Sebastián Piñera, expresidente de Chile: “Si vendiera todo y repartiera el dinero en la plaza pública me seguirían acusando”

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Por Alejandro Trujillo y Gloria Faúndez.

Hace unos días, el ex Presidente Sebastián Piñera anunció su repostulación: lo hizo levantando un eslogan que señala “Buena onda”, que poco tiene que ver con el duro diagnóstico que tiene del gobierno de Michelle Bachelet. Y sobre los constantes ataques a los potenciales conflictos de interés que se pueden suscitar, dado su millonario patrimonio, sostiene que “no soy ingenuo. Hay algunos que, haga lo que haga, me van a atacar”.

 

“El tema son aquellos que se dedican con maldad y con mentiras a intentar sembrar la duda permanente”, replica el ex Presidente Sebastián Piñera al contestar las interrogantes sobre sus potenciales conflictos de interés. Un tema en el que -a días de oficializar su repostulación a La Moneda- no hizo sino revivir. Y el hoy candidato reitera que irá “más allá de la ley” en el tema de su patrimonio, pero insiste en que la verdadera disyuntiva de la elección de noviembre será insistir “con ideologismos en un camino equivocado o enmendar el rumbo”.

Hace ocho años, cuando lanzó su última candidatura presidencial, el escenario era distinto: la gente lo quería el doble de lo que lo quiere hoy si uno se guía por las encuestas, y si bien ya se le cuestionaba por el manejo de sus negocios, sus niveles de rechazo también eran menores. ¿Está consciente de que su tercera aventura presidencial es más débil que entonces?

Gobernar siempre ha sido muy difícil, y creo que ahora es más difícil que nunca. Estoy muy consciente de las dificultades que vamos a enfrentar, no solamente en la campaña, sino que también, si somos elegidos por los chilenos, en el futuro gobierno. Hoy tenemos una ciudadanía mejor informada, más empoderada, más exigente, más impaciente. A veces, muy consciente de sus derechos y no tanto de sus deberes. Pero eso es parte del desafío. En esta elección, Chile va a enfrentar una encrucijada: o insistimos con ideologismos, con porfías, en un camino equivocado que ha producido tantos daños y males a los chilenos, o corregimos los errores, enmendamos el rumbo. Tengo mucha fe en la sabiduría de mis compatriotas y estoy convencido de que vamos a escoger el camino correcto. Nosotros no venimos a quitarles los patines a nadie, sino que a ponerles patines a todos.

Hoy hay dos candidatos que son ex presidentes de la República, y una Presidenta en su segundo período. ¿Cuándo tomó la decisión de repostular? Da la impresión de que la tuvo siempre.

Nunca me voy a jubilar de mi responsabilidad y mi compromiso con Chile. Pero no había tomado la decisión de asumir esta candidatura. Estoy muy consciente, y mi mujer y mi familia me lo recuerdan con mucha frecuencia, de lo dura y a veces sucia que está la política. Con tanta mentira, tanta descalificación, tanta instrumentalización de poderes del Estado, de la fiscalía, del Poder Judicial. Pero sentí, en lo más profundo de mi alma, y aquí, recuerdo a mi padre, que tenía el deber y la responsabilidad de asumir este desafío y de encarnar este liderazgo.

Los conflictos de intereses fueron antes y seguirán siendo un flanco permanente, en particular ahora que es candidato. ¿Por qué no cortar esa disyuntiva de raíz?

Si mi preocupación fuese un legítimo interés privado, jamás habría sido senador ni Presidente, ni estaría hoy día de candidato. La única razón por la cual hoy soy candidato es porque siento un profundo amor por Chile y compromiso con los chilenos. Esa decisión de privilegiar el servicio público la tomé hace mucho tiempo. Existe una ley que se aprobó recientemente, una ley muy exigente, que en cierta forma tiene nombre y apellido, porque muchos de sus componentes se aplican solamente a mi persona. Les puedo decir a mis compatriotas: no solamente voy a cumplir estrictamente con la letra y el espíritu de la ley, sino que voy a ir más allá, para poder desligarme total y absolutamente de cualquier interés privado, que son legítimos, para dedicarme en plenitud a ser un buen presidente.

Sería bueno aclarar en qué consiste este concepto que usted utiliza de que “voy a ir más allá de la ley” en materia de fideicomiso. ¿Puede explicar en detalle en qué se traducirá eso?

