Multitudinaria marcha de gremios y organizaciones contra las políticas del gobierno
Un multitudinario reclamo contra el Gobierno
“Paro general” fue el reclamo generalizado de las cientos de miles de personas que tomaron ayer la calle en el centro de la ciudad de Buenos Aires para manifestarse contra las políticas económicas del gobierno de Mauricio Macri. Columnas de sindicatos, organizaciones sociales y partidos políticos de todo el espectro opositor, además de una llamativa cantidad de hombres y mujeres “sueltos”, conformaron la protesta más numerosa hasta hoy contra la actual administración, que en pocos días cumple el primer tercio de su mandato. El llamado a la huelga contra el gobierno nacional fue ratificado pero no hubo anuncio de una fecha concreta, y el acto de cierre, a cargo de los tres miembros de la conducción de la CGT, terminó con abucheos y botellazos por parte de algunos descontentos con la nueva prórroga. La pelota está ahora en la cancha de la principal central de trabajadores, que en las próximas horas podría precisar el día del paro, probablemente a finales de marzo o la primera semana de abril.
La convocatoria fue masiva y ya desde la mañana se comenzaron a concentrar los primeros grupos que llegaban, a pie o en colectivos, mientras los vendedores de chorizos y hamburguesas montaban sus precarios puestos y comenzaban a encender el fuego. En Plaza Constitución, cerca del Congreso y sobre la avenida 9 de Julio, se sentía el movimiento que anunciaba una movilización multitudinaria. Como en abril del año pasado, en la primera marcha organizada por la CGT contra el gobierno del PRO, las adhesiones abarcaron prácticamente todo el arco opositor: desde La Cámpora hasta Camioneros, pasando por el Movimiento Evita y Nuevo Encuentro, la CTA y la izquierda. A diferencia de aquel acto en vísperas del día del Trabajador, el clima estaba más caldeado y sobrevolaba la masa una sensación de hartazgo que se hacía evidente en los carteles y cantitos multiplicados a lo largo y a lo ancho de todo el centro porteño.
“Macri es el fin de la industria”, decía una pancarta, escrita a mano en negro sobre celeste, sostenida por una mujer de unos sesenta años que acudió a la marcha por su cuenta, acompañada por vecinas, sin encolumnarse con ningún sector. “Los grupos económicos de la dictadura son el gobierno actual”, destacaba, por su parte, un cartel adherido a un kiosco de revistas cerrado sobre la avenida Belgrano, a unos cien metros del escenario. Entre los organizados, llamaba la atención la columna de la Bancaria, saludada a su paso por otros sectores que festejaban la derrota que le aplicaron al gobierno en el marco de las paritarias. Un tipo con una careta de goma de Macri tocaba el bombo. Junto a él, otro agitaba un muñeco con la forma de un buitre.
Hubo una presencia importante de dirigentes políticos, la mayoría del peronismo: desde el ex gobernador bonaerense Daniel Scioli hasta su rival en la interna que nunca se llevó a cabo, Florencio Randazzo, en su reaparición pública después de más de un año de silencio. Varios intendentes marcharon encabezando numerosas columnas que convergieron desde todos los rincones del Conurbano como Verónica Magario (La Matanza), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Fernando Gray (Esteban Echeverría) y Gabriel Katopodis (San Martín) entre muchos otros. Fernando Espinoza representó al peronismo bonaerense, también estuvo el titular del PJ Nacional, José Luis Gioja y el del porteño, Víctor Santa María. Héctor Recalde encabezó la delegación de diputados del FpV entre los que estaban también Diana Conti, Jorge Landau y Carlos Kunkel. Los movimientos sociales como el Evita marcharon desde Constitución, y las agrupaciones kirchneristas como La Cámpora, Nuevo Encuentro y Kolina se agruparon en la 9 de Julio. La izquierda estuvo representada por, entre otros, Nicolás del Caño y Myriam Bregman. No se vieron, en cambio, dirigentes del Frente Renovador, sacando a los referentes de la CGT cercanos a Sergio Massa.
