Henrique Capriles, líder opositor venezolano: «Están dadas las condiciones de una tormenta perfecta para un cambio político en Venezuela»
Por Julieta Nassau.
Es la cara y el nombre que aparece en cada marcha opositora, de esas que abundan en Venezuela por estos días. Es el discurso más esperado en esas movilizaciones y el preferido entre el electorado que quiere un cambio de gobierno en este país. Pero él, Henrique Capriles , no puede postularse a las elecciones presidenciales para 2018. La Justicia, en manos del oficialismo, lo inhabilitó por 15 años a ejercer cargos públicos.
El gobernador de Miranda y ex candidato presidencial recibió a LA NACION en sus oficinas de campaña de Bello Monte, en Caracas, y se refirió a la espiral de violencia que ya dejó 24 muertos como una muestra de la «desesperación» del gobierno de Nicolás Maduro . En ese sentido, consideró que «están dadas las condiciones de una tormenta perfecta para un cambio político en Venezuela». Además, le pidió «más atención» al papa Francisco , habló sobre su relación con los gobiernos de Mauricio Macri y Donald Trump , y advirtió: «Si la región empieza a aceptar las dictaduras del siglo XXI, habrá alguna desestabilización».
-Las protestas llevan casi un mes y siguen convocando manifestantes pese a la represión, ¿qué balance hace de la respuesta al llamado a la «resistencia pacífica»?
-Estamos en otra etapa de lo que son estos 18 años de la mal llamada revolución. Yo estaba en Colombia cuando sale una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que dice «acá se acabó el Parlamento, el tribunal asume las competencias de la Asamblea [Nacional] y que puede delegar las competencias de la Asamblea en Maduro». Esto es inaceptable en una democracia. Ahí hubo un punto de quiebre.
-Pero, ¿a la gente lo que la moviliza son las cuestiones de las instituciones?
-No, fue la gota que derramó el vaso. Ya llegamos a un punto en el que los venezolanos decimos no más. No vamos a aceptar más violaciones a la Constitución, nos robaron el revocatorio, las elecciones. Sumado a eso, la crisis económica, el salario de un trabajador venezolano en este momento, sin contar el ticket de alimentación, son 10 dólares. ¿Quién puede vivir con diez dólares? Esa es la realidad económica: la inflación más alta del mundo, la mayor escasez de alimentos y medicina del mundo, sumado a la violencia que hay en las calles, la criminalidad, la delincuencia, los presos políticos, y mi inhabilitación, totalmente inconstitucional.
-Después de sentencias del TSJ, los presos políticos y la inhabilitación, ¿cree que el gobierno puede llamar a una Asamblea Constituyente para que no haya más elecciones?
-Es que el problema de nuestro país no es que la Constitución no permite algo, todo lo contrario. El problema es que no se cumple la Constitución. Maduro no quiere más elecciones. ¿Cómo se expresa el pueblo venezolano en democracia si no es a través del voto? La democracia no es solo votar, pero no se puede hablar de democracia sin voto. ¿Por qué estamos en las calles? Son cuatro peticiones, que no es que una sí y otra no, esto no es una subasta: elecciones libres y democráticas; canal humanitario para medicinas y alimento; respeto a la asamblea nacional; liberación de los presos políticos y que cesen las inhabilitaciones. Maduro levanta el teléfono y si tiene la voluntad política, se acaban las protestas. Nosotros no vamos otra vez al diálogo de [el ex presidente español, José Luis] Zapatero, a la estafa de Zapatero.
-Pero si el diálogo no funciona, ¿cuál es la alternativa?
-Poner los puntos y firmarlos. No perder tiempo. ¿El diálogo para qué? ¿Para tiempo? Los venezolanos no tienen tiempo.
-¿Mantienen negociaciones con el gobierno?
-Nada. Porque además nosotros no somos los culpables de que el diálogo no haya dado resultado. ¿Sabes el costo que pagamos nosotros, la oposición, por el fracaso del diálogo? Altísimo. La gente se sintió completamente defraudada y con razón.
-El Vaticano participaba de ese diálogo. ¿Mantiene la relación con la Santa Sede?
