Marco Enríquez-Ominami, candidato presidencial por el Partido Progresista (PRO) de Chile: «No hay elección en lo que no me hayan dado por muerto»

593

Por David Muñoz.

El 4 de abril pasado, el Partido Progresista (PRO) fue uno de los cuatro primeros conglomerados en cumplir la meta de reafiliaciones en cada una de las 15 regiones del país, con lo que se convirtió en partido nacional y quedó habilitado para inscribir una candidatura presidencial. Para muchos fue una verdadera sorpresa que el PRO apareciera en el mismo listado con el PC -quien ha liderado el proceso-, el PS y Evópoli. Esta semana el partido fundado por Marco Enríquez-Ominami completó un total de 22.253 militantes y, según sus dirigentes, alcanzarán los 27 mil cuando se cierre esta primera etapa del proceso. “Han firmado varias veces nuestro certificado de defunción”, dice Enríquez-Ominami, y anticipa: “Aquí estamos”. Pese a su bajo desempeño en las encuestas, cuya intención de voto oscila entre el uno y dos por ciento, y su condición de imputado en el caso SQM, el candidato presidencial del PRO dice que enfrenta sin presiones su tercera postulación presidencial. Los acontecimientos de esta semana, con la renuncia de Ricardo Lagos a la carrera presidencial y el cuadro de desorden instalado en la coalición oficialista, dice, le abren un espacio inesperado. Sobre la mesa otro factor, los acercamientos de su partido con el PC y otros partidos de la Nueva Mayoría.

¿Qué le pareció que el PS decidiera apoyar a Alejandro Guillier, en vez de levantar a un militante histórico, como el ex Presidente Ricardo Lagos?

Espero que ahora podamos escuchar las propuestas de Alejandro Guillier. Que una parte del PS lo haya proclamado es también la expresión de un cierto desorden en la Nueva Mayoría. El PS tuvo a Isabel Allende, a José Miguel Insulza, Fernando Atria, y ahora optó por un camino. Como estoy más decidido a construir que destruir, como estoy buscando puntos de encuentro y a valorar lo positivo, supongo que ahora el PS ayudará al debate programático y sabremos qué piensa, qué quiere hacer Alejandro Guillier, y qué quiere hacer cada candidato.

Usted podría haber representado la antítesis de Ricardo Lagos. ¿Cómo enfrentará la competencia sin el ex presidente?

No hay que pelearse nunca con la historia y Lagos es parte de la historia de Chile. Valoro de Ricardo Lagos, del cual fui parte de sus equipos publicitarios en el año 1999, que siempre entendió que un liderazgo sin un programa, sin coraje programático, es un liderazgo sin interés. Vamos a echar de menos el enorme esfuerzo que hizo Ricardo Lagos. Con Iván Poduje hicieron hasta líneas de metro con un mapa. Espero que estos 28 candidatos presidenciales, además de protestar, muestren sus propuestas.

¿Interpreta el apoyo del PS a Guillier como un giro a la izquierda?

El PS privilegió las encuestas. Es súper discutible. Es divertido que los partidos lean el diario el día lunes y a partir de una encuesta tomen sus decisiones. Eso le hace mucho daño a la política.

Se ha hablado del fin de un ciclo histórico, con el retiro de Lagos, que comenzó con el plebiscito de 1988. ¿Comparte esa tesis?

Soy más escéptico. Chile sigue siendo el país de una gran injusticia social, porque unos pocos se garantizan a sí mismos granjerías y privilegios. El fin de ciclo para mí es cuando haya una sociedad de derechos y una economía próspera y sustentable. Hay una Nueva Mayoría que expresa una sensibilidad social. A su pueblo le quiero enviar un recado: decirles que es un pueblo que merece profundizar reformas, enderezar algunas, pero no merece que producto del egoísmo y los cálculos electorales vayamos tan divididos.

¿Le conviene a usted este escenario de quiebre en la Nueva Mayoría?

De este escenario rescato a Miche-lle Bachelet, por quien yo no voté y, sin embargo, hoy día muchos de sus parlamentarios la traicionan porque es impopular. Leen mal la política y la sociedad: no pueden permitirse no hacer primarias para todos los cargos, con todos. Ya no ocurrió. Y ahí sí va una crítica constructiva. Yo estuve dos años arriba en las encuestas y siempre dije: pongo mi capital político a disposición de una causa. Me gustaría escuchar a Alejandro Guillier pelear por las primarias en Antofagasta.

Se dice que el PRO está buscando entendimiento con parte de esta Nueva Mayoría, en particular con el PC. ¿Por qué ahora si no fue posible en el pasado?

No solamente con ellos. También con algunos sectores del Frente Amplio. Es mucho el esfuerzo sostenido. Se están teniendo conversaciones con la mayoría de los partidos de la Nueva Mayoría. Preocupa ver que los líderes de ese bloque y Sebastián Piñera han aprendido poco.

¿Cuál es el sentido de pactar con una coalición que, a su juicio, lee mal la política y traiciona a la Presidenta con la que llegaron a La Moneda, entonces?

Para los que defienden una sociedad de privilegios, mostrarnos divididos es negocio. He aprendido, a diferencia de Piñera, en mi tercera elección, que hay que cuidar más los gestos, y sí, en esta entrevista voy a hacer todos los esfuerzos por mostrar lo que me une con la DC, más que lo que me desune, más lo que me une con el PC que lo que me desune. Tengo matices y diferencias brutales con la DC y el PC, pero creo que cometieron un error al negarse a las primarias. Perfecto: nos vemos en primera vuelta. Pero propongo pactar en estos niveles rápido: programático, con el PC se avanzó. Parlamentario, ojalá resulte, y estamos hablando con otros sectores.

