Juan Manuel Santos, presidente de Colombia: ‘‘Prefiero el dictamen de la historia y no el de las encuestas’’

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Por: Yamid Amat.

Yo conocí a Juan Manuel Santos desde 1985, cuando él, como subdirector de EL TIEMPO, y yo como director de Caracol emprendimos una campaña con el apoyo del Ministerio de Salud, la Cruz Roja, las Fuerzas Armadas y Unicef para vacunar en un día a un millón de niños contra poliomielitis, difteria, tos ferina y sarampión. Y la hazaña se logró.

Vi entonces la expresión satisfecha de “misión cumplida” en su rostro. Hoy, más de 30 años después, por vez primera observé otra expresión. Esta vez en quien es ahora el Presidente de la República: la que produce la soledad que parece estar sintiendo. Mientras logra la proeza histórica de terminar con una guerra que dejó miles de muertos, heridos, mutilados, desplazados, viudas y huérfanos, sus niveles de popularidad caen estrepitosamente.

Y, ahora, un acto irregular con la nefasta Odebrecht, cometido por uno de sus colaboradores en la campaña del 2010, produce una condena pública contra él. No contra el autor de la anomalía.

El rostro del Presidente es el de un hombre que afronta adversidades. Y su soledad parecería confirmarse: después de tres horas de conversación, su teléfono personal, que jamás apaga, estuvo en silencio.

Los caricaturistas han hecho críticas de humor con la expresión suya de “me acabo de enterar”, a propósito de la confesión del gerente de su campaña, Roberto Prieto, de que aceptó la vinculación de Odebrecht a través de la entrega de unos afiches. ¿Cómo es posible que usted no se haya enterado?

Yo no puedo decir que sabía algo de lo que no tuve conocimiento. Eso sí sería mentir. Una campaña es como una gran empresa. Hay que delegar funciones y permitir que decisiones sean tomadas por los responsables bajo reglas claras y sobre la base de la confianza. La principal labor del candidato, y a lo que dedica la mayor parte de su tiempo, es explicar su programa y sus propuestas a los ciudadanos en manifestaciones, discursos, entrevistas.

¿Y por qué nombró a Prieto como gerente de su campaña?

Nombré gente de reconocida trayectoria en los cargos directivos de la campaña. Y les di instrucciones y reglas claras y tajantes sobre cómo actuar.

¿Prieto le ocultó información o le mintió?

El propio Roberto ya respondió esa pregunta cuando confesó públicamente que actuó sin mi conocimiento.

Aun cuando en el año 2010 la compañía Odebrecht no estaba objetada ni tenía ningún pleito jurídico en el país, las leyes sí prohibían el aporte de personas jurídicas, y, además en este caso, también extranjera. ¿Qué opina?

Como ya lo dije, condeno de la manera más enérgica ese hecho y cualquier incumplimiento de la ley, y de las normas de la campaña que fueron más estrictas que la propia ley.

La compañía Odebrecht ha sido acusada de sobornar a gobiernos y funcionarios en 20 países. ¿En Colombia hubo soborno?

Esa es la pregunta pertinente. Hemos venido a saber ahora que Odebrecht era una empresa con una división entera dedicada a sobornar a funcionarios en más de 20 países. Aquí en Colombia, por una actuación pronta de la Fiscalía, se estableció que hubo sobornos antes de que yo llegara a la Presidencia. En 2009 pagaron 6,5 millones de dólares al entonces director del Inco. Eso está probado. Ya hay personas que aceptaron su responsabilidad. Hay que dejar que la Fiscalía y los jueces avancen. En mi gobierno, Odebrecht quiso participar en 22 proyectos y solo se ganó uno, en franca lid, entre 16 proponentes.

¿Pero la financiación por parte de Odebrecht de los afiches ordenados en Panamá no puede considerarse soborno? Si no es así, ¿cómo los calificaría?

Aquí hay una diferencia de fondo que algunos pretenden obviar. Un soborno es un pago ilegal para obtener un beneficio indebido por parte de un funcionario, en particular del Estado. Eso es un delito. Otra cosa muy distinta es que haya aportes a una campaña no reportados en las cuentas, que es una infracción administrativa. De lo que me he enterado es de que en 2010 hubo un aporte que violó las normas de mi campaña. Totalmente inaceptable. Quiero que le quede claro a todo el mundo. No acepto ni tolero ni lo uno ni lo otro. Que las autoridades investiguen a fondo y podamos saber pronto los resultados.

Usted y otros dirigentes han venido hablando de que hay un problema en la financiación de las campañas. ¿Qué problemas y qué hacer para remediarlos?