-Siempre lo tendremos. Nosotros tenemos un gran respeto por el papa Francisco. El Papa además es latino. ¿Qué mejor Papa que el papa Francisco? ¿Qué mejor oportunidad teniendo un papa latino contar con el apoyo de la Iglesia? Siendo Venezuela un país donde la mayoría de los venezolanos somos católicos.
-¿Tiene contacto directo con el papa Francisco?
-No directo, sino a través del secretario de Estado, Pietro Parolin, que fue nuncio apostólico en Venezuela. Por supuesto que hay una comunicación. Si ves la posición de la Iglesia venezolana, la Conferencia Episcopal ha sido muy clara en la petición.
-El Papa también se pronunció sobre Venezuela…
-Sí. Yo le pediría al Papa un poquito más de atención. Se lo pediría de corazón.
-¿Cree que si Francisco se involucra directamente, puede cambiar la postura del gobierno?
-Yo sé que el mundo tiene problemas en general, pero me atrevo a decirte que el país con la situación más grave de la región es Venezuela. Y después, si Venezuela estalla -que no queremos que estalle-, esto no es un problema del millón de kilómetros cuadrados que tiene nuestra geografía. Es un problema que llega hasta la Argentina. Estamos cerca de que haya desplazados. ¿Cuántos venezolanos puede haber en Colombia, Perú, Argentina? Dos millones de venezolanos que salgan y se distribuyan en América latina… la Argentina no tiene capacidad de recibir 500.000 venezolanos, ni Colombia un millón.
-¿Cómo evalúa la presión internacional por parte de la región?
-Estuve en la Argentina, estuve con Macri. Muchas veces he conversado con Malcorra . Hay que reconocer las cosas: hemos tenido una gran receptividad por parte del gobierno argentino. No con la causa de la oposición, con la causa de los venezolanos. La respuesta de la comunidad internacional ha sido unánime, salvo con el Caribe, por el chantaje de Maduro con el petróleo.
-¿Qué espera de parte de la región?
-Yo creo que lo ideal sería que nosotros pasemos a un grupo de presidentes buscando la solución a la causa venezolana. La crisis es tan compleja, tan explosiva, que creo que lo mejor sería constituir un grupo de presidentes. Estamos impulsándolo. Estamos en un nivel en que el jefe de Estado tiene que ser el que directamente esté impulsando la solución de la crisis venezolana. Al final, la apuesta de Maduro de quedarse solo con Cuba, Bolivia, Nicaragua… él saca muy mal su cuenta. Si ves la economía venezolana, aislarse es ponerle fin al gobierno. El monstruo, el problema más grave en Venezuela, es económico social. Si esa bomba explota, ¿qué va a pasar en Venezuela? ¿Cuál va a ser la solución? ¿Un golpe, una salida militar? Aunque no la queremos, no la estamos buscando, no la promovemos.
-¿Ve posible un golpe militar?
-Siempre es posible en un escenario como este. En un país donde hay una Fuerza Armada, donde hay violaciones, donde están pasando las cosas que pasan, siempre se abre la posibilidad, que no la queremos, por eso el grupo de presidentes: para ponerle el máximo nivel [para evitar] que venga un militar que diga «Señores, esto se acabó».
-¿Un golpe desde dentro del chavismo?
-No lo sabemos. Dentro del chavismo, algún disidente, alguien de las Fuerzas Armadas que no conocemos.
-En la Argentina y el resto de la región hubo cambios de gobierno que llevaron a un cambio de rumbo ideológico en la región. ¿Eso alimentó la crisis del gobierno de Maduro?
-El problema en Venezuela no es ideológico. Yo diría que los gobiernos que han caído, que se han ido de la región… ¿Qué les pasó a los gobiernos de América latina que se escondían detrás de la fachada de ser socialistas y defensores de los pobres? Ahí tienes, la corrupción. Yo soy una persona que creo absolutamente a que todos mis esfuerzos deben ir dirigidos a que mi país salga de la pobreza. Toda mi gestión, como gobernante, ha sido la mayor parte enfocada en la educación. ¿Qué es más progresista que la educación? Entonces la señora Cristina Kirchner no puede venir a decirme aquí que yo soy de derecha y ella de izquierda. En América latina la caída de estos gobiernos no es una cruzada de la derecha apoyada por el imperio. Es que en la Argentina se cansaron de la señora Kirchner, es que en Brasil, el PT cae por los escándalos de corrupción. El cambio de gobierno permite que la complicidad que había se haya terminado. Debo decir que el gobierno de la Argentina dejó de ser un cómplice de la dictadura de Maduro. Porque en Venezuela hoy hay una dictadura del siglo XXI.
