Venezuela: Tutelaje y asedio internacional: fórmula para la intervención (Por Misión Verdad)

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

El foco de conflicto contra Venezuela se ubica en el ámbito internacional. Nada de lo que es planificado y ejecutado dentro del país (la agenda de violencia y golpe en marcha) transcurre sin la proyección de que sus efectos más nocivos (destrozos, víctimas, heridos) sirvan de antesala y justificación para un nuevo capítulo del cerco internacional contra Venezuela, mucho más agresivo y consistente con el objetivo de extorsionar a la nación venezolana para que sea ella misma la protagonista de su propia desgracia.

Y detrás de esto se perfila un objetivo que camina en paralelo al despropósito (investido de fetiche) de las «elecciones generales»: presionar una intervención política de Venezuela (tutelarla) para, de no darse su inviable exigencia, ordenarla económicamente a los dictámenes de las corporaciones, quienes al final de cuenta son quienes han puesto su capital, instituciones internacionales, operadores (Luis Almagro) y lobbistas profesionales (Marco Rubio y compañía) a la medida de sus intereses en el país con las reservas más grande de petróleo del planeta Tierra.

Porque mientras la exigencia mantenga su inviabilidad, que por cierto fue pensada así para estimular un escenario de confrontación violenta, el otro objetivo se avizora como necesario y alternativo (el tutelaje). Un falso dilema que busca terminar en un mismo punto de agresión coordinado contra la soberanía del país, sea por vía del Estado violando su propia Constitución, como por la vía de que sus autoridades legítimas endosen sus decisiones al monitoreo de instancias extranjeras, totalmente atadas a las corporaciones petroleras y financieras que presionan por apropiarse de los recursos del país. «Canal humanitario», «mesa de negociación con participación de la OEA», «elecciones generales», y otros factores de extorsión y chantaje, son los instrumentos de intervención solapada, sofisticada y silenciosa que se ponen sobre la mesa para intentar negociar el futuro inmediato de la secuestrada nación venezolana por esta agenda de golpe continuado.

Así como los formatos de golpe de Estado han mutado en lo operativo hacia las sedes de los poderes legislativos y judiciales, las intervenciones extranjeras también, sobre todo en el contexto latinoamericano. Ahora no son militares propiamente, sino sobre la base de la supervisión y el monitoreo, aproximándose a «problemas regionales» como la violencia, el tráfico de drogas y la corrupción, por la vía financiera y económica, para homologar a Latinoamérica a una constelación uniforme de países obedientes y controlados por los poderes fácticos que gobiernan a Estados Unidos.

El video publicado por Luis Almagro, donde se hace eco de falsos positivos como las bombas lacrimógenas lanzadas por helicópteros de la GNB (hecho desmentido por las autoridades venezolanas) y «la represión de los manifestantes» (encubriendo la vanguardia violenta que ocasiona destrozos en medio de estas concentraciones opositoras), no sólo define la urgente necesidad de ampliar el asedio y la necesidad de tutelaje, sino de que el Secretario General de la OEA sea el único factor de medición ante el concierto internacional para evaluar (y tomar acciones de fuerza) con respecto a lo que sucede en Venezuela. Si esto no es un intento de tutelarnos, en apariencia y fondo se acerca bastante.

Esto que dice Almagro devela estas intenciones de fondo. El tutelaje ha sido mencionado por actores de la guerra contra Venezuela en el pasado reciente y sale a relucir, precisamente, y con más fuerza, cuando el conflicto interno y externo se agudiza. ¿A qué se refieren con tutelaje? ¿Quién lo ha promovido? ¿Es nuevo? Algunas precisiones sobre un término que vuelve a agarrar fuerza desde las instancias más hostiles contra Venezuela.

El término

El diccionario afirma que la palabra tutela representa «la autoridad que se le concede a una persona para cuidar de otra», incapacitada de ejercer plenamente sus deberes y la custodia de sus bienes. En el ámbito internacional esta misma palabra toma un significado parecido en cuanto a se refiere a un Estado que está incapacitado para cumplir con sus funciones, como detentar el monopolio de la fuerza, cobrar impuestos y asegurar derechos básicos a su población. Considerarlo básicamente como un Estado fallido.

Los ejemplos de tutelaje internacional más visibles de los últimos tiempos son los usados por Estados Unidos para ocupar Somalia e Irak, considerados Estados fuera de la ley. Sin embargo, también hay otros vendidos como formas de proteger a los pueblos de sus propios gobiernos, como sucedió en Libia. En boca de funcionarios, militares y cancilleres de otros países se intenta legitimarla de diversas maneras con respecto a Venezuela.

La tutela internacional ofrecida por el Mercosur y la OEA

Durante las dos reuniones ilegales sobre Venezuela en la OEA, países como Estados Unidos, México y Perú hablaron claramente de armar una coalición de naciones que colaboraran con la resolución de la crisis en el país. Esto, sin embargo, tomó un rumbo aún más intervencionista cuando esta coalición de países de derecha emitió una resolución ilegal en la que planteó la alteración del orden constitucional en Venezuela. Avalando explícitamente cualquier iniciativa que apuntara a restaurar el orden democrático, en un claro desconocimiento al Estado venezolano.