Esto es complejo. No solamente existe la Ley de Probidad, existen otras leyes que también tengo que cumplir: la Ley de Valores, la Ley de Sociedades Anónimas. Hay leyes en otros países que no son iguales a las chilenas. Por supuesto que lo vamos a explicar, pero lo importante es la motivación y los principios. Si vuelvo a ser Presidente de Chile, igual como lo hice la vez anterior, me voy a levantar en la mañana y a acostar en la noche con una sola misión y norte: ser un buen presidente, resolver los problemas de los chilenos, mejorar la calidad de vida de los chilenos y contribuir a que todos mis compatriotas tengan una vida más plena, más feliz.

Si quiere terminar de una buena vez con ese tema y producir esa separación entre su carrera política y los intereses económicos, ¿por qué no vende todo?

Por supuesto que voy a producir una separación. Hoy estoy totalmente desligado de la gestión y administración de las empresas. No soy director, no soy apoderado, no tengo ninguna participación, porque estoy dedicado al servicio público.

¿Entonces no se puede vender todo?

¿Y si usted vende todo qué hace con ese dinero? Si lo repartiera en la plaza pública me acusarían de que estoy haciendo cohecho. En esto no soy ingenuo. Hay algunos que, haga lo que haga, me van a atacar por esto. Yo veo hoy día que ya se inició una campaña del terror.

Es evidente que si usted mismo señala que irá más allá de la ley es porque reconoce que el tema de los negocios es un flanco abierto…

Me siento orgulloso y no me arrepiento de haber trabajado muy duro toda mi vida. No tengo por qué avergonzarme ni dar explicaciones. Me esforcé mucho para ser un buen estudiante, para obtener un doctorado en Economía de la Universidad de Harvard, para ser profesor de universidades muy prestigiosas. Trabajé intensamente para poder formar empresas que generaron oportunidades. Que crearon más de 50 mil empleos. Eso a mí, lejos de ser un obstáculo, es algo que yo siento es un gran activo. Yo sé que hay algunos que nunca van a dejar de criticar y que van a usar todas las mentiras, todas la campañas sucias que se les ocurran, y son muy imaginativos, para atacarme. Sé que la política es dura. A veces es sucia.

¿No le parece legítimo que exista un afán por fiscalizar algunas de sus actuaciones? La semana pasada, por ejemplo, una investigación reveló la compra de empresas con grandes pérdidas para evitar el pago de impuestos, empresas “zombies” las llaman.

Por supuesto que es natural que haya una fiscalización y una investigación de la conducta de las personas que están en el servicio público…

Sobre todo cuando se espera que el Presidente impulse o promueva el pago de impuestos y no busque fórmulas para evitar su pago…

No quiero entrar en detalles, porque no tengo el tiempo, pero uno, cuando crea empresas, busca las maneras de crear oportunidades. De crear oportunidades para todos los chilenos.

Ahí no fue más allá de la ley. O sea, el espíritu de la ley es que se paguen los impuestos…

Se pagaron todos los impuestos que correspondían. Uno tiene que pagar los impuestos que establece la ley.

En unas semanas más le va a tocar declarar como imputado en una causa que también tiene que ver con los negocios: el caso Exalmar. Se le ha cuestionado por las visitas a La Moneda del gerente de Bancard…

¿Qué es el caso Exalmar? Es una querella sin fundamento, con acusaciones falsas y calumniosas que hace un diputado comunista con una clara intencionalidad política. Por lo tanto, espero que el caso Exalmar sea el caso Gutiérrez, el caso sobre cómo un diputado comunista instrumentaliza, se aprovecha y abusa de las instituciones, de la fiscalía, del Poder Judicial, para obtener beneficios políticos en base a mentiras y calumnias. Y usted me mencionaba el caso de la visita a La Moneda. Aquí me duele especialmente, porque esa información provino de la Presidencia de la República y se refería a un ex presidente y ahí hay que ser muy cuidadoso. La Presidencia de la República puso un parrafito: “No estamos seguros de que esta información sea verdad”, pero la dijo. De las seis visitas que habría hecho el gerente de Bancard, dos nunca existieron, dos no fueron con el Presidente. En solo dos oportunidades en cuatro años de gobierno él participó de almuerzos conmigo, pero con decenas de otras personas. ¿Usted cree que porque soy Presidente no puedo también compartir con algunas personas para conversar libremente? Aquí las acusaciones se hacen al voleo, lo que yo espero de los periodistas serios y responsables es que sepan separar la paja del trigo.