El clima espeso heredaba los reclamos que el día anterior, a pocas cuadras de allí, habían embanderado los docentes con su también multitudinaria marcha el día que debía comenzar el ciclo lectivo. Desde primera hora del lunes se sentía en la calle el reclamo por un paro general contra las políticas económicas del gobierno de Macri. Acuña, el triunviro que había representado a la central ante los maestros a la CGT, fue el encargado de abrir el acto, que se adelantó una hora a lo previsto sin explicación oficial. Como ante los docentes, el reclamo de “paro general”, vociferado por las bases, lo obligaron a interrumpir su discurso varias veces. “Basta de manoseos”, dijo el titular del gremio de empleados de Estaciones de Servicios, que le reclamó al gobierno que reconozca una inflación “superior al 40 por ciento” y negocie paritarias acordes. Acuña también recordó la adhesión de la CGT al Paro Internacional de Mujeres de hoy. Curiosamente, sobre el escenario se veía una abrumadora mayoría de hombres.
En segundo lugar, el hombre de Dragado y Balizamiento y titular de la Confederación Argentina de Trabajadores de Transporte, Juan Carlos Schmid, dijo que mientras el gobierno propone “llegar a la pobreza cero en veinte años, ha sido muy veloz para responder a las demandas de los poderosos, cosa que agiganta la brecha social”. Schmid, el más duro de los tres oradores, también cuestionó “dónde está la política de inversiones” del gobierno. “¿En las importaciones, en los capitales especulativos, en las facilidades para ir de compras a Chile?”, agregó. “La falta de acción golpea a los más desprotegidos y se manifiesta en despidos y vacaciones adelantadas” mientras “la inflación está bajando a costa de los trabajadores”.
Para ese momento, se escuchaban cantitos que pedían que se ponga una fecha a la huelga. “No estamos aquí para dilatar nuestra propuesta: venimos a anunciar que habrá medidas de fuerza en la Argentina antes de fin de mes”, dijo Schmid, sin satisfacer a su audiencia. Para cuando tomó el micrófono Héctor Daer, el aire ya podía cortarse con un cuchillo poco afilado. “Vinimos hasta acá a decir que si no hay rectificaciones, habrá paro, pero tiene que ser acompañado por todos los sectores de la sociedad”, prometió. El compromiso tuvo gusto a poco para un sector de los manifestantes, que comenzaron con cantitos. Un furcio, confundiendo la fecha tentativa de la huelga “antes de fin de año” en lugar de fin de mes, disparó los disturbios.
Un grupo tiró las vallas y avanzó al grito de “traidores”. Mientras, los camioneros intentaban proteger a los dirigentes cegetistas que no podían bajar del escenario por la lluvia de objetos. Tardaron un rato en abrir un corredor escueto por donde fueron a refugiarse en un edificio cercano, mientras una veintena de trabajadores de la línea 60 de colectivos tomaban el tablado por asalto. Durante una media hora después del final del acto, continuaron los cantitos contra el gobierno y la conducción sindical.
Después de los disturbios, Daer intentó responsabilizar de los hechos a “un grupo de La Cámpora de Berazategui”. Sin embargo las columnas de la organización kirchnerista se encontraban, al momento del acto, sobre la avenida 9 de Julio, a más de 300 metros del lugar. Sí hubo trabajadores representados por partidos de izquierda entre quienes comenzaron con los cantitos contra el triunvirato de la CGT al ver que no habría, ayer, una convocatoria con fecha al paro. Pero pronto se sumaron otros manifestantes, de gremios tradicionalmente peronistas y asistentes inorgánicos a la marcha.
En medio de la semana más conflictiva para el gobierno, con manifestaciones de los docentes, la CGT y las mujeres tres días consecutivos, los funcionarios eligieron escudarse en Twitter para responder a las demandas. Ayer lo hicieron el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro de Producción, Francisco Cabrera. “Vamos a seguir confiando en el diálogo entre gobierno, trabajadores y empresas como el mejor camino para el desarrollo de la Argentina”, dijo Cabrera, a pesar de que hace un mes que no hay instancia de diálogo abierta entre el Ejecutivo y las centrales obreras. “Muchos dirigentes gremiales no están siendo lo más francos posibles sobre el rumbo económico del país, que va a ser de crecimiento este año”, escribió a su vez Peña.