El sistema de financiación de las campañas tiene problemas estructurales desde hace más de 40 años en Colombia. Y esta situación se vive en el mundo entero. Hay múltiples modelos que buscan todos lo mismo: garantizar que haya transparencia y equidad entre los candidatos y partidos. Tenemos que hacer reformas de fondo al sistema electoral, con la ciudadanía, con los académicos, con los partidos.

¿Como qué tipo de reformas?

Ya estamos avanzando. El acuerdo de paz incluyó precisamente la creación de una comisión de expertos sobre ese tema, la cual instalé mucho antes de todo este escándalo. Son académicos de gran reconocimiento y me deben entregar en las próximas semanas sus resultados. Se planteó la opción de establecer la financiación 100 por ciento pública. Voy más allá. Tenemos que darle más dientes al seguimiento de los recursos que se destinen a la política. Algo así como la Unidad de Investigación y Análisis Financiero (Uiaf), que ataca el lavado de activos, pero, en este caso aplicándolo a los temas electorales.

¿Pero el seguimiento que propone no significa que usted no esté de acuerdo con que la financiación de las campañas sea totalmente del Estado?

Son dos temas complementarios. La financiación 100 por ciento estatal, que creo que es una buena alternativa, debe complementarse con la capacidad de investigación para que las reglas se cumplan y los recursos que se usen sean únicamente los autorizados.

Hay dirigentes de oposición que opinan que usted ha debido tomar todas las precauciones para evitar irregularidades en la financiación de su campaña. ¿Por qué no funcionaron los controles? ¿Qué falló?

Di instrucciones y reglas estrictas para que se cumpliera con rigor con todas las normas de campaña. Se establecieron los controles y mecanismos. Si no se respetaron, los que las incumplieron deben responder.

Hasta ahora parecería que el único fue Prieto. ¿Es así?

Ese es un asunto que determinará el Consejo Nacional Electoral.

El exsenador Otto Bula aseguró que en nombre de Odebrecht le entregó un millón de dólares al señor Andrés Giraldo, amigo muy próximo del señor Prieto. ¿Usted ha ordenado alguna investigación sobre esa denuncia? ¿Prieto sí recibió el millón de dólares?

Esa y todas las investigaciones las adelanta diligentemente la Fiscalía. Le recuerdo además que Bula sostuvo por escrito que nunca dijo que esos recursos eran para la campaña.

Si no eran para la campaña, ¿para quién eran?

Eso lo tendrá que establecer la Fiscalía.

Por otra parte, Presidente: ¿cuál fue el motivo de su reunión en Panamá con el señor Marcelo Odebrecht en el año 2015?

En el marco de la Cumbre de las Américas, me reuní, como es mi deber, y lo hago regularmente, con múltiples empresarios con intereses en Colombia. Hay que subrayar que en ese momento el señor Odebrecht no tenía ninguna investigación, no se tenía ninguna sospecha, ni estaba envuelto en ningún escándalo. De esa reunión hay un acta y me acompañaron las ministras de Relaciones Exteriores y de Comercio, la secretaria general y otros funcionarios.

¿Usted siente que está disminuyendo su capacidad de gobernar por estar enfrentando el escándalo?

Todo lo contrario. Me da más energía y brío. El Gobierno está dedicado a trabajar por los colombianos para seguir cumpliendo nuestros programas: consolidar la paz y el posconflicto, avanzar en la lucha contra la pobreza, mejorar la equidad, seguir adelante con la revolución de la infraestructura, apoyar el crecimiento económico y seguir atrayendo inversión extranjera son nuestras prioridades y ocupan mis 24 horas diarias los siete días de la semana.

¿Cree entonces que va a terminar bien su gobierno, a pesar de las encuestas?

Ya hemos hecho mucho y espero terminar mi gobierno con broche de oro. Algún día hagamos una entrevista sobre esos logros.

Pero le insisto en las encuestas. En un momento histórico para el país, usted logró después de 50 años terminar con la guerra. ¿Cómo se explica su baja popularidad?

Mi definición de gobernar es hacer lo correcto, no hacer lo popular. Si fuera por razones de popularidad no me hubiera embarcado en el proceso de paz. Siempre he preferido el dictamen de la historia que el dictamen de las encuestas.

Los sectores de oposición, además, critican duramente el acuerdo…

Es claro que mi gobierno y yo hemos sido objeto de una de las oposiciones más duras en la historia de Colombia. Han tergiversado, inventado, calumniado con saña y odio. Espero que, con la perspectiva del tiempo, mis compatriotas reconozcan lo que, como país, hemos logrado en estos años: la paz, la educación, la infraestructura, la reducción de la pobreza, la disminución del desempleo, la conectividad, el aumento de la producción agrícola son todos logros colectivos que hacen de Colombia un mejor país. Hoy el país está mucho, muchísimo mejor, que hace siete años.

