Carta antidemocratica contra Venezuela – Por Silvina M. Romano

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Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Hacia fines de febrero de 2016, un grupo de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) venezolanas enviaron una carta a Luis Almagro, Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), pidiendo la activación de la Carta Democrática en Venezuela en virtud de sus artículos 19 y 20 –repitiendo una acción que ya habían realizado a fines de octubre de 2016, pero que no tuvo efecto porque se estaba en pleno diálogo. Estas ONGs insisten en la aplicación de la Carta, “más allá” de que se esté llevando a cabo un proceso de diálogo, haciendo eco de la escasa importancia otorgada por la oposición a este proceso.

La Carta Democrática surgió como mandato de la III Cumbre de las Américas (2001) para “una defensa activa de la democracia representativa”[1]. Desde el 2001 hasta el 2016, el Capítulo IV de la Carta Democrática (fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática) fue invocado diez veces. En dos casos (Venezuela y Honduras), la Carta se aplicó en momentos considerados como rupturas del orden democrático. En siete ocasiones se aplicó de manera preventiva para evitar el escalamiento de crisis político-institucionales, que se presumía podían poner en riesgo el proceso democrático o el legítimo ejercicio del poder y derivar en rupturas del orden democrático. A mediados de 2016 y contra Venezuela, se invocó la Carta apelando a los artículos 19 y 20 del Capítulo IV.

Con respecto a los dos primeros casos, en el 2002, la Asamblea General de la OEA calificó como “grave alteración del orden constitucional y una ruptura de la democracia” el golpe de Estado a Chávez en Venezuela el 11 abril de 2002[2]. No fue necesaria la expulsión del país del organismo, porque el presidente fue restituido en sus funciones a las 48 hs de perpetrado el golpe. En cuanto a Honduras, la OEA acordó en que el presidente Zelaya sufrió un golpe de Estado (2009) y aplicó la Carta Democrática, expulsando al país temporalmente del organismo, que fue restituido en el sistema interamericano a partir del gobierno de Porfirio Lobo.

En cuanto a su invocación para “prevenir” el quebrantamiento del orden institucional, algunos ejemplos de la mediación de la OEA son: en 2003, durante la crisis política y económica en Bolivia; en 2004, el representante de Perú ante la OEA solicitó su activación en una reunión del Consejo Permanente debido a la difícil situación económica y social por la que atravesaba su país; también en 2004 el gobierno nicaragüense pidió la aplicación de la Carta debido a la profundización de una crisis institucional y política que arriesgaba la gobernabilidad democrática; en 2005, se pidió la intervención de la OEA en Ecuador luego de los levantamientos en Quito; por último, nuevamente en Bolivia, la OEA intervino en junio de 2005 para llamar al diálogo pacífico y preservación de la democracia luego de la renuncia del presidente Carlos Mesa[3].

Ahora bien, es importante señalar que en varios conflictos que implicaron desestabilización de gobiernos de turno de tendencias progresistas (que reivindican especialmente el derecho a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos), la OEA mostró ambigüedades difíciles de olvidar. Cuando sucedió la destitución del presidente Lugo a manos del parlamento paraguayo, el país fue suspendido de la UNASUR y el MERCOSUR, pero no de la OEA –debido a que según su Secretario General, al no ser un golpe de Estado convencional, no había condiciones para intervenir[4]. Cuando se perpetraron los levantamientos “autonomistas” en la medialuna boliviana, el Secretario de la OEA se reunió primero con la oposición al gobierno y luego “ofreció” a Evo Morales intervenir[5]. Tampoco se pronunció ante los golpes continuos contra Evo Morales durante la Asamblea Constituyente. La OEA también fue instrumento de la derecha en el conflicto entre Venezuela y Colombia (2010), cuando el gobierno colombiano denunció en sesión extraordinaria del Consejo Permanente de ese organismo, la (supuesta) presencia de guerrilleros colombianos en Venezuela[6]. Si bien el organismo rechazó el pedido del gobierno Colombiano de crear una comisión internacional destinada a verificar la acusación, fue después de ese evento que el conflicto se disparó, reforzando las tensiones[7]. Luego del golpe de Estado fallido en Ecuador hacia fines de 2010, el  Consejo Permanente de la OEA declaró su “repudio a cualquier intento de alterar la institucionalidad democrática”[8]. Lo interesante es que fue la UNASUR la que asumió los eventos como “intento de golpe de Estado”[9], más allá de la “alteración del orden” institucional.

El objetivo real de la Carta Democrática

Como se percibe, en todos los casos mencionados la invocación de la Carta y la mediación de la OEA fue solicitada por el gobierno de turno, de cara a las amenazas al orden democrático perpetradas desde otros sectores, o fue aplicada en aquellos casos en los que no había gobierno legítimo en el poder. Esto difiere de la actual invocación de la Carta por medio el artículo 19-20, que “refiere a situaciones de alteración del orden constitucional que afecte gravemente el orden democrático”, cuando “ni hay solicitud ni consentimiento del gobierno del Estado afectado”. El pedido puede ser realizado por otro Estado o por el Secretario General de la OEA y trae a colación el debate sobre la injerencia por parte de actores y poderes externos en asuntos internos de un país.

