Luis Almagro, secretario general de la OEA: “La izquierda debería ser solamente democrática»

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Por Daniela Guerrero.

La turbulencia económica y la crisis humanitaria en Venezuela han rebasado nuevos límites durante los últimos meses. El régimen del presidente Nicolás Maduro ha ejercido un control tiránico sobre el país, cometiendo flagrantes violaciones al orden democrático y constitucional. La negativa del gobierno a negociar seriamente ha sido acompañada por la apatía de sus vecinos hemisféricos y la comunidad internacional. Una excepción notable a esta actitud indolente ha sido Luis Almagro, secretario seneral de la Organización de Estados Americanos (OEA). Después de asumir su puesto hace dos años, el excanciller uruguayo ha revitalizado el organismo, perfilándose como un vehemente defensor de los derechos humanos y la democracia en el continente americano. Al asumir un papel activo en la denuncia y desmantelamiento de las prácticas autoritarias de Venezuela, Almagro se ha convertido en un faro de esperanza para la libertad y la democracia en América Latina.

¿Qué representa la situación en Venezuela para el desarrollo de la democracia en la región de Latinoamérica?

La crisis en Venezuela es un importante retroceso en la situación de la democracia en el continente. Primero, porque era un país que tenía una tradición democrática y en los 70’s y 80’s, los gobiernos venezolanos asumieron posiciones muy fuertes a la hora de reivindicar las democracias en el Cono Sur, que vivían en ese momento bajo dictaduras. Es un importante retroceso porque, en general, la izquierda debería ya de tener esta conceptualización resuelta. La izquierda solamente debería ser democrática. Después de la caída del muro, verdaderamente no había espacio como para que la izquierda se planteara síndromes totalitarios o autoritarios. Había quedado el caso de Cuba aislado, con un proceso que iba a ir en un camino de apertura, pero Venezuela, al prácticamente estar violando en su integridad los principios de la Carta Democrática Interamericana, y ellos significan los principios y valores de la democracia, ha hecho que vuelva a renacer la discusión conceptual sobre una izquierda que no es democrática en el continente y eso significa un tremendo retroceso ideológico para muchos de los partidos de izquierda en Latinoamérica.

¿De qué manera el autoritarismo venezolano ha tenido un impacto económico en el país?

La nueva democracia en Venezuela tiene también una reafirmación de un principio que en el continente tenemos claro de alguna forma. Cuanto más democrático sea un país, mejores son las condiciones de desarrollo, mejores son las condiciones de seguridad, mejores son las condiciones de acceso a derecho y equidad de la gente. Cuando ello falla, entonces llegamos a problemas estructurales. Venezuela es el ejemplo en acción de cómo el deterioro institucional, la caída de los principios y valores de la democracia en el país, afecta también sus condiciones de desarrollo y de derechos sociales y económicos. Estas son pautas bastante claras de por qué el autoritarismo en Venezuela, definitivamente, es algo que tiene un impacto sobre el resto de la región.

¿Qué papel ha jugado la OEA durante los últimos años en Venezuela? ¿Cuál es la disposición del régimen venezolano hacia la OEA?

Lo que hemos hecho en este tiempo, y  voy a hablar desde que yo estoy en la Organización, es movilizar esfuerzos para que el régimen no tenga más impunidad. Que el régimen no tenga la capacidad de criminalizar a la oposición, que el régimen no tenga la capacidad de criminalizar a la protesta. Que el régimen tenga que asumir sus responsabilidades, terminar la impunidad que tiene sobre las violaciones a la democracia y a los derechos humanos en el país. Eso ha estado basado en un trabajo lineal que viene en dos informes, bastante voluminosos, uno de 132 páginas, otro de 75, en los cuales exponemos la situación política, social y económica que vive Venezuela. El régimen venezolano ha dicho cosas muy malas de la OEA, y algo todavía más preocupante, del Secretario General de la OEA, y eso es algo inadmisible. Eso significa que el régimen expresa sentimientos y determinadas emociones que tiene hacia el trabajo que ha llevado a cabo la OEA en Venezuela. De todas formas, uno puede apreciar también que la OEA es muy importante para ellos. La ministra de Exteriores venezolana es la canciller que más ha visitado a la Organización y ha hecho más presentaciones en el seno de la organización, de una forma desproporcionada en comparación a otros cancilleres.