Pero, la situación que atraviesa el país parece mostrar lo contrario a lo que usted dice: cae la industria, desciende el consumo, se detiene el crecimiento de la economía y se advierte un franco desaliento en los sectores financieros…

¡Por Dios, Yamid! Tenemos que acabar con esa actitud pesimista sobre el país. Lo hablamos usted y yo hace unas semanas. La economía colombiana enfrentó con rigor y disciplina, con decisión, la crisis de los precios del petróleo, el peor choque económico externo desde la gran depresión de 1930, y superó el fenómeno del Niño más severo de nuestra historia. Estamos saliendo adelante. Así lo reconocen desde el Fondo Monetario Internacional hasta las calificadoras de riesgo, que elogiaron nuestras decisiones. La semana pasada, Fitch nos mejoró la calificación y mantenemos el grado de inversión. Mire: nuestra prima de riesgo, que mide la confianza de los mercados en la economía, está en uno de los mejores niveles de nuestra historia.

El crecimiento económico del país no reacciona…

Aunque el crecimiento del año pasado no fue tan bueno debido a la crisis, fue muy superior al promedio de la región y ya pasamos la tormenta. Los dividendos de las empresas, como lo publicó ‘Portafolio’, crecieron 12 por ciento el año pasado, y lo que es más importante: seguimos generando empleo. Estamos en el grupo líder de la región en crecimiento económico, al igual que en la disminución de la pobreza.

De todas maneras se advierte un desaliento en la economía, ¿no le parece?

El programa Colombia Repunta –con incentivos a la inversión privada, con la entrada en plena ejecución de la construcción de las vías 4G, con la inversión para el posconflicto, con las 30.000 aulas escolares y el programa de vivienda– va a tener un efecto dinamizador. Y como la inflación ha disminuido, ya las tasas de interés del Banco de la República empezaron a bajar.

A propósito: ¿qué efectos tendrá sobre la economía del país el aumento de las tasas de interés que ordenó la Reserva Federal en Estados Unidos?

Ese incremento tendrá un efecto, pero para Colombia será marginal. Pero fíjese que el día en que subieron la tasa de interés en Estados Unidos, el dólar bajó. Esa es otra demostración de la solidez de nuestra economía.

¿Teme que el año final de su gobierno, que tendrá plena agitación electoral, será excesivamente azaroso?

La campaña electoral, es natural, va a intensificar el debate político. Los ataques de la oposición no han cesado un solo día desde que llegué a la presidencia, y seguramente se redoblarán en intensidad y saña. Pero mi responsabilidad es gobernar, y seguiré gobernando y cumpliendo mis metas.

Se advierte al país muy polarizado…

Ojalá pudiésemos disminuir la polarización y el odio. Tenemos que cambiar nuestra actitud frente al país; confiar en nosotros, en lo que tenemos y en lo que podemos ser si dejamos atrás tanta pugnacidad. Podemos, incluso desde las diferencias, unirnos para aprovechar las enormes oportunidades que la paz nos está abriendo.

¿Qué opinión tiene de la candidatura presidencial de Germán Vargas Lleras?

No opino. Germán ha sido un gran coequipero y un funcionario eficaz. Pero sobre candidaturas presidenciales no me voy a pronunciar.

¿Cree que su partido, el partido de ‘la U’, debe presentar un candidato propio o es partidario de que adhiera a la candidatura de Vargas Lleras?

Lo que acabo de decirle. No me voy a pronunciar sobre candidaturas. Será el partido quien tome la mejor determinación para esa organización.

No me diga, entonces, a quién prefiere. Dígame como debe ser…

Lo que deseo, por el bien del país, es que el próximo presidente consolide la paz y la reconciliación entre los colombianos, mantenga los niveles de inversión a donde nosotros los subimos, para garantizar un buen crecimiento económico, y por ningún motivo abandone la educación como prioridad. Que el próximo presidente reduzca la pobreza en otros cinco millones de personas, como lo hemos hecho; que les garantice agua potable a otros 5,6 millones de colombianos; que haga al menos la mitad de lo que hicimos en infraestructura; que les permita tener vivienda propia a otro millón trescientos mil colombianos; que siga bajando los índices de inseguridad, que les siga abriendo la puerta a los colombianos y a nuestros productos en el mundo, entre otras muchas cosas. Ah, y que no descuide la cultura y el deporte… Ese es el candidato que los colombianos deben elegir en las urnas.

Todo el mundo espera la crisis de gabinete. ¿Se demora?

Los cambios en el gabinete nunca se anuncian por anticipado.

El Tiempo

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