Es que más allá de las visitas el tema con sus negocios es la duda permanente…

No, el tema no es la duda permanente, el tema son aquellos que se dedican con maldad y con mentiras a intentar sembrar la duda permanente. Porque yo puedo sembrar dudas de cualquier persona. Yo podría decir “mire, no estoy seguro de lo que digo, pero podría ser que en La Moneda ocurran las siguientes cosas”, esa es una forma muy maldadosa, muy perversa de sembrar la duda, yo le aseguro que nunca conversé con el gerente de Bancard de temas empresariales mientras fui Presidente. Y eso nadie lo ha podido negar.

Otro flanco que le va a tocar enfrentar a esta candidatura son los problemas judiciales que tienen algunas de las autoridades vinculadas al anterior gobierno. ¿Cómo se hace cargo usted, como ex presidente, de lo que ocurre cuando se configuran escenarios como estos?

Espero que la justicia haga su trabajo. Obviamente que si alguien ha cometido un delito o no ha sido leal y fiel con la misión de servicio público, eso yo lo rechazo categóricamente.

Su discurso de lanzamiento hasta ahora ha sido más de desalojo que de proposición, es un discurso más de antagonismo frente a lo que ha hecho el actual gobierno que de propuestas de un nuevo proyecto. ¿Obedece a una estrategia para captar voto duro para las primarias o es más bien permanente?

No, no obedece a una lógica de desalojo. Obedece a decir la verdad. Creo que este gobierno lo está haciendo muy mal, está conduciendo a Chile por un camino muy equivocado. Los resultados son muy malos, la evaluación de la gente es muy mala. Dada esta realidad, miro el futuro y digo cómo cambiamos para mejor la vida de los chilenos, y para eso hay que hacer profundas rectificaciones.

Aterricemos un poco eso. Aunque por oposición, en su discurso anunció ya tres rectificaciones: a la reforma tributaria, a la reforma educacional y a la reforma laboral. Partamos por la tributaria, ¿es partidario de bajar impuestos a las empresas en algunos casos?

Las tres reformas fueron mal concebidas, mal implementadas, muy improvisadas y han generado muy malos resultados. Y por lo demás, ¿usted no ve las encuestas? La mayoría de los chilenos no está de acuerdo con estas reformas.

¿Y cree que hay que bajar impuestos a las empresas, como han planteado algunos, para favorecer la inversión?

Chile tiene una situación de déficit fiscal tan grande, que va a ser difícil poder rebajar en el corto plazo la carga tributaria. No la vamos a subir, pero sí vamos a hacer lo siguiente: volver a un sistema integrado, de forma tal que el sistema tributario incentive el ahorro, la inversión, la innovación, para que Chile vuelva a crecer. Segundo: vamos a hacer un sistema mucho más simple que el que hay hoy día. No es posible que para una pyme hacer la declaración de impuestos requiere, si la quiere hacer bien, asesores especializados en contabilidad. Y en tercer lugar, tiene que ser menos arbitrario. Hoy día, la posibilidad de que la autoridad actúe arbitrariamente tratando distintos a unos y a otros…

¿Y la reforma educacional? Porque usted ha dicho que no quitará la gratuidad a los 200 mil jóvenes que ya la tienen, aunque no está de acuerdo con la gratuidad.

No creo en un estado docente que es lo que cree la Nueva Mayoría. En que el Estado monopoliza todo y se transforma en el único gestor de la educación, no. El Estado tiene muchas obligaciones, pero no tiene derecho a monopolizar la educación. No hay que confundir lo público, que nos interesa a todos, con lo estatal, que es una parte de la sociedad. Yo creo en una sociedad docente en que haya libertad de enseñanza y, por tanto, las personas que quieran dedicarse a entregar buena educación a nuestros niños lo puedan hacer.

Y si no cree en la educación gratuita, ¿por qué mantener la gratuidad que ha establecido el gobierno hasta ahora?