Venezuela forma parte de la reciente resolución, en la cual, el Consejo Permanente habla de la alteración del orden constitucional en Venezuela y se declara prácticamente (el Consejo Permanente), en sesión permanente para abordar el tema venezolano, el cual se ha transformado en algo muy alto en la agenda de la Organización y absolutamente prioritario para todos los miembros, particularmente por lo que mencionaba anteriormente.

¿Hay espacio actualmente en Latinoamérica para un régimen autoritario como el de Venezuela?

Hay muy poco espacio en estos días para que países democráticos convivan con países no democráticos. Hay muy poco espacio en estos días, donde las sociedades se han fortalecido, los sistemas políticos se han fortalecido, para que haya un camino tan cerrado hacia el autoritarismo como el que ha recorrido el régimen venezolano. Para el camino hacia delante, la Organización tendrá que asumir la responsabilidad del tema Venezuela, acerca de los problemas que enfrenta ese país, destrabar los signos autoritarios que tiene el país, la falta de separación e independencia de poderes, la cooptación del poder judicial por el poder ejecutivo, el desconocimiento de la Asamblea Nacional, la existencia de presos políticos, la propia crisis humanitaria. Todos esos temas tenemos que destrabarlos y retransformarlos para que Venezuela pueda recuperar su democracia.

¿Con qué instrumentos institucionales cuenta la Organización de Estados Americanos para hacer frente a la situación en Venezuela?

Fundamentalmente, esos instrumentos se refieren a trabajar con la Carta Democrática Interamericana, que tiene los elementos esenciales de la práctica de la democracia, en los artículos 3 y 4, y una serie de principios, valores y derechos establecidos en todos los artículos, prácticamente desde el 5 hasta el 16. La aplicación de la Carta Democrática que nosotros solicitamos fue a partir del artículo 20, que permita al Secretario General, o a cualquier Estado, el tomar la iniciativa respecto a la situación de alteración del orden constitucional en Venezuela. Eso es el mecanismo, los otros mecanismos anteriores, los artículos 17, 18 y 19, todos refieren a la autorización del gobierno del país concerniente. El articulo 20 tiene un procedimiento que es muy constructivo en realidad. Habla de gestiones diplomáticas, de buenos oficios, de buscar soluciones con el país que está violando la Carta Democrática Interamericana y está violando su propia Constitución. Cuando nada de eso funciona, está el penúltimo paso, que sería la suspensión del país del marco de la OEA. Nosotros esperamos que esta gradualidad que presenta el procedimiento del artículo 20 de la Carta permita las soluciones que Venezuela necesita. Esto significa una presión progresiva sobre la situación que vive el país.

Usted ha declarado que la solución “debe ser venezolana y por parte de los venezolanos.” ¿Cómo conciliará la OEA este concepto con las actuales violaciones a la democracia y a la constitución en el país?

Las dictaduras, para caer, tienen que tener dos tipos de presiones sobre ellas. Una de ellas es la presión externa, que es la sanción que la comunidad internacional tiene en torno, condenando diferentes actos, en este caso del gobierno venezolano. Con el tiempo, han sido muy claras las condenas, desde documentos que se refieren a las inhabilitaciones políticas, como a la represión, como al exilio de presos políticos, como al desconocimiento de la Asamblea Nacional. Todo eso forma parte de un elemento sustancial, que es que la comunidad internacional no acepta esas prácticas antidemocráticas en Venezuela. El otro tema es la presión interna. Las dictaduras, para que caigan, precisan fundamentalmente presión interna. Todavía no tenemos fuerza de intervención, por suerte, ni la vamos a tener, y esto no se trata ni de una invasión ni de una intervención. Se trata de que los venezolanos voten y eso es un derecho de los venezolanos. Entonces, la presión interna, la gente en la calle pidiendo democracia, pidiendo elecciones como está ocurriendo ahora, eso es el elemento sustancial. El reconocimiento de la comunidad internacional pide para que esas demostraciones se hagan sin represión, sin sufrir represión violenta forma parte del marco en el cual la acción internacional apoya los reclamos internos para ganar democracia. Se trata de que la gente vote. Hay un tema acá que es fundamental. La soberanía radica en el pueblo. Cuando un Estado, en este caso un régimen, reprime, silencia a la oposición, está callando la única voz soberana que tiene el país. Ergo, ese país está perdiendo su soberanía. Ese país está, definitivamente, en un esquema simplemente de visión autoritaria y de falta de marco del estado de derecho. La soberanía radica en el pueblo, devolverle la soberanía al país es lograr que haya elecciones, ese es el único camino para adelante.

