Tribunal simbólico en La Haya condena a Monsanto por crímenes de guerra y ecocidio
El tribunal internacional que analizó en La Haya la historia de multinacional Monsanto -comprada el año pasado por Bayer- encontró a la empresa culpable del delito de ecocidio, de crímenes de guerra, de violaciones a los derechos a un medio ambiente sano y equilibrado, a la salud y a la alimentación, y de quebrantar la libertad científica.
Monsanto, que desde principios del siglo XX ha comercializado productos altamente tóxicos, como el PCB, el 2,4,5-T, el herbicida Lasso y el famoso Roundup, elaborado a base de glifosato, fue sometida a un tribunal integrado por cinco prestigiosos jueces, entre ellos, la argentina Eleonora Lamm, subdirectora de derechos humanos de la Suprema Corte de Mendoza. Para ello, se utilizaron los mismos procedimientos que utiliza la Corte Penal Internacinoal de La Haya.
Si bien el tribunal era simbólico, sus conclusiones empezarán a ser usadas en demandas a lo largo y ancho del planta, y se usarán para intentar que se modifique el Estatuto de Roma y se incluya la figura del ecocidio.
El primer punto tratado en el fallo es si Monsanto vulneró el derecho a un ambiente sano y equlibrado, que es una precondición para el ejercicio de todos los derechos humanos. Para ello, los expertos analizaron testimonios de investigadores que detectaron casos de malformaciones en Argentina y Francia causadas por el glifosato, enfermedades renales crónicas por la aplicación de Roundup en Sri Lanka y la suba de las tasas de cáncer en Brasil. También se mencionó la pérdida de diversidad y fertilidad de los suelos, la contaminación de las explotaciones agrícolas con transgénicos, y las deficiencias de salud de los cerdos alimentados con plantas modificadas genéticamente.
Los intentos de Monsanto de monopolizar el mercado de semillas en la India, la fumigación aérea de glifosato en la guerra fallida contra las drogas y la contaminación con glifosato de las fuentes de agua en la Argentina, muy estudiada en el caso del río Paraná.
Frente a semejante nivel de pruebas, la conclusión fue tajante. «Monsanto ha incurrido en conductas que tienen efectos graves y negativos en el medio ambiente y han afectado a innumerables personas y comunidades de muchos países, así como a la salud del propio entorno, con las consiguientes repercusiones en las plantas y los animales y en la diversidad biológica», estimó el tribunal.