Un gesto de sensatez que contribuye a la pacificación – Última Hora, Paraguay
Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.
En contra de lo que se esperaba, el presidente de la República, Horacio Cartes, sorprendió ayer al país al hacer pública desde su cuenta de Twitter una carta dirigida al arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, en la que comunicaba su decisión de no volver a presentarse, «en ningún caso», como candidato a la presidencia para el periodo constitucional 2018-2023.
Aunque se pueda cuestionar que el anuncio sea comunicado primero al principal líder religioso católico de la Arquidiócesis de Asunción y no directamente a la ciudadanía o al Poder Legislativo, el gesto asumido por el primer mandatario constituye una actitud de sensatez que contribuye en gran medida a descomprimir la crisis política que estaba llevando al Paraguay hacia un callejón sin salida, con el riesgo de una grave violación de la Constitución y el quiebre de la institucionalidad democrática, todo por favorecer a las apetencias de poder de los sectores liderados por Horacio Cartes, el ex presidente Fernando Lugo y Blas Llano.
El renunciamiento del actual jefe de Estado trajo una primera sensación de alivio a una ciudadanía que ya estaba harta de tanta polarización y crispación política, que ha venido afectando a las actividades cotidianas e incluso a la economía.
Sin embargo, a los pocos minutos de conocerse la noticia, dos de los legisladores y principales dirigentes del Partido Colorado, los senadores Lilian Samaniego y Juan Darío Monges, se encargaron de desinflar el globo al asegurar que el controvertido e inconstitucional proyecto de enmienda de la Constitución, a favor de la reelección, seguía adelante y que igual iba a ser tratado y aprobado en la Cámara de Diputados. Esta actitud de la cúpula legislativa de la ANR le resta valor a la iniciativa presidencial, ya que instala comprensibles dudas en la ciudadanía acerca de la sinceridad del renunciamiento presidencial.
Horacio Cartes ya había sostenido que la reelección no le interesaba y luego, con sus acciones y la de sus seguidores, demostró todo lo contrario. Por ello, es comprensible que un gran sector de la ciudadanía tome con reserva su actual gesto de renuncia y exprese su escepticismo. Para que la actitud presidencial sea verdaderamente relevante hará falta que sea claramente reafirmada y acompañada por todas las instancias del oficialismo.
Si bien la intención de reelección de Cartes no se ajustaba a la Constitución, su renuncia a insistir sobre el punto es un gran aporte a la pacificación. Para ello, habrá que observar cómo evoluciona la realidad política a partir de este nuevo elemento. Es de esperar que todos los actores pongan lo mejor de sí para reencauzar la marcha del país.