En esta dirección, quien emitió las palabras más intervencionistas contra el país fue la canciller argentina Susana Malcorra en el marco de una conferencia de prensa realizada después de que se presentase otra ilegal declaración del Mercosur en la que se llama a aplicar la cláusula democrática contra Venezuela debido a la «falta de separación de sus poderes».

En esa conferencia de prensa, Malcorra afirmó lo siguiente sobre su papel como represetante de Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil en la OEA: «Esto es algo inédito así que vamos a plantear acá la perspectiva del Mercosur, porque nos parece que es necesario un tutelaje, una forma de acercamiento para asegurarnos, sobre todo, que el cumplimiento del cronograma electoral se priorice y se concrete».

Como vemos, esta declaración en nada se diferencia de lo que pidiera Estados Unidos en la OEA sobre la necesidad de que se establecieran metas claras en el diálogo entre gobierno y oposición, cuyo cumplimiento fuera monitoreado por los países considerados como el grupo de amigos de Venezuela, encabezados por Luis Almagro como operador estrella.

El tutelaje financiero como forma de saquear un país

También es una forma de plantear el tutelaje el ofrecimiento que el sicario financiero Ricardo Haussman le realizara al empresario Lorenzo Mendoza en 2015 para intermediar ante organismos internacionales de crédito con el fin de acceder a una línea de financiamiento de al menos 40 mil millones de dólares. Lo que según su opinión serviría para estabilizar la economía venezolana y darle respaldo a un eventual gobierno de derecha a través de una ayuda económica del Fondo Monetario Internacional.

Ambas iniciativas encubren lo que sucede cuando los organismos internacionales de crédito y los grandes bancos del mundo se ofrecen a rescatar a una nación presentada como en quiebra. El antecedente inmediato más cercano para comprender esto se encuentra en las misiones del Fondo Monetario Internacional enviadas a Venezuela (y al resto de países de la región) durante fines de los ochenta y noventa del siglo XX.

No existen, por otro lado, muchos antecedentes en los que este tipo de iniciativas no terminen saqueando a la nación acreededora al sumergirla en un círculo de deuda y crédito impagable. Una dinámica que obliga al país acreedor a hacer constantemente más recortes y privatizaciones para afrontar los pagos a sus acreedores, sin que se vea una salida fuera de este túnel.

Tutelaje militar del Comando Sur para intimidar

Durante los últimos tres años ha sido intensa la manera en que medios internacionales y nacionales han hecho énfasis en la supuesta «crisis humanitaria» que atraviesa el país por el desabastecimiento de alimentos y medicinas. Ni un día han parado en propagandizar esta matriz de opinión errónea y mal intencionada llegando al extremo de validar la propuesta de la MUD de establecer un canal humanitario para el arribo de alimentos y medicinas a Venezuela.

Desde esta óptica es que hay que leer las últimas declaraciones del jefe del Comando Sur, Kurt Tidd, en el Senado estadounidense en las que consideró que «la crisis humanitaria en Venezuela podría requerir una respuesta regional inmediata». Lo que es bastante claro y preciso sobre las intenciones de desembarcar amparado en la cubierta de una crisis humanitaria que le dé la fuerza militar que le falta a la dirigencia antichavista, incapacitada de influir en las Fuerzas Armadas Nacional Bolivariana. En el caso del Comando Sur de EEUU se mezcla no sólo la intención de tutelar militarmente y controlar el acceso de alimentos y medicinas en una situación hipotética, sino en lo inmediato la atemorización e intimidación por la vía de las armas que se intenta aplicar contra el gobierno y la población venezolana.

Algunos apuntes provisorios y matices importantes

SI bien estas tres formas de tutelaje revelan un alto grado de agresividad contra el país, la imposibilidad de llevarlas a cabo en la práctica las revelan más como una amenaza que como propuestas que puedan ser puestas en práctica por el problema que se presenta a la hora de generar el clima interno que las propicie. Los últimos pronunciamientos internacionales relacionados con la inhabilitación de Henrique Capriles Radonski demuestran justamente esta barrera que se les presenta para escalar en la agresividad contra el país. Razón que explica por qué Luis Almagro, desesperadamente, habla de que «el régimen venezolano sacrifica la vida de las personas para mantenerse en el poder». Llegar a ese extremo habla también de la imperiosa necesidad de que el clima internacional también arda en guarimbas contra Venezuela, ante los centristas comunicados de los países que respaldaron a Henrique Capriles.

Lo otro a tener en cuenta es la cantidad de capital político que requieren estas formas de tutelaje si a lo interno no son legitimadas, de una u otra manera, como formas necesarias para encauzar el conflicto político venezolano. En ese sentido, el Gobierno Bolivariano, junto al chavismo de a pie, ha tenido éxito justamente en identificar estas nuevas formas de intervención, y aislar políticamente a los actores que las propongan. Pese a eso no hay que perder de vista las amenazas que se ciernen contra el país detrás del discurso del antichavismo regional.

Misión Verdad

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