-¿Cómo es la relación con el gobierno de Donald Trump?
-No hemos pedido nada distinto al gobierno de los Estados Unidos de lo que le hemos pedido al argentino. Los planteamientos son iguales
-América latina no parece ser una prioridad en la agenda de Trump…
-Pero sí Venezuela. Yo creo que la gestión de Trump es consciente de cómo se ha ido agravando la crisis venezolana y que esto pueda provocar la desestabilización de la región. Si la región empieza a aceptar las dictaduras del siglo XXI, que han ido cayendo, habrá alguna desestabilización en la región, con las consecuencias que eso tendría para Estados Unidos. Estados Unidos no tiene que olvidar dónde está ubicada.
-¿Cree que existe la posibilidad de una intervención de Estados Unidos?
-Intervención no existe nunca. Tenemos que separar muy bien lo que es intervención, injerencia, a las sanciones del gobierno de los Estados Unidos contra funcionarios venezolanos, como el segundo a bordo aquí en Venezuela, Tareck El-Aissami. Aplaudimos que lo hagan. Una cosa son sanciones y otra es injerencia, jamás lo vamos a pedir.
-Sin que lo pida la oposición, puede ser una decisión unilateral de Estados Unidos…
-No. Porque Estados Unidos sabe que eso es inaceptable para los venezolanos. No creo tampoco que eso sea el pensamiento que tanto el presidente Obamacomo Trump tengan sobre el conflicto en Venezuela.
-En las elecciones presidenciales, ¿la oposición iría unificada?
-Si algo tenemos que agradecerle a Maduro, con sus atropellos, es que permitió tener una unidad integrada.
-¿Cuáles serían los primeros pasos de un eventual gobierno de la oposición?
-Creo que hay tres grandes temas sobre los cuales hay que declarar en emergencia: comida, medicina y seguridad. El cambio de gobierno tiene que orientar todo su esfuerzo a la recuperación económica.
-Los dos grandes problemas en Venezuela parecen ser la pobreza y la corrupción. ¿Cuál sería el plan para combatirlos?
-¿Cómo se combate la corrupción? Con un sistema judicial que sea transparente. Si hay algo en el que hay que hacer un cambio radical en el país, es el sistema judicial, hoy en manos de corruptos. ¿Cómo se combate la pobreza? Con empleo productivo, estable con empleo de calidad. ¿Cómo se logra el empleo de calidad? Ahí está mi bandera: con educación. La educación no cambia el país, pero cambia a las personas que van a cambiar el país.
-Volviendo al tema de las protestas, en las últimas semanas se vio un alza en los niveles de represión. ¿A qué se lo atribuye?
-A la desesperación del gobierno. El gobierno cree que con la represión va a apagar las protestas, pero el efecto que tuvo es todo lo contrario. ¿Cuántos días más de protestas va a haber? Es una respuesta que no tengo. En este momento van a seguir porque los venezolanos sentimos que no podemos tolerar más abusos.
-Por la represión, la fiscal general [Luisa Ortega Díaz, del oficialismo] dijo que debe respetarse el derecho a manifestarse, lo cual muestra fisuras en el chavismo…
-Creo que las contradicciones y rupturas internas del gobierno, si sigue la represión, van a seguir creciendo. Cada vez es más la gente hacia adentro que con todo lo que se está viendo dicen «yo no estoy dispuesto a hundirme con Maduro». Creo que van a ir saliendo a la luz pública las contradicciones.
-Hablamos de presión internacional, presión en las calles, y divisiones internas. ¿Cuál de estos factores puede lograr un cambio desde el gobierno?
-Los tres juntos. No le doy más importancia a uno que a otro, creo que es la tormenta perfecta. Venezuela ha llegado a unas condiciones… estaban dadas para el revocatorio, nos lo quitan, se mete el diálogo… Estando claro para el mundo que el gobierno de Maduro no dialoga, creo que están dadas las condiciones de una tormenta perfecta para un cambio político en Venezuela. Pero un cambio democrático. No lo visualizamos de otra forma.