¿Qué significa la situación de Venezuela para los jóvenes latinoamericanos?

Primero, nadie puede querer que sus hijos crezcan en un ambiente de una dictadura. A mí me toco crecer en un ambiente de una dictadura desde los 10 años hasta los 21 años y hay muchísimas cosas que se pierden en una dictadura y que están perdiendo los jóvenes venezolanos. Están perdiendo garantías, están perdiendo seguridades, están perdiendo posibilidades de desarrollo, están perdiendo nivel de educación, están perdiendo la posibilidad de la discusión política y académica que permite construir mejores gobiernos. Les están quitando la posibilidad de decidir su propio futuro. Si eres joven, más que nadie tienes que decidir tu futuro. El futuro es tuyo, pertenece a la juventud. Es algo que uno ve a la juventud en Venezuela, asumiendo ese compromiso. Un compromiso que tiene mucha generosidad, mucho que saca de adentro, mucha tensión e intención que saca de adentro. El joven que hoy se enfrenta al aparato represivo del Estado, se enfrenta dejando por el camino una zona confort, pero él sabe que esa zona confort significa una vida sin futuro, sin perspectiva al mañana, porque ahora, ¿qué les ofrece Venezuela a los jóvenes? ¿Qué perspectiva de vida te ofrece un país que no tiene vacunas para su gente, no tiene medicinas para tratar enfermedades básicas, no tiene alimentos para asegurar una alimentación básica? Estamos hablando ya, del núcleo más duro de tus necesidades. A partir de ahí, ¿qué perspectiva de vida puedes elaborar? Entonces, los jóvenes son el motor de cambio. Los jóvenes significan la esperanza del país, los jóvenes han asumido esa responsabilidad a pesar de las bombas lacrimógenas vencidas que les tiran desde los helicópteros, a pesar de los francotiradores en los techos. Que la juventud todavía tenga arresto anímico como para enfrentarse a todo esto, significa que el país tiene el reflejo democrático todavía y que no ha llegado a la etapa más abyecta de la cubanización, que es la peor condición en la que podría estar un sistema político actualmente.

Actualmente, las redes sociales se han posicionado como una plataforma de opinión para las sociedades de Latinoamérica. ¿Considera que las redes sociales han tenido algún impacto en la situación en Venezuela?

Hoy todos somos ciudadanos con posibilidades de participación en la política. Tu opinión en la política importa para todos y la puedes expresar a través de los nuevos mecanismos tecnológicos. Y estos mecanismos de defensa que tienen los jóvenes respecto a malas prácticas que existen en un sistema político y que obviamente la juventud procura que estos no se expandan y no se extiendan, y en el caso de Venezuela es muy claro, uno no puede ser indiferente ante las violaciones de derechos humanos que le pasan a otros. No puedes ser indiferente ante la falta de democracia que sufren otros, no puedes ser indiferente ante la represión que sufren otros. Nadie puede ser indiferente porque el tema de las malas prácticas en sistemas como el venezolano, es que generalmente son muy contagiosas, y cuando quieres acordar, las copió otro y las copió otro. Entonces, yo creo que es muy importante que sea la juventud ciudadana la que defienda estos principios y valores, porque significan un compromiso a futuro de todo el continente. Implica que no va a admitir estándares menores en materia de democracia y derechos humanos que los que existen ahora y de eso somos todos responsables. Los jóvenes lo tienen asumido y lo tienen claro y eso es algo importantísimo.

¿Cuáles son las predicciones y expectativas sobre el futuro de la democracia en Venezuela?

El rol de la OEA seguirá siendo el mismo. Seguirá reclamando por la democracia en Venezuela y por el mejor funcionamiento de la democracia en todos los países del continente. El rol de la OEA tendrá que asegurar la vigencia y la protección de los derechos humanos en Venezuela, específicamente, pero también en relación al resto del continente. Venezuela es un caso de crisis y es por eso que es más grave que los demás. El diálogo es el instrumento fundamental de la democracia. Esto quiere decir que tiene que haber democracia y entonces hay diálogo, en condiciones de equidad, en las cuales haya un espíritu constructivo de los diferentes actores políticos en función de que los mismos tienen que ver con el funcionamiento clave del Estado de derecho en el país. La prioridad hoy es recuperar la democracia y acabar con una dictadura. Para  ello, los elementos fundamentales son la presión interna y la presión internacional, como mencioné anteriormente.

Excelsior

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