¿Qué les une a la DC, han conversado con ellos?

Se les ha pedido por escrito, por la radio, con señales de humo. Ha sido explícito. Todos los presidentes del PRO, me incluyo, les hemos pedido formalmente reunirse para hablar del programa, no de cupos, y yo no logro entender cómo es que la dirigencia democratacristiana tiene estómago para reunirse con la UDI mil veces y no le alcanza la digestión para reunirse una vez con un dirigente del PRO. Le pido a la DC que hablemos de programa, no de cupos. Espero que la DC, su base, su pueblo, le hagan ver a sus dirigentes que los están conduciendo por un camino que va contra el muro. Les pasó en 2013 con Orrego, les pasó el 2009 con Frei, hace mucho rato que el pueblo democratacristiano es más astuto que sus dirigentes.

¿Se está imponiendo el pragmatismo, ese del que ustedes mismo renegaban?

La Nueva Mayoría está haciendo un acto de renuncia, y la política es voluntad de poder. Es la contradicción total con la política. Es curioso que una coalición que gobierna haya renunciado. Se dan por perdidos. No luchan. Veo más bien a Miche- lle Bachelet luchando sola desde el Palacio y a su coalición preocupada de entregar los guantes. Están diciendo cuál es el mejor perdedor, quién nos resuelve mejor el tema parlamentario.

¿Qué puede ofrecer en su condición de candidato que hoy no marca más de 2%?

Nosotros vamos a ganar por la seriedad. Ese es nuestro aporte, lo que decimos lo hacemos. Lo que prometemos, lo cumplimos. Voy a perseverar en articular con todos. Estoy dispuesto a mucho sacrificio. A olvidar y perdonar los agravios a los que fui sometido. Y le he pedido a la conducción del PRO como militante que no ponga sobre la mesa los agravios como un obstáculo. Tendríamos razones de más para no sentarnos nunca con muchos líderes que van a tener que pedirme disculpas en un par de meses más. No espero sus disculpas, yo los perdono. Lo que importa son los 90 mil niños del Sename y las 30 mil familias en campamentos. Por ellos estoy dispuesto a mucho. La primera vuelta será una gran primaria y somos la candidatura que mejor ha fijado su domicilio en cualquiera de las materias. Estoy dispuesto al máximo esfuerzo para lograr cuatro cosas: pacto de responsabilidad política de segunda vuelta, mínimos programáticos, pacto parlamentario y, a mi juicio, una competencia en que el mundo progresista sea el mundo de las ideas. Y el mundo del odio y la violencia se lo dejemos a Piñera.

¿Por qué ahora ofrecer un pacto de apoyo en segunda vuelta? Ha dicho que se arrepiente de no haberlo hecho en 2009…

Eduardo Frei y yo fuimos la expresión de una profunda incapacidad de conversar. Hay una escasez de voluntad de entenderse. El mundo progresista se reúne, pero no escucha. El mundo progresista debe entenderse con la Nueva Mayoría, con los varios frentes amplios que hay.

¿Qué diferencia puede marcar respecto de lo que ofrece hoy el Frente Amplio que, aparentemente, tiene más sintonía con el mundo social?

Me preguntan siempre por los nuevos ME-O. Es la misma obsesión de siempre, como si la elección fuera una compra de supermercado. Esto no es un supermercado. Esto tiene que ver con la ética, la moral, las propuestas. Lo mismo me dijeron de Marcel Claude. Mi certificado de defunción lo he visto firmado varias veces. No hay elección en que no me hayan dado por muerto. Estoy convencido de que estamos más fuertes, más preparados y más cerca de ganar. No imagino que alguien quiera una continuidad sin cambios, y no imagino que alguien quiera volver al copago, como Piñera.

¿Cómo podría diferenciarse de Beatriz Sánchez?

Es que no he escuchado sus propuestas. Sería muy injusto prejuzgar. Nos perdimos una estupenda periodista, ganamos una estupenda candidata, veamos qué propone. Hasta ahora, sabemos que quiere ser candidata, pero ¿cuál es la propuesta? ¿Cómo se reactiva la economía? ¿Cuál es la tasa de crecimiento promedio que se propone? Yo quiero propuestas. Escuchemos propuestas más que protestas.

¿Cómo continuará su candidatura enfrentando un proceso judicial abierto en el caso SQM y con la presunción de que su candidatura ha recibido financiamiento de SQM?

Es lenta la justicia. No me queda más que confiar en ella. Qué voy a hacer, no me queda más que confiar. Sé que soy completamente inocente de las cosas que se me acusan.

¿Cómo va a convencer a un electorado decepcionado de situaciones como las del avión facilitado por OAS no declarado ante el Servel y el supuesto financiamiento irregular?

Es doloroso. El proceso es lento, la justicia es lenta, pero es normal, para que sea seria, tiene sus tiempos. Pero como sé que soy totalmente inocente de lo que se me acusa, solo que me queda decirles a los que se decepcionaron: ¿Van a querer un presidente que conozca el país, que lo haya recorrido, que esté más preparado o a alguien popular? Porque Bachelet ya ocupó la silla de la popularidad y no le alcanzó. Ya nos dijo Piñera que era el presidente más preparado de la historia. Y yo le pido a Piñera que, por favor, se quede en su casa el día del censo, que no haga nada, porque hay que rehacerlo por culpa de él. Pedirles a eso a los chilenos, con la mano en el corazón: repensemos estas promesas de seriedad.

La Tercera

Más notas sobre el tema