Argentina: cae el consumo de leche y postres de los niños y niñas – Por Ernesto Mattos (Especial para Nodal)

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La Argentina ha sido históricamente un país con una cuenca láctea de relevancia a nivel mundial. Los productos de la cuenca abastecían al mercado interno y en muchos casos permitían un mejor desarrollo de la sociedad contribuyendo a una mejor base alimentaria principalmente de los niños, niñas y adolescentes.

Este sector económico, como otros, está fuertemente concentrado. Aproximadamente el 5% de las empresas procesa más del 70% de la materia prima, en especial aquellas orientadas a producir productos frescos y leche en polvo. Asimismo, dada sus necesidades de abastecimiento de leche cruda, cuentan con plantas de enfriado distribuidas en sus zonas de influencia. El 5% de las empresas que procesan ven reducir el nivel de tambos porque durante el 2016 se cerraron unos 460 tambos[1].

A partir de diciembre de 2015 el gobierno del presidente Mauricio Macri decidió derogar los derechos de exportación a los productos agropecuarios (excepto la soja).  El resultado fue más cierre de tambos y caída de la producción láctea según informa la Subsecretaria de Lechería del Ministerio de Agroindustria[2] que impactaron directamente en la alimentación de las familias, principalmente los niños, niñas y adolescentes. Por ello es importante recordar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF recomiendan: a) el inicio inmediato (desde la primera hora de vida) de la lactancia materna; b) la lactancia exclusivamente materna durante los primeros seis meses de vida; y c) la introducción de alimentos sólidos y semi-sólidos a partir de los seis meses, continuando con la lactancia hasta los dos años o más, complementando su dieta con otro tipo de lácteos.

Los niños privados en esta dimensión están desprotegidos frente a las infecciones gastrointestinales y de otro tipo, y tienen niveles más elevados de mortalidad neonatal y de muerte por diarrea. UNICEF[3] declaró que los niños con nutrición deficiente enfrentan una probabilidad mayor de padecer sobrepeso u obesidad en la edad adulta  y que aquellos que no fueron amamantados rinden menos en las pruebas de inteligencia. Por ejemplo, los niños que viven en hogares con escasos activos y riquezas tienen 1,9 veces más chances de experimentar privaciones en nutrición, comparados con aquellos que viven en hogares “ricos”.

Las políticas de apertura comercial y desregulación de la economía iniciada en diciembre de 2015 por Mauricio Macri tuvieron un impacto en los niveles de pobreza de los niños, niñas y adolescentes. Entre diciembre 2015 y diciembre 2016 se redujo el consumo per cápita de leche (litros por habitante) y de postres (kilos por habitantes), que afecta a dicha población en un 30% y del 26% respectivamente. En diciembre de 2015 el consumo per cápita de leche era de 2.23 litros por habitante y en diciembre de 2016 fue de 1.64 litros por habitante, lo que significó que se dejó de consumir medio litro de leche por habitante durante el 2016. Para el caso de los postres, en el mismo periodo, se redujo de 0.10 a 0.07 kilos por habitante.

La caída de consumo per cápita de leche y de postres es un síntoma de las políticas de apertura comercial y desregulación de la economía dejando la asignación social –como asegurar un precio justo para el consumo de leche- al mercado.

(*) Mattos Ernesto es economista de la Universidad de Buenos Aires (Argentina)
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[1] http://www.lanacion.com.ar/1972792-estiman-que-en-2016-se-duplico-la-tasa-de-cierre-de-tambos-en-el-pais
[2] http://www.agroindustria.gob.ar//sitio/areas/ss_lecheria/estadisticas/_04_interno/_archivos/MI002.php
[3] https://www.unicef.org/argentina/spanish/monitoreo_Pobreza_Completo.pdf

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