agua las 24 horas si no apenas 18. Ojalá cumplieran aunque fuera eso.
Nosotros pedimos los compromisos claros, la gente se siente ofendida porque le han prometido mucho y le han cumplido poco.
Tenemos siete cuencas hidrográficas, 500 ríos y 45 millones de metros cúbicos de agua, pero el agua como servicio público es ineficiente e inoperante. Llega el recibo a las casas pero no llega una gota de agua.
Otro de los problemas de la ciudad es la falta del hospital, ¿por qué no lo han abierto?
Aquí la salud ha colapsado, sólo funciona una clínica privada que es la Santa Sofía. Confamar Comfandi no está funcionando y el hospital departamental fue cerrado hace tres años. Vamos para atrás como el cangrejo, al Gobierno le tiene que doler lo que pasa aquí, mientras dice que Buenaventura es la capital de la alianza para el Pacífico. Es una vergüenza.
El ministro de Salud ha cumplido en cosas, han traído las ambulancias y el Gobierno pagó $25.000 millones para liquidar el hospital. La adecuación se está haciendo con plata del Distrito, dicen que lo abren en septiembre.
Pero han sido tantos los avisos mentirosos, que se va a abrir en tal fecha y no se ha cumplido nada. Eso ha desesperado a la población que ha tenido mucha paciencia.
¿Cómo vive la gente sin servicio médico?
En este momento y desde hace tres años Buenaventura no tiene una cama pública para atender esta población de 400.000 habitantes, solo está una clínica que no da abasto.
Yo tuve un incidente de gastritis, fui a la clínica y vi los pasillos llenos de pacientes. A la gente de acá le toca pagar un pasaje para ir a Cali a que la atiendan porque de lo contrario es el paseo de la muerte.
En toda esa lista de agravios que dice usted le enumeraron a los ministros está la educación, ¿qué ha pasado con los cupos del Sena y el megacolegio en San Antonio, dos de las obras con las que se habían comprometido en 2014?
Findeter ha hecho cinco instituciones educativas que ya las entregó a la Administración Municipal. Fonade es la encargada de ese megacolegio, que está en mora, en retraso.
Ojalá la visita de los ministros haya servido para acelerar, para ponerle atención. Es que la corrupción es el cáncer que mata a este pueblo. Qué nos digan por qué no han cumplido, por qué no se respetan los cronogramas y esos alargues son los que producen la corrupción, salen con que la plata no alcanzó. Y siempre con disculpas, desde que se hicieron las disculpas el gato no come queso.
Nosotros pedimos educación con calidad en la cobertura básica, media y universitaria.
Le doy solo un ejemplo de los problemas, qué tristeza decirlo, pero la Universidad del Pacífico se ha convertido en un fortín politiquero. La que debería ser un centro de formación integral para todo el Pacífico colombiano ha sido maltratada por la politiquería.
Pero en muchas de las obras que se han anunciado hay demoras en la entrega: el malecón, el polideportivo, el Acuaparque… ¿quién incumple?
Es que los entes de control no deben operar después, deben acompañar a las obras y allí es donde está la corrupción. Por ejemplo, hace unos años la Diócesis hizo un convenio con Bienestar Familiar para construir un CDI, nosotros cumplimos, la Alcaldía no cumplió.
El Gobierno confió en Findeter la construcción del Malecón Bahía de la Cruz y no está. Todo eso llena de resquemor. La institucionalidad tiene que recuperar transparencia porque de lo contrario los recursos se embolatan.
¿Cree que con este nuevo paro si les van a cumplir o padecerán otros cien años de olvido?
El cántaro se llena tanto hasta que se rebosa. Pido encarecidamente al Gobierno Nacional que entienda el clamor del pueblo en esta ocasión. No estamos ni contra la Administración Municipal ni Departamental, que son aliadas. Queremos que ellos con el Gobierno hagan una gran sinergia que saque del marasmo de la postración a Buenaventura.
Que esta vez si hagan algo porque ya la situación la hemos expresado en cartas al presidente Juan Manuel Santos, a los ministros, he ido al Congreso. Yo quisiera preguntar, dónde están los líderes del Valle. A ellos, a los que están en el Congreso, en la Asamblea Departamental, a los empresarios les digo que se pongan la mano en el corazón. No pedimos, sino exigimos un mejor tratamiento del que hemos recibido hasta ahora.
(*) Esta entrevista fue realizada antes de la movilización de la última semana, sin embargo mantiene su vigencia al retratar el conflicto en Buenaventura.