En este contexto, se espera que en los próximos días se termine de concretar la fecha para el esperado paro general. En la CGT, todavía conmovida por los acontecimientos, se multiplicaron los contactos de distintos dirigentes y comenzó a tomar fuerza ese sector que exige una postura más combativa. Hoy mismo habrá reuniones para terminar de definir el calendario, con fecha límite para el 5 de abril.
El Gobierno vinculó la masiva marcha de la CGT con la «política electoral»
A través de distintos funcionarios, el Gobierno de Cambiemos hizo su lectura de la multitudinaria marcha de la CGT. Por su parte, Mauricio Macri siguió desde Olivos la protesta, donde recibió a varios ministros y al expresidente de Chile, Sebastián Piñera.
Desde su cuenta de Twitter, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, afirmó que «muchos dirigentes gremiales no están siendo lo más francos posibles sobre el rumbo económico del país». El jefe de Gabinete también consideró que «la política electoral se está mezclando con la agenda de trabajo».
Desde el primer día planteamos que a través del diálogo y trabajando con los gremios íbamos a poder mejorar la realidad de los trabajadores.
— Marcos Peña (@marquitospena) March 7, 2017
Sin embargo, lamentablemente, este año la política electoral se está mezclando con la agenda de trabajo que tenemos que hacer en conjunto.
— Marcos Peña (@marquitospena) March 7, 2017
Muchos dirigentes gremiales no están siendo lo más francos posibles sobre el rumbo económico del país, que va a ser de crecimiento este año.
— Marcos Peña (@marquitospena) March 7, 2017
Minutos después de la marcha, el ministro de la Producción, Francisco Cabrera, retrucó los discursos de los líderes cegetistas que denunciaron la falta de una «política industrial» y una «avalancha de importaciones» que generan desempleo.
«No hubo ni habrá avalancha de importaciones: en 2016 cayeron 7% respecto del 2015. Los datos desmienten a la CGT» sostuvo Cabrera en su cuenta oficial en Twitter. Además, el ministro de Producción, cartera frente a la que se hizo la protesta, sostuvo que desde la gestión Macri «creamos empleo después de años de perderlo».
Por la mañana, Jorge Triaca había señalado en declaraciones radiales, que la movilización de la CGT obedecía «a una perspectiva política». El ministro de Trabajo aseguró que «no hay un problema generalizado» en la economía argentina.
«No tiene que ver con la cuestión de los despidos, que puede haber ocurrido en sectores particulares, acá corre un año electoral y el peronismo busca la identidad detrás de la defensa de los derechos de los trabajadores», indicó Triaca.
En tanto, Guillermo Dietrich, advirtió en declaraciones a radio La Red que un paro general como el que convocó hoy aún sin fecha la CGT, «no lleva a ningún lado, es un costo para el país y genera conflictividad en un entorno en el que estamos siempre abiertos al diálogo». En la misma línea que Cabrera, el ministro de Transporte afirmó que «el empleo se está recuperando, la economía, después de 5 años de estancamiento, está creciendo».
Desde la CTA apuran a la CGT para que le ponga fecha al paro nacional
El titular de la CTA Autónoma, Pablo Micheli, se refirió a la masiva movilización que volcó a centenares de miles de personas a las calles contra la política de ajuste del gobierno nacional. En ese marco, el combativo lider sindical dijo entender el rechazo que generaron entre los asistentes los discursos del triunvirato que gobierna la CGT.
En ese sentido, disparó contra la lentitud de la central obrera que por ahora se niega a ponerle fecha a la hipotética huelga nacional que convocarían contra las políticas del Poder Ejecutivo.
«Si no le ponen fecha al paro en estos días, se la ponemos nosotros», disparó en diálogo con Radio 10. Asimismo, apuntó que la fecha en cuestión sería el 30 de marzo.
Esa fecha sería tambíén una forma de conmemorar la huelga nacional que en la misma fecha, pero en 1982, la Confederación General del Trabajo realizó contra la dictadura que gobernó hasta diciembre de 1983.
En el mismo contexto, Micheli fustigó las políticas económico-sociales que lleva adelante Mauricio Macri, a quien calificó como «el líder del liberalismo» en América Latina.