René Ramírez, titular de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnología de Ecuador: “La era Moreno será radicalmente democrática”

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¿Guillermo Lasso representa el cambio?

Cuando un ciudadano se enferma ‘cambian’ sus condiciones de vida, pero su estado de salud está peor. Las propuestas del candidato Lasso permanentemente hacen referencia a un cambio que en realidad implica una vuelta a la privatización y mercantilización que vivió el país en los 80, 90 y principios de 2000. Lo que está en juego el 2 de abril es qué futuro queremos para Ecuador, por ello, desde mi punto de vista, el futuro que postula Lasso no es un cambio genuino o un cambio que beneficie al país, en realidad es un retroceso, es un futuro oscuro que ya lo vivimos en carne propia.

Es un retroceso en términos históricos. Así como existen crecimientos empobrecedores, no me cabe duda de que el retroceso que propone Lasso es un cambio empobrecedor que construye la sociedad del ‘sálvese quien pueda’, en donde no importaría nada la vida del otro, ese prójimo con quien convivimos cotidianamente; en donde la salud, la educación, la seguridad ciudadana, la seguridad social se privatiza y únicamente los ecuatorianos que tienen recursos  pueden tener acceso a ellos en el mercado.

¿Y Lenín Moreno representa un cambio?

Te comento una anécdota para responder tu interrogante. La semana pasada me puse a conversar con la vecina que administra la tienda del barrio sobre por quién va a votar el 2 de abril y por qué. Me dijo: “Yo voté por Cynthia Viteri por ser mujer. Hoy voy a votar por Lenín porque Lenín no es Correa, pero Lasso siempre será Lasso: un banquero. Un banquero siempre velará por su bolsillo, no por el bien de la gente”.

¿En qué consiste el cambio de Lenín Moreno si es del mismo partido, de Alianza PAIS?

Desde mi punto de vista existen dos características que configurarán un cambio en la era Moreno. Esta era será radicalmente democrática y completamente pacífica.
Lenín Moreno tiene una cualidad fundamental: escucha. Dialoga y busca cambiar a través de la deliberación participativa, sin dejar de ser un tomador de decisiones radicales innato. En su campaña lo ha demostrado. Esto implica que buscará articular diferentes intereses, así esto no necesariamente implique imprimir velocidad al cambio; pero nunca comprometiendo el mejor futuro para todos.

Es momento de poner el pie en el embrague y bajar las revoluciones por minuto para buscar que engrane el motor con las nuevas piezas del automóvil social. En este sentido, el cambio está en ser radicalmente democrático. Suele decir Lenín Moreno: “Nada para ustedes sin ustedes”; ahí, justamente en ese esfuerzo de articulación y escucha, es donde se producirá el engranaje necesario que permita aprovechar las potencialidades de los cambios progresistas conquistados.

El candidato Lasso ha señalado que va a cerrar la Senescyt…

Más que el cierre de una institución lo preocupante es su desconocimiento y su mirada poco estratégica sobre el futuro del país. Proponer cerrar la Senescyt en la era del conocimiento es similar a proponer cerrar el ministerio de hidrocarburos en la era del boom petrolero de los 70. Hicimos un análisis de los países más desarrollados y los más atrasados del mundo y únicamente cinco pertenecientes a África no tienen algún tipo de institución similar a la Senescyt.

De estos cinco, cuatro tienen un bajísimo índice de desarrollo humano, según PNUD; y dos de ellos son de las cinco naciones más pobres, según el Banco Mundial. A su vez, dos de ellos cuentan con un solo partido político o monarquía. Si uno lee detenidamente el plan de CREO, puede percatarse de que no menciona una sola vez las palabras ciencia o desarrollo tecnológico; en este marco no es de sorprenderse que quiera eliminar la Senescyt.

¿Y qué opina sobre la idea de una Constituyente?

Cuando existe un terremoto se produce un cambio radical, se destruye lo construido. No solo que hemos vivido aquello en términos físicos, sino que lo hemos vivido social y políticamente. Ecuador vivió, entre 1996 y 2006, 10 años con siete presidentes. En esta última década ha existido uno solo, sostenido por un amplio y mayoritario apoyo popular. La estabilidad alcanzada ha permitido que caminemos hacia adelante mejorando las condiciones de vida de la población. Guillermo Lasso propone un cambio destructor. Lenín Moreno, por el contrario, plantea rectificar lo que se ha hecho mal o ha contenido errores y seguir construyendo un cambio transformador y emancipador de la sociedad ecuatoriana.

La propuesta del voucher o cheque educativo, como dice el plan de gobierno de Lasso y Páez, implica un copago por parte de las familias; es decir, a más de los impuestos, las familias deberán pagar de sus bolsillos -por ejemplo- la educación o la salud. Es coherente lo que propone Lasso desde su perspectiva ideológica: dado que va a reducir impuestos de sus colegas ricos (porque la reducción de impuestos que notarizó favorece a los estratos más altos de la pirámide económica) de algún lado debe financiar el pago de los servicios sociales; ¿de dónde?: sobre todo del bolsillo de las familias de aquellos estratos medios y bajos. Por eso propone un cambio constitucional. No puede llevar a cabo semejante proceso de privatización con la Constitución de Montecristi. Sus acciones serían declaradas automáticamente inconstitucionales. Por eso requiere una nueva Constitución.

El Telégrafo

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