En este tenor, vale recordar que el instrumento que antecede a la Carta Democrática es el Protocolo de Cartagena de Indias de 1985, que tenía como objetivo la promoción y consolidación de la democracia representativa, respetando el principio de no intervención en los asuntos internos de sus Estados firmantes[10]. En efecto, el principio de no intervención, figura con claridad en la Carta de la OEA –de la que deben derivar el resto de acuerdos y tratados-. La actual invocación a la Carta Democrática vulnera la soberanía venezolana y está siendo utilizada por sectores opositores internos y externos para aislar a Venezuela y desestabilizar al gobierno, preparando un escenario que justifique el derrocamiento/destitución del presidente Maduro como punto de partida para extirpar de raíz el proceso de cambio en Venezuela.

De la OEA al MERCOSUR

A finales de mayo de 2016, con el impulso de Luis Almagro (en buena medida presionado por la oposición venezolana), se solicitó la aplicación de la Carta Democrática en carácter de “urgencia” debido al (supuesto) quiebre del orden institucional en Venezuela. Sin embargo, el Consejo Permanente de la OEA en aquel momento se opuso a la aplicación directa de esta medida, recomendando y apoyando por consenso el impulso de diálogo acompañado por UNASUR entre Gobierno y oposición en Venezuela. El único país que se opuso fue Paraguay[11].

Es precisamente el gobierno paraguayo uno de los que mayor presión ha desatado contra Venezuela. Desde mayo de 2016 el presidente Cartes insiste en expulsar a Venezuela del MERCOSUR, por (supuesto) incumplimiento de las normativas. Esta línea encontró eco en Argentina  y Brasil, que como líderes históricos del rumbo del Cono Sur, han dado un giro del timón hacia la (des)integración neoliberal, lo que transforma a Venezuela en un “estorbo”, por ser uno de los legados más claros del No a los Tratados de Libre Comercio y del Sí a la integración para los pueblos (y no solo para el mercado).

En cuanto a Brasil, la Asamblea Nacional venezolana, sabiendo que probablemente encuentre un aliado en el gobierno (ilegítimo) de Temer, envió recientemente un comunicado al canciller Aloyisio Nunes pidiendo que su gobierno solicite la aplicación de la Carta democrática contra Venezuela[12].

Para completar el panorama, a mediados de febrero, una comisión bipartidaria de 34 congresistas estadounidenses pidió al presidente Donald Trump que ejerza mayor presión sobre Venezuela y que sancione inmediatamente a funcionarios de ese país. No solo se avanzó en este aspecto, asociando al presidente venezolano al narcotráfico[13], sino que el Departamento de Estado publicó un comunicado pidiendo la libertad de los “presos políticos” (políticos presos)[14]. La clave ahora, según publica la prensa hegemónica, es si el gobierno de Trump presionará o no a Caracas a través de la OEA, liderando la búsqueda de votos para iniciar el proceso de la Carta (se necesitan 18 de 34).[15]

La Carta Democrática, como hemos expuesto, refleja en parte la trayectoria de la OEA: si bien hubo pronunciamientos claros en Venezuela (2002) y Honduras (2009), tendió a mantenerse “al margen” del proceso de cambio inaugurado por los gobiernos posneoliberales. En un contexto de retorno de las derechas a la esfera política formal, la OEA vuelve a adquirir protagonismo para contribuir con sus tácticas a concretar el tan mentado “fin de ciclo”. Eso sí, siempre en nombre de la “democracia”.

[1] http://www.oas.org/es/centro_noticias/comunicado_prensa.asp?sCodigo=D-014/16

[2] http://www.oas.org/xxxiiga/espanol/documentos/docs_esp/AGcgdoc16_02.htm

[3] http://www.iniciardecero.com/2016/05/carta-democratica-de-la-oea-se-activo-2002-venezuela-hugo-chavez.html

[4] http://www.clarin.com/mundo/OEA-dice-golpe-suspende-Paraguay_0_S1sXsbz3wXe.html

[5] http://www.infobae.com/2007/12/04/352499-interviene-la-oea-lograr-la-paz-bolivia/

[6] http://www.lanacion.cl/noticias/mundo/oea-llama-al-dialogo-en-conflicto-venezuela-colombia/2010-07-22/202408.html

[7] http://www.elquintopoder.cl/internacional/conflicto-venezuela-colombia-quien-media-oea-o-unasur/

[8] http://www.oas.org/es/centro_noticias/comunicado_prensa.asp?sCodigo=C-360/10

[9] http://www.rtve.es/noticias/20101001/oea/357935.shtml

[10] https://www.oas.org/dil/esp/tratados_A-50_Protocolo_de_Cartagena_de_Indias.htm

[11] http://www.telesurtv.net/news/Venezuela-logra-victoria-en-la-OEA-tras-apoyo-al-dialogo-entre-Gobierno-y-oposicion-20160602-0005.html

[12] http://www.el-nacional.com/noticias/asamblea-nacional/pide-brasil-impulsar-carta-democratica-gobierno-maduro_84303

[13] https://www.state.gov/r/pa/prs/ps/2017/02/267621.htm

[14] https://www.state.gov/r/pa/prs/ps/2017/02/267727.htm

[15] https://www.pagina12.com.ar/21129-trump-aumenta-la-presion-sobre-venezuela

Silvina Romano. Miembro del Centro Estrategico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG).

 

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