Lo que he planteado, y he sido tergiversado inmediatamente, es lo siguiente: nosotros no le vamos a quitar los beneficios que tiene hoy día, no le vamos a quitar a nadie los patines. Lo contrario, queremos ponerles los patines a todos. Y por eso decimos: los que tienen gratuidad, la van a mantener. Vamos a expandir un sistema y perfeccionar un sistema de becas y préstamos. El sistema de crédito qué significa: que se le otorga un crédito, si a la persona le va bien y tiene mucho éxito es natural que devuelva lo que la sociedad le entregó. Si la persona no tiene tanta suerte o tantas oportunidades, entonces la beca le va a permitir financiar su educación. En dos palabras: les vamos a financiar la educación a todos los niños con méritos que lo necesiten, pero no vamos a financiar la educación de los sectores más privilegiados, porque el Estado tiene muchas otras prioridades.

¿Y por qué no reemplazar la gratuidad a los que ya tienen por becas? Eso denota una decisión ideológica bien distinta. ¿O es impopular quitar la gratuidad?

No somos tan eficientes y tan astutos, como la Nueva Mayoría, en los eslóganes y en las promesas, pero hacemos las cosas mucho mejor. Durante nuestro gobierno, el número de becas pasó de 130 mil a más de 400 mil becas. Este gobierno prometió gratuidad universal. ¿Sabe cuántas personas tienen gratuidad hoy día? Doscientas mil de un millón 200 mil. Es decir, fue una promesa que no cumplieron, fue un engaño. Y, además, dijeron que la reforma tributaria era para financiar la gratuidad y para mejorar la salud y para reducir los déficits fiscales. Como candidato no voy a prometer lo que sé que no puedo cumplir. Y como presidente, voy a hacer lo mejor y el mejor esfuerzo por cumplir lo que prometí. Y estas no son palabras. El año 2009 hicimos algunas promesas.

Prometieron ganar la batalla a la delincuencia. Ahí no le fue tan bien…

Nunca vamos a ganar la batalla a la delincuencia. Existe en todas partes del mundo y en todos los tiempos de la historia de la humanidad.

Fue un error entonces la frase. Porque la frase era así: “Vamos a ganar la batalla contra la delincuencia”…

La frase no fue la afortunada. Yo hoy día diría: “Vamos a avanzar en la batalla contra la delincuencia”, pero lo logramos, en parte, no tanto como quisiéramos. Repito: el índice de victimización, 32% cuando llegamos. Cuando salimos: 24%. Es decir, 8% de los chilenos, que es más de un millón de personas, no fue víctima de un delito gracias a que logramos hacerla retroceder. Les voy a dar otro anticipo. En nuestro programa de gobierno va a haber un esfuerzo muy grande para que las personas que están privadas de libertad, voluntariamente, trabajen o estudien. Y vamos a crear las oportunidades y los incentivos para que eso ocurra.

Ya que habla de las promesas del 2009, el candidato Piñera de ese entonces, y también del 2005, era un candidato de una nueva derecha, muy de centro. El candidato Piñera, por lo menos el que se ha visto hasta ahora, es el candidato de una derecha más cercana a la UDI. ¿Qué cambió en el intertanto?

No, está equivocado. Soy el mismo de siempre, lo que pasa es que el año 2009 no me imaginaba que el gobierno de la Nueva Mayoría iba a ser tan malo como el que hemos tenido. Los primeros gobiernos de la Concertación, en general, lograron que Chile avanzara. El segundo gobierno de la Presidenta Bachelet ha hecho retroceder a Chile. Y, por lo tanto, hoy día, mi visión del gobierno actual es una visión muy negativa, no porque quiera, sino porque tengo mis ojos abiertos y mis oídos atentos, porque veo los resultados, porque escucho a la gente. Pero yo sigo pensando lo mismo, siempre he creído en algunos valores fundamentales: la libertad de las personas. Que el Estado no venga a asfixiarlo, ni a dirigir su vida, sino que a colaborar para que cada uno desarrolle su proyecto de vida. Creo en la justicia, por eso mi compromiso con derrotar la pobreza. Lograr mayor igualdad de oportunidades. Por eso hicimos el posnatal de seis meses, por eso privilegiamos la educación preescolar. Eso es el progreso. Libertad. Justicia. Progreso. Que tienen que ver con el país que quiero, son valores en los cuales tengo un compromiso que no ha cambiado nada.

Usted criticaba recién el segundo gobierno de la Presidenta Bachelet. Una pregunta un poco más personal: los destinos políticos suyos y el de ella han estado ligados en los últimos 12 años. Usted perdió la primera elección presidencial con ella, le tocó recibir la banda de ella y ahora, eventualmente , podría pasar lo mismo. ¿Cuál es su impresión personal de ella?

