Entrevista de Nodal a Nalú Faria, dirigente brasileña de la Marcha Mundial de Mujeres: “Cada 24 segundos, una mujer sufre algún tipo de violencia en Brasil”
Por Nadia Luna – Nodal
Según las últimas estadísticas, en Brasil hay alrededor de 5 mil femicidios por año. Esto equivale a que mueren unas 13 mujeres por día por el hecho de ser mujer. Además, si bien aún no hay investigaciones que arrojen los números exactos, en los últimos años se ha observado un aumento de femicidios cometidos contra mujeres negras, en relación con las blancas, lo que evidencia un fuerte componente racista, además del machista.
En entrevista con Nodal, la referente brasileña Nalú Faria, integrante del movimiento Marcha Mundial de Mujeres, cuenta cuáles son las problemáticas, conquistas y desafíos que enfrentan las mujeres en Brasil.
¿Cuáles son las principales situaciones de violencia de género que viven las brasileñas?
Es una discusión larga y compleja. Por más que hemos constatado que hay cambios y avances en la adquisición de derechos por parte de la mujer, seguimos teniendo los problemas de toda sociedad capitalista, patriarcal y muy racista como es el caso de Brasil. Las mujeres somos las que trabajamos más, aunque gran parte tiene que conciliar sus tareas en el mercado laboral con los cuidados de hijos y tareas domésticas, lo que hace que los ingresos sean menores. Nosotras trabajamos 20 horas por semana en trabajo doméstico mientras que los varones solo 10. Además, los trabajos suelen ser más precarios y somos las primeras en ser afectadas por el desempleo.
La violencia sigue siendo una cosa muy fuerte. Cada 24 segundos, una mujer sufre algún tipo de violencia en Brasil. Seguimos con el aborto criminalizado. Eso hace que mujeres jóvenes, pobres, campesinas, negras aborten en condiciones inseguras. También el parto es un momento de violencia para muchas mujeres. Además, las mujeres negras son las más impactadas por la militarización en las periferias, ya que sufren el impacto del asesinato de sus hijos jóvenes debido a que en Brasil hay un verdadero genocidio de la juventud negra.
Por otra parte, Brasil es un país muy dominado por el agronegocio. Hay una xpulsión del pueblo del campo y las campesinas ven afectadas sus posibilidades de producir y comercializar alimentos. Pero es espantoso el nivel de violencia que sufren las jóvenes en cualquier ámbito, lo que demuestra la persistencia del patriarcado como elemento estructurante de la sociedad en que vivimos. La lucha que damos es porque necesitamos cambios profundos en las relaciones sociales.
¿Cuáles han sido las principales conquistas del movimiento feminista?
Uno de los triunfos más fuertes del movimiento es la propia resistencia de las mujeres como fuerza organizada en la sociedad, como sujetos políticos que demandan derechos y denuncian la situación de opresión a través de las prácticas cotidianas de resistencia y de construcción de alternativas, como su participación en áreas de economía solidaria y agroecología. Además, logramos que haya un reconocimiento muy amplio, aunque con ambigüedades y limitaciones, de que hay una situación de desigualdad profunda que es necesario cambiar. Eso también es parte del triunfo.
¿Cómo ha perjudicado a las mujeres el golpe perpretado por Michel Temer?
El golpe está vulnerando muchos de los derechos conquistados. Profundiza situaciones de discriminación y opresión. Una de las cosas que vimos en el proceso de construcción del golpe fue el ataque en relación a los temas vinculados a la sexualidad y derechos reproductivos. Muchos proyectos de ley buscaron profundizar la criminalización del aborto. El crecimiento del control y de la militarización que viene con el golpe también afecta mucho a las mujeres, al igual que el retroceso en las pocas políticas que habíamos conquistado, como las políticas que favorecían la agricultura familiar.
Si bien teníamos la ambigüedad de que había políticas que fortalecían el agronegocio, también había políticas de crédito que establecían compras gubernamentales de los productos provenientes de la agricultura familiar. También, políticas de asistencia técnica y otras dirigidas específicamente a las mujeres campesinas, que fueron las primeras que se cortaron. Además, hay un efecto negativo a largo plazo, ya que el gobierno congeló las inversiones en políticas de educación, salud y asistencia social para los próximos 20 años.
Partiendo de esos retrocesos que están viviendo, ¿cuáles son los principales desafíos que se plantea el movimiento de mujeres?
En los gobierno de Lula y Dilma, las mujeres habíamos experimentado un aumento en la autonomía económica gracias al apoyo en varias áreas de la vida, que facilitaron cuestiones como el acceso a una casa propia y el ingreso de las mujeres a la universidad. Entonces, había muchas políticas positivas y también muchas críticas respecto a otras políticas, pero en los movimientos sentíamos que desde el punto en que estábamos, podríamos ocn nuestra a partir de nuestra lucha, íbamos a poder hacer avances más profundos. Pero ahora, vivimos una situación donde tenemos que resistir los retrocesos y además tenemos que ser capaces de volver a conquistar la democracia en nuestro país. Es en estos momentos cuando más se evidencian las desigualdades pero, también, es un piso básico para avanzar en la construcción de las luchas populares y de avanzar hacia cambios más profundos en nuestra sociedad.