No tengo ninguna duda de que la Presidenta Bachelet tiene buenas intenciones. No tengo por qué ponerlo en duda, le tengo respeto, pero también tengo que decir lo que pienso. Creo que ha hecho un muy mal gobierno. Estoy convencido de que el país que nosotros entregamos en marzo de 2014 era mejor que el país que recibimos en marzo de 2010. No estoy seguro de que la Presidenta cuando deje el mando, en marzo de 2018, pueda decir que está entregando un país mejor que el de marzo de 2014.

Ya que habló de los costos políticos, hablemos de los otros. ¿Cómo va a financiar su campaña?

Usted sabe que la campaña se puede financiar a través de tres mecanismos, uno de ellos es el aporte del propio candidato, y yo hice aportes muy grandes a mis campañas anteriores. Ahora, la ley me prohíbe ir más allá del 20%, lo cual no me parece razonable, porque un candidato puede decir ‘yo no quiero pedirle dinero a nadie’. Ahora resulta que la ley lo prohíbe. Otro aspecto con nombre y apellido.

¿Cuánto le costó el acto de lanzamiento?

No me han entregado los resultados finales, pero del orden de los 15 millones de pesos.

Antes de la elección de noviembre usted deberá sortear las primarias de su sector. ¿Va a aceptar debates con Kast y Ossandón?

He dicho que estoy dispuesto y disponible para ir a la primaria, esa es una decisión que tienen que tomar los partidos, pero no me equivoco: la verdadera elección es la de noviembre, esa es la que va a determinar el curso de nuestro país durante las próximas décadas.

La primera mitad de su gobierno anterior estuvo marcada por una relación traumática con los partidos políticos. ¿Cómo ha ido superando eso?, sobre todo teniendo en cuenta que en el acto se les vio en la primera fila…

Siempre los gobiernos tienen dificultades con sus coaliciones. Mire lo que pasa hoy día entre el gobierno de la Presidenta Bachelet y la Nueva Mayoría. Lo importante es que no magnifiquemos. Hubo diferencias, pero siento que, en general, la que entonces era la Coalición por el Cambio apoyó con generosidad y lealtad nuestro primer gobierno y estoy seguro de que si llegamos a ser nuevamente gobierno, Chile Vamos va a apoyar a ese futuro gobierno con mucha fuerza y lealtad.

Y si logra ganar nuevamente el gobierno, ¿alguien se va a repetir el plato?

Vamos a elegir a aquellas personas que creemos son las más adecuadas para las distintas tareas. Le puedo anticipar: va a ser una combinación entre experiencia y juventud, entre personas que estuvieron y personas que no han estado, pero que quieren estar.

O sea que hay opción para repetirse…

Algunos podrán repetirse el plato, sí, en la medida en que el plato esté muy bien cocinado y que sean muy buenos cocineros. Mi preocupación hoy día no es un eventual futuro gabinete, mi preocupación es cómo hacer una buena campaña, hablarles a los chilenos con la verdad, con pasión y siempre con respeto. Me he hecho el firme propósito de hacer una campaña limpia, respetuosa, que deje huellas y no cicatrices. Podré ser franco y directo en criticar las políticas, pero no voy a caer en esa tentación de la política chilena de la pequeñez, la mentira, la descalificación. ¿Usted me ha visto una palabra de descalificación en esta entrevista? Si la he dicho, la retiro.

Ha descalificado al gobierno…

No, al gobierno lo he calificado de acuerdo a mi pensamiento, pero jamás he descalificado a las personas. Acabo de decir que la Presidenta Bachelet es una persona bien intencionada.

Ossandón quería formar parte de su primer gobierno, ¿lo ve formando parte del segundo si es que ganara?

Acabo de decir: no vamos a hablar de gabinetes, ni de cargos públicos. Ahora estamos preocupados de otra cosa.

¿Qué significa “la buena onda” de Piñera?

Buena onda es recuperar un sentido de mayor unidad nacional, de amistad cívica, de mayor confianza en nosotros mismos, de mayor fe en Chile.

Pero su diagnóstico también es pesimista. Es un eslogan optimista con un diagnóstico bien pesimista..

Es que si uno cree que las cosas están mal y las quiere cambiar, tiene que tener la voluntad y la actitud para cambiarlas, y por eso no hay ninguna contradicción entre creer en Chile y al mismo tiempo darnos cuenta de que hoy día vamos por mal camino.

La Tercera

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